Aug 24, 2005 00:45
Esta mañana me he despertado pegajosa, llorica.
Al principio, dejándome llevar he dicho que no, me he enfurruñado y he colgado.
Luego me he arrepentido y he tirado un dado, y he llamado y he aceptado.
Me he perdido en la boca del asno.
He perdido un rato mi sujetador favorito en la boca del asno.
Pero luego una mujer lo ha alzado de entre las aguas,
yo me he reído y me he vuelto a perder, detrás de una cascada.
Había un pasadizo, el agua estaba helada, las piedras resbalaban;
en fin, un río. Con pasadizos detrás de algunas cascadas,
con piedras que resbalan y con el agua helada. Y todo lo demás.
Me gusta comparar personas con ríos, vidas con montañas, todo eso.
Que yo ya me sé, y por eso me aburre decirlo, porque mi mente ya lo ha dicho antes tantas veces.
Me he dicho tantas veces que soy un río, que eres un río.
Que no me gustan las palabras, que prefiero los pensamientos.
Porque son más definitorios, tienen palabras, imágenes, y esa otra cosa, intangible, de lo silencioso. Además, se pueden tener muchos a la vez, todo un caos de pensamientos, muchas veces no teniendo nada que ver unos con otros. Pero las palabras sólo se pueden decir una por una, y tienes que ordenarlas para que los demás te comprendan, y la sintáxis y la ortografía y la pronunciación y este u otro idioma. Al final, ¿qué te queda de lo que querías decir?
Lo más lógico, en vez de obcecarme eternamente en lo mismo, es aceptar las cosas como son porque las cosas no se pueden cambiar. Aunque qué genial sería el cine sensible.
He llegado a las diez a casa y he anunciado a Nines que venía con un hombre. Ella ha dicho Vale del modo más natural, y ha seguido escribiendo en su teclado. Y cuando ha visto al pequeño proyecto de hombre y los he presentado: Álex, Nines, Nines, Álex, ella le ha dado dos besos agachándose a pesar de estar sentada y no ha pedido explicaciones. Sólo ha escuchado encantada el relato encantado de mis aventuras, me ha dicho Qué hiperactiva estás, le explico qué me alimenta, bajamos a pintar con los sprays el infante y yo un mueble donde un día hubo dentro un radiador de alguien del barrio, pero que ahora va a ser un teatro de marionetas rojo brillante, con cortinas y marionetas de trapo. Ice Age y conversaciones increíblemente interesantes con el niño antes de dormir, con la lámpara mágica y Chaplin y explicándole quién diantres era Hitler y qué es un dictador y qué se hace con el dinero y las casas se alquilan no sólo se compran y yo pago mi parte y Nines la suya, porque no somos madre e hija ni algo así, y el niño añade Ni lesbianas, y eso que es un niño sin maldad, pero joder, tiene la misma inteligencia finísima de su primo Esteban. Esteban.