No. 6 Cap 7 - El Lugar de los Dioses

Oct 30, 2012 23:11


Autora: Asano Atsuko
Traducción de japonés a inglés: 9 ave

Traducción al español: Azhreik

Lista de capítulos
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-¿Te importaría? -dijo una voz. -Ese me pertenece.

Nezumi estaba parado en la entrada del callejón. La mujer enarcó la ceja.

-¿Qué?

-Él es mío. ¿Podrías regresármelo? -Nezumi extendió la mano, como llamando a Shion. La mujer levantó la barbilla y sonrió ligeramente, comprendiendo.

-Ya veo. No me sorprende que obtuviera una reacción tan lenta. Esta dulzura no está interesado en las mujeres.

-¿Qué? De hecho eso no es cierto, yo-

Nezumi presionó la mano sobre la boca de Shion y le sonrió a la mujer.

-Así es. Está completamente loco por mí, ni siquiera la chica más hermosa podría atraer su atención.

La mujer encogió los hombros como diciendo “oh bueno”. Le echó un vistazo a Shion. -Dinero, -dijo.

-No me importa de qué lado batees dulzura, pero aún necesito el pago por ese beso. Una moneda de plata.

Ya que Shion está tan decidido a quedarse en el Bloque Oeste, Nezumi quiere que vea la cara verdadera del lugar, y no todo es tan ideal como en No. 6, así que tiene que afrontar el hecho de que Nezumi no estará siempre ahí para salvarlo.

[Capítulo 7 parte A]

Capítulo 7

El Lugar de los Dioses.

Entonces la diosa Hannahanna decidió usar su último recurso. Invocó a cientos, miles de abejas y dijo. -Ustedes son pequeñas y ágiles y vuelan tan veloces como la luz, por lo que seguramente serán capaces de encontrar al dios Telipinu. Ahora, vayan.-

-La Desaparición de Telipinu, Mito Hittite. [1]

Había una persona tirada al pie de un árbol delgado, cuya corteza era más blanca que la del resto. Era un niño pequeño, incluso más pequeño que la niña y se retorcía de dolor. Shion lo tomó en brazos y lo sentó. Incluso con la oscuridad reinante, podía decir que el niño estaba mortalmente pálido; se arañaba la garganta, y tenía la boca abierta, pero sus labios estaban exangües.

Asfixia. Se ahogaba con algo atorado en la garganta, no había tiempo que perder. Sosteniendo el estomago del niño con un brazo, Shion le dio una palmada en la espalda.

-Escúpelo. Vamos, -urgió. Dos veces, luego una tercera vez, continuó golpeando la espalda huesuda del niño. Cuatro veces, cinco veces…

El niño se retorció, y el vomitó se derramó de su boca. Había un objeto negro y redondo. El niño tembló ligeramente.



-¡Agua! ¡Trae agua! -le ordenó Shion a Nezumi. Recostó al niño y acercó su mejilla a la boca del niño. Pudo sentir una respiración definida. Está bien, está respirando. No necesitaba desobstruir la garganta del niño, o darle resucitación artificial. Pero su conciencia-

-Llámalo.

La niña respondió rápidamente a las palabras de Shion. Se arrodilló frente al niño, acercando su cara a la de él y pronunció su nombre.

-Rico, ¿Puedes escucharme? Rico.

-Rico, ¿Puedes respirar? -Shion lo llamó después de ella.

El pecho del niño se hinchó profundamente, sus párpados temblaron y se abrieron. Una lágrima rodó por su mejilla.

--Hermanita-

-¡Rico! -Shion evitó con gentileza que la chica abrazara al niño. Sentó lentamente a Rico y le acercó una taza de agua.

-¿Puedes beber?

-Sí.

-Buen chico, bebe lentamente. Entonces tu nombre es Rico, ¿Eh?

-Sí.

-Rico, ¿Puedes escuchar claramente la voz de tu hermana y la mía? ¿Nos ves bien?

