Al contrario de lo que suele imaginar la gente, Tyron disfruta su tiempo a solas. No sólo está en su casa (su ático, su casa y no la de sus padres) para comer, dormir y cambiarse de ropa, no. Ahora mismo lleva, desde que ha llegado del entrenamiento y se ha duchado, más de una hora sin hacer nada más que leer sentado en un sillón. Pero no le queda earl grey, y nadie puede leer sin un té de verdad
( ... )
Faye ha estado esperando con creces que llegara este momento; el momento que Anthony Kirke, su jefe, le había propuesto (prometido, a ojos de Faye), de trabajar en su despacho privado (en su casa) sobre un asunto concreto para profundizar en el aprendizaje de Faye. Y no precisamente por el aprendizaje
( ... )
Se ríe suavemente dejando la puerta, igual de entreabierta que estaba, a sus espaldas. Se está haciendo la dura, Tyron sabe lo guapo que es.
-A ver si sigo acertando... -murmura, con la sonrisilla, acercándose y mirando por encima los papeles que hay sobre la mesa, frente a ella y con la mesa misma de por medio. Alza la vista- Eres... ¿su joven amante?
Faye se gira en la silla, encarándose a Tyron, a la vez que cruza las piernas, femenina pero muy profesional. Aprovecha para subirse las gafas sobre el puente de la nariz. Son sus gafas Dolce & Gabbana, rectangulares, pequeñas y de pasta color morado. El toque de color en un atuendo formal.
Sonríe un poco más, pero sin dejar translucir abiertamente lo sexy que le parece Tyron y lo mucho que desea que Kirke senior tarde mucho en encontrar el archivo que ha ido a buscar.
-Qué listo. Pero deberás guardar el secreto. Hacerlo público sería seriamente perjudicial para la reputación y el buen nombre de vuestra familia.
Puede que esté algo nerviosa, cierto, pero ¡eh! en algo debe notarse que quiere ser abogada, ¿no?
Esta vez ríe, y piensa que está muy sexy tan formal. Aunque hay que admitir que poco más piensa a su favor, pues está demasiado ocupado pensando en lo divertido (y fácil) que sería seducir a la ayudante de su padre.
-Oh, pero no te creas que a mi madre le importaría tanto -lo dice con tono animado, y ya no intenta ni simular que pudiera hablar en serio. Todo es una broma. Así que poco después puede añadir- Soy Tyron, el hijo del que te esclaviza.
Deja que la sonrisa se le ensanche un poco más en el rostro.
-Lo sé. -Aunque no fuera mínimamente famoso por jugar con los Tornados, o sólo un año mayor que Faye, la identidad de Tyron seguiría siendo obvia.- Faye Towler, un placer. Tu padre es un eclavista muy considerado, -añade.
Le devuelve la sonrisa, y después, apartándose vuelve a mirar la mesa y los papeles (no debe olvidar, y no olvida, que su padre va a entrar en cualquier momento).
-Supongo que lo es, si todavía no te ha hecho cambiar de idea respecto a la profesión -la mira, con una media sonrisilla- ¿Quieres ser abogada?
-Miembro del Wizengamot. -La modestia no es una de las virtudes (si la consideramos una virtud) de Faye. Desde su punto de vista, no hay motivo de vergüenza en ser ambicioso, y no tiene ninguna intención de esconderlo.- Tradición familiar, -añade.- ¿A ti nunca te ha interesado este campo? -Por Merlín, espera que no. Tyron Kirke, jugador de los Tornado, es mucho más sexy que Tyron Kirke, abogado del Ministerio. Ni punto de comparación.
-No -admite, veloz y sin dilación- No, no se me daría bien -aunque la verdad es que podría hacerlo muy bien, sobre todo toda la parte de la retórica y palabrería judicial. Sonríe y entrecierra un poco los ojos, ahora refiriéndose al plan de ella- Ambicioso.
A él ser ambicioso le parece algo bueno, pero el hecho de que Faye Towler se convierta en miembra del Wizengamot no le parece algo tan difícil de realizar (porque él no lo quiere ser, claro).
Él nunca podría tomarse en serio a una miembra del Wizengamot. Tyron y una abogada, se reiría si la chica no estuviera presente.
