Numero de palabras: 3,226
Beteado por
yue_kissys y gracias a Karina por ayudar con la tradu ;3; ay sólo dos capítulos más y acaba el fic adiós al porno semanal u_u la verdad que Kyungsoo me estresa mucho, bueno creo que a todos OTL. Well.. gracias a todos los que leen y comentan los zaranjeo muchito (?) disfruten la lectura.
diez;
Durante los últimos años, Kyungsoo había logrado aprender el horario de trabajo de Jongin, por lo tanto, tenía la oportunidad perfecta para llevar a Luhan al estudio; en una ocasión en la que Jongin no estuviera. Era martes por la tarde y Luhan era una masa de nervios, para la sorpresa de Kyungsoo. El hombre mayor seguía inquieto y no dejaba de ajustarse la camisa con botones que traía puesta, pasando sus manos sobre la tela libre de arrugas.
―Cálmate ―Kyungsoo le aconsejó, cuando entraron al edificio. Luhan sólo dio una mirada con algo de enojo.
―No he tenido una cita en tres años ―dijo en voz baja.
―Esto no es una cita. Él ni siquiera sabe que venimos.
―Eso es peor. ¿Qué tal si espero en el auto y--
―Detente ―Kyungsoo giró hacia su amigo y lo agarró de los hombros, tratando de hacerlo entrar en razón. ―Te voy a presentar a un chico con el que tal vez quieras o no quieras salir en el futuro. No te angusties.
―Okay, sin presión ―Luhan repitió, aunque sonaba menos confiado que Kyungsoo. El escritor siguió el camino otra vez, dirigiéndose por un pasillo, el cual asumía ser la dirección correcta. Sabía que Sehun utilizaba uno de estos cuartos para practicar. Ahora, solo tenía que encontrar el correcto. Después de tres puertas y una mirada fea, encontró la que buscaba. Tomando a Luhan por el brazo, lograron escabullirse al interior de la habitación sin hacerse notar, había música fuerte con un beat potente sintiendo las vibraciones hasta en el suelo. No se apartaron de la puerta, con temor a interrumpir la concentración de Sehun porque estaba en medio de su baile y era perfecto.
Luhan estaba asombrado, tenía la boca abierta y Kyungsoo sonreía. El hombre mayor se inclinó para decirle al oído. ―¿Crees que sea legal? ―Kyungsoo tenía que admitirlo, Sehun era experto en mover su cuerpo al ritmo de la música.
―Eso creo.
―No estoy listo para esto.
―Qué lástima.
Justo en ese momento, la música cesó y el salón se llenó de silencio. Sehun captó los ojos de Kyungsoo en el espejo y la mirada de pura sorpresa lo hizo reír. El bailarín se dirigía hacia el otro lado del salón cuando sus ojos se toparon con Luhan, abriéndose ligeramente mientras admiraba al hombre que le clavaba la vista. Sehun simplemente remojó sus labios y Kyungsoo sabía que había tomado la decisión correcta.
―¿A qué debo el placer de su visita? ―las palabras de Sehun se dirigían hacia Kyungsoo, pero sus ojos permanecían postrados en Luhan. Kyungsoo dio un grito mental de victoria.
―Quería que ustedes dos se conocieran. Sehun, este es mi amigo Luhan.
Las sonrisas en el rostro de ambos jóvenes era más que suficiente para que Kyungsoo se derritiera. Sehun dirigió su mirada hacia Kyungsoo, antes de tomar la mano de Luhan y saludarlo, era como si le estuviera pidiendo permiso y Kyungsoo asintió ligeramente con la cabeza.
―¿Bailas, Luhan?
―N-no realmente ―a pesar de la respuesta, Sehun lo estaba guiando al centro del salón, una mano firme en su espalda baja para impulsarlo junto con él.
―¿Quieres que te enseñe?
Kyungsoo estaba a punto de desaparecer, para dejar que aquellos dos tuvieran su no, tan sutil juego a solas, pero la puerta se abrió antes de que pudiera llegar a esta y se topó con Jongin.
―Sehun, has visto mi.. ¡Kyungsoo!
―Si, justo ahí ―el otro hombre contestó y el corazón de Kyungsoo decidió alojarse en su estómago. Eso no era divertido.
