Más amor para Rikkai

May 25, 2008 23:48

Nunca pensó que se encontraría a esos dos allí. El lugar era de lo más corriente, y ellos eran dos personas que podían ir a donde les diera la gana, pero se los imaginaba yendo a locales más sofisticados. A él esas cosas siempre le habían dado igual.

Como había entrado sin echar un vistazo antes para ver quien estaba dentro, no tardaron en señalarle e invitarle a sentarse con ellos. Marui pensó en darse la vuelta y volver por donde había venido, pero su estómago ya estaba sentado en la silla. Era lo malo que tenía estar acostumbrado a pasar por la misma cafetería todos los días después de clase.

Dejó la cartera junto a la mesa. Al agacharse, pudo ver cómo Yagyuu guardaba en la suya algo que Yukimura acababa de poner sobre la mesa cuando Marui entraba. ¿Una corbata? Ni idea.

- Menos mal que te hemos visto. - sonrió su capitán, dejando la taza sobre el plato.

- Claro, claro. - Marui imitó su gesto, adelantándose a la pregunta que, de fijo, iban a hacerle después - Vengo a menudo por aquí.

Enseguida se le fue la vista a la puerta de la cocina. La camarera que lo atendía habitualmente se acercó a la mesa con una bandeja repleta de dulces, entre ellos más de cuatro tipos de tarta, y un helado multicolor en el centro. Marui evitó observar la reacción de sus compañeros. No lo iban a comprender.

- Aquí tienes lo de siempre, Marui-san. - dijo la camarera en voz baja, mostrando complicidad con el pelirrojo. Yukimura y Yagyuu intercambiaron miradas de sorpresa. - El helado es un regalo de la casa por tu cumpleaños.

- Muchas gracias. - respondió Marui, frotándose las manos por debajo de la mesa. - Pon también en mi cuenta lo de mis amigos.

Yukimura y Yagyuu, este último con más insistencia, trataron de rechazar la invitación, pero Marui le guiñó un ojo a la chica y esta se marchó sin escuchar nada.

- No era necesario, Marui-san. - repitió el Caballero. - Solo son unos cafés.

- ¿Café? - Marui no pudo reprimir el impulso de estirar el cuello para ver el contenido de las tazas. - ¿Cómo os bebéis eso? Os va a sentar mal.

- De vez en cuando no pasa nada. - contestó Yukimura, encogiéndose de hombros. - Además, tú te vas a comer todo eso. ¿No te va a hacer daño a ti?

- Nah, es lo normal. - afirmó Marui, empezando por uno de los pasteles. - Por eso ya me conocen aquí. Tomo lo mismo siempre que vengo.

Yagyuu estuvo a punto de derramarse el café encima, pero logró controlar la situación. Yukimura se rió en voz baja cuando todo el mundo se giró para mirarles, alarmado por el ruido de la porcelana.

- Es bueno que tengas energía, entonces. - habló el Caballero, rompiendo el silencio.

Claro, todo fuera por los entrenamientos. De todas formas, estaba seguro de que ambos pensaban que aquello era algo empalagoso. No le importaba. Marui fue a coger otro trozo, pero entonces la cucharilla de Yukimura se cruzó en el camino de la suya. El pelirrojo, confuso al principio, hizo amago de proteger la bandeja con el brazo, pero luego dejó que su capitán probase un poco de aquel exquisito bizcocho de chocolate. Yagyuu optó por terminarse el café.

- Qué rico. - comentó Yukimura, después de saborear bien el dulce. - Yagyuu, prueba un poco.

El Caballero, sobresaltado, dio un respingo cuando Yukimura le acercó a la boca la cuchara con otro trozo del pastel de Marui. Se echó un poco hacia atrás y prefirió coger el cubierto él mismo. El capitán volvió a reírse. Todos habían vuelto a centrar sus miradas curiosas en ellos.

- Es un buen sitio. Podríamos venir un día, todos. - propuso Yukimura.

Yagyuu se revolvió ligeramente en el asiento. La idea de unir los conceptos Niou y tarta era inquietante. Yukimura, como si le hubiese leído la mente, se calló lo que iba a decir. No le cabía duda de que iba a ser algo divertido, con Sanada reprobando su “actitud escandalosa”.

