BTS/RPS - Oneshot [AI #2 (2016)]: El Infinito que Nos Envuelve.

Mar 17, 2016 15:31

Comm: @SpanishBTSfics
Tema: Amigo Invisible #2 (2016).
Para: @daisy_illusive Hace muchos años que Jungkook está enamorado de Yoongi, demasiados para que pueda contarlos, pero jamás se ha acercado a él con intención de hacerle saber sus sentimientos. No obstante, todo cambia cuando al mayor lo deja la chica con la que ha estado saliendo y comienza a abandonarse a todo. (Idea sacada de mi propia interpretación de shipper de los últimos MV de BTS. Y, por Dios, necesito que aparezca la escena en la que se dan de hostias).

Fandom: Bangtan Boys.
Título: El Infinito que Nos Envuelve.
Pairing/Personajes: Jungkook/Suga principalmente, Jin/Rap Monster de forma muy secundaria; todos los nenes de Bangtan.
Rating: PG-13.
Palabras: 7,840.
Resumen: El afecto verdadero puede tomar muchos matices. Jungkook se da cuenta que ama a Yoongi pero siente que decir algo al respecto puede acabar su amistad. Lo que no sabe es que no hacerlo puede ser incluso peor.
Notas: Querida Army, antes que nada, una disculpa enorme por lo que vas a leer a continuación. No es lo que pediste, creo que no se acerca ni un poco a tu idea, pero intenté acercarme a lo que se supone debía ser ese fic y terminaba torciéndose siempre. Espero que a pesar de lo que ocurre, termine gustándote aunque sea un poco. Y no me odies demasiado. Que disfrutes la lectura :)



EL INFINITO QUE NOS ENVUELVE.

Los recuerdos de la infancia suelen estar llenos de momentos que a nadie más importa, que nadie más recuerda. Los niños suelen mezclar fantasía y realidad, tienen el poder de desvanecer el tiempo entre aventuras épicas, de dilatarlo entre besos y abrazos y sonrisas cálidas.

Tienen el poder de congelar el tiempo en un instante eterno que quedará grabado en su mente, con los detalles más peculiares y asombrosos que sólo ellos podrán entender y apreciar.

Jungkook tiene siete años.

La vuelta a casa desde el colegio lo hace en el autobús escolar. Se siente solo. Su timidez no le ha facilitado relacionarse con nadie y siente que la voz se le estrangula en la garganta al intentar preguntar cualquier cosa en los grupos de niños que parecen llevarse bien. Decir hola resulta difícil tanto como mantenerse de pie en la cola para abordar el autobús con los niños empujando detrás. En especial el crío grande a su espalda que manotea y le clava los codos sin parar, sin parecer notar que está golpeándolo.

Cuando cae, lo hace con las manitas desnudas sobre el pavimento y las palmas le arden con la arenilla y la textura del cemento clavándose en su piel. No llora porque promete a su madre no llorar por tonterías, pero las lágrimas siempre son traicioneras y se le juntan en las esquinas de los ojos intentando escaparse. El niño que lo ha tirado emite un sonido burlón que hace que le duela el estómago.

-Más cuidado con los que son más pequeños. No quieres que diga a los profesores que eres un abusador de cuidado -el chico no parece impresionado con el llamado de atención-. Tal vez no quieras que alguien ponga un pie sin querer mientras andas por ahí caminando y acabes con los dientes desperdigados por el suelo.

La voz es extraña. Es suave como un siseo de advertencia, es dura como la de un adulto, es...

Jungkook es levantado en el aire, una mano que lo pone de pie sujetándolo por las correas de la mochila y de pronto no ve nada más que un gorro negro y debajo, pelo más negro aún. Entrecierra los ojos para distinguir que debajo del gorro y el pelo hay una cara muy pálida que lo mira y sonríe.

Ojos que de tan rasgados no se distinguen y una sonrisa que es una línea que tira hacia arriba y le recuerda al gato del vecino, ese de pelaje gris oscuro y flaco que se le enreda en las piernas y se deja acariciar solo por él.

Le encanta ese gato.

El chico alto, un adulto como de once años a ojos de Jungkook, le toma de la mano y lo sube al autobús. Lo sienta en las primeras filas y se despide con un gesto de la cabeza para tomar asiento en el fondo. Jungkook al principio se queda muy quieto, incluso cuando el asiento de al lado es ocupado por un niño moreno y de mofletes llenos. Es como si hubiese dejado de respirar porque el niño a su lado le pregunta si se siente bien pero Jungkook no responde, debatiéndose entre mantener la compostura y voltearse por completo y poner las rodillas en el asiento para incorporarse y ver bien a quien le ayudó momentos atrás.

Quiere mirar su cara y que no se le olvide nunca.

-Oye, ¿quieres un caramelo? Me los obsequió mi amigo Namjoon, va un grado más avanzado y es muy inteligente y creo...

Jungkook se cubre las orejas de golpe. El niño no lo deja pensar. No sabe qué hacer. Tal vez si gira la cabeza un poquito, si trata de girar el cuello con discreción, sea suficiente para lograr ver hacia el fondo del autobús.

-Es de mala educación no contestar cuando te preguntan algo. Y es más feo mirar así a las personas.

Jungkook está a medio camino de su cometido y tiene el cuello tenso. Siente que la cabeza se le va a salir como a sus muñecos cuando están en plena guerra defendiendo la parte de la cama que les corresponde. Jungkook que es muy tímido y no es capaz de hablar con nadie, está a punto de estrangular al único niño que le ha hablado primero.

-No es a ti a quien quiero ver.

-¿A quién entonces?

Y el niñato de mejillas redondas y manos pegajosas de dulces hace lo más horrible que se le puede ocurrir: voltear sin ningún reparo hacia atrás y preguntar tan alto que siente que todo el autobús y la gente que se ve por las ventanas caminando por las banquetas, se entera de algo que además no tiene nada que ver: ¿Te gusta alguien en este autobús?

