Muy desesperada tiene que estar Agyness para ir con su hermano a los Mundiales de quidditch. No lo admitirían ni a la de tres, pero está muy desesperada. Lleva desde la última vez que vio a Orpheo sin dejar de pensar en él. Lo más curioso es que sus pensamientos suelen ser negativos: que Orpheo no vale la pena, que ya se las arreglará, que a ella que le cuenta. Pero el caso es que no deja de pensar en él.
Agyness es muy terca, pero también es una persona bastante sincera. Consigo misma y con los demás. Lo había sido totalmente hasta ahora, por lo menos, así que le cuesta un poco engañarse a sí misma a veces. Y estas veces es cuando se da cuenta que en realidad lo que más desea en el mundo es ver a Orpheo.
Se ha permitido darse un pequeño placer, y por eso está aquí, con un libro y cara de pocos amigos, sentada en las gradas entre Alfie y Terminus. Para ver si así puede ver a Orpheo ni que sea de lejos.
*Juls lo echa* ¿Tengo que ir yo por aquí? :) JIJIJIJIJIJIJIJI llevo toda la semana viendo el post como una monga y pensando "QUIERO IRRRRRRRR" pero no sabía si debía o no :O ¿voy o vas o va? GRASIAS DE HANTEBRASO
(estoy como histerizada, no me hagas mucho caso. Creo que es por el examen de mañana de la asignatura más absurda del siglo :D)
HOLA ASFFASF esperaba que fuera Terminus para hacer introducción de los Nott + Minus, y luego entrar tú, pero como Cris pasa, VOY A HACER LA INTRODUCCION SOLA Y VAS TU CUANDO QUIERAS (ESTA TARDE) OKIS? JIJIJI
-¡UNA SIRENA, UNA SIRENA! -Alfie va con Dinamarca porque las sirenas están que te cagas. Pero eso significa que cada vez que ve a una chica de larga cabellera a lo lejos grita "¡una sirena!". Alfie va fumado porque sino un partido de Quidditch sería muy aburrido. La verdad, comprende que Agyness lleve libro.
Se inclina hacia delante y le hace un gesto a Terminus, animándole a mirar a dónde dice. Que no es una sirena, pero es una tía sexy igual (cuidado, que a Alfie le importa mucho eso...).
Tampoco es que a Terminus le importen mucho las sirenas...
Bueno, sí, sí que le importan porque están para flipar y echar a andar, pero le importa más Agyness.
De todas formas a cada "!Una sirena!" de Alfie, Terminus se pone en pie y otea el horizonte en busca de la sirena, o en su defecto la tía buena, en cuestión.
Porque lo suyo con Agyness jamás se hará realidad, y él, pues lo asume.
Ni levanta la vista ni da muestras de oírles, pero les oye. Hasta les ve, porque mira de reojo de vez en cuando. Sirenas no ha visto ninguna, pero ¿qué le importa a ella?
Una de las veces que mira a un lado le parece ver a alguien buscando asiento por la zona. No. Por favor, que no se siente cerca. No.
Cómo si no hubiera venido por eso.
Esconde la cabeza en el libro, casi apoyada en Terminus para pasar desapercibida. Se ha vuelto una estúpida.
Ese alguien no es otro más que Orpheo, que ha huído de los intentos de su hermana Irene de pintarle la cara como un seguidor de Dinamarca, y de sus padres con sus amigos veteranos del Quidditch.
A Orpheo le encanta el Quidditch. Le fascina, si se trata de un juego limpio y bien hecho, pero odia tener que estar en los partidos con su familia. Por eso le dijo a Robyn que estaría bien verla por allí, porque, por otro lado, ver un partido solo es más aburrido aún.
Y pueden pasarte cosas como que la chica de la que estás perdidamente enamorado y has besado en varias ocasiones y, para rematar, te has declarado, esté sentada demasiado cerca con su hermano y el amigo de su hermano que un día intentó pegarte pero no llegó, y ahora no te quede más remedio que sentarte con todo el disimulo posible y mirarla con más disimulo aún.
Esas cosas que le pasan a todo el mundo cuando va a ver un partido de Quidditch solo, ya se sabe.
Agyness primero hace como que no le ve, con la vista fija en el libro. Se supone que Orpheo sigue esperando una respuesta, un sí o un no definitivos, y ella sigue sabiendo lo mismo que la última vez que se vieron: Nada. Por eso le evita en principio, sólo que después teme que él se lo tome como un no definitivo.
Y no quiere eso.
Aprieta los dientes. Bueno, de momento ya sabe que por mucho que no quiera "estar con él" tampoco quiere no estarlo. Es muy complicado. Pero lo mejor será que le salude.