-Sí- y el agua sabe bien.

-Eres un buen chico, -se entusiasmó Shion. -Has hecho un excelente trabajo. ¿Se siente bien tu estómago? ¿Te duele algo el pecho?

-Mi garganta…

-¿Mm?

-Me duele la garganta...

Probablemente con el dolor, Rico se había arañado la garganta, porque estaba cubierta de rasguños que habían empezado a sangrar. Shion sacó algo de gasa y alcohol de friegas del kit de emergencia. Tenían cuatro años de antigüedad, pero ahora, era todo lo que tenían.

-Va a arder. No llores.

-No lo haré.

Limpió las heridas, colocó una gasa encima y envolvió el cuello de Rico con un vendaje. Shion sólo podía proporcionarle el procedimiento de emergencia más básico, era lo mejor que podía hacer; si decía algo sobre “ir al hospital”, Nezumi se reiría en su cara. Shion sabía muy bien que en esa área, El Bloque Oeste de No. 6, no había instalaciones médicas decentes. De lo que Rico había vomitado, Shion cogió lo que parecía haber estado bloqueando su vía respiratoria.

-¿Una nuez? -Era pequeña y redonda.-¿Por qué esto estaría-?

Rico bajó la cabeza. Nezumi cruzó los brazos mientras se levantaba, y lanzó un corto suspiro.

-Tenía hambre.

-¿Eh?

-Probablemente estaba tan hambriento que no pudo soportarlo más. Esa nuez- si la mueles en harina, es- bueno es comestible. Seguramente estaba recogiéndolas cuando le dio hambre. Estaba tan hambriento que decidió poner una en su boca, lo que estaba bien hasta que se la trago por error- es mi suposición de lo que probablemente pasó.

-Rico siempre está hambriento, -dijo la niña. -Incluso si mamá nos da su parte de pan, aún tiene hambre.

-Es un pedazo de pan tan pequeño, -protestó Rico. -Una mordida y se acabó. -Se sumergió en un ataque de tos. Su voz era rasposa, y su cara aún estaba pálida. Shion envolvió su cuerpo en una cobija.

-Mantente caliente; si tu cuello te sigue doliendo, lo curaré. Ven cuando quieras.

-Llévalos a casa.

Shion levantó la cabeza ante las palabras de Nezumi.

-¿Yo?

-Sí, tú. Tú los ayudaste, así que termina el trabajo, asegúrate que lleguen a salvo. Viven en una casa bajando la colina, no está muy lejos. Probablemente su madre está preocupada.

Eso significaba que tendría que mostrarse ante un adulto. Shion se levantó; no sabía por qué, pero había empezado a temblar.

-Pero yo-

-De todas formas tendrás que salir algún día. Si ahora te asusta, nunca serás capaz de caminar por la calle.- Bueno, no es nada que me concierna, pero si seguimos más tiempo bajo la lluvia, a alguien le va a dar neumonía.

Había olvidado que estaba lloviendo. Shion finalmente notó el frío, se había filtrado hasta sus huesos, y le recordaba que el invierno se acercaba.

-Bueno, me voy. El príncipe puede hacer lo que le plazca. -Nezumi se dio la vuelta y bajó los escalones. Rico estornudó. La niña extendió su pequeña mano y sujetó los dedos de Shion.

-Gracias.

-¿Eh?

-Gracias por salvar a mi hermanito.

-Oh- no, yo- no- -Shion vaciló. -No tienes que agradecerme. ¿Cuál es tu nombre?

-Karan.

-¿Karan? Es el mismo nombre que mi madre.

-¿En serio?

-Sí.

La niña sonrió. Shion pudo sentir la calidez de la mano de la niña mientras le clavaba los dedos. Cargó a Rico, con todo y cobija.

-Los llevaré a casa. Karan, guíanos.

