Fanfic: Esta madrugada

Jan 09, 2009 05:00

Título: Esta madrugada
Fandom: Star Wars
Periodo de tiempo: Después de la Trilogía de la Nueva República.
Personajes: Luke y Vader (sólo mencionado... pero es el eje de toda la historia)
Argumento: Desde la ventana de su apartamento en el antiguo Palacio Imperial de Coruscant, Luke reflexiona sobre la muerte de su padre en Endor.

Nota: si existe alguna contradicción con el Universo Expandido, no lo tomeis en cuenta, hace tiempo que dejé de leer los libros y por tanto no sigo exactamente su linea argumental. Digamos que justo cuando acabeis de leer el fic, comprobareis que he obviado completamente el hecho de que Luke recuperó el sable láser que perteneció a Anakin y se lo regaló a Mara Jade.

Este fic está inspirado en la canción "Esta madrugada" de Amaral. Sin embargo no es un songfic exactamente, ya que he puesto la letra de la canción al final del todo, ya que si la intercalaba con la historia, no acababa de quedar bien el fic.



Esta Madrugada

Desde el balcón de mi apartamento en el antiguo Palacio Imperial de Coruscant miro las innumerables luces que pueblan la ciudad-planeta.

Las miro, pero no las veo. Mi mente está en otro lugar, en otro tiempo. Cuantas veces no he vuelto ya, a aquellos tiempos en los que todo era más fácil, más simple.

Más simple y menos cruel. Aquellos tiempos de mi infancia y mi juventud, con mis ansias de aventuras y mis sueños. Sueños en los que idealicé a mi padre. Sé que mis tíos sólo querían protegerme de la verdad, pero se equivocaron al ocultarla completamente, al negarme cualquier información sobre mis padres. El resultado final fue desastroso.

Y Ben Kenobi tampoco ayudó. Sus verdades bajo cierto punto de vista tampoco me ayudaron. Hubiera preferido que no me hubiese explicado nada, antes que decirme esas *verdades* que me hicieron odiar, sin saberlo, a mi propio padre.

No puedo sino recordar con amargura aquel fatídico día. El día en que Ben me mintió, el día en que la única familia que había conocido murió. Lo único bueno de aquel día fue que conocí a quienes se convertirían a la larga en parte de mi familia. Dos grandes y fieles amigos, Han y Chewie.

Una sonrisa se asoma a mi rostro cada vez que recuerdo aquella maloliente cantina en la que les conocí. Recuerdo que tocaba una peculiar banda. Un concierto que nadie escuchaba en aquel sucio bar de Mos Easly. ¿Cómo podía yo imaginar entonces que aquel contrabandista fanfarrón acabaría siendo tan importante para mí, pero sobretodo para mi, por entonces, desconocida hermana? Han ya era un hermano para mí, en mi corazón, cuando se casó con Leia y se convirtió en mi hermano legalmente. Sí, Han y Chewie fueron lo único bueno que salió de aquel día.

No sé porque afloran siempre, después de tantos años, esos recuerdos a mi mente. Toda mi juventud intentando huir del que había sido mi hogar y, ahora, siento nostalgia al recordar aquellos tiempos. Nostalgia y envidia del muchacho que una vez fui.

Era entonces tan inocente, tan ingenuo. E ignorante. Pero era feliz en mi ignorancia.

Pero aquel muchacho ya no existe, murió. Su inocencia perdida para siempre. Cuatro simples palabras se la llevaron, destruyendo en mil pedazos todos sus sueños e ilusiones. Bespín. Aquel día empezó a morir. Aunque, al poco tiempo sus esperanzas renacieron y le mantuvieron vivo durante un tiempo. Hasta que la cruel realidad destruyó esas esperanzas y le mató para siempre.

Aquel muchacho de Tatooine murió definitivamente cuando su padre murió en sus brazos.

Endor...

Aún puedo notar aquel frío vacío que sentí en mi interior, mientras las llamas de la pira devoraban los restos de mi padre, Anakin Skywalker, liberándolo de la horrible armadura de Darth Vader. Un funeral Jedi, para un Jedi redimido.

Antes de eso, a bordo de la Estrella de la Muerte, a pesar del dolor que estaba sintiendo a causa de los rayos Sith, el ver como mi padre destruía al Emperador para salvarme me llenó de una felicidad abrumadora. ¡Mi padre me quería! Yo no me había equivocado. Aún había bondad en su interior. Pero pronto, demasiado pronto, aquella felicidad se convirtió en dolor. Mi padre se moría.

