{trad. español} Default State Of Being - Capitulo 7.

Feb 05, 2014 23:52



Numero de palabras: 4,131
Beteado por yue_kissys a quién siempre le estoy eternamente agradecida por su trabajo u_u. No las hice esperar tanto con este capitulo sólo por que soy buena persona(?) gracias a todos los que leen y comentan siempre ^ ^ disfruten la lectura.

siete;
Kyungsoo estaba posado sobre un banco del parque, el sol brillando contra su rostro mientras observaba a los niños del vecindario patear una pelota por el césped. Rió cuando un buen grupo de ellos corrieron tras la pelota, cayéndose todos a la vez contra el suelo. Apenas podía recordar cuando él era así, siendo niño, tan despreocupado. Ahora su vida estaba llena de responsabilidades, facturas e impuestos. Y de alguna manera, Jongin.

Se detuvo con gran tristeza, estirando sus piernas antes de arrojar su vaso de café sin contenido, al basurero más cercano. Su camino de vuelta hacia el hotel, se llevó a cabo sin complicaciones, simplemente disfrutó estar al aire libre, en un entorno diferente, no con ruidosas bocinas tocando a todas horas, o gritos de gente por los pasillos y claro, con Jongin desordenando sus pensamientos.

Regresó a la pequeña ciudad donde creció, dejando que un poco de nostalgia, tiñera su visión al recordar que las cosas eran diferentes, pero sin embargo, algunas de ellas seguían siendo las mismas. La pequeña peluquería a la que su madre lo llevaba para hacerle horribles cortes de pelo cuando todavía era un niño, estaba allí para atormentar a otros niños inocentes. Sin embargo, el restaurante que estaba al lado de ese establecimiento, había desaparecido para ser reemplazado por una cafetería. Esas malditas cosas estaban por todos lados. BP amaría estar aquí, pero por desgracia, ella estaba pasando la semana con Baekhyun, quien estaba totalmente feliz de su compañía. Tuvo la sensación de que su pequeña estaría más engreída que nunca, para el momento en que volviera a casa, con una sonrisa en su cara.

Había una versión editada de su novela posada en su cama, esperando ser abierta y ver lo mucho que se había destrozado, tenía que admitir que estaba un poco ansioso al respecto. No es que su editor haya sido cruel con sus notas, pero eso no lo haría menos desalentador de leer. No es fácil ver algo en lo que trabajaste realmente duro siendo arrancado en pedazos, sin importar lo muy bien hecho que llegó a estar. Es por eso que está aquí, para relajarse y aplazarlo hasta más tarde.

Saco su teléfono para verificar la hora, asegurándose de poder encontrar un lugar donde todavía sirvan desayuno, mientras ignora tres mensajes de texto que Jongin le había dejado. Estas vacaciones se ejecutarían libres de Jongin. Así que, con un pesado suspiro y todas las intenciones de quitar a Jongin desde el fondo de su cabeza, caminó por la pequeña calle principal, hasta que se encontró con la cafetería que siempre había estado allí. Ah, la sensación familiar.

Kyungsoo reconoció voces bajas de una conversación a su alrededor, arrollándolo en una falsa sensación de seguridad, ya que muy pronto sería tironeado justo fuera de ello.

―¿Kyungsoo?

Reconocería esa voz en cualquier lugar, el sorbo de café caliente que acababa de tragar se sentía como una bola de hielo cayendo hasta su estómago. Se armó completamente de valor para mirar al hombre de pie junto a su pequeña mesa. Y ahí estaba él, sonriéndole como si no hubiera tirado su razón en una trituradora de papeles hace unos años. ―Joonmyun ―reconoció con un amable tono de voz a pesar de las inconfundibles ganas que tenia de ser descortés. Joonmyun fue una de las razones por las cual había estado sólo durante tanto tiempo.

―Es bueno verte. ¿Has vuelto para quedarte en la ciudad?

―No. Nada que ver. Solo vine por unos días.

Joonmyun sonreía más ampliamente y Kyungsoo pensó que podría vomitar encima de sus costosos zapatos. Tal vez eso sería un poco justo. Luego, un hombre desconocido para Kyungsoo, se acercó y enlazó su brazo junto al de Joonmyun, atrayendo su mirada ante el contacto. Vaya, eso no era buena señal.

―Oh, Yixing, éste es Kyungsoo. Kyungsoo, Yixing. Mi novio.

