Aug 20, 2008 13:14
Él se paró frente a la ventana de su cuarto a pensar, y cada luz que entraba por su ventana acariciaba su rostro, su torso, su cuerpo desnudo. Había pasado la noche más feliz de su vida, pero sabia que debía terminar. Sabia que todo había sido un alcohólico sueño ocasionado por las varias copas de mas que había bebido la noche anterior.
Jamás tuvo la seguridad suficiente como para llamar, y consultar. Jamás tuvo la seguridad suficiente como para creer en si mismo, y en lo que lo había hecho tan feliz durante los últimos 3 años de su vida.
3 años de amoríos a escondidas con ella. Ella que le había devuelto las ganas de vivir, las ganas de seguir respirando por algún motivo más que la inercia.
Ambos sabían que eran imposibles los sueños que querían cumplir de la mano. Y decidieron seguir con sus vidas, y olvidar lo vivido. Dejar abierta una llama en sus corazones prendida para cada uno, esperando que en un futuro pudieran reencontrarse y triunfar.
Hacia meses que esto había pasado, y él solo gastaba sus noches escuchando viejas canciones que LES gustaban y bebiendo.
Pensó en servirse un desayuno, pensó en comer, y en ducharse antes de llevar a cabo su plan. Pero creyó que no era necesario comer, ni dormir, ni ducharse si ella ni siquiera sabría de su muerte.
Con sus dos fuertes manos abrió los pesados ventanales que dejaban entrar la luz a su habitación.
Miro hacia abajo, y lo único que logro ver con el mareo que tenía encima fue un vacío relativo a 16 pisos.
Solo quiso olvidar, y que todo fuera lo mas rápido posible.
Nunca dejo una sola carta, solo una nota sobre la cama. “Lo Siento. Te Amo”.
Con ayuda de un banco, que reposaba a los pies de su cama, subió una pierna tras otra hacia el marco de su ventana.
Y ahí estaba… sentado a punto de volar 16 pisos abajo.
A pesar de los nervios que sentía, conservaba la calma. Llevaba meses pensando en aquella decisión, por lo que ya lo tenía superado. Para colmo, su depresión lo había llevado a creer que estaba muerto en vida.
Quiso pensar una vez mas en ella, y en el hermoso sueño que había tenido a su lado. Habían hecho el amor, se habían tocado, besado, se habían disfrutado y declarado mutuamente su amor. Se habían prometido que ya nunca más se iban a separar.
Y saltó. Y el panorama dejo como final una ráfaga de viento metiendo las cortinas para adentro de la habitación, casi como si estuvieran danzando con fantasmas en el aire.
Pero luego pasos. Pequeños pasos que se acercan a la habitación, llamándolo por su nombre.
Ella dejo la bandeja con el desayuno que había preparado sobre la cama. Su cuerpo temblaba de miedo, y solo quería pensar en algo distinto a lo que se imaginaba. Tomó la nota entre sus manos, y se acerco a la ventana lentamente.
Al mirar hacia abajo, lo vio.
La noche anterior se habían jurado amor eterno, ella volvería a vivir con él y ambos serian, como en los cuentos de hadas, felices para siempre.
Algo fallo en sus planes. Algo no salio como ella esperaba, y solo le quedo por opción caer al piso y llorar.
Llorar por la soledad adquirida.