Jungkook mira con espanto sobre su hombro y es el momento apropiado para sentir el peso de la vergüenza hundirlo en el asiento porque el chico aquel, el de sonrisa de gato, lo mira directamente y una fila de dientes asoma en una sonrisa tan bonita que Jungkook deja de respirar ahora sí de verdad, mientras su cabeza sólo registra su imagen, borrando los bordes llenos de cosas y personas que no le interesan. Hasta que la voz molesta del niño a su lado le regresa a la realidad como si lo hubiesen pinchado.

-Por cierto me llamo Jimin. Park Jimin.

Jungkook resopla.

Se acuerda de su madre y sus charlas sobre los buenos modales.

-Jeon Jungkook -Jimin sonríe, ajeno a todo el problema que ha causado- Por cierto, te odio, Park Jimin.

Sorpresivamente, Jimin es mayor por dos años, tiene interés en el baile y se sabe al menos diez coreografías de grupos de pop de chicos (y dos de chicas, pero es alto secreto y le ha hecho jurar por sus soldaditos de plástico que no se lo dirá nadie). No es que Jungkook hubiese preguntado, la verdad. Jimin ha revelado todo eso en el primer día que se ven en el colegio después del incidente del autobús. No es que le importe (lo del baile de chicas, es sólo baile, como escoger zanahorias sobre calabacines o helado de pistache en vez de fresa, no ve el problema), pero ya que a Jimin se le manchan las mejillas como si fueran berenjenas, hace el pacto porque le cae bien después de todo.

Y porque Jimin es quien le presenta al resto.

Jimin le presenta a Taehyung que va al mismo curso que Jimin y es su mejor amigo de todo el mundo (lo cual es imposible pero prefiere no contradecirlo por cómo se emociona al presentarlos). Taehyung es alto así que Jimin y Jungkook opinan que parece mayor, sobre todo cuando mira sin parpadear y pone el rostro serio. Pero también es como un bebé al que sorprenden las cosas más inverosímiles y es capaz de irse a casa caminando y de perderse con facilidad por explorar los alrededores haciendo que su hermano mayor entre en pánico. Luego están Namjoon y Hoseok que son tres años mayores y muy revoltosos a juzgar por el ruido que hacen y Jungkook se esconde tras de Taehyung la primera vez que se acercan.

-¿Qué tienes ahí Taehyung-ah? ¿Has pagado la cuota esta semana a tus guardianes? -un chico flaco y de pelo negro alborotado reclama. Tiene la voz afectada. Seguro finge la maldad que se oye en ella pero Jungkook prefiere no salir de donde está, hasta que Taehyung lo obliga poniéndolo delante de él y ofreciéndole a modo de sacrificio-. Un niñito, ¡cuánta dulzura! Voy a comérmelo entero -la nariz del chico le roza la frente. Jungkook ve el lunar que tiene sobre el labio y luego los dientes que mordisquean el aire por encima de su mejilla.

Namjoon (el mismo de los dulces de Jimin) es quien lo "rescata", pidiendo ser quien se lo coma sonriendo como un loco, todo hoyuelos y arruguitas en los ojos. Jungkook forcejea para escapar de los brazos de Taehyung y corre directo a estamparse contra un muchacho que lo mira preocupado. Jungkook se aferra a la camisa del muchacho y éste, con el rostro más guapo que ha visto Jungkook en toda su vida, lo lleva de vuelta con los dementes comeniños. No se puede confiar en nadie, le advierten sus padres cada mañana. Esto le pasa por no hacerles caso.

-¿Qué le están haciendo a éste bebé?

-No soy un bebé. -Jungkook protesta y trata de zafarse del agarre del muchacho.

-Claro que lo eres. Mi hermano, Seokjin -Taehyung señala al chico con el que ha chocado y le lleva de la mano- tiene doce y sigue siendo un niño. Así que tú con cinco...

-¡Siete! -chilla con enojo.

-Como sea, seis, siete, eres un bebé. -Taehyung determina con seriedad. Jungkook quiere darle patadas.

-Eres un feto. -determina Jimin mientras a Hoseok y Namjoon les falta poco para tirarse al suelo de risa.

-Qué desconsiderados -Seokjin alza la voz y Namjoon es el primero en recobrar la compostura-. Todos ustedes fueron niños pequeños y seguramente ninguno tan bien portado y maduro como él.

De pronto, Seokjin es como un príncipe. Guapo y con el uniforme bien arreglado, con el aura amable y noble.

-Perdón por haberte llamado bebé, ¿Cómo te llamas?

-Jeon Jungkook.

-Bonito nombre.

No es Seokjin el que responde. La voz proviene de un chico apoyado en un poste que está detrás, con el uniforme desarreglado y ojos tan rasgados que parecen medias sonrisas. Jungkook aprieta muy fuerte la mano de Seokjin, cada vez un poco más, hasta que éste lo mira con curiosidad pero no se queja del dolor. Seokjin inclina el cuerpo para decirle muy cerca:

-Ese es nuestro amigo Min Yoongi. Sé que te va a caer muy bien.

Jungkook asiente con la cabeza al olvidarse que tiene voz.

Los últimos años de infancia son los mejores que Jungkook puede tener. En vez de libros para colorear, cada día es una página en blanco, lista para ser llenada con los garabatos más irrisorios, con las notas más graciosas y la mezcla de colores más bizarra. Con rostros que se vuelven entrañables, con voces que hablan todas a la vez y que puede distinguir perfectamente, con enredos de manos y brazos que lo sujetan y lo llevan y lo traen de vuelta en las mejores aventuras que un crío puede tener, con la mejor compañía que alguien puede pedir. La diferencia de edad no es un problema o al menos para él no lo es.

Pasa muchas de las tardes en casa de Seokjin haciendo los deberes de su curso y de los siguientes junto a Taehyung que se ofrece a ayudarle cuando no entiende algo. Jimin está muchas veces ahí y entre los dos se inventan historias para explicar los temas que no le quedan claros. Los padres de Taehyung y Seokjin resultaron viejos conocidos de los suyos así que su madre le deja con la confianza de que no va a meterse en problemas (O que Seokjin los resolverá, aunque no lo sepa, como la vez que se pegó los dedos al mantel con el pegamento instantáneo y quedó un hueco en la tela al tener que cortarla para liberar sus dedos. Hueco que Seokjin tuvo que remendar)

-Si así fuesen de creativos con sus propios deberes, no estarían sufriendo con los exámenes. -les dice Hoseok que suele llegar a ocupar el sillón de la sala de estar de los señores Kim después de sus clases de danza.

