¿Alguien dijo fanfic? :)

Oct 22, 2010 23:27



Nombre del Fic: Muchos héroes, una batalla
Personajes principales y/o Pareja(s): Harry Potter, Sirius Black, Remus Lupin, Ron Weasley, Hermione Granger, Neville Longbottom, Luna Lovegood. Insinuaciones suaves de Harry/Ginny, Hermione/Ron, Luna/Neville y sin querer Remus/Sirius, pero solo si decides verlo de ese modo.
Rating: General.
Notas de autor (si las tiene): Lo escrito en esta letra es el pensamiento de uno de los personajes. Lo escribí para el concurso “El hubiera de Harry Potter” y parte de: ¿Y si Harry en vez de utilizar la chimenea del despacho de Umbridge para comunicarse con Sirius cuando tuvo la visión de su tortura en el Departamento de Misterios hubiera usado el espejo que este mismo le dio en Navidad?

¡Me gusta esta comunidad! ¡Revívanla! :D


Muchos héroes, una batalla.

1.     Todos los espejos, por ti.

Harry corre, corre hasta que las pantorrillas le palpitan y se le pega el sudor a la frente. Harry choca con demasiados estudiantes, derriba a unos niñitos de primero al pasar junto a ellos, pisa los deberes de una chica en la Sala Común y se pregunta desde cuando hay tanta gente en el colegio que le estorba el camino y por Merlín, ¿Por qué el camino hasta el cuarto es tan largo? Harry deja a Hermione haciendo planes junto con Ginny, Neville y Luna para entrar en el despacho de Umbridge (cree que también dejó abajo a Ron, pero en realidad él le está siguiendo su loca carrera), porque no hay tiempo para planes, ni conspiraciones, ni burlas a una dictadora loca, solo hay tiempo para salvar a Sirius. Es en ese momento o nunca, rescatar a la única familia que le queda en el mundo. Harry choca contra la puerta, que se abre por la fuerza y él cae al suelo, Harry gatea hasta su baúl, desesperado, pensando en las palabras de Sirius la ultima navidad, cuando le puso aquel paquete entre las manos: “Úsalo si me necesitas”. Pues bien, lo necesita, lo necesita vivo. Harry saca todo del baúl y busca hasta el fondo, pensando que, si algo sabe de su padrino es que un tipo de emociones y acciones rápidas, sin preámbulos, que no le ha hecho esperar nunca y que se molesta si él le hace esperar, por eso ese “Úsalo si me necesitas” es su única oportunidad de saber si se lo han llevado, porque Sirius da respuestas claras, secas y si Harry no consigue una rápidamente no va a pensarlo dos veces antes de largarse a rescatarlo como sea, es que no lo puede perder a él también. ¿No le han arrebatado ya lo suficiente?

Con manos temblorosas, Harry encuentra el paquetito, todavía envuelto, intacto, olvidado, le arranca el papel de un tirón y al solo encontrar su propia imagen sobre el cristal le da la vuelta y en el dorso encuentra una nota escrita con la exagerada caligrafía de su padrino:

Eso es un espejo de doble sentido; yo tengo la pareja. Si necesitas hablar conmigo, sólo tienes que pronunciar mi nombre; tú aparecerás en mi espejo y yo podré hablar en el tuyo. James y yo lo usábamos cuando cumplíamos un castigo separados.

Le da la vuelta otra vez. Aprieta con los dedos el borde del espejo hasta que los nudillos se le ponen blancos y chilla, roto por la adrenalina y el terror, el nombre de la mancha de una raza, de un fugitivo, de un renegado, de su única familia.

Pero nada pasa, el espejo solo le devuelve su imagen, los ojos verdes (de su madre), el cabello revuelto (de su padre), la cicatriz en forma de rayo (de Voldemort). Lo intenta de nuevo, solo una vez más y se va al Ministerio, ¿Qué hace ahí? Solo está perdiendo tiempo mientras torturan a Sirius.

-¡Sirius!- le grita al espejo, aunque sin esperanza- ¡Sirius Black!

-Harry, ¿Qué haces?

Ron, ahí está Ron, parado en el marco de la puerta, con las orejas y las mejillas rojas por perseguir a su amigo, con el ceño fruncido por la preocupación de que tal vez Harry este volviendo a tener esa manía de hablarle a los espejos.

