May 09, 2012 20:56
Ya debería haberse acostumbrado a las continuas recaídas de su hijo. Sin embargo, cada vez que lo veía postrado, inconciente, su pequeño cuerpo cubierto de sudor, se le rompía el corazón dentro del pecho. Sentía una impotencia atroz.
Flora, la enfermera principal, probablemente estuviese atendiendo sus deberes religiosos. Su lugar era ocupado por otra muchacha quien, apenas la vio, hizo una profunda reverencia y la informó acerca del estado del niño. Oscuros recuerdos poblaron su mente por un instante.
-Hyacinthe... -susurró al tomar su pequeña mano. Se había quitado los guantes para sentir el contacto con la piel de su hijo.