De todos modos, prefiere hablar de ella que de él. Así es como Tyron agasaja a las chicas, hablando de ellas, y no de sí mismo. De él habla poco, y aunque sabe que el "modesto narcisismo" funciona como método de seducción para muchos, a él le parece demasiado burdo.
-¿Pero no es aburrido? -sonríe, preguntándole en serio, porque ahora la chica va a intentar demostrarle que NO es aburrida en absoluto.
Faye preferiría hablar de él, descubrir cosas sobre él, antes que contarle su vida o sus aspiraciones. Pero la verdad es que no se da cuenta de que Tyron evita hablar de él y, por otro lado, a ella no le molesta en absoluto hablarle de ella misma.
Sin darse cuenta, se recoge el pelo detrás de las orejas, con la vista perdida, concentrada en la pregunta del hombre más sexy que ha conocido últimamente.
-Que la materia de estudio sea aburrida no significa que el ejercicio de la profesión lo sea. -Estudiar leyes es aburrido, sí, pero participar en juicios es muy emocionante.- Además, -sonríe un poco hacia él- tengo facilidad para asumir el estudio sacrificado.
Oh, una chica dedicada al trabajo a la que le gusta (y no se avergüenza de) parecer inteligente. Se muere de ganas de seducirla y, de paso, demostrarle que no es la mitad de orgullosa de lo que cree.
Así que sonríe pero no muy convencido, apartando la vista y encogiéndose de hombros.
-Me lo creo, eres la ayudante de mi padre -y ahora sí, ahora sí que la mira y le sonríe hasta enseñando los dientes. Porque los hijos buenos (como él) siempre se meten con sus padres en broma aunque en realidad les admiren.
Tyron quiere mucho a su padre pero no le admira, no.
Sonríe, satisfecha. En parte porque está manteniendo una conversación con Tyron Kirke, que es una especie de icono en cuanto a la personificación de lo sexy. También porque cree que está dando una buena imagen de sí misma, y para una buena impresión esto es imprescindible. Y, sobre todo, porque Tyron está cumpliendo y superando todas las expectativas que Faye se había creado.
Es muy sexy, cierto, pero además es muy guapo, agradable, inteligente y encantador. ¡Y sólo llevan 5 minutos de conversación! Realmente, es la primera vez que se siente tan cautivada por un chico, y más con uno que apenas conoce.
-Sólo puedo quejarme de que me queda poco tiempo libre, -dice, suspirando.- Aunque... ¡que voy a contarte! ¡Tú debes estar siempre ocupado con los Tornados, ¿no?!
-¿Y de qué más deberíamos quejarnos? -bromea Tyron, aludiendo al comentario de ella en cuanto a lo que le hace trabajar su padre. Desde luego, quejarse de no tener tiempo libre le parece algo serio... Pero bromea, bromea. Y ladea la cabeza y sonríe, con una mano apoyada en el escritorio y mirando a Faye divertido.
Como para resistirse.
-No te creas, soy el reserva -le quita importancia, puesto que cuando dice esto ni la mira, pero enseguida le vuelve a sonreír- ¿Y qué casos estáis ahora? ¿Defendiendo la justicia o haciendo ricos a los ricos?
-Sinceramente, -sonríe, entre coqueta y desafiante,- ¿a quién le importa?
Faye no es una activista ni nada por el estilo. Sabe cómo funciona el mundo y le gusta y sí, si le preguntas dirá que no le gustan las injusticias, y será cierto. Pero no considera que sea ella quien deba cambiar el funcionamento del mundo o de las leyes. Su meta es el éxito, y si lo consigue haciendo ricos a los ricos, bien por ellos.
Sin embargo, suaviza un poco la mirada. Tampoco quiere dar una imagen de zorra implacable, la verdad. Baja la vista hacia los documentos que tiene sobre la mesa, como si en ellos estuviera la respuesta que necesita. Así es, en parte.
-Se trata de un proceso del estado contra un mago que uso hechizos frente a muggles. Defendemos al mago así que... -se encoge de hombros y mira de nuevo a Tyron, con su sonrisa de vuelta- decide tú mismo si somos los buenos o los malos.