-Perdiendo el tiempo- contesta.

Y cuando está a punto de dejar caer el espejo aparece una cara conocida, pero no, no es la que esperaba. Es Lupin, que tiene una nueva cicatriz que avanza desde su ojo derecho hasta el cuello, que duele de solo verla, Harry siente que es otra mala premonición.

-¿Harry?- pregunta, voz consternada y nasal.

-¿Dónde está Sirius?

Sin saludos, sin estar contento de ver a su antiguo maestro, sin nada. Sirius, ¿Dónde está Sirius?

-¿Estás bien, Harry?- Sirius, Sirius, Sirius, lo están matando y usted me pregunta como estoy.

-¡¿DÓNDE-ESTÁ-SIRIUS?!- Escupe, deletrea las palabras, tiene que irse.

-Él…

-Solo le estaba dando de comer a Buckbeak, no creas nada de lo que este empollón te diga sobre mí, Harry.

Alivio. Cuando escucha su voz grave, confiada (no puedes estar confiado cuando estas siento torturado), haciendo algún tipo de broma, ¿Qué dijo? No lo sabe, pudo haber dicho “¿Qué crees, Harry? Voldemort se entregó, no habrá guerra, mi nombre está limpio y ahora seremos felices y comeremos perdices” y no había manera en que Harry se sintiera más feliz de escucharlo. Saca todo el aire de golpe, pues se olvidó de respirar, al ver el rostro de su padrino, con el pelo enmarañado y a pesar de todo, elegante, con ojeras marcadas en los ojos y esa sonrisa afilada de me da gusto verte, arrebatándole el espejo de las manos a Lupin, un acto muy Sirius. Sirius vivo. Puede respirar de nuevo, puede notar la respiración de Ron detrás de él, asomándose, diciendo “Hola, Sirius”

-¿Qué hay, Ron?- parece contento, se escucha contento, pero debe notar el aspecto de ambos chicos, porque su humor cambia y ladra, olfatea como el perro de malas pulgas que es- ¿Qué les pasa a ustedes dos? ¿Quién se murió?

-Según Harry, tú- Ron se echa para atrás y se recarga en la cama, satisfecho de poder descansar de la persecución al Niño Que Vivió.

-¿!Qué!?- Lupin y Black al mismo tiempo, es algo curioso en ellos, esa forma extraña y ambigua que tienen de complementarse, de terminar la frase del otro o empezar exactamente la que iba a decir. Harry se pregunta qué hubiera pasado si jamás hubiera podido volver a ver esa extraña dinámica, si Sirius se hubiera ido abandonándolo no solo a él, sino a un hombre lobo con más cicatrices cada día. Cree que tanto el profesor como el mismo ya perdieron más de lo que alguien debería perder: perdieron a Lily y a James, lo que es perder parte del pasado, parte del futuro y obtener a cambio un presente incierto, Harry cree que es una pérdida considerable.

Tiene que explicarse, con ambos. Así que lo hace, les cuenta sobre la visión, el Ministerio, Sirius (“Tendrás que matarme”), Voldemort (“Al final lo hare, indudablemente”), los gritos, la tortura, lo inevitable, que parecía y se sentía real.

Hay unos instantes de silencio, cuando termina su explicación y espera que le digan algo, espera dar la impresión de que mantuvo la calma y se comportó como un adulto, no puede dejar que sigan pensando que no es más que un niño, simplemente no puede seguir así, en el corto lapso en el que el único sonido es la respiración profunda de Ron, Lupin voltea a ver a Sirius un segundo, fijamente, como si tuviera que asegurarse que continua ahí y cuando Black voltea, el otro desvía la mirada, como si doliera, y ahí está Harry, en medio de esa conversación sin palabras a la que le gustaría estar invitado, para ser un poco más merodeador, apuesta que su padre lo estaba.

-En ese caso creo que soy un fantasma, ¿Parezco un fantasma, Remus? En la mañana me dijiste que me veía pálido.

Bromea, claro, Sirius bromea, porque es más fácil, más cómodo, porque no necesita que las únicas dos personas que le recuerdan que alguna vez fue feliz piensen en que está muerto, no gracias, prefiere que no sea así. Pero al parecer Lupin lo piensa, lo siente.

