No. 6 Cap 9 - El Ángel del Inframundo

Oct 31, 2012 22:27


Autora: Asano Atsuko
Traducción de japonés a inglés: 9 ave

Traducción al español: Azhreik

Lista de capítulos
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-Señora, ¿Puedo preguntarle algo más?

-Claro.

-¿Quién está con él ahora mismo?

Era una pregunta inesperada. Alguien que estaba con Shion- invisible, pero a su lado de todas formas. ¿Quién era?

-¿Será Nezumi?

-¿Nezumi?

-Sí. Nezumi. Es la única persona que puedo imaginar.

-Me pregunto si ¿Es una persona muy importante para Shion? -preguntó Safu.

-Creo que sí. Tal vez incluso mucho más importante de lo que tú y yo somos para él.

Karan sobrevive en Lost Town, creyendo que su hijo está muerto o a punto de morir, pero un ratón le traerá de vuelta la esperanza. Una vez que Safu regresa a la ciudad y descubre el destino de Shion, está dispuesta a lo que sea para llegar hasta él. Capítulo de Karan.

[Capítulo 9 parte A]

Capítulo 9.

El Ángel del Inframundo

Lo amo, lo amo. Es una carga pesada alrededor de mi cuello- me lleva al fondo con él. Pero amo esta carga pesada- no puedo vivir sin ella.

-Chekhov “El Jardín de los Cerezos” Acto III [1]

La niña llegó justo cuando Karan estaba bajando las cortinas de la tienda.

-Seño, ¿Quedan panquecitos? -Era una niña adorable de cara redonda, seguramente todavía no cumplía diez años.

-Se acabaron los de queso, pero si te gustan los panquecitos de pasas, todavía queda uno.

-Me lo llevo, por favor.

-Muy bien, Lili. Espera un segundo. -Karan cogió de la bandeja el panquecito restante y lo puso en una bolsa junto con dos donas.

-Las donas son un regalo.

-Gracias, Señora, -Lili dejo caer unas cuantas monedas de cobre en la mano de Karan. Probablemente las había apretado fuertemente en su mano durante todo el camino, pues aunque las monedas no poseían sangre, tenían la calidez del cuerpo humano.

Lili se asomó dentro de la bolsa y su rostro se iluminó mientras decía en voz alta que había dos donas enteras.

-Después de todo eres una de mis clientes regulares, Lili. La próxima vez hornearé algunos panquecitos de queso extra para ti.

-Seño, no cerrarás la tienda ¿O sí? -Lili apartó el rostro de la bolsa, y le preguntó a Karan con una expresión sombría.

-Nunca la cerraré. ¿Por qué piensas eso?

-Mamá dijo que podrías cerrar la tienda. Pero me alegra que no. -Una sonrisa de alivio se extendió en su cara redonda. Karan se puso en cuclillas y envolvió con los brazos la pequeña figura de la niña.

-Gracias por preocuparte por mi, Lili.

Su cuerpo suave, su tibia presencia- era muy pequeña pero le brindaba a Karan un estímulo contundente.

-Mamá y Papá están preocupados, -dijo Lili. -Dijeron, “¿Qué tal si ya no podemos volver a comer el pan o pasteles de tu pastelería?”. Porque ya sabes, la tienda de pasteles enfrente de la estación tiene mal sabor, es cara y son groseros, -dijo malhumorada.

-¿Lo son?

-Sí. Porque el otro día había un enorme pastel blanco en el aparador, y era como un castillo de juguete. Y yo y Ei- oh, ¿Sabes quién es Ei?

-No, no lo sé.

-Es mi amiga. Es muy buena soplando burbujas. Entonces Ei y yo lo estábamos viendo porque era muy bonito.

-¿Entonces lo estaban viendo por el escaparate?

-Sí. Y el anciano de la tienda empezó a gritarnos. Dijo “No toquen el vidrio con sus manos sucias”. Nosotros sólo estábamos mirando. Ni siquiera estábamos tocando el vidrio, -dijo Lili indignada.

-Eso es horrible.

-Entonces Ei le gritó: “¡Estúpido anciano tacaño!” y entonces yo también le grite “¡Estúpido anciano calvo! Y luego las dos huimos.