―Hey.
―Hey ―Kyungsoo lo imitó patéticamente. Y ahora estaba siendo arrastrado, por la mano de Jongin en su brazo, obligándolo a seguirlo a un cuarto vacío. La puerta cerró detrás de él, haciendo eco que indicaba finalmente haber llegado al lugar, por lo que Kyungsoo tuvo que tragarse, toda las palabras amenazantes que guardaba dentro de sí para no escupirlas.
La incertidumbre era algo nuevo en Jongin y no le sentaba nada bien. El silencio entre ambos era sofocante y el chico mayor estaba muy tentado a correr, salir del cuarto, meterse a su auto y manejar hasta su casa para que pudiera asfixiarse debajo de las sabanas, porque todo esto era demasiado para él. Claramente no estaba listo para afrontarlo.
―Gracias ―Jongin murmuró, rompiendo el silencio. ―Baek dijo que me llevaste a casa la otra noche.
―¿No lo recuerdas?
Jongin agitó la cabeza en negación y Kyungsoo no podía decir si estaba mintiendo o no, porque siempre había sido muy honesto y franco sobre todas las cosas, sólo que esto era diferente. El otro hombre ni siquiera lo miraba apropiadamente, sus ojos estaban enfocados en el suelo o tal vez, hasta en sus pies. Estaba tan acostumbrado a saber todo lo que pasaba por su cabeza, que la situación le resulto algo aterradora.
―Si eso es todo… ―Kyungsoo giró hacia la puerta, tratando de caminar cuando su cuerpo quería correr, y huir lo más rápido posible.
―Espera ―Kyungsoo se petrificó y giró lentamente de frente a Jongin nuevamente. ―¿Puedo ir más tarde? Quiero decir, no he visto a BP por cierto tiempo así que, pensé que a lo mejor...
―Si, por supuesto. Ella te extraña ―yo te extraño.
―Entonces ¿te veo más tarde?
―Hasta más tarde ―Kyungsoo se fue, su corazón latía descontrolado y su estómago se retorcía en un nudo. De verdad, no estaba listo para esto.
Kyungsoo estaba que realmente se arrepentía de haber dado permiso a Jongin para ir, estaba teniendo un leve ataque de pánico antes de siquiera llegar a la puerta frontal. Muchas emociones se aglutinaban debajo de su piel y lo hacían sentir angustia, caminando de un lado a otro limpiando su ya impecable departamento porque simplemente no podía quedarse quieto. Sentía como que todo iba a llegar a un punto de ebullición si se detenía, el sinfín de todas sus inseguridades y miedos explotarían y se esparcirían por el suelo entero. Para cuando escuchó el clic de Jongin abriendo la puerta, pensó que seguramente vomitaría o se desmayaría. Posiblemente ambas.
BP desvió su atención, corriendo hacia el hombre que ella había extrañado mucho, y con sus pequeños ladridos llenos de emoción el ambiente, mientras se tropezaba con sus patitas para saltar. Jongin procedió a acariciarla, levantándola entre sus brazos y rascando su pancita con afecto mientras ella mordisqueaba y lamia sus dedos. ―¿Ya salió a caminar hoy? ―Jongin preguntó, finalmente mirando hacia Kyungsoo quien solo pudo agitar su cabeza. Así que Jongin la sacó, le puso la correa y las garras se oían contra el suelo duro, a través del pasillo antes de oír que la puerta se cerraba.
Era una oportunidad para que Kyungsoo recobrara la compostura, reprimir su orgullo y tratar de mantener el semblante de control sobre sus emociones. Las lagrimas se abrían paso por su rostro y las limpió con enojo, deseando que las cosas pudieran regresar a como estaban antes. Jongin fue un gran apoyo en su vida, y ahora todo estaba derrumbándose porque Kyungsoo era un idiota que no podía controlarse. Era estúpido y él mismo era estúpido y todo lo demás era estúpido y lo odiaba, pero simplemente no desaparecería. Le tomó ciertas respiraciones profundas y un trago de cerveza que había en su refrigerador, para calmarse lo suficiente como para que su estómago volviera a la normalidad.