Se elevaba humo de la olla en el calentador de keroseno; dentro había sopa. Mientras revolvía el caldo de verduras y carne, Nezumi suspiró. Se estremeció cuando se dio cuenta que había suspirado sin pensarlo. Unas cuantas gotas de sopa salpicaron fuera de la olla, y sisearon cuando golpearon el calentador RDF.

Odiaba suspirar. Suspirar con algún propósito era diferente- pero esta clase de suspiro, de la clase que escapaba de sus labios sin saberlo, lo irritaba.

-Nunca suspires en serio, nunca llores. Los demonios tomarán ventaja de ti. -Le había dicho una mujer, tan anciana que la edad parecía no importar. -Suspirar crea una abertura, una vulnerabilidad. Si quieres seguir vivo, mantén cerrada la boca. Nunca permitas que alguien vea tu punto débil. No dejes que tu corazón se ablande ante nadie. Nunca confíes en nadie excepto en ti mismo.

Fueron sus palabras antes de morir. Le habían disparado en el pecho y tenía espuma sanguinolenta en la boca, pero sus palabras sonaron claramente a sus oídos. Nezumi pensó que nunca las olvidaría. Incluso si lo hacía, su voz no lo dejaría. Sonaría tenazmente en su mente, y se rehusaría a irse.

Pero les había dado la espalda. Había permitido que un suspiro espontáneo escapara de sus labios sin darse cuenta. Todo gracias a él. Chasqueó la lengua con frustración.

Tal vez había sido un error llevar a Shion allí, lo pensó en serio. Shion había abierto la puerta sin dudarlo, había salido por la puerta abierta, incluso sin checar quién estaba al otro lado, u ocultó en las sombras. Si no hubiera tenido suerte, hubiera perdido la vida. Incluso si el visitante no era un soldado armado, también podría haber sido un ladrón armado usando a un niño como señuelo; allí en el Bloque Oeste no era algo fuera de lo común, pero eso era algo que Shion no sabía. No sabía cómo ser suspicaz o precavido, o estar asustado. Era la ignorancia e imprudencia de alguien que había crecido a salvo y con seguridad.

Honestamente sentía que había tomado a su cuidado una carga peligrosa y problemática y nadie lo había forzado, había aceptado la carga por su propia voluntad, porque quería regresar el favor que debía. No había forma de que lo hubiera dejado morir- Shion, quien había salvado su vida sin esperar nada a cambio.

No había forma de regresar un favor a los muertos, y Nezumi no quería cargar una deuda que nunca sería capaz de pagar. Por eso había rescatado y llevado allí a Shion, pero ahora pensaba que tal vez hacerlo había sido descuidado de su parte. Tal vez había llevado con él un mayor riesgo del que había imaginado. Un imprudente, descuidado, peligroso y problemático-

Le lanzó una mirada a la puerta.

Pero si Shion no hubiera abierto la puerta, Rico no se hubiera salvado. No pasaba mucho tiempo para que un niño ahogándose, perdiera la vida. Acción rápida y tratamiento apropiado- gracias a eso, Nezumi no había tenido que ver un pequeño cuerpo con el rostro contorsionado permanentemente por el dolor, se había salvado una vida. Era lo mismo que la noche tormentosa de cuatro años antes. En esa ocasión, era él- esta vez, era Rico. Shion, ambas veces, se había arriesgado imprudentemente y como resultado, los había salvado.

Shion sólo conocía el mundo a través de teoremas y razonamientos. Era ingenuo y ni siquiera había aprendido cómo dudar de la honestidad de otros, era cándidamente imprudente, era despistado, idiota, y ni siquiera sabía quién era Hamlet. Pero también definitivamente, en algunos aspectos, Shion estaba por encima de él. No en conocimientos o habilidad, pero- ¿Pero qué?

-Me siento atraído por ti.

¿Ese era el poder de intentar su vergonzosa confesión, y creer que sus sentimientos sinceros realmente llegarían a él? ¿Era el poder de echarle una mano a un total extraño sin pensar en el riesgo que conlleva para él mismo?