Karan estalló en risas. Había pasado un tiempo desde que se había reído en voz alta. Besó a Lili en la mejilla.

-No puedo hacer nada tan grande como un castillo, pero para tu cumpleaños, Lili, te hornearé un lindo pastel todo blanco para ti.

-¿En serio?

-En serio. Asegúrate de compartirlo también con Ei.

-Gracias, Seño. -dijo Lili felizmente. -Me gusta el pastel de cereza.

Pastel de cereza- A Shion también le gustaba.

Lili agitó la mano y salió de la tienda. Karan la observó yéndose hasta que se fundió en la oscuridad, entonces bajo las cortinas. Se hundió en una silla.

Después que Shion la dejara, encontraba difícil soportar cuando caía la noche. La noche la atrapaba en la profunda decepción de que había pasado otro día sin que Shion llegara a casa. El sentimiento se convertía en un pesado cansancio que le causaba fastidio de levantar un solo dedo.

-Shion…

A veces como un murmullo, a veces mentalmente; a veces como si conversara, a veces casi gritando- se preguntaba cuántas veces llamaría el nombre de Shion cada día.

Cuando escuchó que el Departamento de Seguridad se había llevado en custodia a Shion bajo los cargos de disturbio civil y asesinato, creyó que se volvería loca.

-Por favor sea consciente de que probablemente nunca vuelva a ver de nuevo al sospechoso.

La noche que un oficial del Departamento de Seguridad le había dado las noticias, Karan tuvo una premonición de que su hijo moriría. Ella sabía con mayor certeza que nadie que Shion nunca tomaría parte en un asesinato, pero los sentimientos desesperados de una madre nunca llegarían al Departamento- también lo sabía muy bien. En No. 6, donde la tasa criminal era casi de cero porciento, no había sistema judicial; simplemente ser arrestado y llevado bajo custodia por el Departamento de Seguridad confirmaba la culpabilidad del sospechoso. Alegar culpabilidad o inocencia no estaba permitido, ni tampoco plantear una queja formal.

Ya había sido ingresado al Correccional. Pronto, como un CV de primera clase sería sentenciado de por vida; o bajo una ley especial, sería sentenciado a pena de muerte. Las palabras del Oficial del Departamento de Seguridad no eran exageradas o retorcidas de ninguna forma- eran la verdad desnuda. Siempre lo eran. La siguiente vez que ese uniforme apareciera en su puerta sería después que la sentencia a su hijo hubiera sido dictada. En este momento, Karan experimentaba por si misma cómo se sentía físicamente la desesperación. Todos los sonidos desaparecieron a su alrededor, y todos los colores se desvanecieron, no podía oler o sentir nada. La oscuridad era la única cosa que podía ver frente a ella, era una oscuridad negro tinta que nunca vería la luz del amanecer ¿Era esta cosa sin fondo lo que la gente llamaba desesperación-?

He perdido todo.



Repentinamente, el rostro de cierto hombre cruzó por su mente. Si le imploro ayuda, ¿Se podría hacer algo? Pero el resquicio de luz que había brillado en su corazón pronto osciló y se desvaneció. No- no hay tiempo. Ni siquiera sabía en dónde se encontraba ese hombre ahora mismo. No tenía tiempo de buscarlo y rogar por la vida de su hijo.

Repentinamente sobrepasada por la nausea, Karan vomitó todo el contenido de su estómago. Empezó a sudar. Medio se arrastró hasta la almacén y colapsó sobre la cama de Shion. La mayoría de las pertenencias de Shion habían sido confiscadas como evidencia por el Departamento de Seguridad. Simplemente puedo morir también, en una esquina de esta almacén. Cerraré mis ojos y lo seguiré.

En vez de vivir esa vida brutal, puedo escoger la paz de la muerte que vendrá después de un corto sufrimiento. No soy lo suficientemente fuerte para continuar viviendo sola en esta oscuridad.

-¡Chip-chip!