-La vida necesita variedad de emociones para no ser aburrida.

-estar lloriqueando por pensar que van a suspender no es vivir. -señala Namjoon que suele estar en la cocina comiéndose a puñados las galletas que Seokjin prepara. Alguna vez Jungkook lo ha visto intentar robárselas directamente de la boca y no puede creer que exista tanta gula.

Cuando es un poco mayor pasa también algunas tardes en casa de Namjoon quien, a pesar de la impresión que da a simple vista, es un genio con las mejores notas de su curso y con manos inquietas que destrozan lo que tocan. Con hoyuelos que delatan su buen humor y con el carisma suficiente para convencer a su clase de cualquier de sus ideas es buena.

-Por eso lo eligieron presidente. El problema es que no les advirtió que él primero rompe, luego existe. -Yoongi bromea.

Yoongi suele estar clavado en las hojas de su vieja libreta. Levanta la vista ocasionalmente para hacer algún comentario sarcástico y luego sigue en silencio, deshaciendo hoja tras hoja hasta que la luz de la tarde se esfuma y entonces, mira a través de la ventana con nostalgia escudriñando en la noche en busca de algo que no siempre aparece.

Jungkook lo observa. Comenzó a hacerlo desde la primera vez que se reúnen y lo sigue haciendo. Una rutina inesperada e inconsciente pero que le resulta necesaria. Jungkook se pregunta qué es lo que interesa a Yoongi, qué es lo que busca. Qué espera. Qué es lo que encuentra cuando entrecierra los ojos y abre un poco la boca y de repente suspira fuerte y el bolígrafo va tan rápido sobre el papel que piensa que el papel o la pluma o tal vez la mano de Yoongi se va a romper del esfuerzo.

Se pregunta qué es lo que hay en su mente.

O si es un "quién".

Jungkook ve a Yoongi casi a diario. Cada vez es como si fuera el niño de siete años pero Yoongi no siempre toma su mano en el autobús al subir, no siempre se sientan juntos. Jungkook anhela que lo haga. No porque necesite protección o compañía. Sino solo porque sí. A veces cuando van juntos ni siquiera conversan y van cada uno con los audífonos puestos. Los de Jungkook se los obsequia Yoongi y los trata como si costaran una fortuna. En ocasiones Jungkook ni siquiera pone música esperando que Yoongi se pierda en la suya y comience a tararear canciones que nunca ha escuchado en ningún lado, tratando de leer sus labios aunque la mayoría de veces se interesa más por la forma en que los mueve que en saber qué susurran.

A veces hablan. De todo y de nada. Yoongi dice mucho más con gestos que con palabras. Apenas dice algo de su vida, de sus padres o de que hace cuando no lo ve pero no hace falta porque Jungkook lee entre líneas cuando Yoongi prefiere escuchar a ser interrogado, cuando deja caer entre bromas que en realidad va en serio, o cuando es mejor no molestarlo.

Yoongi es como una pintura: Fija e inmóvil en el exterior pero sujeta a interpretaciones. Tan llena de significados que de no detenerse a observarse no puede valorarse adecuadamente.

Jungkook cree que eso que siente abriéndose paso en su pecho es el deseo de ser como Yoongi.

Jungkook pasa el último curso del colegio lamentándose que su vida apesta. Hace dos años que se graduaron Taehyung y Jimin, los últimos que quedaban de su grupo de amigos, y desde entonces está solo. No hay problema con eso, los ve con frecuencia y no puede decir que los eche de menos. El problema es que han crecido y hay conversaciones que no puede entender y cosas a las que parece no está invitado a oír. Le frustra que le digan que es joven cuando está a punto de cumplir trece años y Seokjin sólo tiene dieciocho.

-Cuando seas mayor lo entenderás. -dice Seokjin con la misma suavidad con la que le preguntó su nombre hace años atrás. Ahora le suena a condescendencia y lo detesta.

-Cuando seas mayor no querrás saber nada. Puedo jurarlo, y nos culparás por arruinar tu inocencia y tu vida.

-¿Pero qué puede ser tan malo? ¡Quiero saber!

Jungkook sabe que exigir lo deja a la altura de crío haciendo berrinche. No puede importarle menos si en vez del ambiente alegre y despreocupado de siempre, encuentra caras compungidas y susurros que ahogan cualquier pregunta.

Taehyung traga saliva y lo mira con ojos muy abiertos. Intenta hablar. Seokjin tiene la cara que hierve y Namjoon al intentar acercarse recibe un empujón. Todo es tan raro.

-Encontré a mi hermano siendo... -Taehyung hace algo con las manos, como si abarcara algo con una y colisionara con la otra- asaltado por...

-Namjoon le estaba comiendo la boca a Jin hyung -termina Yoongi poniendo los ojos en blanco-. Gran suceso. Iba a ocurrir tarde que temprano.

Seokjin emite un lamento agudo y se cubre la cara con ambas manos.

Jungkook parpadea. Yoongi es el único que parece cómodo, ignorando la tensión del ambiente. Agradece que sea Yoongi quien de la noticia y se dirija a él sin considerarlo muy joven para saber.

-¿Qué? -dice sin pensar, lo que parece natural en este caso.

-Que lo ha besado, o sea que puso su boca... -Jimin tiene un dedo levantado y las cejas arqueadas, pensativo- ¿Sólo la boca o hubo lengua también?

Jimin deja escapar un aullido doloroso al recibir el impacto de un zapato en la mollera.

-¿Pero por qué?

Jungkook entiende. Claro que sabe lo que es que dos personas se besen. El problema es que no ve el motivo, ni para hacerlo ni para negar tal cosa. ¿Acaso Namjoon cayó sobre Jin y en vez de disculparse lo ha besado? ¿Ha sido tan malo que intentan negarlo? Si algo comienza a comprender Jungkook es que volverse adulto es volverse idiota.