-No es gracioso, Sirius.- se dirige a Harry, lo mira con la intensidad del lobo- ¿Quién más sabe de esto, Harry, aparte de Ron… y Hermione, supongo?

-¡Nadie!- se apresura a contestar, pero no es verdad, por desgracia- Bueno… Ginny, Neville y Luna se enteraron sin querer.

-Ya veo…- murmura Lupin, pensativo, sopesa sus opciones, no parece saber muy bien que decir pero se ve con ganas de querer decir algo, mira de reojo de nuevo a Sirius, que luce incomodo por la noticia de su supuesta muerte- Creo que ahora lo que debes hacer es…

-¡Ir por los demás!- interrumpe Ron, exaltado repentinamente, se levanta toda prisa y parece molesto de que su amigo no lo haga- ¡Dale, Harry! ¡Hermione y los otros ya estarán haciendo quien sabe qué para entrar al despacho de Umbridge!

Ah, sí, eso, ya se le había olvidado, tiene que avisarles que gracias a Morgana Hermione tenía razón, no recuerda cuando fue la última vez que se sintió tan feliz de que Hermione tuviera la razón, seguro que a ella también le gusta la noticia. Lupin quiere una explicación, pero Harry también, Harry quiere una explicación desde tiempo atrás y no está dispuesto a que se la nieguen de nuevo, no de nuevo.

-Les diré todo cuando valla para allá, espérenme en la chimenea de la cocina-dice, se pone de pie, todavía con el espejo en mano, no deja que le reprochen- Tengo que ir, no puedo estar sin respuestas. Voldemort todavía está en mi mente y no puedo dejar que siga pasando, acabo de poner en riesgo a mis amigos y dudado de que siguieras con vida, Sirius, no por favor, déjenme hablar, ya me sé la historia de que me quieren proteger y todo eso, y lo creo, pero finalmente voy a ser yo quien se enfrente cara a cara con Lord Voldemort, y no puedo hacerlo sin armas, preguntándome todo el tiempo que va a hacer. Necesito respuestas y las necesito cuanto antes, ustedes lo saben.

Lupin parece desconcertado, aturdido por tantas cosas en tan poco tiempo, sin palabras, es la primera vez que Harry lo ve sin palabras, es raro. Sirius parece orgulloso, se hincha de orgullo, Harry no sabe por qué, después de todo le acaba de decir que vio como lo torturaban, es raro igualmente. De ambos solo logra apreciar la mitad de la cara, más o menos, ya que el espejo parece estar en medio y aun así sus expresiones son únicas. Sirius todavía tiene expresiones, porque está vivo, se recuerda así mismo.

-¡Harry, vamos!- apremia Ron, pero para eso ya está saliendo por la puerta.

Harry tiene que seguirlo, naturalmente, como Ron con él, como Ron ha hecho siempre eso de seguirle en su caótica carrera aunque le cuesta trabajo, por más rápido que vaya Harry, a donde quiera que se esconda, a donde quiera que lo tuerza el destino, aunque se canse, aunque a veces se harte, Ron siempre ha estado ahí, para sostenerlo cuando está a punto de caer y para levantarlo cuando está en el piso. De las pocas cosas de las que Harry está seguro, es de esa, que no le puede fallar a Ron, y viceversa, solo por eso se despide de los otros dos hombres a través del espejo, pidiéndoles que estén alerta, que le esperen, que necesita ir, rogándoles que tengan cuidado, sobre todo que tengan cuidado.

-Por favor, Sirius, por favor no salgas.

Y por una maldita vez, Sirius no se queja.

-No te preocupes, Harry, haz lo que tengas que hacer.

2. El que pudo ser.

Bajan corriendo, Harry sabe que cuando la adrenalina pase le dolerán las piernas, pero en realidad no le importa, no está huyendo, no es que haya podido huir alguna vez.

La sala común está desierta, ¿Dónde están todos? va a decir Ron, pero se le cierra la boca cuando llegan a las escaleras del despacho de Umbridge, debido a que, al parecer ahí están todos, observando con las bocas abiertas el espectáculo que da su directora, histérica como pocas veces, escupiendo al hablar y con la cara roja de ira, en el centro del gran círculo que han formado los alumnos, junto con Neville y Luna que escuchan sus acusaciones y Malfoy sus secuaces sonriendo divertidos. Umbridge chilla, exigiendo que le digan cual es su plan, a quien iban a contactar, que tiene que ver Potter en esto.

