Achuchonech echprech xD

May 21, 2008 23:33



Cuando se sentaron en aquel banco, su rostro estaba más pálido que de costumbre. No había de qué preocuparse, pero el hecho en sí era sorprendente, incluso para él. Sin verdaderas intenciones de hacerlo, comenzaba a descubrir muchas cosas acerca de él. Y ni siquiera era consciente de ello.

Sólo se habían montado en las tazas giratorias. Nada más entrar en el parque. Era algo que había llamado la atención de Mizuki instantáneamente, obviamente sin pararse a pensar en que era una atracción con un componente ridículamente infantil. Tazas, como si fuese a tomar el té.

El día anterior no tenía muy buena cara. Sin embargo, Yuuta no desperdició la oportunidad de ofrecerle un poco de diversión a cambio de todo lo que estaba haciendo por él, quisiera o no aprender de él. Le confundió un poco la actitud familiar con la que recibió a Syuusuke cuando se acercó a visitar a su hermano, pero definitivamente necesitaba distraerse. Había estado muy cansado en las últimas semanas.

Casualmente, Syuusuke le había regalado dos entradas. Ni una, ni tres: dos. Podría haber invitado a cualquiera, pero eso sólo se le ocurrió después de ver la entrada en las manos de Mizuki. No la había aceptado con mucho entusiasmo, pero Yuuta tampoco tenía mucha idea de si le gustaban esta clase de cosas.

- ¡Aniki! - exclamó Yuuta, dirigiéndose a la cola de una máquina que no hacía más que dar vueltas como una centrifugadora. - ¿Has… venido?

Syuusuke le saludó con la mano mientras su hermano se acercaba corriendo. Alzó la cabeza por encima del resto y pudo ver a Mizuki medio tumbado en el banco, con los ojos cerrados.

- Claro. ¿Creías que te había dado las entradas porque no iba a venir?

En aquel momento, cuando vio los cuatro ojos restantes centrados en su rostro, Yuuta se dio cuenta de que su hermano no estaba solo. Uno de ellos era Niou, del Rikkai Dai Fuzoku. El otro… su cara le sonaba. Mizuki le había hablado de él, incluso le había enseñado una foto. Empezaba por S. Seguro.

- Te las di porque me sobraban. - le explicó Syuusuke mientras avanzaban en la cola. - Sólo se han apuntado Niou y Shiraishi.

Shiraishi. Eso. Un momento, ¿qué hacían esos dos con su hermano? ¿Y Tezuka, no le acompañaba? Recordaba que la noche anterior había ido a casa y estaban disc…

- Nos vemos, Yuuta.

Le dejó con la palabra en la boca y subió a uno de los compartimentos de esa cosa rara, dispuesto a que el estómago se le diese la vuelta. Yuuta, resignado, volvió junto a Mizuki, sin poder evitar imaginarse a su hermano agitándose en el interior de aquel vagón reducido, chocando constantemente con los cuerpos de los otros dos y riendo sin parar. A veces le daba miedo. Nunca hacía las cosas sólo por diversión.

Por un instante, le pareció que Mizuki se había quedado dormido, por cómo respiraba, hinchando el pecho todo lo que podía y después expulsando el aire de golpe. Sin embargo, el moreno estiró los brazos y abrió los ojos, volviendo a apoyar la espalda en el respaldo e invitándole a que se sentara a su lado.

- ¿Estás bien, Mizuki?

- No es ninguna urgencia, Yuuta-kun. - susurró, apoyando el dorso de la mano sobre su frente, mientras volvía a dejar que se le cerrasen los párpados.

Hacía calor. Parecía que Mizuki se iba a desvanecer en cualquier momento. Yuuta sintió de repente la necesidad de ayudarle, y se fue inmediatamente a por dos bebidas cargadas de hielo. Mizuki no se había movido cuando regresó. Tal vez ni se había dado cuenta de que se había ido.

Estaba sudando. Tenía una apariencia bastante delicada. Yuuta empezó a preguntarse en serio si estaba en condiciones de seguir ahí sentado cuando Mizuki absorbió la bebida lánguidamente a través de la pajita. Sin darse cuenta, se había inclinado hacia él y observaba su rostro a medio palmo de distancia.

- Estás muy cerca.

- ¿Eh?

- ¡Blergh…!

