Oct 14, 2006 19:17
¿Por qué empeñarse en comprar patatas en una papelería?
De pie, junto a él, esperando que se comporte como dice que va a comportarse, como tú necesitas, como él promete,como tú deseas, como se comportó durante algún segundo hace ya demasiado tiempo, o incluso como a él le gustaría. Pero la realidad es, que no se comporta así. Esperar, esperar, …o dar media vuelta y marchar. ¿Por qué quedarnos? Por amor, por recuerdos, incluso por orgullo. Mentiras. Nos quedamos por esperanza.
esperanza.
1. f. Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.
desear.
(De deseo).
1. tr. Aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute de algo.
2. tr. Anhelar que acontezca o deje de acontecer algún suceso.
Creer que es posible, no lo hace posible, ni cuanto menos probable. Anhelar, desear, aspirar…pero no conseguir. Cómo saber qué es lo posible, quién lo sabe? Yo, él; tú lo sabes? Yo lo sé. La experiencia me hace saber que va a pasar. Desgraciadamente, las cosas seguirán siendo como son porque afortunadamente, las cosas importantes no cambian de la noche a la mañana. Y de esa forma sabemos y actuamos en base a ello.
Pero eso no es lo importante, lo importante, es que, no podemos esperar conseguir amor, amistad, respeto, lealtad de quién no es capaz de darlo. No podemos esperar que alguien que no sabe respetar nos respete, que alguien que no sabe amar nos ame.
Sales a la compra con la lista hecha desde casa. Entras en la papelería y pides patatas. No hay patatas en la papelería, pero sigues intentándolo, una y otra vez. Empeñada, no desesperas, y se está haciendo tarde. Y te prometen que te traerán patatas, y mientras tanto te ofrecen cortezas de maíz. Pero cada vez es más tarde, y miras la lista, y seguro que ya no puedes comprar pan porque la panadería debe haber cerrado. En cinco minutos cerrará la frutería y adiós a las manzanas. Pero sigues esperando que te traigan patatas y comiendo cortezas de maíz. Y la pescadera baja la persiana del establecimiento porque tiene que recoger a los niños del colegio, y ya no habrá merluza para ti. Pero tú sigues ahí, de pie, inmóvil delante del mostrador de la papelería soñando con tus patatas. Hasta que te das cuenta de que no vas a conseguir las patatas, y sales triste, destrozada y decepcionada de allí. Miras la lista, la arrugas y la tiras al suelo, y vuelves a casa con la cesta de la compra vacía porque todas las tiendas se han cansado de esperas a que entraras dentro.