-Cierto, ¿Por qué Namjoon? -pregunta Yoongi con una sonrisa torcida.

-Porque lo quiero. -confiesa ahogado.

Jungkook piensa "oh". Piensa en el día de las galletas, años atrás. Piensa en momentos indefinidos, en la manera en que Namjoon siempre parece dar vueltas alrededor de Jin aunque ni siquiera estén hablando, aunque estén completamente interesados en temas distintos. Conectados sin que nadie más lo vea.

Por alguna razón también piensa en Yoongi. En hojas y dedos pálidos que las repasan. En ojos que parecen sonrisas. En latidos. Sus propios latidos.

Jungkook mira a Yoongi acercarse. Le pone la mano siempre pálida, siempre tibia, en la cara. Sonríe y luego se va, dejando a Jungkook preguntándose porqué siente todavía el peso de su mano calentando su rostro.

Jungkook crece mucho en el verano y en un parpadeo es más alto que Jimin y Yoongi. Con los años es innegable que él crece y la mitad de los demás dejaron de hacerlo o lo hacen más lento. Ser más alto que Jimin es divertido pero no suele prolongar las bromas. Aunque sabe que Jimin tiene algo de debilidad por él, es mejor detenerse a tiempo, poner la mejor cara de disculpa y limar asperezas. Ser más alto que Yoongi por otro lado es confuso. A los dieciséis Jungkook le saca una cabeza, es más ancho y sólido y por donde se vea Yoongi se queda pequeño. Desaparece si alguien se le pone delante.

Jungkook se encoge inconscientemente cuando está con él pero no es por condescendencia. Se arrebuja a su lado en las tardes frías y acuesta la cabeza en sus piernas delgadas. En ocasiones se aferra a su chaqueta al caminar. No se atreve a buscar su mano. Ya no es un crío pero Yoongi sigue siendo aquel chico del autobús, mayor y listo, y Jungkook sonríe a su lado.

Sonríe y se pone melancólico al mismo tiempo.

Jimin y Hoseok estudian danza profesionalmente. Jin, artes dramáticas. Pensaron que Taehyung lo seguiría con lo bien que se le dan las interpretaciones que hace de personalidades conocidas. En vez de eso estudia veterinaria. Yoongi y Namjoon hacen estudio musical en la universidad, al primero le interesa la composición desde siempre. Jungkook todavía no sabe a qué dedicarse. Taehyung sugiere que haga leyes y así los defienda cuando el mundo del arte los envuelva en escándalos. A Jungkook se le dan bien diferentes cosas así que no sabe el camino a escoger.

Jin y Namjoon rompen justo cuando parecía que lo suyo pintaba para largo y el periodo de adaptación es incómodo. No se miran a los ojos, Jin se siente culpable cuando ríe y el causante es Namjoon. Namjoon rompe más cosas de lo normal y se mira los pies largo rato.

-No entiendo. Eran amigos antes. Si decidieron dejar de ser novios, ¿no pueden ser amigos de nuevo?

Jungkook y Yoongi están en un puente una mañana fría. Observan las aves sobrevolar la superficie del agua en busca de alimento. Yoongi no es una persona matutina, interrumpir sus horas de sueño lo ponen como animal arisco a punto de rebanar la cara de un zarpazo a cualquiera si se acerca. Sin embargo devuelve cada uno de los mensajes matutinos de Jungkook y el último (el de "no entiendo qué pasa Hyung") lo responde con rapidez y se quedan de ver en el puente.

Jungkook está confundido pero pone la sonrisa más grande que tiene al ver a Yoongi caminar arrastrando un poco los pies y frunciendo la cara ante la luz grisácea que le pega de frente. Se sienta a su lado, después de un largo silencio Yoongi comienza a hablar, su vista fija en el horizonte.

-¿Alguna vez te ha gustado alguien tanto que sientes que ya nadie más podría gustarte? ¿Alguien que te haga feliz cuando estás con esa persona? ¿Hay alguien Jungkook? ¿Una chica tal vez? -Yoongi sugiere. El aliento sale en forma de vapor.

Jungkook no conoce a nadie de su clase que le guste. Hay un par de muchachas pero no son nada más que buenas compañeras.

-No. -declara sin dudar.

-¿Nadie a quien quieras abrazar o tocar? Alguna vez has tenido ganas de besar a alguien, eso seguro.

Por la mente de Jungkook pasan imágenes de bocas que le agradan como si fuesen fotogramas. El carrete se detiene en una en específico y el rubor le sube a las mejillas.

-No sé. -dice en voz muy bajita.

Yoongi lo mira. Entreabre la boca y luego chasquea. Esa boca que Jungkook no quiere mirar.

-A veces dos personas se conocen de pronto y tienen una fuerte conexión. Sienten que son como piezas que encajan y todo es perfecto por un tiempo. Luego explotan y los restos quedan esparcidos por todas partes sin opción a restauración -Jungkook lo mira confundido. Yoongi sonríe-. Hay personas que piensan que eso es amor. No puedo discutir eso, aunque yo pienso que sólo es pasión. Combustible que arde mucho y se apaga pronto. No te estoy diciendo que no sea algo sincero, sólo que no es perdurable. Lo de Namjoon y Jin hyung es distinto. Eso es amor, supongo. Sentir que pertenecen el uno al otro, no de forma posesiva sino como dos piezas que encajan de forma única, y que se percatan de ello paulatinamente.

Yoongi no dice más. Jungkook tarda un poco en decir algo.

-Seokjin Hyung y Namjoon Hyung estaban enamorados.

-Sí.

-¿Ya no lo están?

-No lo sé. Sé que se aman. El amor de verdad toma formas distintas. A lo mejor uno de ellos ama al otro de otra manera a la que esperaba y eso les causa conflicto. Eso puede separar a las personas un tiempo.

-Entonces no debieron decirse nada -Jungkook replica, molesto-. Si no pueden volver a ser amigos, si solo con verse van a sentirse mal, a añorar lo que ya no tienen o a ignorarse... ¡Podrían haberse callado y esperar a que se les pasara!

