#15 - Relación

Jan 26, 2007 21:06

Llevo mucho sin actualizar pero ahora que lo hago es para traer fic. Ya sabéis, James/Remus con mucho Sirius y mucho Lily y mucho merodeador. Éste capítulo no es que sea de mis favoritos pero es -creo que- necesario para el transcurso de la trama. O lo que sea. By the way, aquí tienen. Con medias langostas y clones de alma:

15 - Relación

Dice la Biblia, “de polvo vienes y en polvo te convertirás” -que, en idioma de mortales, quiere decir ‘todo vuelve a su inicio’. No es que Remus lo sepa por ser especialmente católico (en absoluto), sino porque su abuelo prácticamente le obligó a comerse ese libro. Sea como fuere, esa cita apareció en su cabeza cuando, cierta mañana de no recuerda qué mes, fue al puente. Aquel maldito puente de madera, donde se sentó cuando empezó a pensar en James de aquella forma que no se enseñaba en las escuelas -el día que llovió y James fue a buscarle, haría algo más de un año. Fue allí, donde empezaron todas sus desgracias psicológicas, encontrándose con un igualmente pensativo Potter (que parecía no haberse percatado de su presencia).

“Las cosas se hicieron raras aquí y aquí las volveremos normales. Joder, Lupin, arregla esto antes de que sea demasiado tarde”, se dijo a sí mismo. Respiró hondo (tanto que la humedad caló cada uno de sus frágiles huesos) y con paso -falsamente- decidido se dirigió a su amigo.

Amigo.

- James -dijo como único saludo, mientras se sentaba en la barandilla frente a la que el buscador meditaba. Se miraron, como hacía tiempo que no se atrevían a mirarse (por vergüenza, por miedo, por culpa): a la cara. Remus esperó a que el otro dijera algo, alguno de esos comentarios tan estúpidamente acertados que dice en los momentos de caos.

- La hemos jodido -simple y llanamente. Lo dijo mientras se colocaba bien las gafas, como si fuera la única verdad del universo, y con tal seriedad que Remus se hubiera reído con ganas si no le respetase (si no lo conociese desde hacía tantos años). Prefirió echar la cabeza hacia atrás, respirando de nuevo profundamente, buscando las palabras necesarias para hilar una frase digna de su nombre.

- Yo nunca usaría esa expresión pero, sí, tienes razón -propósito de dignidad fallido. Volvió a mirar a los ojos avellana. ¿Qué tocaba ahora? ¿Preguntar “hacia dónde va lo nuestro”? Ni que fuera una chica. ¿“Qué es lo que tenemos”? Ni que fuera un amante. ¿“Qué sientes por mí”? Dios, debería dejar de leer las novelas que Lily le recomienda. Antes de darse cuenta, estaba apretando el puño con impotencia, pero de su deliberación lo sacó la voz masculina de su lo-que-sea.

- Lily y tú os parecéis un montón. Ya sabes, no físicamente -y sonríe de esa forma tan infantil y tan idiota que a él le queda tan bien-. No lo digo como excusa, sino como hecho. Sois endemoniadamente parecidos. Cualquiera diría que clones de alma.

- ¿Quieres decir ‘almas gemelas’? -preguntó el licántropo extrañado, pensando hacia dónde llevaría aquella excéntrica teoría. James asintió con efusión- Según tu… “teoría” sobre las almas gemelas, si Lily y yo lo somos, Sirius y tú también lo seríais.

El animago apoyó el mentón sobre su mano (Dios sabrá cómo, sentado en el puente, sin caerse) para luego adquirir un gesto de inocente satisfacción. Asintió con la cabeza, para luego sonreír:

- ¿Recuerdas aquella vez en tercero, cuando me cabreé contigo toda una semana? Fue porque pensaba que te gustaba Lily, que salíais juntos o algo. Luego me di cuenta de que os mirabais exactamente como Sirius y yo y pensé que sería una tontería entonces, porque eso querría decir que Sirius era gay -rió con ganas, haciendo vibrar la madera, su pecho y cada uno de sus átomos-. Aunque muy desencaminado no iba…

- No lo repitas mucho, por tu bien -le contestó con un amago de sonrisa-. Pero, de todas formas, el ser almas gemelas supondría…

- ¿…que estuvieras predestinado a estar con Lily y yo con Sirius? No. No al menos en mi teoría, que, si no te importa, me gustaría terminar. Yo y Sirius… guh -fingió un escalofrío mientras ponía mueca de asco-. Qué pensamiento tan horrible. Seguro que me obligaría a ser pasivo hasta el fin de mis días.