Creyó haber oído algo chillar en su oído mientras estaba ahí acostada. Probablemente sólo era su imaginación. Podría no ser mi imaginación. Pero no importa, ya estoy…

Algo mordió el lóbulo de su oreja. Un dolor sordo le llegó desde ahí. Levantó la parte superior del cuerpo. Un pequeño ratón se escurrió hasta una esquina del almacén.

…¿Qué está haciendo aquí un ratón?

Tragó. Se tocó el lóbulo. Un poco de sangre impregnó su dedo. Lost Town podía estar en las partes viejas de la ciudad, pero aun así era raro que los animales corrieran por ahí, exceptuando a las mascotas. Más aún los ratones-

-Nezumi. -Su corazón latió estruendosamente.

Nezumi. ¿No había murmurado Shion ese nombre una vez? Mientras estaba bebiendo chocolate; mientras observaba los árboles meciéndose por el viento; mientras miraba el cielo oscuro, había murmurado esa palabra. Desde ese día, cuando habían sido expulsados de Cronos y se mudaron a Lost Town debido a ese incidente- fue el día que habían sometido a Shion a una investigación y recibió una severa advertencia por proteger a un CV, considerado un criminal violento en No. 6. Ocultar y ayudar a escapar a un CV normalmente se clasificaba como un crimen serio, pero debido a su corta edad de doce años y su estado emocional, lo habían dejado ir simplemente con la remoción de sus privilegios especiales.



Karan, por alguna razón, no sentía mucho apego a Cronos, ni le pareció dura su vida en Lost Town. Aunque otros hubieran reprendido las acciones de Shion por falta de sentido común, ella podía creer que había algo en los sentimientos y creencias de Shion que lo condujeron a hacer lo que hizo. Aunque la ciudad le dio tratamiento preferente como un niño privilegiado debido a su nivel intelectual, tal vez ella en algún lugar en su interior había empezado a darse cuenta que su hijo escogería sus emociones sobre el conocimiento, y que escogería un futuro que pudiera aferrar por voluntad propia, sobre un futuro que ya se le había prometido. Fue por eso que ella eligió no preguntarle mucho sobre el incidente pero le preguntó una vez sobre Nezumi.

-¿Entonces qué es este Nezumi? ¿Quién es él?

-¿Eh?

-Es el nombre de alguien, ¿No? -Ella había pensado eso por la ternura con que su hijo decía la palabra. Nostálgicamente, amorosamente, a veces tenso- incluso tenía un tono de añoranza. Definitivamente no usaría ese tono de voz para llamar a un ratón normal o a una rata.

-¿Esa persona te rompió el corazón?

-Nunca. ¿Qué estás diciendo, Mamá?

-Bueno, así suena.

-No, no suena así. Lo entendiste todo mal.

Fue cuando Shion se puso inusualmente agitado, se tornó rojo e hizo algo como tirar su cuchara. Sí, lo recordaba ahora. Nezumi.

Se levantó. Su latido regresó a la normalidad y su cuerpo se sintió más ligero. La esperanza- aunque no sabía por qué- parpadeó dentro de ella. Pudo respirar, y la fuerza de voluntad para moverse revivió dentro de ella.

Un pequeño ratón estaba acurrucado junto a una caja de harina. Hizo contacto visual con Karan, y agitó el rostro en un amplio círculo. Escupió una capsula de su boca. Entonces desapareció en la parte trasera del almacén. Había una nota dentro de la cápsula.


[2]

La luz que había parpadeado dentro de ella se convirtió en una flama clamorosa. Presionó firmemente una mano en su boca. Sentía que si no lo hacia, lloraría de alegría.

Está vivo, mi hijo está vivo, podré verlo de nuevo.



Karan inhaló y miró furtivamente a su alrededor.

Si la nota era verdad, y Shion había escapado vivo al Bloque Oeste, entonces esa casa probablemente estaba bajo atenta vigilancia del Departamento. Cámaras microscópicas. Grabadoras de sonido. Grabadoras inalámbricas. No podía actuar imprudentemente.

Se acercó al fondo del almacén. Junto a una caja de mermelada, garabateó en un pedazo de papel de embalaje. La palabra “Bloque Oeste” le había traído a la memoria una figura borrosa. ¿Cuál era su nombre? Trabajaba para el Proyecto de Información… era una buena persona. Sólo recordaba eso. Tal vez él- pero-

Tenía un montón infinito de cosas que deseaba decirle a Shion.