No lo sabía. Todo lo que sabía era que Shion era, de hecho, peligroso y problemático. Era muy- se escuchaban pasos, tocaron la puerta y la puerta se abrió después. Shion había llegado a casa.

-Si vas a tocar, espera una respuesta antes de abrir la puerta, -dijo Nezumi cortante.

-De todas formas no es como si fueras a responder, ¿Cierto? -replicó Shion a la ligera. -Pero me di cuenta que dejaste la puerta desbloqueada por mí.



-¿Eh?

-El cerrojo. Creí que pondrías el cerrojo, pero lo dejaste abierto.

Tenía razón. No había bloqueado la puerta. Que imprudente de su parte.

-Mírame, he caído bajo tu horrible influencia, -dijo Nezumi penosamente.

-¿Cuál?- Oye, mira, conseguí algunas uvas como regalo de agradecimiento.

Las uvas eran pequeñas y el racimo en sí era más bien patético.

-También me ofreció pescado seco, pero le dije que no gracias.

-¿Oh? -dijo Nezumi sardónicamente. -Así que incluso tú te sientes mal por recibir donaciones de los pobres.

-No. Es porque a ti no te gusta el pescado.

-¿A mí? Como pescado. No soy tan afortunado como para ser selectivo en mi comida.

-Pero una vez me dijiste que no te gustaba mucho.

-Lo que dije fue que no puedo comer pescado crudo. Lo que significaba que este lugar es demasiado antihigiénico para pensar siquiera en comer pescado crudo.

Shion pestañeó, y puso una mano en su cabello.

-Oh. Oh bueno.- Pero aun así estoy contento.

-¿Sobre qué?

-La familia de Karan- oh Karan es el nombre de la niña, por cierto-

-Lo sé.

-¿Oh, lo sabías? Es el mismo nombre que mi madre.

-El nombre de tu madre no es de mi incumbencia, pero… ¿Entonces? ¿Te trajo recuerdos de tu mamá y te hizo llorar? Pobrecito.

Lo quería decir sarcásticamente, pero Shion sacudió solemnemente la cabeza.

-No, no es eso. Había otro chico, una niña, más joven que Rico. Creo que el pescado se suponía iba a ser su cena. Un pescado seco para los tres. Debió estar bien no aceptarlo, ¿Cierto? Pero su madre insistió en que aceptara las uvas; estaba verdaderamente agradecida. En cierto modo me hizo feliz.

-¿De verdad piensas eso?

-¿Eh?

-Si ese niño hubiera muerto, habría más comida para Karan y la otra chica. Incluso Rico- ¿No has pensado que hubiera sido mejor para él morir en vez de crecer constantemente hambriento? Tal vez en realidad no les has hecho un favor.

Shion se sentó enfrente del calentador. Su cabello blanco, tirando más a transparente, estaba teñido de rojo con los colores de la flama. Su juvenil cabello había perdido su color, pero aún tenía brillo. Es hermoso, pensó Nezumi.

La cabeza de Shion brillaba ya que reflejaba la luz de las cosas a su alrededor, y Nezumi extendió los dedos para tocarlo. Su cabello se sentía un poco grueso, pero pasaba fácilmente por entre los dedos de Nezumi. Se sentía como cabello ordinario, ni más ni menos.

-Me dijiste que viviera, -dijo Shion tranquilamente, su rostro aún volteado hacia las flamas. -Nezumi- dijiste que tenía sentido estar vivo, y es por eso que debía vivir. Es lo que dijiste.

-Solamente dije que gana quien vive.

-Es lo mismo, ¿No?

-¿Cómo podría saberlo?

Los muertos no podían hablar. Todo lo que podían hacer era quedarse tendidos como cadáveres y regresar a la tierra de la que venían. No tenían forma de hablar de odio, crueldad, angustia, aversión o pena por las que habían pasado; era por eso que tenían que vivir. Él viviría, preservando todo en su memoria y transmitiéndolo.

