La vida conjunta es muy dura, piensa Didi, y no precisamente por pasar todas las horas que puede con Dave, sino más bien por no poder pasar todas las que querría. Es decir, la vida conjunta con Ludo y Rawdon respectivamente.
Pero Ludo, emocionado como está con los mundiales, se pasó la tarde en el ministerio (aunque es obvio que no trabaja ahí) y después se fue a celebrar no sé qué con sus amigos de siempre. Y le dijo que no vendría hasta bien entrada la mañana (aka mediodía), así que lo primero que hizo Didi fue invitar a Dave.
Vuelve de la cocina con el desayuno, porque ha obligado a Dave a quedarse quieto mientras le traía el desayuno, y ahí está. Con una bandeja con café con leche y un montón de galletas que hizo ayer por la tarde, vestida con una camiseta de él, se sube de pie en la cama para poder colocarse bien mientras habla:
-Espero que no te importe que las galletas estén extracrujientes, es que se me quemaron un poco y aunque estén negritas están buenas.
Y ya de espaldas a la pared, al lado de Dave, se baja lentamente para quedarse sentada en la cama, todo mientras habla y sonríe.
Si Dave no ha agarrado a Didi por las piernas y la ha derribado en la cama ha sido por respeto al café recién hecho y las sábanas, porque Didi con sólo una camiseta, de Dave además, está muy derribable, la verdad.
Pero Dave tiene que controlarse y simplemente levantar los ojos hacia ella con una sonrisa de felicidad en la cara (de felicidad y de muchas ganas contenidas de derribarla en la cama, también).
No le importa que las galletas estén extracrujientes. Coge una nada más Didi termina de sentarse y se la mete entera en la boca, y luego besa a su novia en la mejilla.
Deja la bandeja sobre sus piernas y se estremece un poco encogiéndose con una sonrisa bobalicona con el beso de él. Ni se da cuenta del aspecto que deben de tener los dos juntos desayunando en la cama, ocupada en disfrutarlo. Coge ella misma una galleta, pero antes de llevársela a la boca sonríe a Dave con tontería.
Y precisamente a su novia la rodea por la cintura para abrazarla, dejando la cabeza apoyada en su hombro. Aún mastica un poco de galleta, pero entrecierra los ojos y le deja un beso en el cuello, que le pilla muy a mano.
Cierra los ojos un momento de nada, a la vez que aprieta los labios, como impidéndose a sí misma reaccionar por unos segundos. Es que tiene la bandeja del café encima de las piernas, pero si no fuera porque prefiere no quemarse y se habría girado del todo para darle a Dave su merecido, que son muchos besos y demás.
-Tonto... -dice flojito, con los ojos abiertos ya pero sin mirarlo, apretando los labios todavía y con el mentón bajo. Al final le mira de reojo.
-Están muy buenas -dice al fin, tras una risilla, soltando a Didi para sentarse mejor y coger su café. Da un sorbo, y luego coge otra galleta, que moja antes de llevársela a la boca.
Se come ella su galleta y aprovecha que Dave coge su taza para coger la suya propia. Así ya puede girarse un poco, sin brusquedad pero sobre todo sin miedo de quemarse entera.
Besa a Dave en la mejilla y bebe un sorbo de café todavía con la boca llena.
Se pregunta porqué no hicieron antes su "pacto" si desde entonces nunca se han peleado. Exceptuando peleas pequeñas y aquella en la que decidían si eran novios o no, pero es que estas ni cuentan. Didi piensa que un poco de razón tiene el Señor Turnbull y que todo depende la predisposición y ganas que le pongas.
Las galletas están muy buenas sí, y el café también. Pero lo cierto es que ahora, prácticamente recién levantado, a Dave lo que le apetece es quitar la bandeja del regazo de Didi y acomodarse él, entrecerrando los ojos y escondiendo la cara en su tripa.
Se ríe ligeramente, porque le da algo de cosquillas, y después se tira un poco de nada hacia abajo, sin hacer cambiar a Dave de postura pero poniéndose más cómoda. No puede evitar enredar los dedos de la mano libre entre los cabellos de Dave, mientras con la otra sigue sujetando el café.
-Mhmhmhmmmmmmmmhmhmhmhhhhh -hace Dave, esbozando una sonrisa que Didi no puede ver porque aún tiene la cara contra su tripa, e incluso la pega más aún.