Así que, con un movimiento casual, se toca el pelo y mira por encima de su hombro. Le ve (muy guapo) y va a saludarle cuando de pronto alguien le roba el protagonismo.
Ha conseguido dejar a Amarantha al margen y limitarse a la compañía de Lula Mae Barns, que lleva en una cesta. Bueno, y a la de Orpheo Wood, claro. Cómo negarse. Le ve desde atrás y, con una sonrisilla (esque está muy guapo) se acerca a él y se sube las gafas de sol.
-Vaya, vaya, ¡qué casualidad, Wood, tú por aquí! -sonríe coqueta y graciosamente se abre paso hasta el asiento vacío de al lado de Orpheo.
Aunque no lo pareciera, Orpheo ha visto por el rabillo del ojo a Agyness levantarse y caminar hacia él o, al menos, caminar hacia donde él está.
Pero de pronto alguien ha conseguido evitar que le diera un paro cardíaco saludándole. Robyn Inglebee, su salvación.
- Robyn. - dice, levantándose de su asiento caballerosamente para poder saludarla con un beso cortés en la mejilla. No es que él suela saludar a la gente con besos en la mejilla, pero la situación lo requería. Sonríe - Ya pensaba que me habías abandonado.
Y no sabe si Agyness se acercará o no, pero Orpheo hace todo lo posible por no pensar en ella, por mucho que esté a menos de tres metros de ellos dos.
Agyness, que estaba de pie pero apenas había dado un paso, retrocede. Sigue de pie y sigue mirando a Orpheo, muerta de curiosidad. No se le ocurre pensar que Orpheo ya no la esté esperando. Ella lleva todo este tiempo pensando en él. Patético, pero cierto.
Tiene todavía el libro en las manos y está de espaldas al campo de Quidditch. Desde aquí no oye lo que dicen pero va a mirar hasta que Orpheo no tenga más remedio que decirle algo. O ignorarla del todo.
Ella ni se da cuenta que alguien más quería hablar con Orpheo. Se sienta, con cuidado de que la falda no se le doble, y después deja la cesta en el suelo. El beso en la mejilla le ha encantado. Ahora se recoge el pelo a un lado del cuello y sonríe a Orpheo.
-Qué ocurriencias... -suspira y mira la pista- No llego muy tarde, ¿verdad?
- No, no. En absoluto. Llegas justo a tiempo. - dice, porque es la verdad, justo en el momento preciso.
Y vale que esté casi bloqueado por lo de Agyness y no pueda concentrarse muy bien en lo que debe, pero la cesta misteriosa de Inglebee no se le ha pasado.
- ¿Puedo preguntarte qué llevas ahí? - pregunta, curioso, mirando un momento a la cesta y después a Robyn con una sonrisa de lado.
...Genial. Agyness se sienta, otra vez cara al estadio, pero sigue pensando en qué harán ahí detrás Orpheo y Robyn Inglebee. No son celos, es que quiere saber qué demonios pasa. Porque si Orpheo ya pasa de ella, entonces ella también pasa de él. Le gustaría saberlo, sólo eso. La podría tener informada de su inestabilidad emocional.
Resopla flojito, abriendo el libro otra vez.
No tiene ningún reparo en irse girando de vez en cuando para ver qué hacen.
-Claro -dice, flojito, mientras coge la cesta y la alza. Dentro está Lula Mae Barns durmiendo angelicalmente, y es un gato persa extremadamente peludo, plateado y de ojos dispares, uno azul y el otro verde. Es la cosa más bonita que hay en el mundo entero, si a Robyn le preguntan- Orpheo, te presento a Lula Mae Barns -y se encoge de hombros con una risilla.
Muy desesperada tiene que estar Agyness para ir con su hermano a los Mundiales de quidditch. No lo admitirían ni a la de tres, pero está muy desesperada. Lleva desde la última vez que vio a Orpheo sin dejar de pensar en él. Lo más curioso es que sus pensamientos suelen ser negativos: que Orpheo no vale la pena, que ya se las arreglará, que a ella que le cuenta. Pero el caso es que no deja de pensar en él.
Agyness es muy terca, pero también es una persona bastante sincera. Consigo misma y con los demás. Lo había sido totalmente hasta ahora, por lo menos, así que le cuesta un poco engañarse a sí misma a veces. Y estas veces es cuando se da cuenta que en realidad lo que más desea en el mundo es ver a Orpheo.
Se ha permitido darse un pequeño placer, y por eso está aquí, con un libro y cara de pocos amigos, sentada en las gradas entre Alfie y Terminus. Para ver si así puede ver a Orpheo ni que sea de lejos.