No. 6.

Era como una flor artificial que no generaba semillas. Florecía en la sangre de incontables cadáveres. Algún día te pondré en el suelo. Entonces no tendrás otra opción que escuchar las voces de los muertos, su odio, sus penurias, su angustia, sus privaciones, mientras suben del suelo e inundan la tierra. Me aseguraré de que escuches, incluso si tapas tus orejas. Hasta entonces, viviré y recordaré. Olvidar no es una opción. Su propio yo no se lo permitiría.

-Me halagaron. -Shion miró a Nezumi y sonrió.

-¿Te halagaron? ¿Por qué?

-Mi cabello. La madre de Karan dijo que era lindo. Dijo que era realmente único y verdaderamente bonito.

Nezumi se encogió de hombros.

-Bueno por supuesto que es único. Hay montones de niños por aquí que tienen cabello blanco por desnutrición, pero nadie tiene la cabeza llena de cabello nevado como tú.

-No sólo dijo que era único, dijo que era bonito.

-¿Estás emocionado porque alguien elogió tu cabello? ¿Qué eres, una chica?

-Pero- bueno, ya sabes, me da un poco de confianza, -dijo Shion felizmente. -Para cuando me muestres los alrededores de la ciudad mañana.

-¿Quién dijo que iba a mostrarte los alrededores?

-Tú lo dijiste.

Lo había dicho, había dicho que le mostraría a Shion los alrededores. Nezumi se sintió como un niño malhumorado. Apartó su mirada de Shion.

-Voy a atender mis propios asuntos. Tú ve a los tuyos.

-Ok. Tendré presentes mis propios asuntos e iré también. Oh, y algo más-

-¿Ahora qué?

-Le prometí a Karan y Rico que les leería cuando tuviera tiempo. Encontré un montón de libros ilustrados en tu escondite, así que-

-¿Vas a leerles aquí?

-Si está soleado, puedo llevarlos afuera.

Nezumi estuvo a punto de suspirar, pero se dio cuenta a tiempo para evitarlo sellando sus labios.

-¿Intentas convertir este lugar en un kínder?

-¿Hay muchos niños por aquí?

-Oh sí, montones. Pero esta es mi casa. No vayas por ahí haciendo cosas sin mi permiso, y no creas que tienes derecho a todo.

Sus palabras se volvieron crudas, había una irritación hormigueando en su pecho. Estar con Shion lo irritaba, sentía que el dominio de sí mismo se rompería en cualquier instante. No era porque Shion fuera temerario o imponente, admitía que Shion no era así- era porque no podía ver a través de él; no había manera de predecir lo que Shion pensaba o lo que haría, sus acciones y palabras siempre parecían golpear repentinamente a Nezumi. Era cansado.

Shion estaba poniendo platos en la mesa. La sopa estaba lista y su suave aroma llenaba la habitación.

-No creo que tenga derecho a todo- es sólo que, como Karan, Rico y yo ahora somos amigos-

-¿Eh?

-Amigos, -repitió Shion. -Son los primeros amigos que he hecho desde que vine aquí. Bueno, no es que tuviera muchos amigos en No. 6, -añadió en el último momento. -Creo que Safu era la única.

-Ella dijo que quería dormir contigo, a eso no se le llama “amigos”.

Recordó los extremos de su cabello corto que cubrían bellamente su nuca.

Shion, quiero tener sexo contigo.

Ella puso todo su esfuerzo en su confesión, y Shion no había sido capaz de manejarlo. De que chico te has enamorado, eh, señaló en su mente a la chica que apenas conocía. Por alguna razón, repentinamente se vio sobrepasado por la urgencia de reír.

-¿Qué?

Shion inclinó la cabeza a un lado. Dos ratones sentados sobre una pila de libros, también ladearon las cabezas, como imitándolo. Nezumi explotó en risas, se puso en cuclillas en el suelo y dio rienda suelta a la oleada de alegría que burbujeaba dentro de él.