-Ya le dije que el único responsable soy yo, ni Harry- Neville habla convencido, voltea ver un segundo a la chica rubia a su lado y luego enfrenta la cara de la profesora, todavía más firmemente- Ni Luna tuvieron nada que ver en esto.

-¡No mientas, Longbottom! ¡Lovegood estaba contigo cuando La Brigada te encontró!

-Claro que yo estaba con él- interrumpe Luna tranquilamente, ajena a las miradas que los acusan y las expresiones de regocijo de esas serpientes de Shyliterin- Yo estaba contigo, ¿Recuerdas, Neville? Creo que estas confundido. Yo tengo todo que ver en esto, pero Harry no.

-¡Eres una rata mentirosa!

Umbridge alza una de sus regordetas manos, a punto de abofetear a Luna, pero Neville se interpone entre ellas, protegiéndola con su cuerpo, un acto de protección que desconcierta a la Directora y un poco a Luna también, es que nadie la había protegido de los ataques antes piensa Harry, que observa todo entre el gentío, petrificado, sin saber que pasa exactamente, ¿Dónde están Hermione y Ginny? ¿No tengo nada que ver con esto? Por favor.

-No la toque.

Esa voz, Harry jamás había oído ese tono en la voz de Neville: sereno en su convicción, impenetrable, adulto, incluso parece más alto, así de erguido a penas y se ve Luna detrás de él (le viene a la mente que tal vez el hubiera sido un mejor Niño Que Sobrevivió). A Umbridge también le hace efecto esa seguridad en el que creía solo un alumno demasiado débil, baja la mano con deliberada lentitud y respira profundo, pareciendo aun más malvada en su calma, todos tienen los ojos puestos en las figuras de sus amigos, que a pesar de todo no desvían la mirada, a Harry le entran ganas de gritarles a todos, de ordenarles que se larguen, que no es un show, que Luna y Neville se están sacrificando por él, El Niño Que Vivió, y no vale la pena.

-No lo necesito- sisea la mujer, y Harry ve, como en cámara lenta como su mano se mueve al bolsillo de su túnica para sacar su varita.

Hasta ahí, se adelanta entra la multitud, no va a dejar que los lastimen por él, y entonces ¡BUM! Todo se convierte en un caos, la explosión parece venir de los pies de la profesora y la deja inconsciente en el suelo, con la falda medio destrozada y expresión de crueldad incluso sin estar despierta, los Slytherin tratan de socorrerla pero tropiezan entre ellos y junto con los demás alumnos histéricos que tratan de separarse, pero lo que sea que noqueó a Umbridge dejo restos de humo y pólvora y todos apenas y pueden moverse sin chocar unos con otros. Harry busca a Ron entrecerrando los ojos y se mueve entre la multitud escuchando algunos grititos histéricos y “¿Qué fue eso? ¡Hazte a un lado! ¡Ten cuidado! ¡Me pisas!” junto con un “¡Nadie se mueve de aquí hasta que La Suma Inquisidora despierte!” de (como no) Draco Malfoy, que tose al hablar pero aun así lo hace, para desgracia del mundo.

Caray, no puede ver nada, tiene los lentes sucios, se los saca y se dispone a limpiarlos con la camiseta, que desgraciadamente también resulta estar sucia, se les queda un viendo un momento, mientras los incómodos alumnos lo empujan y él solo está ahí, uno más atrapado, apenas las distingue pero siente la forma conocida en la mano, de las gafas que han visto todo, se pregunta cómo es que no se han vuelto a romper, y es, probablemente, una idiotez estar preguntando se eso cuando sus amigos están perdidos y él tiene que llegar lo antes posible a Grimund Place para comprobar que Sirius sigue ahí, vivito y coleando, cuando debería de estar pensando en cosas más importantes, como la guerra, y sin embargo ahí está, pensando en cómo después de tantas batallas, tantos hechizos fallidos, sus gafas no están destrozadas, tal vez es que está demasiado cansado para seguir pensando en cosas importantes.