El comentario de ella le ha sorprendido levemente. No está seguro de si ella opina así de verdad o si lo ha dicho para parecer una mujer fatal, pero para él viene a ser lo mismo. Ha apretado los labios en una pequeña sonrisa dificil de descrifrar, como si su comentario no hubiera tenido especial efecto en él, ni bueno, ni malo.
Y es así, sólo que lo ha hecho aposta.
Al final carraspea un poquito y, respondiendo a la última pregunta indirecta de ella, sonríe.
-¿A quién le importa?
Y no le sorprende que la puerta se termine de abrir, porque ha escuchado los pasos de su padre hace unos momentos, pero este sí se sorprende de encontrarlo ahí. Le saluda, y Tyron se aparta de la mesa con naturalidad y la misma sonrisa pícara de antes.
-¿Esclavizando a las becarias sin ni ofrecerles un té? -su padre empieza a murmurar que dónde tiene la cabeza, que es un maleducado, pero Tyron le dice que no se preocupe que él iba a hacer té de todas formas y si quiere les trae. Mira a Faye y le sonríe, interrogante- ¿Te apetece una taza?
No sabe si su sonrisa significa que desaprueba su comentario, que le ha gustado, o que le es indiferente. Quiere causarle buena impresión, y la incertidumbre de no saber si le ha gustado o no su comentario, la descoloca un poco.
Se aferra a la pregunta que ha dejado en el aire y, con una sonrisa sincera, le responde:
-Sí, por favor. -¿Una taza de té preparada por Tyron Kirke? ¿Podría no apetecerle?
Sin embargo, su padre ya ha regresado al despacho, lo que significa que debe ponerse a trabajar de nuevo. No le molesta en absoluto, Faye es diligente y responsable, pero lamenta que el tiempo a solas con Tyron haya pasado tan rápido...
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-A ver si sigo acertando... -murmura, con la sonrisilla, acercándose y mirando por encima los papeles que hay sobre la mesa, frente a ella y con la mesa misma de por medio. Alza la vista- Eres... ¿su joven amante?
Con la sonrisa ya se le nota que bromea, claro.
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Sonríe un poco más, pero sin dejar translucir abiertamente lo sexy que le parece Tyron y lo mucho que desea que Kirke senior tarde mucho en encontrar el archivo que ha ido a buscar.
-Qué listo. Pero deberás guardar el secreto. Hacerlo público sería seriamente perjudicial para la reputación y el buen nombre de vuestra familia.
Puede que esté algo nerviosa, cierto, pero ¡eh! en algo debe notarse que quiere ser abogada, ¿no?
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-Oh, pero no te creas que a mi madre le importaría tanto -lo dice con tono animado, y ya no intenta ni simular que pudiera hablar en serio. Todo es una broma. Así que poco después puede añadir- Soy Tyron, el hijo del que te esclaviza.
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-Lo sé. -Aunque no fuera mínimamente famoso por jugar con los Tornados, o sólo un año mayor que Faye, la identidad de Tyron seguiría siendo obvia.- Faye Towler, un placer. Tu padre es un eclavista muy considerado, -añade.
Sobre todo por darme está oportunidad, piensa.
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-Supongo que lo es, si todavía no te ha hecho cambiar de idea respecto a la profesión -la mira, con una media sonrisilla- ¿Quieres ser abogada?
Tiene cara.
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-Miembro del Wizengamot. -La modestia no es una de las virtudes (si la consideramos una virtud) de Faye. Desde su punto de vista, no hay motivo de vergüenza en ser ambicioso, y no tiene ninguna intención de esconderlo.- Tradición familiar, -añade.- ¿A ti nunca te ha interesado este campo? -Por Merlín, espera que no. Tyron Kirke, jugador de los Tornado, es mucho más sexy que Tyron Kirke, abogado del Ministerio. Ni punto de comparación.
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A él ser ambicioso le parece algo bueno, pero el hecho de que Faye Towler se convierta en miembra del Wizengamot no le parece algo tan difícil de realizar (porque él no lo quiere ser, claro).
Él nunca podría tomarse en serio a una miembra del Wizengamot. Tyron y una abogada, se reiría si la chica no estuviera presente.