La lluvia se detuvo antes del medio día, pero las nubes permanecieron suspendidas, y la tierra continuó fría mientras el anochecer se aproximaba. Nezumi caminaba enérgicamente entre la multitud. Shion hacia su mayor esfuerzo por permanecer detrás de él. Se había quedado sin aliento. Lo empujaron, golpearon y  gritaron; sintió la mirada de incontables ojos curiosos cayendo sobre su cabeza; el olor de una docena de cosas alcanzó su nariz, tan mezcladas y fundidas entre ellas que no podía decir qué eran originalmente; el suelo lodoso le atoraba los pies; una zona de caserones y tiendas se alineaba junto al camino, y de ellos un humo espeso se elevaba bruscamente hacia el transeúnte; en el aire exclamaciones enojadas, gorjeos seductores y los gritos de los mercaderes colisionaban clamorosamente. Se sintió mareado.



El antiguo distrito de Lost Town, su lugar de residencia después de ser echados de Cronos, también era bullicioso y animado. Pero comparado a lo que estaba viendo ahora, parecía un tranquilo escaparate.

En No. 6, había caminos y veredas diseñadas para que la gente y los vehículos circularan en cada dirección, y como regla fundamental, estaba prohibido detenerse repentinamente o ir en dirección contraria. Todos caminaban en la misma dirección, de la misma forma ordenada. Era raro tropezar con alguien, o ser detenido por un conocido. Nada ocurría repentina o inesperadamente; todo estaba dispuesto para prevenir que tales cosas ocurrieran. No. 6 era ese tipo de lugar.

Un rugido de voces surgió repentinamente cerca. Shion fue empujado a un lado violentamente. Perdió pie y cayó hacia delante con las rodillas en el lodo. Varios hombres pasaron intempestivamente a su lado; algo cayó de los brazos de uno, rodó y se detuvo frente a Shion, era una naranja.

-¡Ladrón!

Un hombre salió corriendo de uno de las tiendas en los caserones, sosteniendo un arma. Era altísimo y muy gordo.

-¡Esos ladrones! -rugió. -¡Que alguien los atrape!

Nadie se movió. Algunos sonreían mientras miraban, otros no mostraban ningún interés, otros gritaban ininteligiblemente; y durante ese tiempo, los llamados ladrones se alejaban más entre la multitud.

El aliento de Shion se quedó atascado en su garganta. El hombre gigante estaba apuntando con su arma hacia su objetivo; los transeúntes que lo vieron, se pusieron en cuclillas a toda prisa para estar a cubierto.

¿Está loco? Shion no podía imaginar que ese hombre estuviera en su sano juicio como para abrir fuego en una multitud de gente; pero la cara del hombre estaba llena de determinación. El cañón largo de su anticuada arma apuntaba directo frente a él. Los hombres huyendo tropezaron con una anciana y la empujaron a un lado mientras continuaban corriendo. Ella les gritó algo, luego regreso cojeando hacia el centro de la calle. Era inconsciente del arma que apuntaba en su dirección. El grueso dedo del gigante se colocó en el gatillo.

Shion se lanzó hacia el hombre justo antes que su peludo nudillo disparara el arma. Con toda la fuerza que pudo reunir, golpeo el cañón del arma hacia arriba.



Sintió un pesado impacto golpear su mano, y un disparo resonó en sus tímpanos. El cañón del arma vomitó una bala hacia el oscurecido cielo. Shion se tambaleó, sus pies fueron barridos debajo de él, y se estrelló en el suelo. Su aliento murió en sus labios.

-¿Qué carajos piensas que haces?

El hombre se colocó frente a él con el arma levantada, llenando cada pulgada de su visión. Shion rodó rápidamente hacia un lado. El gigante se movió ágilmente para su apariencia y Shion se encontró con una firme patada en las costillas.

Shion gruñó de dolor, no podía hablar. Su estomago se sacudió.