Shion, continúa vivo. No importa lo que hagas, sigue vivo. Tu madre está bien. Mientras estés vivo, estaré bien. Así que por favor, no mueras.

Pero era inútil derramar su corazón ahora.

-¡Chip chip!

El pequeño ratón apareció junto a sus pies. Torció sus bigotes como urgiéndola. No podía quedarse por mucho tiempo en un solo punto- especialmente porque no sabía donde estarían colocadas las cámaras de vigilancia. Garabateó precipitadamente, enrolló el papel y lo arrojó a la harina. En un instante el pequeño ratón lo recogió en su boca y desapareció.

Si lo sigo, ¿Me guiará a Shion?

Era un pensamiento pasajero. Lo apartó y dio un paso al frente.

Esperaré aquí, hasta que mi hijo vuelva a mí. Me quedaré aquí y esperaré. Era algo fácil de hacer. Está vivo y está en el Bloque Oeste. Si está vivo, puedo esperar. No me han arrebatado la esperanza. Aún no he perdido.

¿No he perdido? De todas formas, ¿Contra quién estoy peleando?

Karan se sonrió ligeramente a si misma, levantó el rostro y salió del almacén.

Había pasado casi un mes desde entonces. Sólo una vez, un pequeño ratón apareció. Era café, lo que significaba que Shion seguía a salvo. Se sintió aliviada, pero al mismo tiempo angustiada. La próxima vez podría aparecer un ratón negro. No había nada que garantizara la seguridad de Shion.

Quería verlo de nuevo. Últimamente había tenido sueños frecuentes. En ellos, Shion aún era pequeño, y ella sentía temor si no lo tomaba de la mano. No dejaré ir esta mano. Pero no importaba qué tan fuertemente lo pensaba, la mano del niño siempre se deslizaba de las suyas mientras empezaba a correr enfrente de ella.

-Shion, espera.

No vayas allí. Es peligroso, hay un horrible peligro-

-¡Shion!

Despertaría ante su propio grito. Esa clase de mañanas se habían repetido durante algún tiempo. Frecuentemente se había quejado de mareos, falta de aire, y dolores de cabeza. Pero si continuaba horneando y seguía abriendo su tienda era por gente como Lili.

Incluso después de que las noticias del arresto y encarcelamiento se hubieran difundido, la actitud de la gente a su alrededor no había cambiado.

El trabajador de la fábrica que siempre se detenía en su camino al trabajo, para comprar pan de pasas y un sándwich para el almuerzo- la estudiante de universidad que venía una vez a la semana para comprar un pastel de nuez- la ama de casa que venía cada mañana a comprar una hogaza de pan recién horneado- todos se regocijaron de que Karan continuara su negocio.

-Cuando como sus pasteles, señora, me llena de un sentimiento de felicidad. No sé porque, pero simplemente me hace sentir feliz.

-No poder comer su pan de pasas le quita toda la diversión a mi día. Es una de las cosas que espero, así que no me lo arrebate, Karan-san.

-Eresuna panadera, ¿No? Es tu trabajo hornear, sin importar lo que pase. Todos lo esperamos, sabes. Cada mañana, todos esperamos el aroma de pan horneado que inunda las calles.

Esas e incontables palabras más la habían alentado. Aunque estaban lejos de ser fortaleza, las palabras de otros hacían que su alma se mantuviera firme mientras amenazaba con colapsar por la angustia de no poder confirmar el bienestar de su hijo.

Había tomado prestados sus hombros para permanecer de pie, apretar los dientes y continuar horneando pan y pasteles.

Pero las noches aún eran insoportables. Si la gente que pasaba enfrente de la tienda, en su camino a casa, eran jóvenes era mucho más insoportable. La hacia desear arrancarse el corazón.

Se hundió en una silla y se cubrió el rostro con las manos.

-¡Chip-chip!

Levantó el rostro. Bajo la vitrina de vidrio un pequeño ratón estaba torciendo la punta de su nariz. Era café.

-Viniste.

