Título: Complication
Autora: Aya
Pareja: Matsumiya; Ohmiya (No puedo dejar al Ohmiya fuera ñwñ)
Género: AU, ANGST, Romance, Fluff
Clasificación: PG-13 - R?
Palabras en total: 10,533
Descripción: No hay...
Notas: Esto me lo pidieron
karinawis y
siedunkel hace mucho TwT no había podido terminarlo hasta ayer, pero me esperé para subirlo porque debía partirlo en partes -.- Espero les guste mucho aunque no haya quedado como lo querían >.<
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“¡Ninomiya! ¿Dónde está el reporte?”
“¡En un minuto!”
Sho suspiró, estaba cansado, hambriento y harto; quería salir de esta oficina, pero no podía hacerlo porque aun tenía que entregar el reporte que Nino debía terminar…
“Últimamente Nino-chan ha estado muy distraído, ¿cierto?” comentó Aiba desde su mesa.
Sho no se molestó en contestar, era cierto. Pero ambos sabían cual era la razón.
“Aquí está, aquí está ya no me regañes…” Nino había llegado con el manojo de hojas.
“¿Por qué tardaste tanto?”
“Porque estaba revisándolo para que quedara perfecto y ahorraras más trabajo” su voz sonaba completamente sarcástica.
Sho rodó sus ojos.
“Ahora debo irme”
“¿Eh? ¿Acaso no almorzarás conmigo hoy?” Aiba levantó la vista de su trabajo.
“Hoy no puedo, lo siento… Almuerza con Sho-chan”
“Pero…”
Pero Nino ya se había ido.
“¿Ahora que le pasa? ¿Por qué me deja solo? Nee, Sho-chan, ¿almorzarás conmigo?”
“Lo haré cuando ambos terminemos de trabajar”
Aiba suspiró mientras volvía al trabajo.
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Jun revisó su reloj, llevaba unos cuantos minutos tarde. Sonrió. Probablemente culpa de Sakurai y lo estricto que era con los demás.
Al fin, escuchó unos pasos apresurados acercase, se dio media vuelta, y ahí estaba Nino.
El mayor parecía que había corrido desde el octavo piso hasta abajo, su respiración era agitada.
“Lo siento…” fueron las primeras palabras que salieron de su boca.
Jun sonrió.
“No hay problema. ¿Estás bien? ¿Bajaste corriendo?”
“¡No! Yo… bueno, el tiempo del almuerzo se terminará, así que caminé algo rápido…”
Una pequeña risa escapó de los labios de Jun.
“¿Tenías mucho trabajo? Debiste de haberme llamado…” Comentó el menor mientras ambos comenzaban a caminar fuera del edificio.
“No, solo Sho que quería un reporte para antes del almuerzo”
“Es extraño…”
“¿Qué es extraño?” Nino parecía preocupado.
“Que llames ‘Sho’ a tu jefe”
Nino sonrió.
“Oh bueno, nos conocemos desde hace mucho. Sería extraño que comenzara a decirle Sakurai-san de pronto…”
Jun asintió. “Ah, ¿qué quieres comer?”
“Cualquier cosa está bien para mí”
“¿En serio? ¿Entonces debo cancelar las reservaciones que hice?”
Nino volteo a verlo asustado.
“Estoy bromeando”
El mayor respiró aliviado.
“Podríamos ir a ese restaurante de Ramen en la esquina”
“Me parece bien, de todas formas tu pagarás”
“Ya lo sé…” Jun ya estaba resignado.
‘Esto es estúpido’ pensó Nino mientras caminaba al lado de Jun. El menor estaba enfrascado en su plática y Nino pretendía que lo escuchaba.
No era como que no le interesara lo que el otro tuviera que decir. Era más bien que se encontraba completamente nervioso, y eso era estúpido.
Lo que sentía por Jun, su actitud hacía él, todo era estúpido.
Tenía tiempo que Nino no se sentía de esta manera. Tenía tiempo que no sentía esto por alguien.
Había conocido al menor hace un año, tal vez, en una de las juntas que la compañía hacía cada mes. Le había interesado desde el primer momento en que lo vio, después de todo Jun era apuesto.