Y Kyungsoo se preguntaba, si el novio se había percatado de la tensión en la voz de Joonmyun cuando dijo eso.

―Encantando de conocerte.

―Igualmente, bueno, tengo que irme ―dijo Kyungsoo de repente, levantándose de su asiento y obligando a Yixing a dar un paso atrás. ―Buena suerte ―dijo al hombre antes de dar a Joonmyun una sonrisa forzada y un guiño, arrojó billetes sobre la mesa y se largó de allí. Estaba a tres cuadras antes de detenerse, sintiendo una puntada al costado de su pecho mientras sentía que este ardía. Siempre prometía que la próxima vez que viera a Joonmyun le daría un golpe justo en medio de esa maravillosa sonrisa. Aunque incluso no pudiese hacerlo.

Jodido Yixing. Jodido Yixing.

Lo último que Joonmyun le había dicho a Kyungsoo fue, ―No eres suficiente ―y luego salió por la puerta. Kyungsoo no puede ignorarlo, porque cree que esas palabras eran ciertas y que tal vez Joonmyun finalmente encontró a alguien lo suficientemente bueno para él. Así que sentía ganas de vomitar por recordar.

La desesperación desgarraba su pecho, obligando a las lágrimas que se acumulaban en el borde de los ojos, para que sequen duramente frotando en ellas. Sus pies lo llevaron de vuelta hasta el hotel, subió las escaleras hasta llegar su habitación en lugar de tomar el muy lento ascensor. Desordenadamente, metió de nuevo en su maleta, todo lo que había desempacado, agarró la carpeta con su novela editada fuera de la cama y se fue. Ya no podía seguir ahí, el aire resultó demasiado asfixiante y sofocante, no lo dejaba respirar.

Fue un viaje de seis horas para volver a la ciudad y Kyungsoo pasó la primera hora llorando, hasta que sus ojos estaban hinchados y sensibles. No sabía por qué se sentía así, como si su corazón se fuera a salir de su pecho, era una sensación abrumadora. Tal vez era por que, finalmente había confrontado su pasado, el cual cuidadosamente tenía escondido. Tal vez porque no quería ser otro de esos tipos que simplemente no fueron suficiente. ¿Acaso Jongin también lo abandonaría? Soltó otro sollozo de su garganta antes de decidir mandar todo a la mierda. Sólo quería estar en casa para poder dormir. Mañana sería un nuevo día y un nuevo comienzo.

Excepto cuando se detuvo y apagó el motor, no estaba en casa. Sino en casa de Jongin, sin siquiera saber por qué. Incluso ni podía recordar adecuadamente la última vez en que había estado allí, aparte de las veces en que fue a dejar al más joven a su puerta, la casa siempre le daba un poco de inseguridad porque se sentía tan pequeño e indigno frente a ella. No es como que fuera una especie de mansión, pero no dejaba de ser la casa de Jongin, y fue motivo suficiente para que Kyungsoo desconfiara de sí mismo. Puede contar el número de veces en que ha entrado, por un lado, prácticamente Jongin lo arrastraba adentro. Pero nunca pasó la noche allí. Eso sería cruzar la línea.

El orgullo, era una de las cosas que Kyungsoo había dejado de lado al estar ahora, parado frente a la puerta de Jongin, tragó fuerte con un nudo en la garganta, pasándose las manos por el despeinado pelo antes de tocar el timbre. Probablemente, era mala idea estar donde estaba, por que de algún modo sintió ganas de volver a su auto e irse, pero había algo que pesaba en su pecho, evitando moverse de allí. Movió con nerviosismo la punta de sus pies mientras esperaba, preguntándose si tal vez no era buena idea venir.

Hasta que Jongin abrió la puerta y de repente se sintió mucho más tranquilo.

―Volviste antes.

―Lo lamento. S-Si te incomoda, yo...

―¿Qué pasó?

Odiaba que Jongin pudiese leerlo como a un libro abierto, seguramente se veía hecho un completo desastre como para estar ahí a esas horas. La preocupación en la cara de Jongin era aun un poco sorprendente. ―No lo sé ―admitió con una patética indiferencia sobre los hombros. ―Mierda, olvídalo ―estaba empezando a enfadarse consigo mismo, sintiendo sus manos temblar. ―Sólo necesito....