De todos modos, prefiere hablar de ella que de él. Así es como Tyron agasaja a las chicas, hablando de ellas, y no de sí mismo. De él habla poco, y aunque sabe que el "modesto narcisismo" funciona como método de seducción para muchos, a él le parece demasiado burdo.
-¿Pero no es aburrido? -sonríe, preguntándole en serio, porque ahora la chica va a intentar demostrarle que NO es aburrida en absoluto.
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Sin darse cuenta, se recoge el pelo detrás de las orejas, con la vista perdida, concentrada en la pregunta del hombre más sexy que ha conocido últimamente.
-Que la materia de estudio sea aburrida no significa que el ejercicio de la profesión lo sea. -Estudiar leyes es aburrido, sí, pero participar en juicios es muy emocionante.- Además, -sonríe un poco hacia él- tengo facilidad para asumir el estudio sacrificado.
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Así que sonríe pero no muy convencido, apartando la vista y encogiéndose de hombros.
-Me lo creo, eres la ayudante de mi padre -y ahora sí, ahora sí que la mira y le sonríe hasta enseñando los dientes. Porque los hijos buenos (como él) siempre se meten con sus padres en broma aunque en realidad les admiren.
Tyron quiere mucho a su padre pero no le admira, no.
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Es muy sexy, cierto, pero además es muy guapo, agradable, inteligente y encantador. ¡Y sólo llevan 5 minutos de conversación! Realmente, es la primera vez que se siente tan cautivada por un chico, y más con uno que apenas conoce.
-Sólo puedo quejarme de que me queda poco tiempo libre, -dice, suspirando.- Aunque... ¡que voy a contarte! ¡Tú debes estar siempre ocupado con los Tornados, ¿no?!
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Como para resistirse.
-No te creas, soy el reserva -le quita importancia, puesto que cuando dice esto ni la mira, pero enseguida le vuelve a sonreír- ¿Y qué casos estáis ahora? ¿Defendiendo la justicia o haciendo ricos a los ricos?
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Faye no es una activista ni nada por el estilo. Sabe cómo funciona el mundo y le gusta y sí, si le preguntas dirá que no le gustan las injusticias, y será cierto. Pero no considera que sea ella quien deba cambiar el funcionamento del mundo o de las leyes. Su meta es el éxito, y si lo consigue haciendo ricos a los ricos, bien por ellos.
Sin embargo, suaviza un poco la mirada. Tampoco quiere dar una imagen de zorra implacable, la verdad. Baja la vista hacia los documentos que tiene sobre la mesa, como si en ellos estuviera la respuesta que necesita. Así es, en parte.
-Se trata de un proceso del estado contra un mago que uso hechizos frente a muggles. Defendemos al mago así que... -se encoge de hombros y mira de nuevo a Tyron, con su sonrisa de vuelta- decide tú mismo si somos los buenos o los malos.
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Y es así, sólo que lo ha hecho aposta.
Al final carraspea un poquito y, respondiendo a la última pregunta indirecta de ella, sonríe.
-¿A quién le importa?
Y no le sorprende que la puerta se termine de abrir, porque ha escuchado los pasos de su padre hace unos momentos, pero este sí se sorprende de encontrarlo ahí. Le saluda, y Tyron se aparta de la mesa con naturalidad y la misma sonrisa pícara de antes.
-¿Esclavizando a las becarias sin ni ofrecerles un té? -su padre empieza a murmurar que dónde tiene la cabeza, que es un maleducado, pero Tyron le dice que no se preocupe que él iba a hacer té de todas formas y si quiere les trae. Mira a Faye y le sonríe, interrogante- ¿Te apetece una taza?
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Se aferra a la pregunta que ha dejado en el aire y, con una sonrisa sincera, le responde:
-Sí, por favor. -¿Una taza de té preparada por Tyron Kirke? ¿Podría no apetecerle?
Sin embargo, su padre ya ha regresado al despacho, lo que significa que debe ponerse a trabajar de nuevo. No le molesta en absoluto, Faye es diligente y responsable, pero lamenta que el tiempo a solas con Tyron haya pasado tan rápido...
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