Jungkook está molesto y un poco dolido. Es ridículo, no es él quien está pasando por una ruptura. Yoongi tiene las cejas fruncidas, teme haberlo enfadado. Le pone la mano en el hombro, parece que va a decir algo y luego suspira. Mueve la mano que tiene en el hombro en círculos y Jungkook se siente un crío al que intentan consolar y por una vez odia eso. Esta vez quisiera que Yoongi le dijese que madurara, que lo mirase con ojos distintos.

-Cuando te guste alguien, Jungkook, díselo -Yoongi susurra contra su cara. Tan cerca. Tan repentinamente que el calor lo invade-. Aunque estés seguro que no debes hacerlo, dilo. Aunque tengas miedo de cambiar las cosas. Hazlo, porque lo que pasa después es más terrible que el rechazo.

-¿Qué puede pasar?

-El afecto no dado es como agua estancada. Se te pudre por dentro y tú te pudres con él.

Jungkook se derrumba por dentro. Él no puede hacer eso. No puede, ni con el calor que comienza a quemarle donde la mano de Yoongi está, ni con la sensación de que se ahoga por no respirar tan cerca de él. Porque es un niño, el mismo pequeño que subió de la mano de su hyung y lo quiso desde ese instante.

Jungkook prefiere podrirse que decirle que está enamorado de él y perderlo.

Jungkook cree en la firme idea de que si aleja un poco de Yoongi puede mantener a raya lo que siente. Es como entrenar, semejante a hacer dieta y aguantar. Al final se acostumbrará y Yoongi y él tendrán una buena relación siempre. Así que ya no busca recostarse en sus piernas ni compartir auriculares ni intenta ver qué nueva composición tiene en su libreta. Se marcha antes, le envía menos mensajes (ninguno muy de mañana) y cuando Yoongi pregunta si ocurre algo Jungkook niega y sonríe hasta que le duele la mandíbula.

-Lo que digas. -contesta cansado.

Jungkook y los demás se frecuentan menos por los exámenes. Tiene ganas de pasarse por casa de Yoongi y gritarle que baje. No lo hace, no lo ha hecho antes y no va a empezar justo ahora. En vez de eso consigue arrastrar a Jimin y Taehyung una noche fuera pero no puede entrar a ningún bar por ser menor de edad. Descubren a Yoongi salir de uno lo que naturalmente hace que Jimin y Taehyung vayan en su dirección. Va con tres personas que no conoce, una chica se queda acompañándole colgándose de su brazo.

Le resulta extraño verlo con otra gente, otros amigos. Con una chica. Le desagrada la idea que hay cosas que no sabe de él. Yoongi al percatarse de ellos habla al oído de la chica y ésta se va hacia donde está la otra parte del grupo esperándoles.

-¿No deberían estar estudiando? -pregunta con la ceja levantada- si no aprueban, ir a llorar como cachorrillos a otro que no sea yo.

-Necesitábamos descansar la cabeza o nos iba a explotar -Taehyung se revuelve el cabello, sonriendo como si llevase un sol en la boca-. Nuestro buen dongsaeng nos convenció con su preocupación, pero pasamos por alto que no podemos entrar por unas cervezas -Taehyung le da palmaditas mientras Jungkook siente que la mirada de Yoongi lo atraviesa y ni siquiera está realmente viéndolo.

-Jeon Jungkookie siempre atento -sonríe sin ganas-. Podrían haberme avisado pero últimamente todo mundo está ocupado.

-Si te hubiéramos dicho de salir nos hubieses regañado hyung -replica Jimin con cierta pena.

-Es cierto. Me hubiese encargado que ninguno pusiera un pie fuera de casa... Les hubiese llevado un par de botellas de soju y después de relajarse, me hubiese encargado que siguieran estudiando.

Jimin abre mucho los ojos. Taehyung da pequeños aplausos. Cada uno toma una de las mangas de la chaqueta de Yoongi y tiran de ellas. La vergüenza de Jungkook le hace golpearse la frente con la mano y arrastrarla por la cara. Yoongi no está molesto por el comportamiento de Jimin o Taehyung, incluso se nota divertido. A Jungkook lo ignora.

-¡Todavía puedes hacer eso! Nos vamos de una vez y estamos pronto en casa.

-No va a ser posible que como ven, ya tengo planes y no suelo dejar tirada a la gente -Yoongi les da una palmada en la espalda y se aleja-. Ya será la próxima vez.

Jin y Namjoon vuelven a llevarse bien con sus pequeños momentos de tensión rara. Yoongi sigue yendo algunas tardes a donde están reunidos compartiendo notas con Namjoon y bromas con Hoseok. Jungkook habla con él pero ya no es lo mismo. Es en parte su culpa. Hay distancia. Aunque por fuera las formas son iguales Jungkook siente que algo se ha perdido y lo echa de menos.

Echa de menos acurrucarse a su lado y que Yoongi sonría como el gato del vecino, que murió hace dos años.

¿Y si lo suyo se muere también? ¿Y si le dice lo que siente y Yoongi lo mira como el niño que una vez necesitó su ayuda, y le dice que no le corresponde? No soportaría que le tuviera lástima.

Yoongi aparece a veces con alguna amiga, una distinta y esas veces no se queda. Jungkook observa con fijeza mal disimulada posiblemente, Yoongi siempre pregunta si todo está bien con ojos entrecerrados y Jungkook cree que ya lo sabe (que es un niño celoso, un niño idiota) y siempre responde que sí, encogiendo los hombros o haciendo una mueca de desinterés que le dura lo que Yoongi tarda en darse la vuelta. Yoongi se presenta un día borracho. No ha bebido en verdad pero actúa como tal. Tiene las mejillas y el cuellos sonrosados, la sonrisa ancha, el andar flojo. Abraza a Jimin y da una vueltas a Jin como si fuese una bailarina y luego se deja caer en el viejo sillón del patio adjunto a la casa de Hoseok donde comenzaron a reunirse tras los exámenes. La risa no le cabe en la cara. A Jungkook le dan ganas de abrazarlo.