Para cuando Jongin y BP regresaron, las manos de Kyungsoo estaban temblando levemente y concluyó en que probablemente debería comportarse como una persona civilizada por un rato más, por si el otro hombre no decidía simplemente girar e irse. Para gran consternación de Kyungsoo - o posiblemente deleite - Jongin se quitó los zapatos y los dejó en la puerta, dirigiéndose hacia dentro, BP ya estaba metiendo su cabecita en el plato con agua. Kyungsoo quedó un poco sorprendido, por sus enormes ganas de querer apresurarse a sentarse en el mismo sofá, donde Jongin estaba y jalarlo junto a él para besarlo. Tanto era su deseo, que clavó sus uñas en el borde del escritorio de madera, el cual estaba agarrando y sus puños se tornaron de blanco, con la esperanza de que sus piernas dejaran de temblar.
―No dudo que tu amigo, pueda que tenga alguna posibilidad con Sehun ―dijo Jongin, después de unos incomodos minutos de silencio.
―Ésa es la idea ―refunfuñó Kyungsoo, con los ojos pegados al suelo.
―¿Acaso los estabas juntando? ―Jongin se oyó sorprendido y Kyungsoo levantó la mirada para verlo escrito en su rostro.
―¿Qué pensabas que estaba haciendo? ―le preguntó con brusquedad. ―¿Organizando un trío sin ti? ―Ok, eso fue duro y se arrepintió en el momento que lo dijo, pero estaba muy tenso y la presencia de Jongin era desesperante.
La mirada fija que Jongin le estaba dando, solo hizo que su agitación empeorara. ―¿Por qué pensaría distinto? Si tuviste tu propia diversión con Sehun. Y tú y tu amigo, se veían muy a gusto el otro día.
El estómago de Kyungsoo brincoteó peligrosamente. Ese era un pequeño detalle - gran detalle - que esperaba que Jongin nunca descubriera. Pero no es como que tampoco tiene alguna razón para sentirse mal por eso. Y el hecho de que solo asumiera que Kyungsoo se estaba revolcando con Luhan porque tomaron café juntos, era algo muy exagerado y extremista. De todas las personas, Jongin es quien debería saber, cómo es cuando se trata de eso. ―Eres tan idiota. Ni siquiera sé por qué te importa.
Jongin se puso de pie y terminó acorralando a Kyungsoo peligrosamente solo un momento después, ahora sentía que debía regresar a sus cinco sentidos. Pero el cuerpo del otro hombre estaba irradiando calor y su rostro se veía francamente aterrador. ―¿Se supone que no debe importarme? ―exigió.
―Nunca te ha importado ―le contestó, sus rodillas comenzaban a temblar por la corta distancia. La sangre se elevaba hasta sus orejas, su corazón palpitaba desenfrenadamente y sus palmas comenzaron a sudar. Jongin estaba ahí - justo ahí y lo quería.
Jongin actuó primero, juntando sus bocas salvajemente en un beso sucio. Lo único que Kyungsoo podía hacer era reaccionar, tomando la camisa de Jongin con fuerza para acercarlo hacia él, mientras sus lenguas danzaban en batalla. Hasta sus dientes entraron en la batalla, con un gemido que se filtraba, mordiendo el labio inferior del hombre. Jongin gruñó, un sonido tan erótico que llegaba directo al cuerpo de Kyungsoo como una bala, y lo sostuvo con más fuerza. Un par de fuertes manos lo tomó de la cintura, levantándolo hacia el escritorio del cual se estaba agarrando hace un rato, su trasero cayendo en el montón de papeles que probablemente eran importantes. Pero no le importó. No cuando Jongin encajaba perfectamente entre sus piernas, su boca le demandaba más y sus dedos casi dejaban marca en sus caderas.
Sentía como si una flama lo incendiara por dentro, por debajo de su piel, ardiendo muy fuerte y la única persona que podía dominarla, era Jongin. Las manos de Kyungsoo comenzaron a deshacerse de la camisa del otro, jalándola y pasándola por encima de su cabeza. Kyungsoo rasgó la espalda desnuda de Jongin con sus uñas, disfrutando el gimoteo de dolor que acompañó a esto. A pesar de la bruma de deseo y locura en el aire, Kyungsoo todavía estaba muy enojado con Jongin y se podía notar. Pero Jongin no iba a rendirse así de fácil, sin dar batalla. Los besos que le estaba dando, por el cuello del hombre se tornaron en mordidas, una de ellas fue tan dura y más dolorosa que placentera, pero por supuesto, hizo gemir a Kyungsoo, de todas maneras.