Pero Nino creía que todo se debía a que acababa de terminar con alguien, por eso tenía esa necesidad de estar con otra persona. Así que comenzó a interactuar con él, para su buena suerte, Nino era alguien que se acoplaba fácilmente a las personas y situaciones, así que hablar con Jun no era un gran reto.
Después de unos meses se dio cuenta que lo que sentía hacía el menor era diferente, y había crecido en él una ilusión de poder llegar a ser algo más un día.
Pero un año ya había pasado, y a lo más que habían progresado era a almorzar juntos de vez en cuando. Seguían siendo amigos y se llevaban bien. Pero Nino no estaba seguro si quería dejarlo así.
Por eso todo esto era estúpido.
¿Desde cuando él dudaba? ¿Desde cuando era tan tímido como para confesarse a alguien?
Suspiró cuando ambos llegaron frente a la puerta del restaurante, pensaría en esas cosas después, cuando su estómago no estuviera rugiendo como león.
-
“¡Kazu-chaaaan!”
Nino levantó su vista de la televisión. Una extraña loca se había metido a su casa.
Salió de la sala para recibir a la extraña loca que resultaba ser su hermana.
“¿Qué haces aquí?”
“Vine a visitar a mi hermano favorito”
“Soy tu único hermano”
“Por eso eres mi favorito”
La chica pasó y tomó asiento en el sofá, dejando su bolsa a un lado.
“Regrésamela” exclamó Nino, su mano frente al rostro de su hermana.
“¿Qué cosa?”
“La llave de mi casa. ¿Por qué aun la tienes?”
Ella cruzó los brazos sobre su pecho, el ceño fruncido.
“Es necesario. Mamá se preocupa por ti, ¿sabes? Nunca la llamas, ni la visitas. Nunca sabemos nada de ti, ¡podrías morir un día y no lo sabríamos!”
“Así estaría mejor…”
“¡Kazu-chan! Sea como sea, mamá me pide siempre que venga a visitarte para asegurarme de que eso no pase. Además, si no lo hago, ¿quién cuidará de ti?”
“Alguien lo hará” exclamó Nino sin pensarlo.
Pero los ojos de su hermana se abrieron de sorpresa.
“No me digas… Ya tienes una novia que te cuidará ¿acaso?, Estoy tan feliz por ti”
El rostro de Nino no mostraba ni una sola expresión.
“¿Estás burlándote de mí?” dijo después de un rato, su hermana sabía que no salía con mujeres.
“Si, eso hago” dijo ella con una sonrisa.
Nino tomó asiento a su lado.
Riisa, su hermana, siempre había sido así de mala con él. Bueno él también era malo con ella, así era simplemente como se llevaban.
“Pero enserio, ¿Cuándo piensas salir con alguien otra vez?”
Nino suspiró. “¿Tu cuando piensas casarte?”
Sintió un pequeño golpe en su cabeza y sonrió de lado, ya se lo esperaba.
“Esas preguntas no se le hacen a una mujer”
“Menos a una de tu edad, ¿verdad?”
“Calla”
Nino se levantó del sofá, haría algo de cenar para ambos, ya que estaba aquí.
Riisa lo miraba de una forma extraña mientras cocinaba.
“¿Qué sucede?” Preguntó después de un rato, su paciencia estaba por agotarse.
“Tu… ¿qué vas a hacer con tu vida?”
Nino se congeló ante eso. ¿Qué preguntas estaba haciendo su loca hermana?
“¿De qué hablas?”
“Pues… ¿vas a casarte? ¿Estarás solo para toda tu vida? ¿Qué harás?”
“No lo sé… Por ahora, solo trabajaré”
“Suena aburrido”
“Así es la vida…”
“No la mía”
“Bien por ti, entonces”
“Oh por favor, Kazu…”
“Escucha…” Nino tomó aire, estaba cansado de este tema ya. Nunca le había gustado hablar de él, ni siquiera con su madre. “No importa lo que haré, sea lo que sea será mi decisión…”
Riisa lo pensó un momento.
“Ya lo sé, solo me preocupo por ti…”
“No lo hagas tanto y comete eso o no volveré a cocinar para ti” Nino depositó un plato frente a Riisa.