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*Juls lo echa* ¿Tengo que ir yo por aquí? :) JIJIJIJIJIJIJIJI llevo toda la semana viendo el post como una monga y pensando "QUIERO IRRRRRRRR" pero no sabía si debía o no :O ¿voy o vas o va? GRASIAS DE HANTEBRASO
(estoy como histerizada, no me hagas mucho caso. Creo que es por el examen de mañana de la asignatura más absurda del siglo :D)
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SUERTE EN EL EXAM, AUNQUE LEAS ESTO LUEGO :D
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Se inclina hacia delante y le hace un gesto a Terminus, animándole a mirar a dónde dice. Que no es una sirena, pero es una tía sexy igual (cuidado, que a Alfie le importa mucho eso...).
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Bueno, sí, sí que le importan porque están para flipar y echar a andar, pero le importa más Agyness.
De todas formas a cada "!Una sirena!" de Alfie, Terminus se pone en pie y otea el horizonte en busca de la sirena, o en su defecto la tía buena, en cuestión.
Porque lo suyo con Agyness jamás se hará realidad, y él, pues lo asume.
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Una de las veces que mira a un lado le parece ver a alguien buscando asiento por la zona. No. Por favor, que no se siente cerca. No.
Cómo si no hubiera venido por eso.
Esconde la cabeza en el libro, casi apoyada en Terminus para pasar desapercibida. Se ha vuelto una estúpida.
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A Orpheo le encanta el Quidditch. Le fascina, si se trata de un juego limpio y bien hecho, pero odia tener que estar en los partidos con su familia. Por eso le dijo a Robyn que estaría bien verla por allí, porque, por otro lado, ver un partido solo es más aburrido aún.
Y pueden pasarte cosas como que la chica de la que estás perdidamente enamorado y has besado en varias ocasiones y, para rematar, te has declarado, esté sentada demasiado cerca con su hermano y el amigo de su hermano que un día intentó pegarte pero no llegó, y ahora no te quede más remedio que sentarte con todo el disimulo posible y mirarla con más disimulo aún.
Esas cosas que le pasan a todo el mundo cuando va a ver un partido de Quidditch solo, ya se sabe.
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Y no quiere eso.
Aprieta los dientes. Bueno, de momento ya sabe que por mucho que no quiera "estar con él" tampoco quiere no estarlo. Es muy complicado. Pero lo mejor será que le salude.
Así que, con un movimiento casual, se toca el pelo y mira por encima de su hombro. Le ve (muy guapo) y va a saludarle cuando de pronto alguien le roba el protagonismo.
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-Vaya, vaya, ¡qué casualidad, Wood, tú por aquí! -sonríe coqueta y graciosamente se abre paso hasta el asiento vacío de al lado de Orpheo.
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Pero de pronto alguien ha conseguido evitar que le diera un paro cardíaco saludándole. Robyn Inglebee, su salvación.
- Robyn. - dice, levantándose de su asiento caballerosamente para poder saludarla con un beso cortés en la mejilla. No es que él suela saludar a la gente con besos en la mejilla, pero la situación lo requería. Sonríe - Ya pensaba que me habías abandonado.
Y no sabe si Agyness se acercará o no, pero Orpheo hace todo lo posible por no pensar en ella, por mucho que esté a menos de tres metros de ellos dos.
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Tiene todavía el libro en las manos y está de espaldas al campo de Quidditch. Desde aquí no oye lo que dicen pero va a mirar hasta que Orpheo no tenga más remedio que decirle algo. O ignorarla del todo.
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-Qué ocurriencias... -suspira y mira la pista- No llego muy tarde, ¿verdad?
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Y vale que esté casi bloqueado por lo de Agyness y no pueda concentrarse muy bien en lo que debe, pero la cesta misteriosa de Inglebee no se le ha pasado.
- ¿Puedo preguntarte qué llevas ahí? - pregunta, curioso, mirando un momento a la cesta y después a Robyn con una sonrisa de lado.
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Resopla flojito, abriendo el libro otra vez.
No tiene ningún reparo en irse girando de vez en cuando para ver qué hacen.
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-Claro -dice, flojito, mientras coge la cesta y la alza. Dentro está Lula Mae Barns durmiendo angelicalmente, y es un gato persa extremadamente peludo, plateado y de ojos dispares, uno azul y el otro verde. Es la cosa más bonita que hay en el mundo entero, si a Robyn le preguntan- Orpheo, te presento a Lula Mae Barns -y se encoge de hombros con una risilla.
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