-Voy a presentarles a mi novia. -declara sin más después de los respectivos saludos.

Hay murmullo de felicitaciones y de preguntas. Jungkook no se alegra.

-¿Desde cuándo? -pregunta en un tono que tiene cierto matiz de incredulidad.

-Hace poco.

Se estira en el sillón, recarga la cabeza en el respaldo y lo mira por el rabillo del ojo.

Jungkook tuerce la boca. Se le atiborra la cabeza de incoherencias.

No, no, no. Que desde cuándo la quieres, ¿acaso la quieres? Es que es muy rápido no crees tú. Que yo lo creo.

-Nunca nos dijiste nada. -es lo que termina diciendo.

-Alégrate por mí, Jeon Jungkookie.

Yoongi suspira y cierra los ojos. Jungkook tiene el estómago hecho nudos y la garganta ardiente. Se va pronto a casa.

La novia de Yoongi es guapa. El pelo largo, la nariz recta, las piernas de quién anda kilómetros sin agotarse. No quiere mirar sus piernas pero es inevitable porque las pocas veces que los acompaña, apenas interactúa con ellos, más interesada en comerse la cara de Yoongi y subirse a su regazo haciendo que la falda que lleve ese día suba lo suficiente para mostrar más piel que la que Jungkook quiere ver.

Jungkook no quiere ver nada pero falla en apartar la vista. Se encuentra embelesado, atrapado igual que los mechones del brillante cabello de ella entre los dedos de Yoongi, hipnotizado en cómo las manos blancas que lo han agarrado a él antes de forma inocente, ahora bajan por la espalda de la chica hasta el lugar donde la tela ya no cubre y tocan.

Tocan piel, trazan círculos y Jungkook saliva, siente que hierve, que el vientre se le deshace en mariposas que lo elevan y le hacen desear estar en lugar de ella al mismo tiempo que la culpabilidad le amarga la saliva.

Yoongi tiene algunas marcas rojizas en el cuello, algunas ya son violáceas y se ven tan violentas que Seokjin termina pidiéndole que se las cubra porque nadie necesita saber más de lo que deben.

-Es como fuego -explica con voz ronca, como si hubiese dormido veinte horas de corrido, algo probable en él. O algo peor, como si no hubiese dormido en absoluto. Jungkook puede imaginar la razón-. Creo que podría arder toda la noche.

-¿Por qué me lo cuentas a mí? -dice sin ocultar su enfado.

Yoongi lo mira bastante rato, inexpresivo. A Jungkook le tiembla el labio, le arden los ojos.

-Ni idea.

Cuando Yoongi se va, Jungkook no sabe si odiarlo a él u odiarse a sí mismo.

Jungkook ve a la pareja discutir una tarde. Taehyung opina que por lo que se ve, no tienen nada en común. Jimin en cambio opina que en algo deben tener química y la expresión que pone no dejar lugar a dudas a que se refiere. Hoseok amenaza con amordazarlo si sigue hablando.

La chica deja a Yoongi un martes por la noche pero no saben de él hasta el viernes. Tiene ojeras, huele a humo y tiene la expresión más amarga que Jungkook le ha visto en su vida. Hoseok y Jimin le dan ánimos. Yoongi vuelve con ella dos días después para romper de nuevo y el ciclo se repite una tercera vez. Está impresentable, su descuido no tiene que ver con el desenfado de su vestimenta habitual. Jin habla con él a solas pero cualquier consejo cae en saco roto y sus amigos no saben qué hacer.

Tiempo al tiempo, es lo que piensan.

Es lo que funcionó con Jin y Namjoon pero esa chica no es ninguno de ellos. No la conocen pero no hace falta decir que si fuese tan siquiera la mitad de buena que cualquiera de ellos, no habría dejado nunca alguien como Yoongi. Jungkook no lo hubiese hecho.

Los días transcurren, la rutina se restablece. Cuando se ven, Yoongi está demasiado taciturno, incluso se nota con menor peso. A los demás no parece preocuparles porque de alguna manera está con ellos. Hacen una fogata, los días cálidos se esfuman en noches cada vez más frescas que los invitan a hablarse más cerca, a buscar el contacto amable de los brazos cercanos. Jungkook se sienta a su lado. Después de años compartiendo e invadiendo su espacio ahora se siente intruso incluso si sólo lo observa. Yoongi tiene la mirada fija en la fogata, Jungkook se acerca hasta que sus brazos se tocan y despacio inclina el cuerpo hasta recostarse en sus piernas como solía hacerlo hace tiempo. Yoongi parece ajeno a su presencia, Jungkook gira el cuerpo y la cabeza hacia él. Está vivo, claro que lo está, aunque su pecho apenas se mueve. Tiene el pelo teñido de los reflejos anaranjados de la luz y en su palidez Jungkook lo encuentra hermoso. Alza por inercia una mano y le toca. Yoongi entonces baja la cabeza y lo ve por primera vez en esas horas.

Lo ve como si no lo hubiese visto nunca. No hay ojos ni sonrisas de gato ni manos que busquen la suya. Lo único que hay son sus iris negros con el fuego crepitando en sus pupilas. Ojos brillantes, ojos profundos. Que se lo comen y que al mismo tiempo están perdidos. De pronto a Jungkook le pican los ojos y se queda ciego. El flequillo de Yoongi le cubre la frente, su aliento lo paraliza y el breve roce de sus labios lo deja vacío de coherencia y gime. Como animalito asustado. No le da tiempo a sorprenderse de su propia reacción, tiene los sentidos embotados y no alcanza a detener a Yoongi que lo aparta y se larga tras murmurar algo que suena a disculpa.

Jungkook tiene la mente semejante a una bola de estambre después que un minino jugara con él, haciendo nudos de las hebras que representan sus pensamientos coherentes. Tiene la culpa y lo sabe. A él le gusta Yoongi, él quiere... ama a Yoongi. Alejarse de su lado en vez de lidiar con sus sentimientos fue la peor idea que se le pudo ocurrir porque al parecer, de todos modos lo estaba perdiendo incluso como amigo que era la razón para callarse. El problema es que no sabe qué ha pasado. Yoongi lo intuye. Yoongi está molesto con él y es su forma de castigarlo. Yoongi juega con él. Pero, incluso con su naturaleza sarcástica, sólo ha tenido cariño para él. Yoongi está roto y no sabe qué hacer.