- Sí, les gustará. - coincidió Marui. - Aunque… vamos a guardarlo en secreto, de momento.

Marui respiró hondo y siguió comiendo, aliviado después de que aceptaran su propuesta. No era mala idea, pero ¿qué pasaría si todos le robasen trozos de tarta?  Se volvería loco y se quedaría con hambre. Al fin y al cabo, sólo tenía tres meriendas diarias.

Fandom: Prince of Tennis
Título: Otro punto de vista
Frase: Era la tercera vez esta semana que le tenía esperando en la parada del autobús.
Personajes: Jackal, Akaya (+ varios)
Resumen: Y eso que aquellos tres pensaban que estaban solos. Akaya y Jackal buscan resolver el misterio de por qué están allí.
Notas: Es demasiado largo para llamarlo drabble, pero bueno.

Otro punto de vista

Era la tercera vez esta semana que le tenía esperando en la parada del autobús. Si no venía, tal vez podría ir a molestar un rato a los de Seigaku, o echarse una siesta en los asientos de atrás, hasta que el conductor lo despertase. Sin embargo, ninguna de las dos ideas le atraía lo suficiente. Además, se olía que algo raro estaba ocurriendo. Marui no tardaba tanto en merendar.

Se puso inmediatamente en pie cuando vio una de las chaquetas amarillas del club caminando hacia él desde el otro lado de la calle. El sol le daba en la cara, así que se colocó una mano a modo de visera sobre los ojos. Entonces, reconoció a Jackal. Decepcionado, resopló, y volvió a sentarse en el borde de la acera.

- Akaya, ¿no está Marui contigo? - le preguntó el moreno, dejando la bolsa a su lado.

- Pensaba que estabas entreteniéndole en la cafetería.

- ¿Yo? - Jackal frunció el ceño, pero Akaya lo ignoró, observando con atención un autobús que estaba llegando. - No, no siempre me espera. Pero hoy tengo que hablar con él, así que me voy a buscarlo.

- ¡Espera! - exclamó Akaya, sujetando al medio brasileño por el hombro cuando se disponía a volver por el mismo camino. - Voy contigo.

Ninguno de los dos abrió la boca antes de que llegaran a su destino. Jackal parecía distraído pensando en sus cosas, y Akaya estaba demasiado ocupado imaginándose veinte maneras distintas de meterle todos los pasteles a Marui en la boca y hacer que los tragase en menos de cinco segundos.

Justo cuando Jackal atravesaba la puerta de la cafetería, Akaya vio algo que le hizo cambiar de estrategia. Antes de que nadie les viera, tomó la manga de la chaqueta de su compañero y tiró de ella, arrastrando a Jackal para ocultarlo detrás de una mesa, junto a él.

- ¿Qué, qué pasa?

- Mira. - Akaya señaló al frente con la cabeza. - Son buchou y Yagyuu.

Desde donde estaban, alcanzaban a ver al Caballero de frente, Yukimura a su lado y Marui de espaldas. Parecía que estaban charlando muy animados.

- ¿Y qué?

Jackal se encogió de hombros y se levantó para salir de su escondite. Pero, justo en ese instante, Yukimura, después de dirigirle una mirada fugaz, pero pícara, metió la cucharilla en el pastel de Marui.

Jackal se agachó deprisa, golpeando el suelo con un puño, y le dio un codazo a Akaya para que dejara de reírse de forma tan molesta.

- Increíble. - suspiró, moviendo la cabeza de un lado a otro. - A mí nunca me deja hacer eso.

- Porque lo tuyo es defender. - comentó Kirihara, vigilando que nadie miraba para sentarse en una mesa, justo en el otro extremo del local. - Y solo buchou es capaz de algunas cosas.

- Sí, bueno, a lo mejor no ha pedido permiso.

Jackal lo imitó y se sentó en la silla de enfrente, colocando el menú abierto a un lado. Ambos se inclinaron hacia delante rápidamente. Aunque por el brillo de las gafas no se veía si les estaba mirando o no, hacía unos segundos que Yagyuu no movía la cabeza.