Ésta solo asintió.
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Ésta había sido, tal vez, la peor decisión de todas. Esto solo probaba lo estúpido que en realidad era…
Estaba bajo la lluvia, esperando que el Jun que lo había invitado a cenar apareciera. Pero eso no parecía que fuera a suceder.
Había sido un estúpido por creer y obedecer, él no era así.
Y, a pesar de que era más que obvio que no llegaría, Nino no se había movido de su lugar; tal vez eran las esperanzas, aquella ilusión que se había creado en su corazón, o simplemente la humillación, lo que no dejaba que moviera su frío trasero de ahí hacía su casa.
Pero todo, incluso que un rayo cayera sobre su cabeza, era mejor que lo que le esperaba cuando aquel auto tan conocido paró frente a él.
Nino intentó esconder su rostro, pero era inútil, ya lo habían visto.
La ventanilla bajó y un hombre de rostro pequeño y moreno le devolvía la mirada a través de la cortina de lluvia.
“¿Nino? ¿Qué estás haciendo ahí? Te resfriarás”
‘¿Qué demonios te importa?’ pensó el menor.
Pero antes de que se diera cuenta, aquella persona había bajado del auto con un paraguas y se dirigía hacía donde estaba parado.
Todo esto era una pesadilla.
“Vamos, te llevaré a casa”
“Déjame en paz”
Como era de esperarse, la persona no le hizo caso y tomó su brazo para llevarlo hacia el auto.
Nino no intentó resistirse, de todas formas sabía que no ganaría.
Nada podía haber empeorado su día más que esto. Estar con Ohno Satoshi, su antigua pareja, en su auto y empapado de agua.
“Voy a estropear tus asientos” se quejó el menor mientras intentaba escapar.
“No me importa”
Ohno siempre había sido así. Hacía las cosas que quería sin importarle lo que Nino pensaba, cuando sabía que le harían un bien. Y Nino nunca había sido capaz de decirle que no, sabía que tenía la razón.
“¿Qué hacías ahí sin un paraguas? Es raro que tu no uses tu auto…” todo eso salió como un pequeño murmullo.
El menor se dio cuenta que Ohno había encendido la calefacción y ya no sentía tanto frío.
Pero no respondió a la pregunta, no tenía ánimos para dar una explicación.
Y Ohno no preguntó nada más.
Por dentro, lo sabía; Nino estaba seguro que Ohno lo sabía, o al menos tenía una pequeña idea de lo que sucedía.
Pero no puedes admitir delante de tu antigua pareja que estás fracasando en tus nuevas relaciones. Sobre todo cuando tu terminaste la relación, porque ya te estaba aburriendo.
Sería demasiada humillación que Nino no iba a poder soportar.
Había terminado con el mayor hace un poco más de un año. Hasta la fecha, Nino no estaba muy seguro del por qué.
Estaba seguro de que Ohno había sido una de las personas que más lo había amado en la vida. Sabía que Ohno siempre haría cualquier cosa por él y que siempre estaría a su lado.
Todo eso, tal vez, fueron las cosas que lo impulsaron a terminar su relación.
Ohno era perfecto, era gentil, humilde, hermoso, lindo, y cualquier otro adjetivo positivo que quisieran ponerle. Era cierto que muchas veces se dormía cuando hablaban por teléfono, o que podía pasar periodos largos y desconocidos pescando a la deriva en el mar. Pero, extrañamente, eso solo le daba un encanto que lo hacía especial, lo hacía único.
Era demasiado para que Nino pudiera soportarlo, era como una carga muy pesada sobre sus hombros.
Debía intentar ser el mejor para Ohno. Debía siempre intentar que su mejor lado saliera a relucir, intentar nunca mostrar sus celos, egoísmo, miedos e inseguridades.
Intentar ser perfecto, tal como Ohno era.
Nino debía preocuparse siempre por eso, al final terminó explotando y renunciando.
Sabía que no era justo, el mayor le había dado todo lo que necesitaba en una relación y él lo había dejado ir, pero no había nada que pudiera hacer ahora.
El auto había caído en silencio.