Mizuki no tuvo tiempo de pronunciar alguna palabra inteligible antes de verse obligado a girarse para expulsar lo que quedaba en su estómago del desayuno de esa mañana. La cabeza le daba vueltas. Aquel trago tan frío le había sentado peor. Pero, por lo menos, ahora parecía que estaba algo más aliviado.

- ¿Quieres que nos vayamos a casa? - Yuuta había vuelto a la distancia de seguridad.

- Bah, sólo me he mareado un poco. - dijo Mizuki en tono presumido, poniéndose en pie como si nada hubiera pasado y enredando el dedo índice en uno de sus mechones, como siempre. - ¿De verdad piensas que yo, el enemigo definitivo de Fuji Syuusuke, soy tan frágil como para estar acabado por un simple mareo?

Yuuta no lo dudaba en absoluto, pero Mizuki se contradijo sufriendo un pequeño desmayo al tiempo que decía aquello. Yuuta se apresuró y lo tomó de los hombros, sentándolo despacio de nuevo en el banco. Mizuki sonrió y apoyó los codos sobre el respaldo.

- Sólo será un rato. Nfu~

Yuuta suspiró y lo miró de reojo durante unos segundos, con los ojos entrecerrados a causa del sol. Mizuki permanecía en silencio, respirando hondo. Yuuta, inconscientemente, se había acercado tanto a él que apenas había espacio entre los dos.

- Yuuta-kun…

- ¿Hm?

- Demasiado cerca. Otra vez.

Yuuta abrió los ojos de par en par y descubrió, además de que estaba totalmente pegado a Mizuki, que se había inclinado hacia él y casi le rozaba las mejillas con las yemas de los dedos. Se apartó inmediatamente y pidió disculpas.

- Debe de ser… el calor. - intentó excusarse. - Yo… no sabía lo que…

- ¡Oh, Yuuta-kun, eres tan dulce! ¡Querías comprobar si estaba bien, y no sabías realmente qué hacer!

Yuuta tardó unos minutos en poder mirar a Mizuki a la cara después de que exclamara eso con voz de adolescente extasiada en medio de un drama shojo, y se encontró con una mano que le dio unos leves toques sobre el hombro.

- ¡Mizuki! - gritó, a la vez que su acompañante prorrumpía en sonoras carcajadas. - ¿Qué narices estabas diciendo?

- Es demasiado fácil hacerte sonrojar. Nfu~

Ya estaba con lo de siempre. ¿Por qué era siempre él el que quedaba como un pardillo? Si lo hubiera sabido, se lo hubiera pensado mejor antes de invitarlo a él. Cuando quería, se ponía insoportable. Esas bromitas sólo le hacían gracia a personas como Mizuki.

De todas formas, ¿qué le estaba sucediendo a él mismo?

- Vamos a montarnos en eso. - anunció Mizuki, señalando al monstruo que daba vueltas a toda velocidad.

- ¿Q-qué? ¿Estás loco? - se quejó Yuuta, mientras Mizuki lo arrastraba del brazo.

Mizuki se detuvo en seco y lo miró con los ojos entrecerrados, jugando de nuevo con el mechón entre sus dedos. A veces, él también daba miedo.

- Esto es algo que, evidentemente, como enemigo acérrimo de Fuji Syuusuke, voy a superar. - se jactó, aunque Yuuta sentía su mano temblando. - No te hagas a la idea de que soy una muñequita que no puede soportar esta clase de retos.

- ¿Un reto? ¿Qué?

Mizuki no respondió, limitándose a empujarlo dentro de aquel vagón en el que apenas cabían tres personas. Yuuta tragó saliva y se agarró a lo primero que encontró antes de ponerse a gritar con todas sus fuerzas.

Mizuki había decidido dar una vuelta más para comprobar si era capaz de lanzarse. A lo mejor no estaba tan cansado como podía parecerlo. Por otro lado, a Yuuta todavía le quedaban varias vueltas para aclararse. Nunca se le habían dado bien ciertos temas.

Fandom: Prince of Tennis
Título: ¿Qué esperabas, Masaharu?
Frase: Lo ayudaron a vestirse para la fiesta.
Personajes: Sanada/Niou/Yanagi
Resumen: Nunca te dejes llevar por lo que parezca a primera vista, ni por quien ejecute el plan.

Sanada/Niou/Yanagi: ¿Qué esperabas, Masaharu?