- ¿Crees que estarán planeando algo? - preguntó Jackal, estirando el cuello para intentar ver algo, puesto que, debido al murmullo de las mesas de alrededor, era imposible escuchar nada desde allí.

- Podría ser. - Akaya aprovechó para echarle un vistazo a la lista de batidos. - De todas formas, si es así, mañana le preguntaré a Yanagi-senpai. Fijo que él se entera.

- Vale. Pues entonces, da igual. Voy a hablar con Marui.

Akaya frenó a Jackal poniendo una mano sobre su cabeza y presionando hacia abajo, antes de que se levantara. El moreno lo agarró por la muñeca y se deshizo de él cuando estaba a punto de tocar la mesa con la barbilla.

- Espera un rato. Parece que va a ocurrir algo int…

Akaya dejó la frase a la mitad y se quedó mirando fijamente a la mesa de aquellos tres. Toda la cafetería se había quedado en silencio, a excepción de un leve murmullo que intentaba ser discreto. Jackal intentó reclamar la atención de su compañero agitando una mano delante de su cara, pero, al ver que su expresión no cambiaba, decidió asomarse él también.

Yagyuu parecía nervioso. Yukimura se reía de aquella manera, en voz baja, pero con la intención de que todos lo pudieran oír. No pudo ver la reacción de Marui, aunque sí pudo observar que seguía comiendo.

- ¿Qué ha pasado? - dijo Jackal, una vez volvieron a taparse con el menú.

- Buchou. - susurró Akaya, que al parecer intentaba ordenar sus ideas, o quizás estaba conteniendo la risa. - Le ha dado un trozo de tarta con su cucharilla.

- A Yagyuu.

- Sí.

Jackal pestañeo, confuso, y, justo cuando cogía aire para decir algo, una camarera se les acercó, trayendo una bandeja con unos batidos. Ambos dieron un respingo en el asiento.

- De parte de vuestro amigo. - sonrió, adelantándose a la pregunta.

Sin preocuparse por que pudieran reconocerlos, dirigieron sus miradas a la mesa del otro lado. Yukimura, terminándose el café, les devolvía el gesto y esbozaba una sonrisa.

- ¿Buchou? - dijo Akaya, sin saber muy bien a donde desviar la vista.

Entonces, Marui, todavía de espaldas, levantó el brazo y agitó la mano en el aire. Jackal tuvo que apartarse de la mesa para que la bebida no se le cayera encima cuando la mesa se tambaleó. El pelirrojo se giró, apoyando un brazo sobre el respaldo del asiento, y los señaló con el dedo índice y el pulgar extendidos.

- Doo, tensai teki - le leyó Jackal los labios.

Fandom: Prince of Tennis
Título: La Princesa y el Caballero
Personajes: Niou, Yagyuu, Yukimura
Resumen: ¿A cuántas cosas tiene que estar dispuesto un titular del club de tenis de Rikkai? Eso es algo que Yagyuu no puede comprender.
Notas: Gracias a
elanielyn por betearlo ^^

La Princesa y el Caballero

- Había una vez, en un reino muy lejano, una princesa que, secuestrada de forma horrible por dos bandoleros, sufría…

- ¡Niou!

- Así me llaman.

Niou asomó la cabeza por encima del biombo detrás del que se cambiaba de ropa, y sonrió una vez más de esa forma tan molesta, haciendo que Yagyuu pegara un salto en la silla, en un nuevo intento por liberarse.

- Comportarse de esa manera, caballero… y delante de buchou… - canturreó Niou, volviendo al tono de trovador medieval que estaba empleando antes. - Qué decepción.

Yagyuu se quedó quieto y fijó la vista en el suelo, maldiciéndole por dentro. Sin embargo, al primero que tenía que maldecir era a sí mismo. Si no confiara de esa manera en Niou, sabiendo que SIEMPRE que le pedía algo de esa forma era un suicidio aceptar, no estaría atado con esas cuerdas. Y tampoco le harían cosquillas los volantes del vestido.