¡No! ¡No podía ser! Mi padre no podía estar muriendo. No quería creerlo. Como si negando la realidad pudiera conseguir que no ocurriera. No había arriesgado tanto para que ese fuera el resultado. No acababa de recuperar a mi padre para perderle al instante siguiente. Aquello debía ser una pesadilla de la que despertaría en cualquier momento y mi padre estaría allí, junto a mí, vivo, sano y sin aquella horrible máscara.

Pero al final, la realidad se impuso y mi padre murió en mis brazos y una parte de mí murió con él.

Aún así, atesoro aquellos últimos instantes, sus últimos gestos, sus últimas acciones como el más preciado de los tesoros. Mis únicos verdaderos momentos con mi padre, con Anakin Skywalker.

He seguido adelante, intentando no mirar atrás. Vivo mi vida pensando en hoy y en el mañana. Pero de tanto en tanto, más a menudo de lo que sería recomendable para mi salud mental, vuelvo la vista atrás. Y entonces me doy cuenta que ese frío que hiela todo mi ser, incluso mi alma, me acompañará ya por siempre. El dolor por su pérdida no me abandonará nunca. Aquella noche en Endor está tatuada a fuego en mi espíritu.

Ni siquiera recuerdo cuanto tiempo estuve ante los restos de la pira una vez extinguido el fuego. No quería separarme de él. Como si al estar al lado de sus restos calcinados aún pudiera retenerle a mi lado. Sentía que en el momento en que me marchase, le habría perdido para siempre.

Finalmente decidí que debía volver para que Leia y los demás supieran que yo seguía vivo, o al menos una parte de mí. Pero en cuanto pude me aparté de ellos. Estaban celebrando el principio del fin del Imperio, de lo cual yo también me alegraba. Estaban celebrando la muerte del Emperador, y yo también me alegraba. Y, estaban celebrando la muerte de Darth Vader y yo estaba llorando la muerte de Anakin Skywalker. En cuanto Wedge y los demás empezaron a brindar por la destrucción de la Estrella de la Muerte, por la derrota del Imperio y por la muerte de Palpatine, supe cual sería el siguiente brindis y, con una patética excusa que ni siquiera recuerdo, me alejé del grupo.

Volví al claro en el que había incinerado su cuerpo. Me senté ante la pira y allí estuve el resto de la noche. No era consciente del transcurso del tiempo y a veces la recuerdo como una noche interminable y otras veces como un instante fugaz. Pero siempre, siempre, recuerdo la sepulcral calma que pareció invadir aquel claro una vez se acallaron las celebraciones en el poblado Ewok. Y en aquel completo silencio, la angustia por su pérdida parecía magnificarse.

Sólo una voz familiar me devolvió al presente. Era Leia. Estaba en el borde del claro y resultaba evidente que no tenía ninguna intención de acercarse a la pira. Así que fui yo hasta donde ella estaba. Debemos volver al punto de encuentro. Me cogió de la mano y me hizo seguirla.

Nunca he vuelto a Endor. Él ya no está allí.

Pero sí he vuelto a Tatooine. Creo que intentaba encontrar al Luke que una vez fui, pero fue inútil. Allí no queda nada que pueda resucitar a aquel muchacho. Ni siquiera queda algo a lo que pueda llamar hogar. En todo este tiempo no he encontrado un planeta al que verdaderamente pueda llamar hogar, aunque vivo en Coruscant, con la única familia que me queda.

Coruscant, antigua Ciudad Imperial, recuperada por la Nueva República cinco años después de Endor.

Aún recuerdo cuando me pidieron que comprobará si quedaba algún rastro de la presencia del Emperador en el Palacio Imperial. No, no lo había.

Y sin embargo si hay un rastro fantasma dentro de mí, pero es el de mi padre. Y aparece cada vez que me asomo a la terraza. Porque cada vez que miro fuera veo su castillo. Y sé que nunca podré entrar allí. Me ha sido negada esa posibilidad.

Cuando supe que iban a entrar en el castillo de Vader para explorarlo, me ofrecí voluntario a Mon Mothma para acompañar a la expedición. ‘Su presencia no será necesaria, Jedi Skywalker’ había contestado ella más fríamente de lo que me esperaba. Yo le expliqué que quería ir para ver si encontraba alguna cosa que hubiese pertenecido a mi padre, a Anakin.

