Mar 21, 2010 21:33
Todo está en silencio.
No oigo nada, salvo el ronroneo de la nevera, y apenas un poco la televisión que lleva puesta casi todo el día.
Mi espalda empieza a quejarse un poco de estar sentado durante un espacio prolongado de tiempo en mi precario pero muy funcional sillón-futón. Necesito un sofá, y cuanto antes mejor, pero por ahora, solo puedo buscar de forma continuada en busca de una buena oferta que mi economía pueda permitirse.
Hacía mucho tiempo que no pasaba un día completamente solo, y he de decir que lo echaba de menos. En los últimos tiempos he estado rodeado de forma continuada de gente, quizá demasada, y me había olvidado de esta sensación de tranquilidad y de quietud.
A veces, o mejor dicho siempre, el silencio, es la respuesta a las preguntas que suelo formularme cuando mi cabeza se va por vericuetos extraños incluso desconocidos para mi.