- ¡Niou! - volvió a gritar, empujado por la urgencia de recuperar la dignidad, si no delante de Niou, por lo menos delante de Yukimura.

- Si te mueves no puedo terminar, Yagyuu. - sonrió el capitán, volviéndole el rostro con la mano para inmovilizarlo.

Cualquiera diría que Yukimura ahí era una víctima más de los enredos de Niou, que le había convencido para que degradase al pobre Caballero de esa forma, sin saber realmente lo que hacía. Pero era Yukimura y, aunque detrás de esa sonrisa nunca se supiese en lo que estaba pensando, seguro que parte de la idea había sido suya.

Jamás se lo perdonaría. Esto era demasiado.

Habían dicho que, como era San Valentín, y el club que más chocolates había recibido ese año era el de tenis, les tocaba elegir un príncipe y una princesa para el festival de primavera. Cuando decían “princesa”, se suponía que tenían que escoger a una chica entre las que les habían expresado su amor en forma de dulces.

Pero Niou era más retorcido que todo eso.

- Tienes una piel muy suave. - comentó Yukimura, haciendo que Yagyuu cerrase los ojos al sentir su aliento contra su cara. - El maquillaje te queda muy bien.

¿Lo había tomado como una especie de lienzo? Definitivamente, Yukimura era uno de los autores de la idea. O quizás solo la había propuesto firmemente, tan firmemente que todos dijeron que sí a la primera. Sanada sobre todo. Traidores.

- Eh, buchou… - reclamó su atención Niou, antes de que el Caballero, perdón, la Princesa, dijese nada. - Muchas gracias por todo.

- No hace falta que me lo agradezcas tan en serio. - respondió Yukimura, recogiendo sus utensilios. - Es divertido. Confío en que todo salga bien. - se dirigió a la puerta, y giró la cabeza para echar un último vistazo a su obra de arte. - Lo dejo en tus manos, Niou. Todo tuyo. Nos vemos, Hime.

- Te. Ordeno. Que. Me. Sueltes. Ahora. Mismo. - gruñó la Princesa, intentando coger aire para controlar la histeria.

- Hay que ver, Hime. - Yagyuu pegó otro salto. - Cuando te pusimos el vestido estabas más tranquila.

Niou se acercó a la parte de detrás de la silla para deshacer los nudos, pero recordó algo y se detuvo. El toque final. Yagyuu volvería a protestar, pero ya se acostumbraría. Además, de puertas para fuera tendría que volver a comportarse como un Caballero, es decir, Princesa.

Mientras Niou rebuscaba algo en una de las bolsas que había dispersas por toda la habitación, Yagyuu le echó un vistazo a su traje. Esas mallas estaban muy ceñidas, sobre todo en ciertas partes, y los pequeños pantalones de terciopelo rojo tampoco hacían demasiado, sobre todo si se inclinaba de esa forma. El resto del traje estaba estampado con flores de lis, y las mangas acuchilladas le daban un aire de fantasía. Lo único que le hacía gracia a Yagyuu era la pluma del sombrero.

- Lista, Hime. -le pellizcó Niou las mejillas, después de colocar algo sobre su cabeza.

La Princesa quiso mirarse en el espejo antes de salir, pero Niou le cogió de la mano y lo arrastró fuera de la habitación. Los rizos parecieron quedar suspendidos en el aire cuando se encontró de frente con el resto de miembros del club.

- ¡Hime, estás preciosa! - se acercó Marui a él, invitándole a tomar un trozo de su pastel.

Yagyuu miró a Niou con un fastidio disfrazado que sólo él podía leer en su rostro. ¿Por qué Niou, si el Caballero ahí era él? No lo entendía. Sin embargo, ya no le quedaba más remedio que soportar la humillación de recorrer las sedes de todos los clubes del centro cogido de la mano con su Príncipe. Vale, iba a ser una Princesa perfecta. Pero esa noche se las iba a pagar todas juntas.

Millones de gracias por leer. Dios, llevo más de dos horas publicando -.- El otro post se ha puesto tocahuevos...

Voy a ver qué puedo hacer antes de acostarme.

Mata ne!

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