A pesar de meditar un poco, Jungkook no está seguro que Yoongi le corresponda, sólo está seguro de una cosa: va a darle todo el afecto que tiene, hasta que lo haga entender que él merece el universo.

Los padres de Jin salen el fin de semana. Namjoon y Hoseok planean una reunión tranquila con algo de música y comida. Taehyung trae gorritos de fiesta y serpentinas que tiene de reserva para los eventos de mascotas en la clínica donde hace prácticas. Jimin se coloca un gorro que tiene un perro lanudo con la lengua de fuera e imita la pose.

-¿En serio celebran los cumpleaños de los animales que ingresan? -Hoseok conecta el móvil a las pequeñas bocinas del salón y selecciona música con cierta satisfacción, orgulloso de su gusto.

-Los cumpleaños y las recuperaciones, especialmente esas últimas. Es algo que sirve a los dueños para superar las malas etapas.

Llegan algunos pocos invitados más con alcohol bajos los brazos. La noche es animada y entre bocado y bocado, entre pasos absurdos y sorbos de cerveza el ambiente se convierte en una burbuja de buen humor que eleva las carcajadas sobre el ruido de fondo.

Cuando Yoongi llega Jungkook va hasta él y lo abraza. Lo anhela. Le saca una cabeza y lo envuelve en sus brazos. Desde atrás Jungkook lo absorbe y se sabe que hay un ser humano ahí por los brazos de Yoongi puestos a cada lado de su cuerpo sin reaccionar. Es como un muñeco, sin respuestas ni reclamos. Hasta que suspira y empuja a Jungkook para que lo libere. Éste lo suelta y le da la bienvenida. Obtiene una comisura levantada, el atisbo de algo que podría ser una sonrisa. Jungkook está satisfecho por el momento.

Yoongi, contrario a lo que podría esperarse, se integra a la fiesta con demasiado ánimo para lo que Jungkook y los demás esperaban. Baila con Jimin, hace gestos raros y grita con Hoseok, es una peonza que gira con un gorro ridículo mal puesto y cae una y otra vez entre risas. Risas que a Jungkook comienzan a preocupar. Yoongi está borracho y detrás de ese júbilo, ese brillo malicioso de alcohol no hay nada, al menos nada que recuerde al Yoongi de sonrisas francas y ojos rasgados, atentos. Esos ojos que lo miraron por primera vez ya no existe. Jungkook intenta hablar con él pero Yoongi le da la espalda, moviéndose al ritmo de Taehyung. Le ofrece agua que rechaza y sobre todo cuando le toma de la cintura para que guarde el equilibrio, es empujado sin más. Entonces alguien propone jugar a la botella y Jungkook sabe que no va a tener oportunidad de hablar con él o de estar a su lado como había pensado al principio.

El círculo en el suelo se cierra y los giros de la botella provocan que su ansiedad amenace con cerrar su garganta.

Las primeras rondas son divertidas. Taehyung es obligado a rapear sobre aliens al compás del beatbox de Hoseok. Es absurdo y no puede dejar de reír. Jimin es obligado a meterse hielos en el pantalón y alguien más quita los calcetines de Namjoon con la boca. La exclamación de asco no se hace esperar. Jungkook suspira aliviado en cierta forma, hasta que entre los que están en el suelo jugando Yoongi cambia de lugar sin que se dé cuenta y toma sitio justo frente a él. Cuando llega su turno y antes de que pueda recibir su castigo, Yoongi le dice que confiese.

-Eso es aburrido, hyung. Todos sabemos que Jungkookie no se cambia la ropa interior seguido. -Taehyung comenta casualmente.

Yoongi ni siquiera parpadea, ni cambia de expresión. Es un reto.

-Vas a echarte para atrás. -declara torciendo el gesto en desagrado.

-No.

Jungkook tiene la boca seca. Prefiere mil veces un castigo en ese momento pero por alguna razón, lo que sea que Yoongi tiene que decir es porque necesita sacarlo, y él está dispuesto a ceder.

-Jeon Jungkook, es verdad que me tienes lástima.

Jungkook se queda sordo. El corazón se le paraliza, el aire se le enrarece en la garganta y los ojos posiblemente estén a punto de salirse de sus órbitas. El momento captura para la posteridad los rostros incrédulos de los demás: la mandíbula caída de Jimin, la expresión escandalizada de Jin. La mirada de resentimiento de Yoongi como fuego que está a punto de extinguirse en el mar de cenizas negras que son sus pupilas.

-¿Qué? ¡Claro que no!

Jungkook siente que grita pero le sale un susurro ahogado.

-Mentiroso.

Yoongi se pone de pie, tropieza con el vaso de cerveza de Jin y el líquido frío empapa el costado de los pantalones. Yoongi pasa de largo sin disculparse, apresurado, enfadado. Abre una puerta que es la de la cocina y Jungkook lo atrapa entre el desayunador y la encimera.

-Hyung… sé que no me he portado muy bien contigo, pero tú mereces que…

Jungkook cierra los ojos intentando poner en orden lo que va a decir. El dolor en la mejilla llega un segundo después de que el puñetazo inesperado rebote en el hueso. Un gemido de dolor se le escapa y antes de que pueda defenderse, Yoongi lo golpea de nuevo, el puño agresor teñido de rosa. Jungkook no siente furia ni siquiera enojo pero una corazonada le hace responder. Avienta a Yoongi contra la pared y cuando Yoongi vuelve a atacarlo, ataja el golpe y lo devuelve, girando el rostro de Yoongi con violencia. El hilillo de sangre se escurre del labio roto y una sonrisa que es más parecido a una mueca agria le cruza la cara antes de limpiarse con el dorso de la mano. Jungkook se le echa encima para abrazarlo, para aferrarse a su hombro, temblando, con tantas ganas de llorar que no sabe si está arruinando las cosas para siempre.