Tan pronto su propia camisa fue desechada, Kyungsoo entrelazó sus piernas alrededor de los muslos de Jongin, pegándolo más hacia él. Pecho con pecho, sus bocas se juntaron de nuevo en un beso apresurado. Kyungsoo tomó el cabello del otro en su puño, tirando de él con fuerza suficiente que lo hizo soltar un gritito provocando una sonrisa. En un movimiento que no se veía venir, Jongin lo empujó sobre su espalda. Puso una rodilla entre sus piernas y las empujó hasta quedar extendidas en toda la superficie, plumas, papeles y todo lo que estaba cuidadosamente colocado ahí, cayó contra el piso.
La madera, era fría al contacto con su piel y anhelaba calor, pero no lo alcanzó. Estaba tan perdido en la mano que cayó en su erección, poniendo presión en su creciente miembro. Sus caderas se levantaban por reflejo y por instinto, que gimió antes de que sintiera la ausencia en ese punto y de que Jongin arrancara el resto de ropa que les quedaba puesta. El roce de la unión con la superficie fría, era incómoda para sus piernas y el aire también estaba frio, pero más pronto de lo que imaginó, Jongin ya estaba posicionándose sobre él, sus músculos se movían debajo de su piel como un predador y esta vez sí lo alcanzó. Jongin entrelazó sus manos solo para moverlas hacia arriba de la cabeza y clavarlas ahí. Su otra mano envolvió el miembro erecto de Kyungsoo, frotándolo de forma brusca para endurecerlo más, mientras el otro arqueaba su espalda ante la ‘caricia’.
Gemidos irregulares se mezclaban en el aire, Kyungsoo tenía una desesperación oculta que lo obligaba a aferrarse a Jongin, enterrando las yemas de sus dedos en la espalda del otro como asegurándose de estar bien juntos. Estaba tan unido con el hombre encima de él, y aún así, no era suficiente. Aun necesitaba más de él. Casi desesperadamente, soltó a Jongin para abrir el cajón, hurgó entre los objetos hasta que sus dedos dieron con el frasco de lubricante. Ya estaba temblando, su cuerpo y cerebro luchaban por mantener el control. Su cuerpo no quería más, que someterse a Jongin, dejarlo hacer lo que quisiera con él, porque lo deseaba, lo necesitaba. Su mente intentaba resistirse, demostrar y afirmar su independencia de todos esos sentimientos que lo estaban abrumando. De que todo esto lo llevó hasta algo salvaje, que era nuevo para ellos, no del todo agradable. No, a este nivel de inestabilidad.
Impaciente y sin querer darle a Jongin la oportunidad de tentarlo, cubrió sus propios dedos con la sustancia pegajosa y deslizó dos dedos dentro de su trasero, apretujando sus dientes en signo de dolor. Jongin se posicionó sobre él, manteniendo la suficiente distancia para observar, una mirada de lujuria plasmada en su sonrojado rostro. Se estrechó el mismo de forma rápida, la mano alrededor de su miembro ahora iba a una velocidad increíblemente lenta ya que Jongin claramente estaba distraído. No era suficiente, sus músculos no estaban listos, pero el peso en su pecho y el dolor entre sus piernas estaban tomando el control.
Kyungsoo estiró su otra mano, librándose del control de Jongin y usó ambas para lubricar su miembro, asegurándose de pasar su mano por la piel seca primero solo para sentirlo zafarse. Tan pronto estaba bien cubierto, Jongin no perdió tiempo en alinearse en su culo y empujó con una fuerte embestida que tenía la espalda de Kyungsoo inclinándose del escritorio y un quejido de dolor saliendo de sus labios. El dolor era insoportable, intolerable y desgarrador, pero aún así Jongin no paró. Su rapidez era brutal, sus caderas chocaban salvajemente contra su trasero y eso le encantaba. Sus tobillos estaban encogidos y sus piernas se sostenían por los costados de Jongin, deslizándose contra la sudorosa piel, para luego entrelazar ambos tobillos detrás de su espalda.