Ese tipo de silencio que presionaba, sofocaba. Era como si solo estuviera esperando que te quedaras sin aire y gritaras para poder recuperarlo.
Ohno lo sabía, lo sospechaba. Y estaba esperando pacientemente a que Nino lo confesara, sabía que lo haría.
“¡Me dejaron plantado, de acuerdo!”
Había sido peor de lo que había imaginado.
El rostro de Ohno no reflejaba nada, ni una pequeña sonrisa de satisfacción, ni tampoco un rostro de pena.
Ya lo sabía, obviamente.
“Tal vez tuvo otra cosa que hacer…”
“Si, claro…”
“Es solo una cita…”
“¡No era una cita!” No sabía por qué lo había negado, pero lo había hecho.
“Entonces no veo razón…”
“¡Estaba congelándome bajo la lluvia!”
“Eso fue tu culpa…”
Todo lo que decía, era en una voz suave y baja. Estaba en total tranquilidad mientras conducía lentamente por las calles.
“¿Lo quieres?” dijo después de un rato.
Nino lo observó.
“Si…” su voz era un murmullo.
“Entonces no importa lo que haga, lo perdonarás”
Eso era cierto.
“Gracias…”
Ohno sonrió, aquella sonrisa tan cálida y sincera.
“Toma el paraguas” dijo mientras se lo entregaba “Aun está lloviendo afuera…”
Nino asintió. Creía que debía decirle algo más al mayor, pero no sabía que, ni como…
Así que tomó el paraguas y salió del auto.
Tomó una ducha de agua caliente cuando llegó a casa.
Mañana no sabía como sería capaz de ver a Jun sin sentirse molesto.
Pero, ¿cómo no estarlo? No se había molestado en avisarle. No podía simplemente faltar así a una ‘reunión’.
Nino tomó su celular, con la intención de revisar la hora.
No encendía.
‘Se quedó sin batería’ pensó.
Algo dentro de él dio un brinco de esperanza y cuando lo encendió, ahí estaban dos llamadas perdidas y un mensaje.
Nino. Lo siento pero no podré ir a cenar hoy, me surgió algo de improvisto en el trabajo y no puedo irme de aquí hasta terminarlo. De verdad lo siento mucho.
Pero te lo recompensaré, te lo prometo.
Por cierto, llamé dos veces pero no respondiste, espero estés bien.
-Matsumoto Jun
Nino sonrió mientras leía el mensaje, así que era eso, y él se había molestado por nada.
Bueno, mañana se disculparía por no haber contestado las llamadas.
-
“Lo siento mucho”
Nino sonrió de pena mientras observaba a Jun inclinarse frente a él.
En realidad no tenía que hacer tanto escándalo solo por eso…
“Ya te dije que está bien, no tienes que exagerar…”
“Bueno… a mí me molesta que me hagan eso… así que no me gustó hacértelo yo a ti…”
“Está bien, no te preocupes”
“Te lo recompensaré” Jun parecía enserio preocupado.
“No hace falta”
“Lo haré, enserio. Saldremos a cenar esta semana”
Nino lo consideró un momento. No era como que fuera a rechazarlo, pero le gustaba la idea de jugar un poco con los nervios de Jun. El menor no solía comportarse de esta manera, su actitud siempre era tranquila y calculada, era como si pensara siempre todo antes de hacerlo, además de tomarse el tiempo para considerar cual de las opciones lo haría quedar mejor. Pero ahora, estaba completamente apenado, disculpándose con Nino.
“Solo si tu pagas” dijo al fin, con una sonrisa.
“Claro, yo estoy invitándote” lo dijo como si no pagara el siempre.
“Entonces está bien”
-
La vida de Nino había continuado su curso normal.
Seguía asistiendo al trabajo y dando lo mejor de si mismo mientras discutía y hacía enfadar a Sho. Continuaba molestando a Aiba en los pasillos e interrumpiéndolo mientras hacía su trabajo. Aun seguía corriendo a su hermana de su casa y continuaba exigiéndole que le regresara la llave mientras la otra no cedía.
