Aqui enseguida la segunda parte ^^ [culpen al gay LJ por no dejarme ponerlo todo junto ¬¬]
Capitulo 2 -FINAL- Part. 2
Se separaron lentamente, Yuri se perdió en la profunda mirada de Yuya, este acarició su rostro y le sonrió.
-¿Lo recordaste?-
Chinen asintió, de pronto una lágrima se deslizó por su mejilla, y antes de que Yuya pudiese decir o hacer algo, se aferró con fuerza a su cuello.
-Te eché de menos… Yuya…-
El mayor sonrió y correspondió al abrazo, incorporándose lentamente, ambos quedaron sentados sobre el piso, abrazados.
-No llores…-
-No estoy llorando-
Dijo Chinen con la voz quebrada y aferrandose más al cuello de Yuya, este sonrió y le dio unas palmaditas en la cabeza para tranquilizarlo.
-Prometiste que no me ibas a dejar y lo hiciste…-
-Tuve que hacerlo… tu vida corría peligro, no podía permitir que te hicieran daño por mi culpa… eso jamás… perdóname-
Ambos continuaron abrazados, al parecer Yuri había dejado de llorar.
-¿En dónde estuviste todo este tiempo?-
-Ya te lo dije… observándote… desde las sombras, cuidando de ti desde lejos, es lo único que podía hacer-
Lentamente Chinen se alejó de Takaki, lo suficiente para verlo a los ojos.
-¿Todo esta bien ahora? ¿Puedes prometer que no volverás a dejarme?-
Yuya bajó la mirada.
-No puedo prometerte tal cosa…-
-¿Por qué no?-
Preguntó desesperado.
-Porque yo no puedo estar a tu lado para siempre… no así-
-¿Así? ¿Te refieres a que tu eres un-
-Si, a eso-
Lo interrumpió Yuya con la mirada baja.
-Eso a mi no me importa…-
-Me alimento de la sangre de los seres humanos, no puedo estar cerca de ti, ¿Qué pasará si vuelvo a perder el control? Aquella vez fui capaz de contenerme, pero no te aseguro que vuelva a suceder-
Chinen bajó la mirada, no sabía que decir.
-¿Lo ves? Por más que anhele estar a tu lado, no puedo…-
Dicho esto, Yuya miró por la ventana y se puso de pie.
-Tengo que irme, ya es tarde, tu necesitas dormir y yo tengo que volver antes de que sospechen de mi ausencia-
-¿Sospechen? ¿Quiénes?-
Preguntó curioso mientras permanecía en el suelo.
-Los que son igual a mi, vivimos todos juntos en la mansión de allá-
Respondió Yuya mientras señalaba por la ventana, Yuri se levantó y pudo ver a lo lejos una gran mansión que sobresalía del resto de las casas.
-¿Vives ahí?-
Yuya asintió con la cabeza.
-¿Ahí también esta aquel chico?-
-Si… y si no vuelvo ahora… va a sospechar y-
De pronto la visión de Takaki fue borrosa, estaba perdiendo fuerzas, se tambaleó un poco, pero logró apoyarse en el librero de Chinen para no caer, este, al darse cuenta, se acercó rápidamente y tomándolo del brazo preguntó preocupado.
-¿Estás bien?-
Como pudo, Yuya logró responder.
-Si… estoy bien, no te preocupes-
-Eres malo mintiendo, no estas bien… ¿Qué es lo que tienes?-
-Nada… estoy bien, ya es hora de irme-
Dijo con esfuerzo mientras caminaba hacia la ventana, Chinen, confundido, no tuvo más opción que dejarlo ir.
-¿Volverás?-
Preguntó antes de que Takaki saliese por la ventana.
-Siempre que quieras-
Dijo con una sonrisa y sin más, desapareció, dejando en su lugar una suave brisa.
Al día siguiente, muy temprano, alguien tocó a la puerta desesperadamente, no deseaba levantarse, imaginó que su madre abriría, y eso hizo, así que se acomodó mejor en la cama y trato de volver a quedarse dormido. Sin embargo alguien tocó la puerta de su habitación.
-Adelante…-
Dijo aún dormido mientras se cubría por completo con las cobijas.
-¿Qué no piensas ir a la escuela?-
Esa voz, sabía muy bien de quien se trataba, así que sorprendido, se reincorporó de golpe, quedando sentado sobre la cama.