No quería que fuera Jongin, pero lo era. Por ello, los labios de Jongin se conectaron con los suyos de manera perfecta, sofocando el pánico que burbujeaba en su estómago. Kyungsoo lo besó con cierta desesperación, apretando los puños en su camisa, forzando a que ambos entraran en la casa. Acción que hizo a Jongin, alejarse un poco, interrumpiendo el beso.

―Hey ―comenzó, con un tono suave en su voz. ―Más despacio ¿Si?

―Jongin, por favor.

―Te tengo ―Jongin envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Kyungsoo y lo acercó hacia él, mientras el mayor intentaba parpadear sus lágrimas en vano. Porque cayeron a través de sus mejillas, dejándolas toda empapadas, como huellas en su piel ya manchada, y lo odiaba. Lo odiaba tanto, que se sentía muy pequeño, y sólo deseaba mandar lejos todos aquellos sentimientos. Y allí estaba Jongin, pasando una mano por su cabello, acunándolo, sintiendo que lo agarraba con más fuerza que antes.

―Por favor ―gimió otra vez, sin saber por qué lo estaba pidiendo. Apartándolo, sólo lo suficiente, Kyungsoo pasó su nariz por la cara de Jongin, antes de besarlo una vez más. Intentó ir más despacio, mordiendo y lamiendo a lo largo de sus labios antes de deslizar su lengua dentro de la boca del más joven, seguido de un suave gemido. Esta vez, Jongin no se alejó, compartiendo el sublime momento mientras sus manos bajaban por su culo, tratando de arrastrar más cerca sus mitades inferiores, de modo que estuvieran bien juntas. Como siempre le gustaba hacer.

Jongin apartó las manos del estómago de Kyungsoo cuando intentó meterlas por su camisa, hizo un poco de distancia cuando la boca del mayor empezó a besarlo demasiado rápido, asegurándose de detener todos los intentos que el más joven hizo para hablar, hasta que Kyungsoo estaba allí, de pie, temblando y mirando al hombre frente a él. Se sentía como un niño petulante, su labio inferior se empezó a asomar con clara necesidad de impregnar la superficie y tomar el control. Ese miedo de ser empujado lejos y sentirse rechazado, empezaba a apoderarse de su estómago, haciéndolo temblar ligeramente, lo suficiente para sentirse incómodo.

―Dime ¿Qué fue lo que pasó? ―insistió Jongin, pero todo lo que Kyungsoo podía hacer era negar con la cabeza.

―No quiero hablar ―caminó dos pasos hacia Jongin y enterró el rostro en su cuello, ―Por favor, no preguntes más ―entonces, presionó besos a lo largo de la piel de Jongin, temiendo que éste lo apartara de su lado en cualquier momento. Sintió el sonido de cuando Jongin asintió, dejándose envolver por sus fuertes brazos, los cuales calmaron el miedo que se anudaba en su estómago, excluyendo el temor de ser rechazado.

Aceptación, era lo que necesitaba ahora mismo, por lo que sus dedos se retorcían en el cabello de Jongin mientras se besaban, y porque su cuerpo estaba pidiendo más. Necesitaba sentirse deseado y amado, aunque no era lo suficientemente ingenuo como para creer que Jongin tenía esos sentimientos hacia él, por ese motivo, simplemente podía engañarse a sí mismo. De todos modos, hasta ahora, Jongin lo estuvo utilizando, así que, era su turno de obtener algo a cambio. Demasiado dispuesto a hacerlo, dejó a Jongin empujarlo por adelante, sintiendo sus pies arrastrarse a través del pasillo hasta llegar a su dormitorio. La ropa cayó en el camino, Kyungsoo tropezó con sus propios zapatos en un esfuerzo de sacárselos junto con sus pantalones al mismo tiempo. Jongin rió ante eso y Kyungsoo casi lo regaña, de no ser porque su visión admiró una hermosa sonrisa que lo forzó a desaparecer toda la irritación que tenía en su sistema.

―Te odio ―murmuró Kyungsoo contra sus labios, antes de volver a besarlo intensamente, el más joven lo presionó contra la puerta cerrada de su habitación. Ahora estaban piel contra piel, Kyungsoo disfrutando por la calidez y comodidad que venía junto con la sensación de conocer todo sobre el cuerpo de Jongin, y éste último, en saber a ciencia cierta, el modo de sacarlo de quicio.