Pero, a pesar de que todo parecía estar de lo más normal, había algo dentro de él, tal vez era aquel rayo de ilusión que había aparecido cuando había conocido a Jun. Ahora estaba brillando con todo su potencial, ahora Nino estaba completamente feliz, parecía un niño pequeño esperando con ansias sus regalos de cumpleaños.
Todo se debía a que las cosas con Jun iban bien, no era como que ya estuvieran saliendo; o como si Nino tuviera una señal de que al menor le agradaba más que como amigo, pero había algo que lo hacía sentirse feliz cada vez que estaban juntos.
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“No puedo, ya te lo dije”
Estaba discutiendo por teléfono con su hermana, la chica estaba actuando como toda una hermana menor en esos momentos, ese no era su puesto.
Nino caminaba por su departamento, intentando limpiarlo mientras hablaba por teléfono. Riisa había interrumpido su momento de limpieza y si no continuaba haciéndolo, lo dejaría y no se haría hasta el próximo mes, o tal vez hasta más después.
“Pero es algo importante para mi”
Suspiró. Ya no era una niña.
“Es solo un chico, ¿no puedes encontrarte tu sola con él? ¿Acaso no lo has hecho antes?”
Hubo un silencio, probablemente estaba buscando una excusa. Por dios, esta chica…
“No es verdad. Siempre lo hacía con mis amigas, es algo difícil encontrarte con alguien si no lo conoces bien…”
“Entonces no lo hagas” dijo Nino en un murmullo.
“¡Kazuu, por favor!”
Su hermana a veces actuaba como una niña pequeña, era dos años mayor que él y desde que tenía memoria, Nino siempre había hecho casi todo por ella. Era un desastre cocinando y haciendo varias tareas del hogar, así que Nino debía hacerlo por ella para ayudar a su madre. No tenía idea de como sobrevivía sola ahora, aunque tal vez se debía a que visitaba a su madre todos los días.
“De acuerdo, si lo hago esta vez, ¿prometes no volver a pedírmelo?”
“¡Si! Me harías muy feliz”
“Huh, entonces no vuelvas a molestarme con esto…”
“Gracias, te quiero Kazu-chan”
Nino colgó, ya sin ánimos de continuar hablando.
¿Qué tipo de chico sería?
Bueno, una cosa era segura, probablemente era uno de esos alocados que trabajaban en cosas peligrosas y con los cuales no podías asegurar un buen futuro.
Riisa tenía tendencias a escoger sujetos así, una de las razones por la cual seguía soltera.
No sabía por qué la atraían tanto, ni siquiera eran apuestos, y Nino podía dar su criterio en eso, tenía todo el derecho.
Bueno, al menos conseguiría la comida gratis, ya que él no pensaba pagar un centavo (como siempre) porque era el invitado, algo bueno tenía que salir de eso.
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Entró con paso lento al lugar.
Que genial idea esa de encontrarse en un centro comercial, ¿qué harían? ¿Jugar bolos o algo así? ¿Acaso se hacían esas cosas en una cita?
Bueno, la gente mayor muchas veces quería regresar o acoplarse a los tiempos de ahora.
Aunque Nino solo estaba siendo malo, su hermana no era tan mayor.
Tal vez le comprarían una salchicha o algo así, ya que era el menor. Y podría verlos jugar bolos y hacer el ridículo.
Nino entró al establecimiento. Parecía un centro de juegos, uno muy grande y lleno de aparatos y luces.
Al instante se sintió fuera de lugar, él era joven, pero no tan joven como la mayoría de gente aquí, estos chicos no pasarían la edad de 17 años.
Estaba comenzando a preocuparse, cuando recordó que el parecía un chico de 17 años también, la que seguramente no encajaba aquí era su hermana y su chico nuevo.
Comenzó a buscar a Riisa entre toda la marea de chicos que se paseaban de un lado a otro. Demonios, no era lo suficientemente alto para alcanzar a ver desde donde estaba, así que caminó un poco más, esperando encontrarla pronto y no parecer como un estúpido ahí mirando para todos lados y sin compañía.
Por suerte, ahí estaba ella. Parada cerca de un lugar en donde parecían vender comida.
‘Genial, llegué justo a tiempo’
Nino caminó gustoso hasta donde estaba ella, lucía algo nerviosa, tal vez porque estaba sola, pero por todo lo demás parecía una cita normal.