La mirada de Jongin era intensa - fría y rígida - pero nunca la desvió, y Kyungsoo se dio cuenta de que él tampoco podía. No apartó los ojos de la mirada vacía hacia en su dirección, de los riachuelos de sudor que caían de los lados de su cara ni de los movimientos de sus mojados mechones que cubrían su frente y movían cada vez que recibía una embestida. La estimulación física tanto como la mental era casi demasiada, lo hacía tambalearse al borde de forzar su mente y cuerpo para simplemente desconectarse y esconderse. No quiso que Jongin lo vuelva a dejar. Cuando trató de girar la cabeza, dedos se clavaron en su pierna dolorosamente y se sacudió, sintiendo su respiración detenerse, justo antes de que dejara salir un gruñido. Jongin sonrió, los labios se encorvaron a un lado y eso le molestó.
Todo le dolía y se sentía, como que el ardor correría por sus venas, como veneno. Odiaba lo mucho que Jongin lo lastimaba, lo mucho que lo hizo enamorarse de él y lo mucho que lo necesitaba. Hasta lo tomaría así - enojado y fuera de control aunque el Jongin que conocía nunca le causaría dolor intencionalmente. No de esta forma. Pero era lo bastante egoísta como para no importarle, porque ahora todo lo que necesitaba era Jongin.
Kyungsoo sabía, que le había sacado sangre cuando sus uñas se deslizaban por la espalda de Jongin involuntariamente mientras llegaba casi al final. No podía molestarse en darle importancia, su cuerpo se tensó y arqueó ante el hombre encima de él cuando los dedos de Jongin tomaron sin delicadeza su miembro y comenzaron a moverse de arriba hacia abajo. El gritó cuando se corrió, apretando sus ojos fuertemente y Jongin gimió enseguida. La liberación de la presión era intensa, corría en cascada a través de él, haciéndolo contraer y sacudirse. Jongin, aún postrado encima de él, con aliento cálido y pesado contra su mojada piel se dejó caer, haciendo que ambos bajaran del séptimo cielo.
Cuando Kyungsoo volvió a mirar los ojos de Jongin, estaban de vuelta a como eran normalmente; gentiles y cariñosos, tan familiares. Eso hizo que se diera cuenta de la cruda realidad, el pánico amenazaba con hacerse presente porque, no se supone que esto debió suceder. Así no era como las cosas tenían que ser. Y en un impulso de fuerza, empujó a Jongin con ambas manos, alejándose de él lo más rápido posible. Las lágrimas nublaron su vista, mientras agitaba su cabeza en negación, tratando valientemente de convencerse de que esto no pudo haber pasado, pero el dolor en su trasero era agudo y su cuerpo aun dolía más.
―¿Kyungsoo? ―la voz de Jongin preguntó con gentileza, totalmente opuesto a lo que recién habían hecho.
―No ―lloriqueó. ―No.
―¿Soo? ―Jongin intentó de nuevo, tratando de darle la mano, al hombre mayor para consolarlo, pero fue apartado a un lado, bruscamente.
―Vete ―su voz estaba temblorosa, pero la orden fue clara. ―Vete, vete ¡LARGATE!
El rostro de Jongin expresaba que tenía el corazón desgarrado, comenzó a ponerse la ropa, pero no lo suficientemente rápido. Kyungsoo lo necesitaba fuera porque todo estaba mal. Lo volvió a arruinar. Le estaba tomando mucho más control del que pensaba, sólo para poder respirar normal. Vio que Jongin quiso acercarse de nuevo a él y Kyungsoo enseguida se giró hacia el otro lado, dejándose caer en sus piernas que no querían darle soporte. Agarrándose del escritorio, recobró un poco la compostura y agitó su cabeza en negación. ―Vete ―murmuró y dejo caer su mano.
―Soo, por favor... -Jongin comenzó.
―¡Dije que te fueras!
No llevó mucho tiempo para que Jongin llegara a la puerta, abriéndola y volteando una vez más. Kyungsoo pudo ver las lágrimas caer de sus ojos y solo empeoró su dolor. ―No era mi intención ―dijo antes de irse. La puerta se cerró con un clic final y Kyungsoo cayó al suelo.
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