Ella muy solemne me había respondido que, como Jedi, mi padre jamás había tenido posesiones y que, por tanto, todo lo que hubiera en el castillo se había obtenido con el dinero que el Imperio había proporcionado a Vader. Así que allí no podía haber nada que perteneciera realmente a mi padre. Intenté objetar, pero fue inútil. Mon ya había tomado una decisión y se mostró inamovible.

Ahora todos los bienes que había dentro del castillo han ido a formar parte del patrimonio de la Nueva República. Y no me quejo. Yo no quería ni el dinero ni las posesiones de Vader. Sólo quería comprobar si Vader tenía algo que hubiera pertenecido a Anakin. Algo que reconciliara el pasado con el presente. Algo que me hubiese permitido atisbar el hombre que fue. Sólo eso. Y sin embargo, todo un universo para mí.

A veces me pregunto si, cuando me asignaron aquel apartamento, eran conscientes de qué era lo que se divisaba desde su terraza... si aquel apartamento era un premio para el héroe de Yavín o un castigo para el hijo de Vader. Sé que esos pensamientos nacen de la amargura y del resentimiento por no haberme permitido ir a la morada de mi padre y me fuerzo por expulsarlos de mi interior. Pero, cual mala hierba, al cabo de un tiempo vuelven a rebrotar. Y sé que debo intentar erradicarlos de mi alma o me arriesgo a ser devorado por el Lado Oscuro. De nuevo.

Pero resulta tan difícil. Todo me es negado: ver la que fuera su morada, recuperar algún recuerdo de Anakin Skywalker,… Incluso verle me es negado.

Padre, desearía tanto poderte ver de nuevo, poder hablar contigo. Sólo un instante, tras tu muerte, en Endor, fue cuando te vi por última vez. ¿Por qué no has venido nunca a mí, padre? ¿Por qué sólo a Leia?

No te reprocho que hayas hablado con ella. Pude sentir tu dolor, tu vergüenza, tu culpa, mientras tumbado en el hangar de la Estrella de la Muerte me pedías que le dijera a mi hermana que yo tenía razón sobre ti. Entiendo que necesitaras hablar con ella y pedirle perdón. Pero, ¿no podías haber venido también a mí? En esa o cualquier otra ocasión. Yo también necesito hablar contigo, saber lo que pasó y por qué pasó. Y sobretodo, necesito hablar con alguien que me entienda, alguien que sepa lo que significa haber bajado a los Infiernos y haber regresado de ellos. Alguien a quien confiar mis amargos pensamientos y que me ayude a hacerlos desaparecer... ¿Dónde estás, padre?

Un suave silbido me hace desviar la mirada del castillo de Vader al interior de mi apartamento. Mi fiel R2. Siempre a mi lado, intentando confortarme cuando mi espíritu se hunde en las oscuras aguas del amargo pasado. Siempre preguntándome si me puede ayudar en algo.

Y muchas veces me siento tentado de contarle todo lo que nubla mi espíritu. Pero luego me burlo despectivamente de mi mismo. R2 es un amigo para mí, casi como una persona, pero no debo olvidar que es un droide y que jamás entenderá las emociones humanas en toda su complejidad.

Y, además, ¿de qué serviría? No es que pueda ayudarme a conocer a mi padre… ni que pueda proporcionarme algo que le perteneciera…

…¿Verdad?

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Lyrics: Esta Madrugada, Amaral

Ha pasado el tiempo
no he dejado ni un momento
de pensar en los viejos sueños
en las noches de conciertos en un bar

Ha pasado el tiempo
y no sé por qué te cuento esto
será que se ha ido
la inocencia que llevo conmigo
si será el dolor, este amanecer
que me ha helado el alma
quiero despertar
porque no puede ser verdad
esta mala hora

Esta madrugada
que parece nunca acabar
esta noche de angustiosa calma

Va pasando el tiempo
bajo el cielo sin estrellas de Madrid
pero hoy no encuentro
la ilusión que me quemaba dentro

Nada más llegar a esta ciudad
que nos devora
dime dónde estás que te quiero ver
y dejar pasar esta mala hora

Esta madrugada
que parece nunca acabar
esta noche de angustiosa calma
Quédate conmigo
hasta que la luz se haga
esta madrugada

Quiero despertar
porque no puede ser verdad
esta mala hora

Esta madrugada
que parece nunca acabar
esta noche de angustiosa calma
Quédate conmigo
hasta que la luz se haga
esta noche oscura de mi alma

Esta madrugada
que parece nunca, nunca acabar
quédate conmigo
hasta que la luz se haga
esta madrugada

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