Tal vez no.

Primero distingue la cabellera roja como el fuego de Ginny moviéndose entre los demás con una facilidad sorprendente, atrás, con un poco más de trabajo está Ron y junto a Ron viene Hermione estornudando pólvora, todos varitas en mano. Ginny se le acerca tanto que parece que lo va a besar, solo que no, desgraciadamente, sino que le pregunta si está bien, qué pasó con Sirius y sin darle tiempo para contestar le avisa que tienen que irse porque Umbridge sabe que algo está pasando.

-Aja.

No le sale nada más inteligente porque encima de los restos del hechizo que al parecer salió de la varita de Hermione por su cabello más enmarañado de lo normal, Harry percibe la fragancia de la madriguera en Ginny, olor a familia, cuartos acogedores, cenas, calor, flores en el jardín y esas pecas que tiene en el cuello que tantas veces ha soñado poder contar con los dedos.

Es una pena que tengan que separarse, pues para no llamar mucho la atención Ginny le había puesto las manos en los hombros y Harry hubiera podido quedarse así un rato más con todo gusto, pero no puede, porque todavía hay batallas que luchar.

Se mueven entre la confusión mientras La Brigada da órdenes sin sentido y Pansy trata con hechizos de despertar a la directora que solo la dejan peor.

-¡Qué idiota eres, hazte a un lado!- le grita Draco, histérico, con el brillante pelo rubio y la túnica llenas del polvo que levantó la explosión, se arrodilla junto a la directora a probar con algunos contra hechizos básicos que tampoco funcionan muy bien.

-Por Merlín, Hermione, ¿Qué hiciste?- pregunta Harry, divertido con la escena de los Slytherin.

Hermione voltea, toda despeinada y a punto de echarse a reír por la confusión que creó.

-Es un una explosión no dañina que aprendí ese día en la cla…

Pero no puede terminar su oración porque Ron y Ginny los apremian a moverse entre la multitud, el pelirrojo prácticamente la empuja nerviosamente y ayudados por el desastre logran subir las escaleras hasta el despacho del Director, donde están esperando Neville y Luna, el primero exclama “!Por fin llegan!” y la segunda les hace una seña de bienvenida con la mano, toda tranquilidad. Los recién llegados tosen, y se sacuden polvo de la ropa y el cabello, tratando de hablar todos al mismo tiempo.

-¿Y ahora qué?- dice Neville.

-¿Sirius está bien?- esa es Hermione.

-¿Por qué hicieron eso?- Harry a Neville y Luna.

-¿Qué hay de la visión? ¿El Que No Debe Ser Nombrado está en tu mente otra vez?- Ginny.

-¡Vamos de una vez antes!- Ron, bendito sea.

-Buena idea.

Luna tiene (por alguna razón) polvo flu en los bolsillos y antes de que todos estén preparados los arroja a la chimenea.

-¡El número 12 de Grimmauld Place!- exclama Harry y brinca dentro de la chimenea.

3. Un solo héroe no puede con todo el mundo.

Cae sin cuidado, tropezando al salir por la chimenea sobre el suelo lleno de polvo de la cocina  de Grimmauld Place, se sostiene con las manos para no darse en la cara y se queda expectante hasta que escucha al resto llegando, sin levantarse, observando sus palmas contra el antiguo y marginado piso de la ancestral casa de los Black.

-¿Qué haces en el suelo?

Voltea para encontrarse con una mano extendida y la cara imposible de su padrino.

-Me caí- contesta estúpidamente, emocionado por verlo al fin.

-Lo noté.

Sirius sonríe y Harry se anima a tomarle la mano, siendo levantado por toda la fuerza de ese hombre que ha vivido escapando, se queda frente a él, observándolo para estar total y absolutamente seguro de que estaba vivo, todos los demás también los observaban en silencio.

-Estás vivo- sentencia, con la misma simpleza como dijo “me caí”.

-Eso creo- Harry asiente lentamente, sin saber muy bien qué hacer con todos presentes, sintiendo que se va a derrumbar de un momento a otro cuando eso era lo último que desea: parecer débil.

-Me alegro.

-Carajo, pues no parece.

