Hoy: Las Virgenes Suicidas. En estos dias me eh sentido estancada, encerrada. Y no es que este castigada o algo asi... es voluntario. Como sea, hace una semana revisando mi closet encontre uno de mis tesoros: mi impresiones de las virgenes suicidas. No pudé conseguir el libro por mas que lo busque, y mandarlo a traer a España no es una opción, asi que lo descargé y lo emprimi.
Este libro lo evoca TODO: Los bailes escolares, los diplomas escolares, el primer amor, el primer beso, el primero disco, el primer cigarro. Las nuevas sensaciones que produce enfrentarse a la adolescencia. Me atrevo aún a decir que el libro tiene la escencia de la adolencia: inocente y maliciosa al mismo tiempo. Perderia el tiempo hablando de mi adolescencia que esta apunto de morir con mi proximo cumpleaños y mi inicio de trabajo. Pero este libro hace renacer todos los recuerdos y primeras sensaciones. Recuerdo el impacto que me causo el film hace: no trágedia no pátetismo, solo un aura fantasmal, cierto humor negro y mucha nostalgia. Todo pese a ser que todo el libro relata la historia de los Suicidos de las hermanas Lisbon.
Es simple: El narrador amó a las Lisbon con la ansiedad y la desesperación de su adolescencia y no ha dejado de amarlas en sus recuerdos. Al volver a contar lo sucedido tratando de armar el rompecabezas de la tragedia revive de nuevo aquel tiempo: los amigos, los árboles, ese verano ardiente y único. No puede haber objetividad: la investigación se convierte en una elegía. (Hasta el indolente Trip Fontaine que consigue la hazaña de seducir a Lux -la más concupiscente y sensual de las hermanas- se arrepentirá de su torpeza). Las Lisbon son más hermosas gracias al lente de la nostalgia y su dorado prestigio. Y sus destinos truncados, aún más dolorosos y absurdos. ¿Cómo pudieron morir? ¿Por qué? El misterio permanecerá irresoluble. Con su paradoja dulce y amarga: las Lisbon murieron en casa de sus padres, inaccesibles, apartadas del mundo, con sus sueños y sus deseos intactos, con “toda la vida por delante”. No obstante, ¿la vida cuando ha cumplido sus falsas promesas? Ellas, es cierto, se fueron antes de la hora señalada. Pero nunca conocerán el fracaso ni las frustraciones, “el ultraje de los años”. Siempre estarán bellas e incontaminadas como esos años maravillosos porque ya no pertenecen al tiempo sino a la memoria.
Las hermanas Lisbon, que han decidido quitarse la vida en mitad de la estación de la mosca del pescado, no han podido soportar el peso de sus descubrimientos: descubrir que la vida es someterse al despotismo de unas leyes que no entiendes, las de la familia opresora, o descubrir que vale mucho más la pena convertirse en el fantasma más hermoso del barrio que seguir vegetando en una zona residencial, rodeado de césped, aspersores y chicos expectantes. Decidieron convertirse en leyenda antes que marchitarse por que sabian que querian, que no debían hacerlo. Al contrario de aquellos adolescentes enamorados de ellas que despertaron un día con la garganta seca, el corázon palpitando y la mente llena de aquellos ya inalcanzables infinitos ojos azules. Por que es asi: la desgracia se esconde a veces bajo hermosos rostros, rubias melenas al viento y ojos de azul infinito. La desgracia habita a veces en grandes casas de extensos jardines, donde el manto de las hojas del otoño esconde el césped. La desgracia es a veces una reluciente manzana con un gusano acechando dentro. Y lo peor: No dejan al suicidio como algo sucio y enfermo, lo convierten en una forma bella de inmortalización y como una forma de liberacion que te hace transender hasta un plano que muchos no entienden. Hasta que punto el suicidio se convierte en algo trasendental? No lo sé. "Toda sabíduria termina en paradoja" concluye uno de los personajes.
El film es hermoso, dirigido por la brillante Sofia Coppola, sus colores son encantadores. Un casting bastante solido que incluye a los bellos: Kirsten Dunts y Josh Harnett. La música es de Air, un grupo fránces genial. El libro es mágico, Jeffrey Eugenides es un escritor regio.
Hay tardes -como hoy- de otoño muy anaranjadas que llenan la mente de recuerdos y ideas absurdas y nada mejor que acompañarlos con un buen film/libro, un café helado y un paquete de cigarrillos
Y encuanto a mi, que no me pienso suicidar la cosa queda asi: la vida, ya se sabe, incumple sus promesas.