Está tan bien.
Tanto tanto.
Joder, qué bien está.
Se incorpora un poco para abrazar a Didi y después besarla despacio para que sepa lo bien que está.
Estira el brazo sin apartarse, buscando a tientas la mesilla y dejando ahí la taza. Es que si besa a Dave se olvida del resto de cosas del mundo, así que mejor ser precavida y...
Ahora sí, dedicarse exclusivamente a besar a Dave. Ella sí que está bien.
Entre que aún está adormilado, que se siente extremadamente bien, y que los besos de Didi de por sí lo atontan, Dave pierde consciencia del mundo mientras besa a su novia. Y no son besos muy apasionados los que le da, son besos cortos, sonrientes, suaves, y entre los que no resalta en absoluto un susurrado:
Durante unos segundos recibe su declaración como algo normal, como si fuera algo obvio que se habían dicho miles de veces, como si fuera algo implícito en todos sus actos. Durante estos segundos hasta tiene el impulso de responderle... de corresponderle. Hasta que se da cuenta de la verdad.
La verdad es que Dave nunca le había dicho que la quería. La verdad es que nunca nadie en su vida aparte de Ludo o su Clementine le había dicho jamás que la quería. Por lo que, si de pronto el rumbo del universo se ha alterado, es por algo.
La primera posibilidad que se le pasa por la cabeza a Didi, que a todo eso se ha quedado más tiesa que una escoba y con los ojos más abiertos que un búho, es que Dave le toma el pelo. Que se ríe de ella, que la está vacilando. Así.
La segunda posibilidad, la que teme y a la vez desea, es que Dave ha dicho eso básicamente porque no la conoce. O por lo menos no la conoce del todo. No lo sabe todo de ello. No sabe muchas cosas.
Y segura de que esta es la verdad, se termina de apartar, mientras habla pero sin mirarle:
Cuando ha notado que Didi no correspondía a sus besos, Dave se ha separado de ella lentamente y se la ha quedado mirando expectante. Y entonces ella ha hablado, y Dave al principio no la ha entendido, porque el "Te quiero" había sido tan espontáneo como uno de los tantos besos que le estaba dando, y Dave no ha sido consciente de él hasta ahora mismo, que lo recuerda, y entonces las palabras de Didi cobran sentido.
En parte sólo, claro.
Completamente serio, un poco asustado incluso, tanto por la reacción de Didi como por su reciente confesión de sentimientos, mantiene los ojos fijos en Didi, sin saber qué responder a esto último.
¿Que no es verdad que la quiere? Claro que es verdad. Es tan verdad como que le apetece decírselo otra vez. Que la quiere. Por eso mismo que Didi diga que no sabe nada de ella hace que sea incapaz de repetírselo, porque de pronto duele.
Le mira, pero cuando se da cuenta que no puede hablar con la vista de él fija en ella, se vuelve a girar. Hasta baja los pies al suelo y se tapa la cara con las manos un momento, para coger aire. Le entran unas ganas terribles de llorar, pero en vez de derramar ni una sola lágrima, se levanta y ahora, con más distancia entre los dos, vuelve a mirarlo.
-Estoy loca, ¿de acuerdo? -porque lo está, quién se lo iba a decir a él que cuando se lo decía era de verdad algo clínico. Y como se siente algo culpable (vuelve a no mirarle, además) no puede evitar admitir- Te lo quería decir antes...
Cierra un momento los ojos, como si al abrirlos fuera a despertarse de nuevo junto a Didi y todo esto fuera sólo uno de esos sueños raros sin sentido. Pero no. Didi sigue ahí, sin mirarle.
-¿Qué estás diciendo? ¿De qué hablas? -suelta al fin, frunciendo el ceño con incomprensión y sacudiendo levemente la cabeza con incredulidad porque de pronto todo no tiene demasiado sentido.
Y además él acaba de decirle que la quiere. Que la quiere. La quiere. A Didi. A Diamond Bagman. Quiere a Diamond Bagman. ¿Y ella le sale con que está loca?