-Uno de sus amiguitos, ¿Eh? -gruñó el gigante. -Maldito cabrón, despachándose mi mercancía.

La bota del hombre despedía un olor grasiento, animal; y se balanceaba de nuevo directo a su estómago.

-¡No soy uno de ellos! -gritó Shion, apenas evitando el golpe. Tengo que gritar, o de verdad me pateara hasta matarme. No había pizca de vacilación en los golpes que le llovían encima.

-No soy- no soy uno de ellos, -insistió Shion.

-¡Cállate! -bramó el gigante. -Ahora esos bastardos ladrones se fueron. Gracias a que te entrometiste.

-Si no intervenía, alguien pudo ser asesinado, -protestó Shion. -Abrir fuego en un lugar como este- ¿Qué tal si hería a alguien?

Para su asombro, el hombre comenzó a reír. La risa también se elevó de la multitud que llenaba las calles.

-¿Y qué si lo hacia? -rugió el hombre, emanando su olor a bestia. -¿Eso que tiene que ver conmigo, eh? -Su expresión se oscureció repentinamente, y sujetó rudamente a Shion por el cabello. -Tú y tu extraña mata de trapeador. No me gusta tu aspecto.

Lo empujaron al suelo. Su cuero cabelludo estalló en dolor, y se sintió como si se lo estuvieran arrancando; pero incluso mayores que el dolor en su cuerpo, eran los sentimientos de ira y humillación que hervían dentro de él.

-¡Detente!- gritó Shion.

Detente. Déjame ir. Cómo te atreves a tratarme como ganado.

Shion se lanzó de nuevo hacia el hombre, y estrelló su cuerpo tan fuerte como pudo; sintió su codo enterrándose firmemente en la tripa hinchada del hombre. El hombre dejó escapar un gemido ahogado y cayó arrodillado. La multitud había formado un ruedo a su alrededor; aplaudiendo, silbando y lanzando estridentes risas periódicamente.

-Ese es el espíritu, mocoso. ¡Dale lo que se merece!

-Mátalo, ¡Viejo! ¡No tiene caso desperdiciar el tiempo aquí!

Nadie intentaba detenerlos. Todos disfrutaban el espectáculo desde una distancia segura. Shion buscó entre la burlona multitud un par de ojos grises. No pudo encontrarlos.

-Pequeño-

Escuchó un potente bramido que sonaba más como animal que humano. Entonces sintió un golpe estrellándose en su mejilla. Estallaron chispas frente a sus ojos, y su visión se oscureció por un instante. Algo caliente llenaba su boca, incapaz de aguantarlo, lo escupió. Saliva mezclada con sangre salpicó y rezumó sobre el suelo.

-¡Usando trucos! -El rostro del hombre estaba enrojecido, y temblaba de furia. Sus ojos estaban inyectados en sangre, y sus venas sobresalían y palpitaban en su piel como una telaraña carmesí. La intención asesina que irradiaba de él era inconfundible.

-Vas a pagar por esto, -gruñó. El arma apuntaba directo entre los ojos de Shion. Shion no pudo cerrar la boca abierta, sentía cómo su corazón iba a estallarle en el pecho. Y aun así, nadie lo detuvo, en esa multitud de gente que los rodeaba, ni siquiera uno se acercó a detener al hombre. Sintió nauseas, no podía decir si el cañón frente a sus ojos era real o sólo una ilusión.

-Oye, -una voz profunda se elevó en el ruido. Pertenecía a un hombre que asaba carne enfrente de su tienda. Pedazos de carne ennegrecida cubrían la parrilla, que despedía un humo oscuro y espeso. -No hagas un desastre frente a mi tienda, -dijo.

-No hago un desastre, -gruñó el hombre.

-Estás a punto de hacerlo. Si desparramas sesos y sangre por todo el lugar, todos van a perder el apetito, seguro. Llévalo a otro lado.

El gigante se burló. -De todas formas, nadie va a tener apetito con tu carne medio podrida.