- Y según tu teoría, si las almas gemelas no están juntas… -incitó a que prosiguiera, antes de acabar hablando de qué le gustaba a Black, en qué medida y de qué forma.

- A ver. Las almas gemelas no tienen por qué acostarse juntas, ¿entiendes? Padfoot es mi hermano. Tú eres… yo que sé, el mejor amigo de Lily, su muñeca favorita, supongo -tuvo que esquivar la bola de papel que Remus había conjurado y volvió a reír. Como hacía tiempo que no hacía. Debía saber algo que Lupin no, porque éste no se lo explicaba-. Perdona, perdona. A lo que iba. Creo que Lily y yo somos medias langostas.

- Eh… James… Se dice ‘media naranja’.

- ¡¡Te he dicho que no estropees mi teoría!! Son langostas y punto. Pues verás, Lily y yo somos medias langostas. Lo somos porque encajamos, porque somos perfectos juntos, porque nos completamos mutuamente, ¿entiendes?

- Lo que viene a ser ‘media naranja’ -repitió por lo bajo, con esa sonrisa lobuna que dice “niños, sean buenos o les comeré”. James refunfuñó, no es que tuviera mal oído, pero siguió hablando.

- Pues lo mismo sois tú y Sirius. Juntos sois perfectos, os complementáis de una forma que asusta y, eh, no quiero saber de qué forma exactamente encajáis. Y, tranquilo, podré vivir en la duda.

- ¿Has estado mucho tiempo pensando esa teoría? -un brillo en los ojos del castaño le hizo saber que bastante y Remus, como pocas veces en su vida le había pasado, sintió el estar frente a alguien como si fueras un bebé, un inculto, un necio. Si alguien le preguntara quién es el más inteligente de los merodeadores, no importaban las notas, contestaría que James- Ahora debe ser cuando entramos nosotros. Lily y Sirius; tú y yo.

- No creo que para mi tercera parte ellos entren, nosotros molamos más -dijo alegremente, para luego tomar de nuevo una expresión de absoluta seriedad-. Aún no le he puesto nombre pero estoy en ello. Somos diferentes, ¿sabes, Remus? Ni nos parecemos exageradamente ni nos completamos especialmente, pero tampoco puedo decir que seas como Peter, sin ánimo de ofenderle.

- Entonces, ¿qué es esto? -malditas novelas rosas y malditas frases de protagonista de la misma. Si Remus no hubiera sido tan poco Remus en ese momento, se hubiera golpeado a sí mismo y sin arrepentirse. James le miró como si tuviera dos cabezas, ante la cuestión.

- Algo raro. Raro porque nadie me había dicho que existía. Raro porque quiero a Lily y porque Sirius es mi hermano y porque son lo más importante en mi vida pero también estás tú. No quiero hacerles daño, pero…

- ¿Pero qué, Prongs? -la voz de Sirius los hizo casi caer al agua. Giraron sus cabezas con casi temor, para sorprenderse al ver su típica sonrisa Black. Sin maldad, sin rencor, sin resentimiento. Simplemente Sirius y sus dientes infinitos y tan blancos que o te ciegan o te ciegan- No sé qué tomasteis en el desayuno, pero recordáis a Freddie Mercury en sus días blandengues -se acercó a Remus y lo bajó con facilidad de la barandilla tomándolo de la cintura, cosa a la que en algún otro momento hubiera puesto objeción (otro momento en el que no estuviera impresionado y tan seguro de que Sirius sabía algo que fuera a morirse). Aún sujetándolo tremendamente cerca, habló lo que ninguno se atrevía a hablar-. Peter quiere fiesta merodeadora esta noche y no he podido decirle que no, así que he venido a buscaros.

Entonces Sirius miró a James. Miró a James y le sonrió y aún cogía a Remus por la cintura pero decía algo sobre sickles y whiskey de fuego y elfos domésticos. “Tío, Jimmy, con esa cara parece que fuiste tú el que me robó la marihuana”. Un chiste y le sonríe y abraza a Moony y vuelve a hacer un chiste con ‘no te escandalices, cielo, Remus solo es algo pasajero, tú eres la única que ocupa en verdad mi corazón’.

El buscador suspiró aliviado, para luego seguir con el juego de mujer despechada y caminar hacia el castillo, mientras se recordaba la suerte que tuvo al conocer a sus amigos.

fanfics, 30vicios

Previous post Next post
Up