-¡Es verdad! ¿Qué hora es?-
-Siete treinta, es tarde, tienes escasos minutos para estar listo-
Chinen giró la cabeza y se encontró con la severa mirada de Kei.
-Por cierto… ¿Qué haces aquí?-
-Estuve esperándote afuera pero no salías, así que decidí entrar-
-Oh… ya veo… Gracias-
Dijo con una sonrisa, salió de la cama, tomó su uniforme y salió de su habitación. Kei dejó escapar un suspiro de alivio, se había preocupado, después de su encuentro con Yabu anoche y de haberle enviado un mensaje a Chinen del cual no obtuvo una respuesta, estaba angustiado, pero ahora, al ver que el chico estaba a salvo pudo sentirse más tranquilo.
-Me alegra saber que estas bien-
Dicho esto, sonrió y salió de la habitación de Chinen.
Ambos caminaban juntos, extrañamente en silencio, pero fue Kei quien habló primero.
-Anoche… te envié un mensaje-
-¿Eh?-
Exclamo sorprendido, sacó su teléfono del bolsillo y miró.
-¡Es verdad!-
-Por un momento imaginé que no deseabas responder-
Chinen bajó la mirada apenado.
-Lo siento mucho, es que… después de hacer mi tarea… me quede profundamente dormido… y no escuché el teléfono-
-De acuerdo, quedas perdonado-
Le dijo Kei con una sonrisa mientras le revolvía el cabello con su mano.
-Bien, yo me voy por este camino, nos veremos más tarde-
-De acuerdo-
Dijo Chinen con una sonrisa y así, ambos tomaron caminos separados. De cierta forma se sentía culpable, le había mentido a Kei, pero tampoco podía decirle que ya recordaba todo y que ahora vería a Takaki de nuevo.
-Lo mantendré en secreto hasta que sea necesario-
Se dijo y continuo con su camino rumbo a la escuela.
Cuando la hora del almuerzo llegó, Chinen guardó sus cosas y cuando se disponía a salir del salón, escuchó la misma voz de aquella vez, pero en esta ocasión no se asustó, solo se sorprendió un poco, pero sonrió al escucharla, obviamente se trataba de Yuya.
“-Arriba-”
Decía, Chinen miró a su alrededor, y antes de que Ryosuke lograse verlo, salió corriendo.
Mientras corría, pudo sentir como su estomago gruñía.
-Mejor compro algo antes de ir con él-
Se dijo mientras se desviaba del camino e iba a toda prisa hacia la cafetería, compró un par de panecillos y dos botecitos de leche y salió corriendo rumbo a la azotea.
Al estar ahí, exhausto, se dejó caer en el suelo.
-¿Por qué corriste?-
Preguntó Yuya curioso mientras se sentaba frente a el.
-Para que nadie me siguiera… además… tuve que comprar esto…-
Dijo con voz agitada mientras dejaba en el suelo los panecillos y la leche.
-¿Uno es para mi?-
Preguntó curioso, Chinen solo asintió con la cabeza y respiró profundo.
-No te hubieras molestado…-
-No te quejes y cómelo-
Dijo Chinen con seriedad, después sonrió.
-No has cambiado-
Sonrió Yuya mientras le revolvía los cabellos y tomaba un pan y lo comía. Sin querer, Chinen se quedó observándolo fijamente.
-¿Pasa algo?-
Preguntó Yuya al sentir la mirada de Chinen.
-N-no… es solo que… comes muy rápido…-
-Ah… lo siento…-
Se disculpó con torpeza.
-No importa, debes tener hambre así que-
Dicho esto, tomo el otro pan y lo partió a la mitad.
-Puedes comerte este-
Yuya observó la otra mitad y la tomó.
-Gracias-
Al ver su sonrisa, Chinen también le sonrió.
Ambos pasaron una amena mañana, conversando, riendo, jugando, como antes, ambos se sentían felices de estar juntos, y así continuaron durante mucho tiempo, Takaki visitaba a Chinen en su casa por las tardes, se veían a medio día a la hora del almuerzo, ambos eran tan felices, a tal grado que Chinen no lograba darse cuenta de lo que realmente sucedía con Yuya.
Una tarde, mientras Chinen hacía sus deberes escolares, Yuya lo observaba desde la ventana, le agradaba verlo tan concentrado que no se atrevía a interrumpirlo, siempre esperaba a que este terminara para poder entrar.