Lo dice medio en broma, tal vez un poco decepcionado pero abriendo los brazos como un perro necesitado de cariño, entonces a Harry ya no le importa si a los demás les parece infantil o débil, después de todo Sirius es su padrino, lo único que le queda de sus padres, el miembro que sobrevivió de la familia que le tocaba tener y Voldemort le arrebató aquella fatídica noche de Halloween, en palabras de Canuto, al carajo, lo abraza como un niño abraza a su padre luego de que se perdió en el parque (solo que cuando era un niño y se perdía no había nadie que buscara a Harry, nadie a quien abrazar al final del camino) y cuando se separa sonríe con toda la cara, brilla de alivio y de felicidad, al igual que Sirius que sin quitarle una mano en el hombro le hace señales de saludo a sus amigos con la cabeza, quienes permanecen en silencio, Hermione en medio de Ron y Ginny parece que va a llorar, Luna con su cotidiana expresión soñadora y Neville un poco sobrecogido.

-Así que…- empieza Sirius, divertido- se metieron en problemas de nuevo, ¿no es así?

Hasta ese momento es que Harry nota la presencia de los otros dos habitantes de esa casa, quienes desde afuera observaban la escena, cada uno a su modo. El más cercano es Lupin, con su traje raido y esa cicatriz que contemplada en vivo parece todavía peor pero se ríe con el comentario de su antiguo amigo, una risa que sale y le trepa desde el fondo de la garganta para salirle por los pálidos labios que se curvan en una sonrisa genuina, como si de repente hubiera muchas razones para ser feliz, probablemente contagiado por el alivio que transmite Harry. El otro es el elfo domestico, que observa todo tieso como una piedra, con los de por si* enormes ojos abiertos como platos, casi sin respirar, con los puños cerrados con tal fuerza que parece hacerse daño, su voz, en aquel rencuentro suena como un recordatorio de que la guerra se cierne sobre ellos, desentona, es del color de lo que las cosas son en realidad. Ojala se callara.

-No, no, no, nooo- murmura con más rapidez de lo normal, casi no se le entiende, parece a punto de enloquecer con la boca en un frenético hablar y todo el huesudo cuerpo en tensión- Esto no puede ser que hacen ellos aquí malditos sangres sucias asquerosas, ¿Qué hacen aquí? ¿!QUÉ HACEN AQUÍ!? ¡Lo arruinaron todo! ¡Todo! Ahora que voy a hacer las amas me van a matar me van a matar o peor ¡Me van a expulsar! Mi ama ¡Oh pobre ama! ¡Cuando se entere de que lo hice todo mal! ¡Bella! ¡¿Qué va a decir la ama Bella de Kreacher!? Esto no tenia porque salir así estaba todo planeado el amo Sirius debía estar arriba alimentando a esa maldita bestia junto con el impuro licántropo. ¡NO, NO, NO!

Ahora todos lo observan a él, extrañados, Sirius con una profunda arruga entre las cejas, parece que va a golpearlo de un momento a otro por lo que Hermione intervine, avanzando con cuidado hasta quedar frente al elfo, a Harry le preocupa que su amiga se acerque tanto.

- Kreacher ¿Te encuentras bien?

Esa frase desata casi el mismo lío que un hechizo de la chica, ya que el elfo reacciona a la suave voz de Hermione como si lo estuviera atacando y antes de que nadie pueda detenerlo brinca encima de la castaña y se aferra a su cabello llamándola sangre sucia, pelo de rata y todos los apodos crueles que se le ocurren en su estado de demencia tratando de hacerle todo el daño posible y aun con lo flaco y lo destruido que está la lastima con toda la rabia que ha guardado por años mientras ella suelta grititos y trata de zafarse.

-¡Maldita sangre sucia! ¡¿Cómo te atreves a dirigirte a Kreacher?! ¡Es todo tu culpa!