―Lo sé ―suspiró Jongin, justo antes de que la puerta de su habitación de abriera, haciendo que su cuerpo gane impulso y empuje adelante, ahora estaba buscando a ciegas la cama porque sus bocas seguían conectadas, y Kyungsoo se negaba a renunciar al contacto. Enlazó sus dedos con mayor determinación contra el cabello del más joven y seguido de ello, tragó un gemido. Bajaron lentamente, Jongin rebotando sobre el ligero colchón, mientras Kyungsoo trataba de no apoyar la rodilla encima de su pene. La habitación estaba oscura, pero aún así, podía ver los ojos de Jongin, serenos y genuinos, por lo que era difícil abandonar su mirada.

Una cruda emoción empezó a arrastrarse lentamente alrededor de él, y Kyungsoo se calmó, todo movimiento se detuvo cuando intentó seguir su rumbo. Jongin aprovechó el momento para envolver sus dedos alrededor de las muñecas del mayor y cambiar sus posiciones. Kyungsoo acabó echado sobre la acolchada manta, sintiéndola filtrarse a través de su piel desnuda y enviando un escalofrío hasta sus pies. Jongin le sonrió, dientes brillantes contrastando con la oscuridad que los rodeaba y atrayendo toda su atención. Una vez más, fue golpeado por un embriagador deseo y gimió, levantando sus caderas para recibir la atención que necesitaba.

Sus cálidas manos libraron las muñecas de su agarre antes de arrastrarlas lentamente hacia abajo, ahora, Jongin estaba abierto de piernas sobre sus muslos y con los ojos cerrados. Todo lo que Kyungsoo podía hacer era mirar fijamente al hombre encima de él, mientras las manos de éste, descendían sobre la forma de sus costillas, sus manos revoloteaban en sus costados sensibles, llegando a desviarse hasta llegar su pene húmedo. En este punto, ya estaba dolorosamente duro, y apenas habían empezado, pero Jongin siempre era rápido, lo suficientemente eficaz para llegar a él, por lo que Kyungsoo no estaba preocupado. Pronto estaría jodidamente aturdido y de vuelta al mundo real, donde Jongin era bueno para el sexo y Kyungsoo era bueno en escribir sobre sexo sin ninguna emoción amenazando con cruzar la línea.

Las firmes manos de Jongin, se sentían increíbles sobre su pene, masturbando encima de la punta, antes de arrastrar con los dedos hasta la piel caliente de la base. Kyungsoo sintió otro gemido escapar de su garganta, mientras intentaba mover sus caderas, pero el peso de Jongin lo mantenía lo suficientemente inmovilizado como para hacerlo. Fue frustrante pero excitante a la vez, se debatía entre querer exigir la libertad de moverse y rogar por ser aún, más controlado. Cada golpe estimuló para ponerlo más duro, hasta el punto en que estaba palpitando y retorciéndose bajo la maniobra de Jongin, desesperado por liberar.

Usando su propio peso corporal, flexionó sus abdominales y se sentó, con sus manos envueltas alrededor de la parte posterior del cuello de Jongin, atrayéndolo para darle un beso. La mano alrededor de su pene se detuvo cuando sus lenguas se deslizaron juntas. Fue más lento de lo que le hubiera gustado, pero parecía sacar a Jongin de lo que había estado haciendo, así que finalmente podría darle a Kyungsoo lo que necesitaba. Tenía miedo de lo mucho que su cuerpo quería que Jongin estuviera dentro de él, incitándolo. Gimió sin motivo en el beso, arañando con sus uñas a través de la piel del hombre más joven, sonriendo mientras éste, siseaba de dolor.

En el momento en que Jongin se alejó, el calor de su cuerpo también se fue, dejando a cambio, un aire frío en el lugar, Kyungsoo quiso alcanzarlo nuevamente. Porque se sentía abandonado en la cama, aunque sabía que Jongin estaba justo atrás. El tiempo pasó demasiado lento para él, y suspiró de alivio cuando el calor familiar de Jongin volvió a reconfortarlo, acompañado de la suave respiración en su mejilla y una rodilla bordeando sus muslos abiertos.

Por fin.