-Hyung, ¿por qué te haces eso? mereces que alguien te quiera como tú eres… alguien que te acompañe y esté a tu lado, en tus buenos momentos… y en los que eres odioso también. Porque en todos los momentos eres tú por completo.

-¿Cómo quién? -pregunta agotado. Jungkook lo sostiene contra su cuerpo.

-Como yo.

Yoongi deja caer la cabeza hacia atrás y se estremece. Se ríe. Llora. Jungkook no quiere dejarle ir pero Yoongi ya no es de fuego, sino agua imposible de retener. Cuando se va, Jungkook está empapado de lágrimas.

Al final, resulta tarde. El augurio de Yoongi se cumplió hace tiempo y el afecto se le ha podrido dentro.

La mañana lo recibe con la caricia del viento suavizando el dolor de los moratones que empiezan a formarse en su rostro. Ha caminado por horas imaginando todos los escenarios posibles cuando llegue a casa y su madre lo castigue hasta fin de curso y posiblemente lo merezca. No por golpear a alguien querido sino por no ser capaz de ayudarlo, por ser cobarde y no permitirse quererlo como debe. No necesita que Yoongi corresponda, porque lo importante es que él supiera que hay alguien a su lado.

Jungkook pone un pie en el aire, nada más que viento entre la suela de su zapato y el agua del río que corre debajo.

-Puedo perdonarte que seas mentiroso pero no que hagas una estupidez como esa -La voz a su espalda le hace voltear tan rápido que por poco pierde el equilibrio y cae de verdad al agua- Apártate de ahí antes que yo mismo te empuje río abajo.

Yoongi tiene el labio hinchado. No es una herida grande pero en su piel blanca es demasiado escandalosa. El efecto ampliado por los círculos oscuros bajos los ojos y el pelo opaco bajo el viejo gorro que hace tiempo no se pone. Jungkook se acerca, cada paso siente que se vuelve más y más pequeño hasta que es el crío de siete años pero ahora tiene un poco de miedo, no de que Yoongi vuelva a golpearlo sino de que no sea capaz de hacer lo que siempre ha querido: mirarlo con tal intensidad que su imagen se grabe en sus retinas por siempre. Mirarlo para que sepa que dentro de su pecho hay un espacio destinado sólo para él.

-Perdóname.

Dice sin dar demasiadas vueltas a lo que va a decir.

-¿Por ser idiota? ¿Por alejarte como si nada después de lo que hablamos sobre Jin y Namjoon? ¿Acaso no entendiste nada?

Yoongi lo ve un momento, luego aparta la vista. Se quita el gorro y se revuelve el denso pelo.

-No quería que eso nos pasara a nosotros.

-No querías que te pasara a ti, pequeño egoísta. Ni siquiera te alegraste de que tuviese novia.

Jungkook baja la cabeza, avergonzado. Patea una piedra, descansa el peso de su cuerpo en una pierna y luego otra, nervioso.

-Estaba celoso.

-Pero ni siquiera así reaccionaste.

Jungkook abre muchos los ojos, manotea como haciendo berrinche. Al percatarse vuelve a ponerse serio. Inclina su cuerpo hacia Yoongi, hace una confesión casi tan inaudible que Yoongi se acerca a su cuello y Jungkook quiere rodearlo con sus brazos.

-Yo quería ser ella, estar en su lugar… tocarte.

-Jungkook, tú no eres ella. Tú no puedes ser ella ¿Entiendes? -el chico mueve la cabeza lentamente. Entiende. Nada es como hubiese deseado que sucediera pero al menos puede que ya no se esté muriendo por dentro, al menos hasta que la tristeza que siente pueda convertirse en otra cosa-. No, idiota…

Yoongi lo sujeta de la camiseta (sucia de cerveza y de algo de comida que cayó la noche anterior), se pone de puntillas y lo besa. Una caricia suave, piel inflamada sobre labios que se abren en sorpresa. Bocas trémulas en el calor que los envuelve mientras el aire frío les revuelve el pelo. El mundo se congela en el recuerdo más preciado para Jungkook hasta ahora. El aliento de Yoongi le calienta por dentro y siente que lo suyo no es un infierno abrasador sino una llama que se expande para reanimar su espíritu. Dios, como quisiera que ese momento fuese eterno, con el roce delicado que existe para hacerles saber que encajan perfectamente.

Entonces entiende lo que Yoongi quiere decir.

-Te quiero hyung, desde que te conocí. Sólo que no sabía de qué formas podría llegar a hacerlo, de qué formas podría llegar a madurar mi afecto por ti.

-Jungkook, eras un crío. Lo sigues siendo pero… no me hagas arrepentirme de decirte que yo también te quiero.

Jungkook tiene deseos de apretarlo contra su cuerpo, dar vueltas con él hasta caer al suelo y atacarlo a besos. El cuerpo le duele. El quejido de Yoongi al abrazarlo, su labio herido, sus propias mejillas amoratadas lo devuelven a la realidad y la prudencia. Después de todo tiene el tiempo de su lado.

-Te prometo que nunca…

-No prometas nada.

-Voy a hacer todo lo posible para que cada día te des cuenta de cómo somos perfectos el uno para el otro, es un hecho.

La sonrisa que le devuelve Yoongi ocupa toda su cara, esa expresión gatuna sincera que echa tanto de menos. Jungkook siente que se disuelve de felicidad en el viento y se convierte en eternidad.

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Post original.

pj: min yoongi [suga], ●fanfic●, otp: jin/rap monster, pj: kim namjoon [rap monster], pj: park jimin, serie: amigo invisible, fandom: bangtan boys [band], genre: humor, ♥♥: slash, pj: kim taehyung [v], serie: gift, genre: au [others], otp: jungkook/suga, genre: drama, pj: kim seokjin [jin], pj: jeon jeongguk [jungkook], comm: spanishbtsfics, pj: jung hoseok [j-hope], genre: rpf/rps, type: oneshot, genre: romance, rating: pg-13

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