“Que tal”
Riisa dio un salto al escuchar su voz. Después se dio media vuelta con una sonrisa en su rostro.
“Kazu, estaba esperando que llegaras”
Lucía nerviosa sin duda.
“Estas nerviosa” estaba afirmándolo.
“No es eso…”
“¿Entonces? ¿Quieres que me vaya?”
“¡No! Es solo que…”
Ella ya no dijo nada, ¿acaso había pasado algo con el chico?
Por cierto, ¿dónde estaba el?
Nino miró por todos lados, después de buscar en vano a una persona que no conocía se quedó quieto esperando que su hermana dijera algo.
Pero ella permaneció en silencio, parecía preocupada por algo.
“Ah, aquí viene…” exclamó después de unos minutos.
Nino frotó sus ojos con cansancio, estaba a punto de conocer al chico loco que salía con su hermana. Tenía que actuar normal y ser lo más amable posible, aunque el tipo pareciera un delincuente. Nino ya había estado pensando en eso todo el día de ayer, tenía que ser amable y no avergonzar a su hermana mayor; pero absolutamente nada de lo que había ensayado y meditado le hubiera servido para ese momento en que levantó la vista y vio acercarse al dichoso chico.
“Jun…”
Fue la única palabra que salió de su boca antes de que esta se quedara seca.
Jun lo había visto también, y ahora tenía esa mirada de sorpresa en su rostro.
Nino, por otra parte, no podía pensar. Miles de cosas pasaban por su cabeza y otras tantas más hacían que su corazón rebotara segundo a segundo en su pecho.
¿Qué demonios era esto? ¿Por qué Jun estaba aquí con su hermana? ¿Por qué ella lo presentaba como su cita?
Solo había una explicación obvia a eso: Jun era la cita de su hermana, la cita que era tan
Importante para ella.
“¿Qué haces aquí?” fue lo único que consiguió hacer salir de su boca, fue la única frase que su cerebro pudo crear, todo en el parecía haberse congelado.
“Kazu, él es Matsumoto Jun. El chico que conocí hace unos días, ¿recuerdas?”
Pero Nino no dijo nada, sabía quien era ese chico, y lo último que hubiera querido era verlo con Riisa, de entre todas las personas en el mundo, tenía que ser el…
Una pequeña sonrisa se asomó en los labios de Jun, no parecía nada incómodo con esto, no parecía importarle que acababa de darse cuenta que salía con la hermana de Nino. Era como si esa pequeña chispa de ilusión se apagara de pronto, todo lo que Nino podía ver era un abismo frío en donde todas sus ilusiones eran aplastadas, una tras otra.
El menor observó las bebidas que traía en sus manos, eran solo dos.
“Ah, no sabía que…” dudó un poco “Nino, estaría aquí… Traeré otra bebida más”
Sentía la mirada de su hermana sobre su rostro, sabía que en estos momentos estaba paralizado y que probablemente tenía una cara de ‘shock’.
Pero los sentimientos que comenzaban a surgir dentro de él, ya no eran de sorpresa o miedo, era como una enorme burbuja de coraje creciendo en su pecho. Estaba comenzando a enfadarse, si aquella burbuja se reventaba sería el fin, sabía que no podría hacer nada contra todo este enojo que estaba creciendo, no quería explotar aquí… Pero nada de esto era justo.
“¿Qué crees que haces aquí?”
Jun paró donde estaba, y volteó a ver a Nino como si no entendiera de qué estaba hablando. La verdad, a pesar de que su voz era calmada, había algo en ella que lo hacía sentirse intimidado, era la primera vez que le sucedía.
“Bueno yo…”
“Ya te dije que es mi cita” Al parecer Riisa no entendía nada de lo que estaba sucediendo.
“Ah… Riisa, Nino y yo trabajamos juntos…”
“¿Eh?”
“Si, somos compañeros de trabajo…”
Ahora las cosas encajaban, y al ver aquella mirada en los ojos de su hermano, lo entendió todo.
“¡¿Qué estás haciendo aquí con mi hermana?!”