El primer hechizo en salir disparado contra el elfo es el de Ron, incluso más rápido que el de Lupin y Sirius, este le azota de lleno, rozando a Hermione. Harry siente que el elfo cae en cámara lenta y se pregunta si no lo mató la fuerza del desmaio (tampoco es que fuera una gran pérdida). Todo sucede muy rápido porque el elfo está en el suelo sin dar señales de vida pero Ron no se conforma con eso, porque parece rabioso y le lanza dos más hasta que Lupin dice “Es suficiente, Ron” y entonces se contiene de patearlo y corre a arrodillarse junto a Hermione, que se cubre la cara con las manos y llora, en shock con todos y cada uno de los presentes alrededor tratan de socorrerla sin mucho éxito. Sirius se ofrece a cortarle la cabeza el mismo al elfo y Harry apoya la moción mientras observa como Ginny y Luna abrazan a Hermione para tranquilizarla y a Neville preguntarle constantemente si está bien, sin saber que hacer aparte de eso, Ron, en cambio, parece saber que hacer o por lo menos saber que quiere hacer, porque se sienta justo en frente de Hermione y le quita las manos de la cara con un cuidado totalmente inusual en él, más considerando su ataque con Kreacher hace tan solo unos segundos, le coge la cara entre sus manos y observa los rasguños y algunos cardenales que hizo el maldito elfo en su ataque. Harry se siente abrumado solo de ver su expresión, una combinación con restos de furia, preocupación, quizás miedo y algo que no puede descifrar en los ojos castaños de Ron. Se encuentra diciéndose que si su amigo tiene el tamaño de una cucharita de té para guardar emociones, bueno, debe ser la cuchara más grande de todo el mundo mágico y muggle.

-¿Qué rayos le sucede a ese elfo?- dice Ginny, con una mano sobre el hombro de Hermione, molesta, más parecida a Ron de lo que Harry la ha visto nunca, solo que Ron preocupado le parece a Harry eso, preocupante y Ginny con los labios fruncidos y diciendo “que rayos” luce adorable, en su opinión. (Tiene que dejar de pensar en cosas que no vienen al caso, pero es que Ginny)

-¡Terminó de volverse loco!- responde en seguida Sirius, furioso- ¡Y si llega a despertarse va a ser solo con su cabeza colgando en los pasillos!

Camina hacia un noqueado Kreacher dando zancadas, con varita en mano pero la voz de Lupin lo detiene.

-¡Espera Sirius! Tenemos que saber de que estaba hablando, mencionó a Bellatrix y al parecer pensaba que Harry y los demás no tenían que estar aquí, como si supiera lo del Ministerio. Debemos saber que sabe, creo que tiene algo que ver con esto.

Black bufa molesto pero guarda la varita y regresa donde todo tratan torpemente de auxiliar a Hermione, torpemente excepto el profesor Lupin que bajo la supervisión de Ron cura heridas por medio de magia simple y palabras de consuelo.

Harry permanece un poco al margen, para no estorbar, recargado contra la chimenea, con un millón de cosas en que pensar y sin saber por dónde empezar, a falta de algo mejor que hacer se sacude el polvo (de la explosión en Hogwarst, de el suelo de Grimmauld Place) del pantalón sin muchas ganas.

-Están hechos un asco, ¿Qué hicieron?

Sirius pregunta recargándose en la columna junto a él.

-Hermione hizo explotar a la profesora Umbridge.

-¿Literalmente?

-No.

-Es una pena.

Harry se ríe suavemente, realmente es una pena que Umbridge no haya explotado, debido a que si antes no tenía motivos para pensar que él y Dumbledore se iban a alzar contra el Ministerio, Harry y sus amigos le habían dado uno bueno y de ahí en adelante no habría nada que la detuviera. Nadie creería en el regreso de Voldemort. Todo se había echado a perder. Por su culpa, por su maldita histeria y su miedo a quedarse solo. Suspira, frustrado, en eso Lupin se acerca a ellos para avisarle a Harry que solo ha sido un gran susto todo y unos cuantos rasguños para Hermione, nada de qué preocuparse, excepto, tal vez, de su pérdida de fe en los elfos domésticos.

-Genial- murmura el chico de los ojos verdes, intentando sacar una sonrisa entre ese sentimiento de derrota.

-Las cosas se van a arreglar, Harry- asegura Lupin.

-¿Cómo?- cuestiona Harry, triste- Ahora ni yo ni mis amigos podemos volver a Hogwarst porque Umbridge nos estará esperando para enviarnos a Azkaban con el buen pretexto que le di. Ahora más que nunca nadie va a creer en el retorno de Voldemort y Dumbledore no podrá regresar a dirigir la escuela.

-Lo hará- Sirius parece muy seguro- Siempre lo hace, es ahí donde debe de estar.

