Sandrine revivía en esos instantes aquella vieja pesadilla en la que sus piernas no corrían tan rápido como deseaba mientras huía. Solo que ahora se hallaba en la realidad y se precipitaba por los pasillos del internado cargando con un niño inconsciente.
La adrenalina había desaparecido unos corredores atrás, ahora la cabeza le daba vueltas, el
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(( Claro que a Sandrine puede resbalarle lo que le diga Flora y ponerse en cueros. Total, difícilmente se de cuenta xD ))
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-No, no mucho, solo si lo muevo mucho.-Contestó a la mujer mientras intentaba sacar solo el brazo del vestido. Pero se le quedo atorado a media manga y no podía doblar mucho el brazo. Así que decidió aflojarse un poco una de las lazadas para poder sacarlo con facilidad pero dejando el pecho derecho al descubierto.
“Total, como si no me hubiese visto nunca un hombre, igual hasta alegro un poco la vista al enfermo. Dudo que la buena monja se dé cuenta. Además no quiero tener que lavar el traje si se mancha.”
-Con todo el ajetreo no he sido capaz de presentarme, me llamo Sandrine Filleul.
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-Encantada de conocerla, aunque hubiese sido mejor en otras condiciones.- Comentó pensando en el petite Hyacinthe.-Creo que nunca nos habíamos visto, no suelo acudir asiduamente a la iglesia.
Se sintió un poco incomoda al admitirlo frente a una religiosa pero la verdad es que hacía años que no acudía a un oficio religioso.
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-Supongo que tiene razón.-Comenta escuetamente. Supone que si no dice algo un silencio incómodo inundará el ambiente.- ¿Lleva usted mucho tiempo en el internado?
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Rió suavemente ante el tono de preocupación.
-Sí, supongo que este sitio es algo extraño aunque eso descarta totalmente el aburrimiento. Tendremos que mirar el lado bueno…
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-Pero me alegra estar aquí. Me gusta sentirme útil y ayudar a los demás en lo que pueda.
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Cabecea en señal de asentimiento aunque Flora no puede verla.
-Confieso que yo sería un desastre como enfermera. La sangre suele marearme con facilidad.
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Sandrine nunca había pensado en la invidencia como algo positivo y ciertamente si no hubiese entrado de forma tan alterada a la enfermería, hubiese dudado de la competencia de la mujer.
-Quizás, aunque para ejercer como enfermera seguro se necesitan más cualidades. Además usted es muy joven debió, aprender con rapidez los secretos de la medicina.
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No estaba muy convencida, dudaba que tan solo la buena voluntad se llegase bien a desempeñar bien el cuidado de enfermos.
-Oh, yo vine acompañando a mi señora la primavera pasada, hace casi un año. Aunque ahora estoy al cuidado del monsieur Hyacinthe.
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Inclina levemente la cabeza, como si sus palabras fuesen demasiado graves.
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