Jongin volvió a presionar el cuerpo desnudo de Kyungsoo contra el colchón, mientras deslizaba su dedo lubricado a través del anillo de músculos, deslizándolo hasta el final, antes de sacarlo lentamente sólo para repetir la acción una y otra vez. El mayor separó sus muslos lo más que pudo, levantando sus caderas para dar mayor cabida para cuando el segundo dedo fuese finalmente añadido. Sus ojos descansaron en los de Jongin y contuvo el aliento que no tenía que ver con la no muy dolorosa punzada de un tercer dedo deslizándose en su entrada. Sentía como si Jongin estuviera examinándolo través de él, con los ojos clavados en sus huesos y piel, inspeccionando el más mínimo detalle de su alma y descubriendo lo más profundo de su vida. Era inquietante, lo hubiese apartado de él, si sus dedos no estuvieran trabajando tan bien, su cuerpo no dejaba de presionarse instintivamente contra los dedos alrededor de él. ―Jongin ―su voz era ronca y llena de lujuria en la última silaba, transformándose rápidamente en un gemido al sentir los dedos alejándose de su entrada.

Ambos sabían que había un condón descansando al lado del mayor, pero permanecería allí sin ser usado, escondido entre los pliegues del cubre cama, mientras Jongin lubricaba su pene y empujaba lentamente, abriéndose paso en el culo de un más necesitado que preparado Kyungsoo. Tal vez, porque ésta era la primera vez que lo estaban haciendo piel con piel, es que Kyungsoo se encontraba en un caótico estado emocional, aunque poco después, empezó a relajarse. El mayor podía sentir cada centímetro del pene de Jongin mientras yacía sentado en él, además de que el palpitar del músculo era suave y jodidamente bueno. ―Te ves increíble ahora mismo ―susurró Jongin, con una sonrisa burlona en la boca, que no se extendió hasta sus ojos.

Kyungsoo no tuvo cómo regresar el cumplido por palabras atascadas al fondo de su garganta, mientras su boca se abría en un gemido silencioso cuando Jongin lentamente se retiró. Luego, empujó de nuevo con la misma lentitud, dejando a Kyungsoo sentir adecuadamente cada milímetro y pliegue de la piel que se arrastraba a lo largo de sus entrañas. Incapaz de disfrutar al máximo el ritmo lento que llevaban, Kyungsoo envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Jongin, tirando de él y clavando los talones en sus muslos. Pero no funcionó. ―Por favor, por favor, por favor, Jongin.

Inclinándose hacia abajo y hasta que sus frentes estuviesen presionadas y juntas, Jongin entrelazó sus dedos, empujando las manos de Kyungsoo hasta tocar la suave superficie de la colcha. ―Así es mucho mejor.

―No ―Kyungsoo gimió mientras las caderas de Jongin, mantenían ese ritmo lento y enloquecedor. Más "No" fueron derramados de sus labios incluso moviendo la cabeza de lado a lado, tratando de hacer entender a Jongin que necesitaba más. Mucho más.

Lágrimas brotaron de sus ojos sin saber el por qué. Todo lo que podía ver, era la cara de Jongin sobre él, contempló el sudor humedeciendo su cabello que ahora estaba pegado en su frente mientras permanecía mirando hacia abajo. Todo lo que podía sentir era el deslizamiento resbaladizo de su pene dentro y fuera, más estimulante de lo que nunca antes había imaginado. Enviando pesados hilos de placer a sus músculos que se dispersaban a través de su sensible cuerpo, haciendo estragos en su sistema.

Inundado de tantas cosas a la vez, Kyungsoo luchó contra el agarre de Jongin en sus manos, eventualmente empujándolas fuera, para así poder agarrarse de algo más sólido. Quería indagar con los dedos a través de su piel, que Jongin supiera que estaba ahí, que lo necesitaba. Bajos gemidos se filtraban en la habitación, el único otro sonido que había era el leve crujido de la cama porque Jongin no estaba yendo lo suficientemente rápido como para que sus pieles sonaran por las embestidas cuando sus caderas se encontraran con su culo. Habían tenido sexo tantas veces, en tantos lugares y en tantas formas, pero esto, esto no era follar. Esto era otra cosa. Algo que resultó aterrador y emocionante, tanto que su mente salió de control por la sobre-estimulación, y nuevamente, sus dedos intentaban encontrar de donde agarrarse en el cuerpo de un Jongin recubierto de sudor.