El ratón miró alrededor, luego escupió una capsula. Ella sabía instintivamente qué habría dentro de la cápsula transparente.

Karan se apresuró a acercarse a la vitrina. Asustado por su rápido movimiento, el ratón se escabulló al otro lado de la habitación. Karan se reprendió a si misma por sus dedos temblorosos y abrió la cápsula. Dentro había un pequeño pedazo de papel plegado.


[3]

La escritura era ligeramente inclinada y tenía un estilo distintivo. Era de la propia mano de Shion.

Mamá. Las palabras se convirtieron en su voz como si hicieran eco en sus oídos. Justo entonces, en ese momento, su hijo estaba vivo. Estaba vivo mientras escribía esas palabras a su madre. Había escrito en ese pequeño pedazo de papel, un mensaje con una extensión de unas cuantas palabras; pero fue suficiente para hacer llorar a Karan. No pudo detener las lágrimas que se derramaban por su rostro. Trazó las palabras con los dedos una y otra vez.



Shion probablemente estaba en una terrible situación. Bien podría estar sufriendo en la incertidumbre, pero no estaba abatido. Su letra estrecha pero enérgica expresaba eso.

Mamá, estoy bien. No soy infeliz. En realidad no he perdido la esperanza.

Karan se secó las lágrimas con el delantal. Les juró que serían las últimas. La próxima vez que lloraría sería cuando estuviera estrechando a Shion entre sus brazos. Hasta ese día, ya no lloraría. No perdería la esperanza. Hornearé pan cada día, lo venderé, manejaré mi dinero, limpiaré mi tienda, pondré algunas flores y seguiré viviendo. Voy a hacer mi trabajo.

-A partir de mañana, pondré algunas otras clases de panquecitos, ya sé, haré un día Especial para los Niños.

Karan asintió a sus propias palabras, y se acercó al aparador para sacar un rollo redondo salado. El pan, salpicado de queso en polvo, aún después de que se enfriara conservaba el aroma y sabor. Con un precio razonable, era una opción popular en su panadería. Ese era el último de la tanda que había horneado ese día.

-Gracias. Muchas gracias, Sr. Ratón. -Arrancó un pedazo y lo arrojó enfrente del ratón. El ratón café miró el pan con cautela durante un rato, lo olfateó y empezó a mordisquearlo cautelosamente.

-¿Nezumi es tu amo? ¿Podrías decirle que estoy muy, muy agradecida? Y por favor dile que venga algún día a comer algo. Le daré tanto pan como pueda comer. Y por supuesto también un montón de pan para ti también.

Estaban golpeando a la puerta. No era un sonido áspero; por el contrario, era tranquillo y casi vacilante. Pero el corazón de Karan tembló con miedo.

Oh no. Existía la posibilidad de que la casa ahora fuera parte de la red de Vigilancia del Departamento. Había estado tan preocupada por la nota de Shion que lo había olvidado por completo.

¿Es el Departamento de Seguridad? ¿Han venido a confiscar esta carta-?

Allí no había un sofisticado sistema de seguridad como en Cronos. No había alarma de seguridad o cámaras, ni una cerradura automática con sensores de reconocimiento. Solo había una puerta con  delgados paneles de cristal, persianas que los cubrían y una anticuada cerradura manual. Un hombre fuerte podría forzar la entrada fácilmente.

Karan arrugó la nota dentro de su mano. En el peor de los casos estaba preparada para tragársela entera. Seguían tocando la puerta. Se levantó lentamente. Cerró la mano en un apretado puño.

-Disculpe. -Era la voz de una joven. -Disculpe… ¿Hay alguien en casa-?

La voz se apagó débilmente. Durante un instante, el rostro de la estudiante universitaria a la que le gustaban los pasteles de nuez irrumpió en su mente; pero no era ella. Karan presionó el botón que abría las persianas.

Detrás de los paneles de vidrio de la puerta estaba parada una chica esbelta. Usaba un abrigo gris que le llegaba a los muslos y que parecía fundirse en la oscuridad. Karan recordó el rostro que la miraba y le sonreía.

