Convento Sainte Marie de Clermont - Tres años antes de la llegada de Hyacinthe a Baptiste -ANALEPSIS

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Cuando la última vela del convento fue apagada, Théo pestañó dos o tres veces y suspiró. En su mente se gestó el pensamiento de que, si todas las noches fueran así de despejadas, las personas no necesitarían ninguna luz artificial. Una luna redonda y amarillenta brillaba en medio del firmamento, escondiendo el resplandor tímido de una gran cantidad de estrellas. El silencio reinante durante las horas nocturas hacía difícil pensar en la existencia de la vida en aquel lugar. Esa sensación se extendía a las montañas lejanas, que en ese momento no eran más que sombras recortadas contra el cielo oscuro, donde sin embargo Théo estaba seguro de que habitaba todo tipo de criaturas salvajes. Cerró los ojos, intentando imaginarse corriendo libremente en la espesura de los montes. Al abrirlos, una sorpresa le hizo olvidar tales fantasías.

-¡Mira, Hyacinthe! ¡Una estrella fugaz!

(POST CERRADO)

(( No me deja ponerlo en el título ;_;))