Pero Ludo, emocionado como está con los mundiales, se pasó la tarde en el ministerio (aunque es obvio que no trabaja ahí) y después se fue a celebrar no sé qué con sus amigos de siempre. Y le dijo que no vendría hasta bien entrada la mañana (aka mediodía), así que lo primero que hizo Didi fue invitar a Dave.
Vuelve de la cocina con el desayuno, porque ha obligado a Dave a quedarse quieto mientras le traía el desayuno, y ahí está. Con una bandeja con café con leche y un montón de galletas que hizo ayer por la tarde, vestida con una camiseta de él, se sube de pie en la cama para poder colocarse bien mientras habla:
-Espero que no te importe que las galletas estén extracrujientes, es que se me quemaron un poco y aunque estén negritas están buenas.
Y ya de espaldas a la pared, al lado de Dave, se baja lentamente para quedarse sentada en la cama, todo mientras habla y sonríe.
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Pero Dave tiene que controlarse y simplemente levantar los ojos hacia ella con una sonrisa de felicidad en la cara (de felicidad y de muchas ganas contenidas de derribarla en la cama, también).
No le importa que las galletas estén extracrujientes. Coge una nada más Didi termina de sentarse y se la mete entera en la boca, y luego besa a su novia en la mejilla.
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-¿Está buena?
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Y precisamente a su novia la rodea por la cintura para abrazarla, dejando la cabeza apoyada en su hombro. Aún mastica un poco de galleta, pero entrecierra los ojos y le deja un beso en el cuello, que le pilla muy a mano.
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-Tonto... -dice flojito, con los ojos abiertos ya pero sin mirarlo, apretando los labios todavía y con el mentón bajo. Al final le mira de reojo.
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Besa a Dave en la mejilla y bebe un sorbo de café todavía con la boca llena.
Se pregunta porqué no hicieron antes su "pacto" si desde entonces nunca se han peleado. Exceptuando peleas pequeñas y aquella en la que decidían si eran novios o no, pero es que estas ni cuentan. Didi piensa que un poco de razón tiene el Señor Turnbull y que todo depende la predisposición y ganas que le pongas.
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Está tan bien.
Tanto tanto.
Joder, qué bien está.
Se incorpora un poco para abrazar a Didi y después besarla despacio para que sepa lo bien que está.
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Ahora sí, dedicarse exclusivamente a besar a Dave. Ella sí que está bien.
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-Te quiero.
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La verdad es que Dave nunca le había dicho que la quería. La verdad es que nunca nadie en su vida aparte de Ludo o su Clementine le había dicho jamás que la quería. Por lo que, si de pronto el rumbo del universo se ha alterado, es por algo.
La primera posibilidad que se le pasa por la cabeza a Didi, que a todo eso se ha quedado más tiesa que una escoba y con los ojos más abiertos que un búho, es que Dave le toma el pelo. Que se ríe de ella, que la está vacilando. Así.
La segunda posibilidad, la que teme y a la vez desea, es que Dave ha dicho eso básicamente porque no la conoce. O por lo menos no la conoce del todo. No lo sabe todo de ello. No sabe muchas cosas.
Y segura de que esta es la verdad, se termina de apartar, mientras habla pero sin mirarle:
-No es verdad, no es verdad, no sabes nada de mí.
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En parte sólo, claro.
Completamente serio, un poco asustado incluso, tanto por la reacción de Didi como por su reciente confesión de sentimientos, mantiene los ojos fijos en Didi, sin saber qué responder a esto último.
¿Que no es verdad que la quiere? Claro que es verdad. Es tan verdad como que le apetece decírselo otra vez. Que la quiere. Por eso mismo que Didi diga que no sabe nada de ella hace que sea incapaz de repetírselo, porque de pronto duele.
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-Estoy loca, ¿de acuerdo? -porque lo está, quién se lo iba a decir a él que cuando se lo decía era de verdad algo clínico. Y como se siente algo culpable (vuelve a no mirarle, además) no puede evitar admitir- Te lo quería decir antes...
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-¿Qué estás diciendo? ¿De qué hablas? -suelta al fin, frunciendo el ceño con incomprensión y sacudiendo levemente la cabeza con incredulidad porque de pronto todo no tiene demasiado sentido.
Y además él acaba de decirle que la quiere. Que la quiere. La quiere. A Didi. A Diamond Bagman. Quiere a Diamond Bagman. ¿Y ella le sale con que está loca?
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