-Vaya, es Safu. -Karan abrió vacilantemente la puerta. La chica entró en la tienda junto con la brisa de la tarde y comentó algo sobre el delicioso aroma. Entonces inclinó la cabeza.

-Señora, ha pasado mucho tiempo.

-Es cierto. ¿Cuántos años han sido? Has crecido muy hermosa. Estaba muy sorprendida.

-Solían confundirme mucho con un chico. -Safu sonrió, con hoyuelos en ambas mejillas. Su sonrisa seguía siendo la misma de siempre. Como Shion, durante el Examen Infantil de la ciudad había sido seleccionada para el rango superior por su inteligencia; había sido su compañera de estudios en la clase Privilegiada hasta los doce años. Karan recordaba haber oído que Safu había perdido a sus padres a temprana edad, y vivía con su abuela.

Después que Karan y Shion fueron expulsados de Cronos, Safu fue la única compañera que continuó tratando a Shion como antes. También había venido a la tienda una vez. En esa ocasión, su rostro aún albergaba algo de inocencia infantil.

Pero la Safu de ahora, que tenía desatada su bufanda rosa claro, tenía piel suave y una boca amable; mostraba indicios de la hermosa mujer en la que se convertiría eventualmente.

-¿Pero no te habías ido de intercambio a otra ciudad? Recuerdo que Shion me comentó algo así, -dijo Karan.

-Regresé. Mi abuela falleció; recibí la noticia no mucho después de haber llegado allá, así que empaqué y regresé.

-¿Tu abuela? Oh, querida…

Esta chica ha perdido al último de sus parientes de sangre.

-Safu… no sé que decir. Mi corazón está contigo.

La chica también había experimentado la misma desesperanza. Había experimentado la soledad de estar por su cuenta en la infinita oscuridad. Y era tan joven.

-¿Hay algo que yo pueda hacer? Safu, ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?

-Sí lo hay. -Safu se paró frente a Karan y la miró directo a los ojos. No estaban teñidos de dolor. No estaba angustiada, o rendida por el agotamiento; tenía una mirada flexible y desafiante, la clase de ojos que solo se podía tener durante la juventud.

-Vine porque tengo un favor que pedirle, Señora.

-¿Cuál es?

-Por favor dígame dónde está Shion.

Karan tomó aliento y le regresó la mirada a Safu.

-Por favor dígame. -insistió Safu. -Está vivo, ¿Verdad? No está encarcelado en el Correccional. Está vivo- ¿Dónde está?

Su tono de voz era ansioso, esperando una respuesta. Karan apretó más fuerte el puño alrededor del pedacito de papel arrugado.

-Safu, ¿Entonces sabes sobre Shion?

-Sólo sé que fue arrestado por el Departamento. Lo que significa que no sé nada. Todo son mentiras, ¿Verdad?

-Safu.

-Lo que dijeron sobre Shion planeando un asesinato indiscriminado por un odio retorcido- eso es una gigantesca mentira. Shion no es retorcido, y no alberga rencor contra nadie.

Karan la jaló de la mano y la llevó al almacén.

-Parece que esta habitación no tiene cámaras de vigilancia o artefactos de grabación. Aunque, no estoy segura qué tan seguro es-

Los ojos de Safu brillaron.

-Si está siendo espiada, significa que Shion no ha sido capturado, ¿No es cierto? Escapó a algún lugar ¿No?, fue capaz de huir a salvo, y aún está por ahí con vida- Señora, está segura de eso, ¿Verdad?

-¿Por qué dices eso?

-Porque está muy calmada al respecto… sólo una mirada y puedo afirmarlo. Luce delgada y cansada, pero aún no se ha rendido completamente. No es el rostro de una madre que ha perdido a su hijo.

-Estoy impresionada, Safu. Serías una excelente detective.

-Señora, Shion está vivo ¿Cierto? Está vivo, ¿Verdad?

Karan le mantuvo la mirada a Safu con los labios firmemente cerrados.

¿Existía la posibilidad de que Safu hubiera sido reclutada por el Departamento para ir allí y averiguar el paradero de Shion? Karan lo pensó durante un momento. La respuesta fue no. Si el Departamento realmente tuviera esa intención, no habría necesidad de utilizar a Safu. Sería bastante fácil extraer la información de la propia Karan usando un suero de la verdad.