Kyungsoo podía sentir la flexión de los músculos de Jongin con cada empuje y deslice hacia fuera, sus temblorosos dedos trazaron líneas a través de su piel bronceada. Con los dedos atrapados en el lomo de su hombro, aferrándose allí mientras los muslos de Kyungsoo estaban empezando a temblar. Un aliento caliente golpeó su rostro antes de encontrarse siendo besado, empujando su cabeza hacia abajo sobre el suave tejido mientras la lengua de Jongin bailaba dentro de su boca. Sus gemidos eran cada vez más altos y sus caderas se levantaban con más fuerza, al sentir la presión y el apretado calor. Gritaba con cada empuje, teniendo que alejarse del beso y permitiendo que Jongin empezar a besar su cuello a cambio. La parte posterior de su cráneo estaba fijo en la cama, su cuello al descubierto y sus músculos demasiado tensados.

Tuvo que morderse la lengua para no derramar su amor por Jongin en el aire mientras se venía, porque esto no era amor. Esto era una simple aberración liberada de una emoción entregada por su parte, la cual se aferraba a su piel y lo asfixiaba cuando intentaba quitarla. Esto era más de lo que siempre quiso pero no era suficiente para satisfacer sus necesitadas tendencias. Quería llorar en voz alta por todo, el dolor y el tormento mezclado con el innegable placer mientras un lánguido Jongin cabalgaba a través de su clímax hasta llegar al suyo propio un poco después.

El mayor era claramente consciente de una nueva sensación, una nueva calidez en su interior, incluso después de que Jongin se retiró debido a que el condón estaba tirado a su lado sin haber sido usado. Al darse cuenta sintió un golpe justo en el pecho y su respiración se agitó, hasta que un posesivo brazo alrededor de su estomago lo atrajo en un abrazo que no pudo rechazar. Jongin enredó sus piernas juntas, salpicando ocasionalmente, suaves besos a lo largo de la parte posterior de su cuello en medio del silencio de la oscura habitación.

―Tengo que irme ―dijo Kyungsoo minutos más tarde, su cuerpo exigiendo quedarse pero su mente luchando por recuperar el control. Este no era el lugar correcto para él, porque estaba dándose cuenta de todo lo que sentía. Y ya no estaba seguro de que otra cosa más, su mente trató de averiguar.

―Quédate ―Jongin estaba apoyando en un brazo mientras extendía el otro, su mano envuelta alrededor de la muñeca de Kyungsoo para mantenerlo en la cama. ―Solo, quédate esta noche.

Kyungsoo rápidamente sacudió la cabeza y se alejó del alcance de Jongin. ―Debo irme ―caminó hasta la puerta de la habitación, sus ojos acostumbrándose a la oscuridad mientras buscaba su ropa.

―No te estoy pidiendo que te cases conmigo, joder ―quebró Jongin y el otro hombre dio la vuelta sobre sus talones porque su voz estaba mucho más cerca de lo que pensaba. El más joven lo miraba enojado de pie, muy cerca de él, y aquella sonrisa ocasional y relajada fue reemplaza por ira, Kyungsoo sentía su estómago caer. ―Sólo estoy pidiendo que te quedes esta noche.

No quería correr el riesgo de confrontarlo, lo cual era inevitable, pero aún así estaba intentando engañarse a sí mismo, por lo que comenzó la ardua tarea de recoger su ropa del suelo y apresurarse a vestirse. Apenas había conseguido deslizar la camisa por su cabeza cuando su espalda impactó con la pared, encontrándose cara a cara con un enojado Jongin.

―¿Por qué no te quieres quedar?

Kyungsoo hizo lo único que sabía hacer, empujar a Jongin tan fuerte como podía. ―Ni siquiera sé por qué me molesté en venir ―dijo entre dientes, con los ojos entrecerrados y el corazón palpitando mil veces más rápido. Su cerebro y su corazón estaban en un tira y afloja, compitiendo para ver qué lado ganaría mientras Jongin lo miraba.

―Fuiste tú quien vino a buscarme ―gruñó el menor.

―¡Tal vez fue un error! ―y fue un error. Lo que había soltado fue un error, pero estaba tan nervioso y en un estado tan frágil que sólo dejó que salga de su boca, deseaba poder no haber dicho esas palabras. Pero no pudo y corrió, dejando sus zapatos en el suelo y empezando arrastrar sus muslos mientras se iba. No se detuvo hasta que entró en la seguridad de la estructura metálica de su coche, arrancó el motor y condujo sin mirar la ventana del retrovisor ni una sola vez. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por su cara en grandes gotas, haciéndole saber que no había llorado por su anterior estado emocional. Sino que fue hasta Jongin para redimirse, y lo único que logró fue condenarse a sí mismo.



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