Título: Lights will guide you home.
Autora:
bohokid.
Fandom: Gossip Girl: The Carlyles.
Claim: General.
Calificación: G.
Total de palabras: 1.321 palabras.
Tabla:
Genérica.
Notas de la autora: Oh, God, la he acabado en una sola tarde o.O.
I. Baby sabía que al menos tenía el consuelo de saber que Tom la quería, aunque fuese en Nantucket, lejos de Manhattan.
II. Owen le robó un beso a Kat (Kelsey) que revivió todo el fuego que había sentido aquel verano, y supo que ella pensaba lo mismo.
III. Avery se lavaba el pelo cada mañana con acondicionador para tenerlo tan suave como en un anuncio de televisión.
IV. El dolor que Rhys sentía no era comparable a ninguno que hubiera sentido antes, ni si quiera al del día en que su padre se fue de casa.
V. Las patatas del plato de JP parecían tan apetecibles… pero Jack se recordó que si quería llegar a ser prima ballerina, debía conservar la línea.
VI. Cuando vivía en Nantucket, a Baby le gustaba bailar bajo la lluvia con Kendra y Tom para celebrar la llegada del otoño; la lluvia limpia y transparente de la isla le hacía sentirse viva, la de Nueva York era sucia y gris, y nadie bailaba en las aceras.
VII. JP nunca sabía que regalarle a Jack por sus aniversarios: tenía toda la ropa de Henri Bendel, y si le compraba chocolate, se lo tiraría a la cabeza.
VIII. Avery paseaba por el Upper East Side sintiendo que el sitio donde encontraría su felicidad había llegado, y se encontraba aquí.
IX. Aún no tenía los teléfonos de ninguna de sus compañeras de clase, pero Avery no dudó en que con su encanto y simpatía tendría llena su agenda de peluche rosa en menos de una semana.
X. Owen llamó a Kat con la cabeza metida en la taquilla del vestuario para decirle que tenía ganas de verla, pero no dejaba de tener la sensación de que las paredes tenían oídos.
XI. A Kelsey le excitaba que Owen la llamase Kat; que tuviese un nombre secreto sólo para ella era sexy y romántico, aunque hubiese surgido de un malentendido.
XII. Hacía tiempo que Kelsey no se había sentido así de sensual cuando conoció a Owen; se sentía mal por Rhys, pero con él se aburría, eran como hermanos.
XIII. Si Jack detestaba a Avery, eso significaba su muerte social, así que tendría que: a) o bien vencer a esa zorra o b) hacerse su amiga.
XIV. Jack siempre pensaba que tener sexo con JP en el momento adecuado sería el culmen de un año lleno de planes perfectos.
XV. JP siempre tenía que tener mucho tacto cuando hablaba de sexo con Jack, no quería que sintiera que la estaba empujando a hacer nada.
XVI. El pain au chocolat era la debilidad secreta de Jacqueline, y sabía que si su profesora de danza se enteraba, la echarían de la compañía.
XVII. Avery sintió las lágrimas de felicidad correr por sus mejillas cuando se miró en el espejo con el uniforme del Constance Billiard puesto: era todo lo que había deseando en su vida, encajar en un grupo.
XVIII. Owen aumentó su velocidad corriendo por Central Park, intentando distraerse del deseo que sentía por la ex novia de su nuevo mejor amigo.
XIX. Cuando Baby sintió el viento de Nantucket en sus mejillas, supo que estaba en casa y tiró la chaqueta del uniforme al agua desde lo alto del ferry; allí no la iba a necesitar.
XX. Los trillizos Carlyle gozaban de total libertad para entrar y salir de casa: su madre creía que esto fomentaba el desarrollo de la creatividad en sus hijos, no que fueran a estar por ahí bebiendo y enrollándose con otros en fiestas destructivas.
XXI. A Jack nadie le robaba su vida, nadie.
XXII. Jack sentía celos de esa enana de Baby Carlyle, a pesar de que sólo pasease los perros de JP, su pelo estuviera despeinado y vistiera como una vagabunda.
XXIII. -Tienes las manos tan pequeñas… -susurró JP cuando recogió a Baby en Nantucket, con el corazón destrozado y los ojos llorosos.