¿El Departamento estaba persiguiendo a su hijo en serio?

El pensamiento repentinamente cruzó su mente. Durante todo ese tiempo había estado demasiado influida por el cansancio emocional y la confusión para pensar siquiera en ello, pero si el Departamento estuviera persiguiéndolo con todo su poder, no existiría ninguna dificultad en arrestar a un simple chico como él. Incluso si Shion había tirado su tarjeta ID, los satélites de rastreo serían capaces de confirmar su localización. Mientras no permaneciera eternamente en el subterráneo, era casi imposible escapar de los satélites de rastreo altamente perfeccionados.

-Señora.

La mano de Safu sujetó el brazo de Karan.

-Shion está fuera de No. 6, ¿Verdad?

-Sí.

-Lo sabía… pero es obvio ¿No?, dentro de la ciudad la vigilancia estaría por todas partes. Sería imposible ocultarse…

-Safu, en la actualidad ¿Cuál es la resolución de imagen de los satélites de rastreo?

-Los nuevos modelos serán de menos de cincuenta centímetros. Oí que es posible aumentar la imagen mandando comandos desde el suelo. Lo que significa que es posible conseguir con claridad la imagen de una persona a nivel del suelo.

La perspicaz muchacha había adivinado el siguiente pensamiento de Karan. Safu tragó y continuó hablando.

-Si meten la información de Shion en el sistema, los satélites comenzarán a rastrearlo inmediatamente. Si está sobre tierra sería imposible que no lo encuentren.

-Entonces me pregunto si está bajo tierra. O-

O su apariencia había cambiado mucho, en comparación con los datos almacenados- ¿Era siquiera posible?

-Señora… creo que mientras Shion esté fuera de la ciudad, estará a salvo.

-¿A salvo? -Karan repitió en pregunta las palabras de Safu. No entendía lo que quería decir.

-No puedo expresarlo bien. Es solo una corazonada que tengo… nunca aprendimos a poner los sentimientos y corazonadas en palabras. Pero después de pasar un tiempo fuera de la ciudad, he llegado a sentir algo…

Las palabras de Safu se volvieron torpes y confusas. Buscaba desesperadamente palabras que describieran no algo teórico, si no algo que residía dentro de ella.

-Ah… siento como si la ciudad estuviera realmente cerrada- como si estuviera encerrada. Como si se retrajera completamente en si misma, resolviendo todo por si misma… y no estuviera interesada o intrigada por nada de afuera.

-Y hablas de esta ciudad, aquí.

-Sí. Así es como me siento. Así que si Shion está fuera de la ciudad, deduzco que el Departamento lo dejará en paz, sin importar que sea sospechoso de un crimen serio. Aunque si regresa a la ciudad, probablemente lo arrestarán inmediatamente.

-Eso significaría que Shion nunca podrá regresar, ¿No es así?

-Mientras la Ciudad misma no se someta a algún cambio- siento que así es como continuará siendo.

-Eso es algo muy cruel, Safu.

Safu sacudió la cabeza y sujetó de nuevo el brazo de Karan.

-Señora, ¿Dónde está Shion?

-En el Bloque Oeste. Eso es todo lo que sé.

-Bloque Oeste- ¿Es eso? -Safu exhaló. Durante un instante su mirada vagó en el aire. Entonces inclinó profundamente la cabeza hacia Karan.

-Gracias. Me alegra haber podido verla, Señora.

Esta vez, Karan fue quien agarró el brazo de Safu.

-Espera, -dijo. -¿Qué vas a hacer, ahora que sabes el paradero de Shion?

-Voy a ir a verlo.



Parte B

[1] Traducción Mía de Chekhov, Antón. 1978. El Jardín de los Cerezos. Traducción al Inglés. Michael Frayn. Londres: Methuen Drama. Pp. 44.

[2] Crédito por fuente “Sunday&Monday” (Nezumi) a David Kerkhoff.

[3] Crédito por fuente “BiroScript reducida” (Shion) a Ingo Zimmermann.

novela no. 6, no. 6, traducción, novela 2

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