-Dumbledore y los demás miembros de la orden están en camino- anuncia Lupin- Creo que es tiempo de que obtengas tus respuestas.

Y cuando Remus le sonríe conciliadoramente Harry sabe porque es uno de los Merodeadores: por esa calma que transmite, por esa fuerza silenciosa y esas decisiones que siempre parecen estar bien tomadas. No puede hacer más que sonreírle de vuelta, pero aun así parece abatido.

-No te preocupes, Harry. Vamos a luchar, la verdad tendrá que salir a la luz tarde o temprano y si no lo hace por las buenas, vamos a empujarla. Todos nosotros, vamos a pelear por ella.

Y cuando Sirius dice eso último “Todos nosotros” Harry se detiene un momento a mirar alrededor; observa el preciso instante en que Luna, sin un motivo aparente ni mucha ceremonia le toma la mano a Neville, diciendo “Gracias por todo” en esa forma mágica y anormal que tiene de hacer todo, increíblemente lunática, sin miedo a absolutamente nada, Neville, por su parte se pone todo rojo y sonríe nerviosamente aunque sin soltarla, a Harry le parece gracioso que no le tema a Umbridge sabiendo de todo lo que es capaz y todavía se sonroje cuando una chica lo toma de la mano; Ginny está preparando una infusión de té que Lupin le pidió que hiciera para Hermione con la habilidad de su madre y la agilidad que es solo de ella, Harry se detiene más de lo que debería en verla; por ultimo localiza a Ron y Hermione están sentados uno junto al otro en las sillas de madera de la cocina, discutiendo acaloradamente, escucha a Hermione defender a los elfos a pesar de lo recientemente sucedido y a Ron súper indignado por eso.

-¡No puedo creer que estés molesta porque te salvé de ese elfo loco!

-¡No estoy molesta! Solo digo que te sobrepasaste, después de todo, como tú mismo acabas de mencionar Kreacher no está bien de sus facultades mentales.

-Eres absolutamente imposible, Hermione Granger.

Harry no puede evitar sonreír al ver su pleito que parece más por costumbre que por otra cosa, mirarlos, a cada uno de ellos otra vez y luego otra vez a Lupin y a Sirius, pensar que la señora y el señor Weasley están en camino junto con Dumbledore. Harry no puede evitar sentir un calor en el pecho, algunos lo llaman esperanza, eso le han dicho, la esperanza da fuerza, digo, eso es lo que dicen. Fuerza para seguir luchando, porque si sus gafas no se han roto es porque un día en el vagón de tren que lleva a casa una chiquilla les puso un hechizo y las hizo más fuertes, y un niño pelirrojo con suciedad en la nariz las protegieron de los golpes, y luego más y más gente se junto tras él para que sostenerlo por si se cae, para que su cara y en consecuencia, sus gafas, no se quiebren. Todos ellos lo han hecho más fuerte, no solo a sus gafas. Sin ellos, Harry no sería nada. Harry no es el único héroe, tal vez la gente lo piense por que trae esa marca en la frente, pero Harry es solo uno más de ellos.

Escuchan ruido en la entrada, luego las puertas se abren y ahí está Dumbledore, más alto, más viejo y más listo que nunca. Harry respira profundo, prepara sus preguntas y las posibles respuestas, sabe que la guerra está sobre él pero también sabe que hay voluntarios que lo ayudaran a cargarla y cuando termine todo eso, tal vez pueda recuperar algo de lo que le robaron, pueda sentarse a escuchar historias de sus padres de los labios de las personas que más cerca estuvieron de ellos, historias de Merodeadores, sentirse un poco más cerca de aquellas personas que dieron la vida por él, tal vez pueda pedirle una cita a Ginny, arruinarlo e intentarlo de nuevo, tal vez pueda ayudar a Ron a convencer a Hermione, tal vez pueda pensar en cosas no son trascendentales pero son las más importantes. Tal vez, cuando todo termine pueda celebrar con sus héroes, que no hacen la batalla más fácil pero sanan heridas y las comparten.

Por lo mientras, la guerra está por comenzar y El Niño Que Sobrevivió se siente suficientemente fuerte como para lucharla.

FIN :)

fic, archivo en castellano

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