XXIV. Avery siempre medía su gusto con el de su difunta y admirada abuela; para ella, era el canon.
XXV. La devoción de Avery por su abuela se debía, en gran medida, a sus ansias de ser como ella y a su temor de volverse como su madre.
XXVI. Rhys había jurado amar siempre a Kelsey, y ella se lo había pagado dejándolo tirado una semana antes de empezar el curso.
XXVII. La sangre le hervía a Jackie Collins cuando alguna bailarina era mejor que ella, cuando alguna chica era más guapa que ella, cuando sus amigas hablaban de alguien que no fuera ella.
XXVIII. Kelsey sabía que debía estar enferma: cuando veía a Owen el corazón se le ponía a mil por hora y sentía la temperatura subir en su cuerpo.
XXIX. Jack tenía una melodía en su cabeza para calmarla en los momentos de urgencia: eres perfecta.
XXX. Jackie había nacido para ser una estrella; no iba a conformarse con menos, y haría lo que tuviera que hacer para conseguirlo.
XXXI. Cuando Tom le confesó su infidelidad con Kendra, Baby se dio cuenta de que Nantucket nunca más podría ser su hogar; ¿lo sería Manhattan?
XXXII. Si Avery no encajaba con los paletos de Nantucket ni con los niños ricos de Manhattan, entonces, se preguntó confusa, ¿cuál era su lugar?
XXXIII. Jackie tenía miedo de fallar, de ser rechazada, de no ser la mejor, porque entonces nadie la querría.
XXXIV. Kat había pasado por su vida como una tormenta, dejándolo todo patas arriba y su cabeza llena de ruidos, y ahora Owen ya no sabía qué estaba bien y qué estaba mal.
XXXV. Los lazos que le unían a su padre, pensó Jack, no eran más que el dinero, y los que le unían a su madre, no eran más que la casa que compartían y su afición por el ballet.
XXXVI. A Baby le encantaban los mercados de baratijas, lo que Avery consideraba de increíble mal gusto, pero se lo pasaban tan bien juntas que siempre acababa acompañándola.
XXXVII. Las nuevas tecnologías no eran más que un fastidio: Rhys le había inundado el correo, el buzón de voz y el teléfono de mensajes patéticos.
XXXVIII. A veces, Jackie le hacía regalos caros e inservibles a JP para que recordarse cuánto le quería.
XXXIX. JP sentía que la sonrisa de Baby era algo nuevo y fresco, sin ningún artificio, que lo hacía sentirse lleno de vida otra vez.
XL. -Vayamos a hacer alguna locura -sugirió Baby, con sus ojos llenos de inocencia, y JP cogió su pequeña mano.
XLI. Avery llegó a la conclusión de que si para encajar tenía que emborracharse, estaba dispuesta a hacerlo.
XLII. -Las nubes de Nueva York son iguales que las de Nantucket; eso fue lo primer que pensé cuando vine aquí -confesó Baby la primera vez que habló con JP.
XLIII. El cielo nocturno de Nueva York estaba plagado de luces y ninguna estrella, que le auguraban a Avery que por fin estaba en el sitio correcto.
XLIV. Bendel’s era el paraíso de cualquier chica con dinero, con sus suntuosos bolsitos de Givenchy y sus lustrosos botines de ante de Loboutin.
XLV. Por el contrario, era el infierno de una chica cuyo padre le hubiera cancelado todas sus tarjetas de crédito, como había hecho el de Jackie.
XLVI. Kat se había convertido en el sol que iluminaba su vida: ardiente, brillante y explosiva.
XLVII. -La luna es más difícil de ver en Manhattan, pero es igual de bonita que en Nantucket -le explicó JP mientras subían al último piso del Empire State, para luego observar con satisfacción la cara de asombro y los labios en forma de “o” de Baby.
XLVIII. Owen acarició el pelo lleno de ondas de Kat y le dijo con un hilo de voz: lo siento, no puedo, es mi mejor amigo.
XLIX. -¿Ha pasado algo nuevo últimamente? -preguntó Baby con cara de aburrimiento, mientras su hermana se alisaba el pelo rubio y largo.
L. Jackie sintió que una supernova había explotado en su vida: no más dinero, no más ballet, no más casa grande, no más ropa cara, JP la había dejado y ya no sería la presidenta del consejo de alumnos, y esta supernova era Avery Carlyle, a quien le haría pagar por destruir su perfecto universo.