La retirada del número 18

Nov 04, 2010 17:51



Hoy es un día triste. Triste no solo para los aficionados del Real Madrid; es, y debería ser, un día triste para todos los que les gusta el fútbol en general.




Porque si te gusta el fútbol, aprecias el sacrificio que hacen los chavales que desde muy pequeños entrenan en campos de fútbol apenas sin césped en buenas condiciones. Aprecias la manera en la que persiguen con tenacidad sus sueños que, en ocasiones injustamente, acaban en una división inferior a la que pretendían o en un club extranjero que les cuesta sentir como su casa. Y sabes que todo el sudor, las patadas y las lesiones, tienen como único objetivo triunfar, pasar las cribas y estar entre los mejores. En el equipo que eliges y con la afición que te quiere.

Este sueño pocos lo llegan a cumplir y ver a un chaval tan joven, 25 años señor, 25 años, abandonarlo antes de tiempo es algo que parte el alma a cualquiera. Sientas los colores que sientas, apoyes al equipo que apoyes. Sobre todo cuando se trata de un jugador que ha defendido la camiseta nacional con orgullo y que formó parte de los que trajeron, apenas unos meses antes del fatídico día, la Copa de Europa a nuestro país.

Hoy se retira de los campos de juego Rubén de la Red, futbolista de la cantera del Real Madrid, integrante del Castilla, estrella en el Getafe y gran futbolista en el primer equipo del Real Madrid. Se retira debido a un problema médico todavía sin nombre, que le hizo desplomarse hace ya 2 años y que le impide seguir jugando a nivel profesional.

Y se despide en una rueda de prensa jurando fidelidad a su club y en la que la emoción ha estado presente en su voz. Se queda en el club, en su club, como futuro entrenador de las categorías inferiores.

Hay quien dice que tiene suerte. Que peores cosas han pasado o que tiene el respaldo de un gran club y puede seguir vinculado a él. Pero no sé si a eso puede considerarse suerte en el significado pleno de la palabra.

En este momento podemos hacer un símil con un pianista profesional, que tras años y años de entrenar sus dedos, intentar superarse e intentar tocar como si le fuese la vida en ello, llega un buen día y se lesiona las muñecas. Y pasa de tocar en grandes escenarios y teatros, frente a una audiencia exquisita y disfrutando cada segundo de su actuación, a afinar pianos. A ver el juego desde la barrera.

No digo que en un tiempo no vaya a disfrutar tanto de entrenar como lo hizo de jugar, pero por ahora, comprendo, o llego a intuir, lo que tiene que doler abandonar un sueño por el que lo has dado todo por algo que no has esperado ni provocado.

Sabemos que esto solo será portada de un día, que solo prevalecerá en el candelero unas horas. Una noticia desechable, una página de periódico o un vídeo que va directo al archivo. Por eso debemos mantener a Rubén de la Red en nuestros corazones y en nuestro pensamiento. Da igual si tal o cual periódico deportivo no le hace el homenaje que merece o si no retiran su dorsal. El verdadero homenaje viene de los aficionados, del hecho de que muchos le sigamos teniendo mucho cariño y en un día como hoy estemos con un nudo en la garganta al verle anunciar su retirada.

Pero bueno, tratemos de ver el lado positivo de la vida. Afortunadamente el destino nos trajo un síncope, que actuó como una alarma y se quedó en eso. Hoy seguimos teniendo a Rubén entre nosotros y, en vez de estar despidiendo amargamente a un jugador al que queremos, estamos presenciando cómo cuelga las botas, pero no cómo se aleja del campo.

Te deseamos lo mejor Rubén.

futbol, love love love

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