Lo ayudaron a vestirse para la fiesta. Precisamente esos dos. No sabía cómo iba a terminar, como tampoco habría sabido de la existencia de aquella celebración si no hubiera encontrado aquella nota que Marui había dejado en la cajonera de su pupitre.

De momento, no le gustaba nada cómo iban las cosas. Para nada. ¿Por qué tenían que encargarse de él primero? Ni siquiera sabía qué tipo de fiesta era. Cualquiera sabía lo que se le había ocurrido a Marui. ¿Cómo iba a juzgar si le estaban aconsejando bien o no?

Aunque, bueno, aconsejar no era la mejor palabra para definir eso.

Sí, necesitaba otro verbo para denominar la acción de Sanada y Yanagi recogiéndolo a la salida de clase, y llevándolo en coche a casa del primero para después vestirle con trajes como si fuera un muñeco. No es que fuera algo incómodo, porque estaba acostumbrado a que le vieran de cualquier manera pululando por los vestuarios, pero comenzaba a acabársele la paciencia. Necesitaba más explicaciones.

- Demasiado blanco. - Sanada se levantó del sillón para mirarle de arriba abajo. Enseguida lo descartó. - No es adecuado.

¿Desde cuando Sanada tenía tanto sentido de la moda? Niou observó su reflejo en el espejo que tenía al lado. Visto de perfil, el traje blanco no le quedaba nada mal. No sabía por qué no se decidían ya. Era el quinto.

- Tal vez podríamos hacer un contraste, quedaría mejor. - comentó Yanagi, sacando (¡por fin!) el último traje de la funda. - Blanco y negro.

- Esto…

Niou quiso expresar su conformidad con la idea de Yanagi. Aunque, en general, odiaba los trajes, este, de lo más sencillo, con chaqueta y pantalones de raya diplomática, le gustaba más que cualquiera de los otros que le habían hecho probarse, mil veces más que aquel rosa. Y ya estaba muy harto. Sin embargo, ninguno le prestó atención, como habían hecho todo el tiempo. Sanada deliberaba en silencio mientras Yanagi sostenía las prendas colgadas de una percha sobre el cuerpo de Niou.

- Este traje me gusta. - anunció finalmente Niou, antes de que Sanada dijese nada. Se lo quitó a Yanagi de las manos y fue a cambiarse a la habitación. - Así que me lo quedo.

Yanagi miró a Sanada y este asintió levemente con la cabeza. Ellos también fueron a cambiarse.

Niou estuvo listo en menos de diez minutos, de modo que prefirió esperarles en el sofá. Tardaban mucho. Esperaba que no estuvieran eligiendo trajes. No recordaba a qué hora comenzaba la fiesta de Marui, pero fijo que llegaban con retraso.

- Geniichiro, ¿estás listo?

Al principio, se asustó cuando vio a Sanada con aquella larga coleta sujeta en la parte posterior de la cabeza. Pero eso era porque no había visto el traje de Yanagi y su espada jedi. La espada. Sanada también llevaba una katana.

Disfrazar. Ése era el verbo. No sabía si reírse o matarlos.

- ¿Una… fiesta de disfraces? - preguntó, intentando contenerse.

- ¿Qué esperabas, Masaharu? - contestó Yanagi, cubriéndose la cabeza con la capucha. - Bunta lo ha organizado todo.

¿Y lo del traje a qué venía? No podía ser un disfraz. Ahí había algo que no cuadraba. Y se olía la pieza que faltaba. Era imperdonable el haberse dejado manejar tan fácilmente.

- Si tienes algo que decir del traje, - explicó el jedi, caminando hacia la entrada. - díselo a tu Caballero.

Lo sabía.

- Fue su encargo. - añadió Sanada, subiendo al coche.

Y Yukimura también estaba involucrado. Era su marioneta.

Ya estaba todo claro. Yagyuu acababa de conseguir un vale por una fiesta con Niou. Y no valía un truco cualquiera. Él también quería cambiarle de ropa. Algo colorido le iba a quedar muy bien. Seguro.

En fin, he de irme ya. Desgraciadamente, mañana entro a las 8.30. ¿Por qué las huelgas de profesores no durarán dos días? Bueno, por lo menos tendré un buen entretenimiento, con la entrega de achuchonech echprech xDDDDD

Mata ne!

tenipuri, sanada/niou/yanagi, drabble, fanfic, rikkai, mizuki/yuuta, ary666, ida de pinza, present

Previous post Next post
Up