“Yo no sabía que era tu hermana”
Nino dejó salir una risa sarcástica.
“¿No lo sabías? Se llama Ninomiya y tenemos exactamente la misma cara. ¡¿Cómo demonios no ibas a darte cuenta?!”
Jun frunció el ceño enfadado, no estaba acostumbrado a ser gritado de parte de Nino, mucho menos en un lugar público.
“Escucha, en realidad, a ti no te importa lo que tu hermana haga con su vida”
“¿Y tu que sabes de eso? Es mi hermana, y la conozco mejor que tú. También sé que es muy mayor para ti, así que deberías buscarte a alguien más”
Esta vez, el de la risa sarcástica fue Jun.
“¿Ahora vas a decirme lo que hacer con mi vida? No recuerdo que te hubiera dado permiso para hacerlo”
Se miraban a los ojos, de una forma desafiante.
Nino estaba enfadado por ver a Jun con su hermana, por ver a Jun con alguien más.
Y el otro estaba enfadado por la actitud extraña que el otro estaba adoptando.
Riisa solo permanecía en medio de todo, sin saber que postura tomar, o qué decir.
Para ella, todo estaba claro, conocía a su hermano casi tan bien como se conocía a ella misma, y a pesar de que también la ponía algo triste, sabía que Kazu tenía sentimientos por esta persona, no estaría actuando de esa manera si no fuera por eso.
Nunca se había interesado en meterse en su vida, solo ahora. Porque no se trataba solo de la vida de su hermana, se trataba también de la suya.
“Yo creo que… deberíamos irnos…” no sabía que más opinar ante el silencio tan tenso que se había formado en medio del mar de personas.
“Si, vámonos” Jun había tomado su mano y estaba llevándosela sin ningún problema.
“No, no puedo…” ella intentó zafarse, pero el agarre era fuerte.
“¿Por qué no? Tienes una cita conmigo”
“Pero Kazu…”
“No entiendo cual es su problema, pero no creo que deba meterse así en las vidas de los demás”
Ella sabía que estaba siendo mala, sabía que podía irse y dejar que Kazu resolviera sus problemas con Jun pero, lo quería. Jun era especial… ‘¿Cuándo me volví así de egoísta?’
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Tal vez su actitud no había sido la mejor. Pero, ¿cómo se supone que te comportes cuando la persona que quieres sale con tu hermana?
Esa frase de ‘Si lo amas dejaras que haga lo que quiera con su vida’ eran puras estupideces, nadie era en realidad tan considerado para hacerlo.
¿Dónde quedabas tu entonces? No serías feliz viéndolo con otra persona, sufrirías, y si podías evitar eso, ¿acaso no era lo mejor?
Pero se había comportado como un completo idiota frente a Jun, probablemente había arruinado el único tipo de relación que tendría con él.
¿Había posibilidad de una disculpa? ¿Quería ofrecerla?
Pero aun así, con estos sentimientos encontrados y el viento frío golpeando su rostro bajo un cielo nublado de otoño, mientras la gente paseaba al parecer sin ninguna preocupación, Nino estaba seguro de que tenía la peor suerte del mundo.
A nadie más podían pasarle estas cosas, solo a él.
Nadie más podía pasar de tener un día normal, a tener el peor día de su vida.
No, no eran exageraciones, cualquiera que le dijera lo contrario estaba mal. Porque este tipo de cosas dolían, en el alma, y no podías simplemente dejarlo pasar como si nada.
Las lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos, esperando el momento indicado para salir una tras otra sin ninguna intención de detenerse, y Nino no quería llorar aquí; en medio de una calle, había llorado tan poco frente a personas importantes, no lo haría frente a un millón de extraños.
Suspiró pesadamente mientras sacaba su celular del bolsillo.
Lo observó fijamente unos segundos, analizando lo que estaba a punto de hacer.
Tenía otras opciones, no debía hacerlo. ¿Por qué siempre tenía que ser el débil frente a él? Siempre dejarse caer…
Pero si Ohno no lo entendía, entonces nadie más lo haría. Y aunque por dentro supiera que estaba lastimando mucho más al mayor, no pudo juntar el coraje para detener sus acciones…
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