-¿Qué? -replicó el hombre. -¿Carne podrida? Tú eres el que vende fruta y verduras podridas, así que no hables.

-Nuestro producto es fresco.

-¡Debes estar bromeando! Incluso en esta época están llenas de moscas. Si no están podridas, deben estar bien mustias.

-¿Qué? Maldito-

Los hombres se abalanzaron el uno hacia el otro. Shion se levantó del suelo y empezó a correr.

-¡Oye! Demonios, ¡Regresa! - rugió enojado el hombre. Shion no tenía tiempo de voltear a mirar, su cuerpo se erizaba de miedo porque le dispararan desde atrás en cualquier segundo. Tropezó.

-Por aquí.

Lo sujetaron por el brazo.

-Por aquí, rápido.

Lo condujeron a un estrecho callejón entre dos edificios. Shion se recargó pesadamente contra el muro, y respiró profundamente varias veces.

-¿Estás bien?

Levantó el rostro. Una mujer le sonreía; sus labios rojos flotaban vívidamente en la tenue oscuridad. Los labios se ampliaron de nuevo.

-Oh, querido. Te cortaste el labio, está sangrando. Parece que tuviste un mal rato allá. Pobrecito.

El fuerte aroma de su perfume llenó las fosas nasales de Shion.

-Gracias por ayudarme, -le dijo Shion, después que su respiración hubiera regresado un poco a la normalidad. Hubo unos cuantos segundos de silencio, después de los cuales la mujer repentinamente rompió a reír.

-Me pregunto cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que alguien me agradeció, -se rio entre dientes. -Parecen años. Por cierto, tienes un cabello interesante, dulzura.

-¿Eh-? Oh… He pasado por muchas, er, cosas…

-Todos hemos pasado por un montón de cosas. Así que tengo, aquí-

A pesar del penetrante frio, la mujer sólo vestía un delgado vestido que dejaba al descubierto sus hombros. Se bajó el escote para mostrarle, y aparecieron un par de voluptuosos senos, su blancura destacaba incluso más que sus labios rojos. Los ojos de Shion picaron.

-Mira, ¿Ves esa marca de quemadura? Un hombre me la hizo con una barra de metal caliente, hace mucho tiempo. Fue un infierno, en serio; pero mira, ¿Ves?, ¿No parece una especie de serpiente? Como una serpiente que se desliza por mi pecho.

Yo también obtuve una serpiente, y está enroscada alrededor de todo mi cuerpo.

Lo pensó, pero no lo dijo en voz alta. La mujer continuó riendo suavemente.

-Dulzura, ¿No tienes experiencia con las mujeres?

-¿Eh?

-¿Debería darte una lección? Mi sitio está más allá. ¿Porque no vienes y pasamos un buen rato?. ¿Qué te parece?

-¿Qué? -repitió Shion tontamente.

-Te estoy preguntando si quieres venir y pasar un buen rato. -La irritación se deslizó en la voz de la mujer. -Tampoco tengo nada que hacer hasta la noche. No te preocupes, no te costará mucho. Así que porque no nos disfrutamos el uno al otro, ¿Mmm?

Los brazos de la mujer rodearon el cuello de Shion. Lo empujó contra el muro y sus labios se presionaron firmemente contra los de él. El fuerte olor de su maquillaje lo invadió, se sintió débil. Su lengua caliente se deslizó entre sus dientes y se mezcló con la suya. Shion empujó a la mujer por reflejo.



Parte B

[1] Hannahanna envió una abeja: “Ve a buscar a [mi hijo] Telipinu. Cuando lo encuentres, pica sus manos y pies y haz que se levante. Entonces toma cera y límpialo. Luego purifícalo y hazlo sagrado de Nuevo. Entonces tráemelo de regreso.”

Hoffner, Harry A., Jr. trans. Hittite Myths. Atlanta: Scholars Press, 1991. 18.

novela no. 6, no. 6, traducción

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