Pero esa vez, de nueva cuenta el hambre que lo inundaba noche tras noche lo invadía lentamente, cada vez era más difícil controlarse, necesitaba sangre, hace tanto que ya no la bebía…
-¡No!-
Se gritó mentalmente mientras sacudía su cabeza, necesitaba despejar aquellos pensamientos, pero era inútil, no podía, después de todo su instinto comenzaba a exigir sangre, y justo frente a el, a escasos metros tenía a un humano, indefenso…
-Tengo que irme de aquí…-
Se dijo débilmente, pero justo cuando se disponía a escapar, golpeo sin querer la ventana, haciendo que Yuri voltease y al verlo esbozara una enorme sonrisa.
-Yuya-
Dijo con alegría mientras caminaba hacia la ventana y la abría, este se alejó rápidamente y solo le dijo.
-¡No te acerques!-
Chinen miró a Yuya con confusión.
-¿Qué ocurre?-
-¡¡No te acerques!!-
Gritó con furia, dicho esto retrocedió unos pasos hacia atrás sobre aquella rama, su respiración era agitada, era como si luchase contra él mismo, y eso era lo que estaba sucediendo, necesitaba encontrar la fuerza para olvidar el olor de la sangre de Chinen y así poder alejarse, tenía que hacerlo.
-Yuya…-
Exclamó con suma preocupación, no entendía por que el mayor se encontraba en tales condiciones.
-Será mejor que me vaya… no puedo estar más aquí…-
Dicho esto, miró a Chinen de reojo, fue así como el menor pudo notar aquella mirada perdida, diferente, al igual que en aquella ocasión, ahora creía comprender lo que estaba sucediendo.
-Necesitas…-
-¡No necesito nada!-
Gritó, así, se dejó caer de aquella rama para después desaparecer, sin decir nada más.
Esa noche no pudo conciliar el sueño en un buen rato, no podía dejar de pensar en lo sucedido con Yuya, era imposible dormir, estaba preocupado, demasiado, deseaba saber que ocurría, porque no se lo decía claramente, con tantas cosas en su cabeza fue inevitable que el sueño terminase por vencerlo hasta quedarse profundamente dormido.
A la mañana siguiente, mientras caminaba rumbo a la escuela, se detuvo como de costumbre en la estación del autobús, se sentía cansado pero sobre todo preocupado. Tenía la ligera esperanza de encontrarse con Takaki, así que constantemente miraba a su alrededor, pero nada, él no estaba.
-¿Estará bien?-
Se preguntó mientras dejaba escapar un suspiro.
-Esta bien, al menos aún con vida-
Al escuchar esta voz, se giró rápidamente, encontrándose con un joven alto detrás de el, lo conocía, sabía quien era, de pronto el miedo se apoderó de él y fue incapaz de moverse.
-Al fin te encuentro pequeño-
Dijo Yabu con una enorme sonrisa dibujada en el rostro, con esfuerzo Chinen logró tragar saliva.
-Descuida, no voy a hacerte nada, ya no tengo interés en ti, después de todo ya estoy satisfecho, a diferencia de Yuya, yo si me alimento-
En ese momento el miedo se esfumó y en su lugar apareció la preocupación.
-¿Qué quieres decir con eso?-
-¡Ah! ¿No lo sabes? Se niega a alimentarse, tu sabes…-
Antes de continuar, se inclinó y le dijo al oído.
-Se niega a beber sangre, creí que lo sabías, después de todo no hace otra cosa que estar contigo-
Dicho esto, Yabu se enderezó y miró a Chinen con una sonrisa burlona.
-¿Qué pasa si él… no se alimenta?-
Al escuchar tal pregunta, Yabu no pudo evitar el soltar una carcajada.
-¿Qué no es obvio?-
Chinen miró a Yabu con furia.
-Para mi no lo es, por eso pregunto-
-Pequeño ingenuo, pues lo que sucede con cualquiera que no se alimente-
De nueva cuenta se inclinó y le susurró al oído.
-Morirá… tal vez…-
Al escuchar esto, sus ojos se abrieron de par en par, enseguida Yabu se alejó y le dijo.
-¿Acaso no te sientes culpable? Es por ti que no lo hace… anoche tuve que alimentarlo en contra de su voluntad, fue realmente difícil, pero en cuanto vio la sangre, su instinto despertó, por eso se encuentra dormido ahora-
-¿Quieres decir que… cuando no se alimenta… esta débil?-
-Así es, ¿Por qué crees que se cubre tanto para poder salir de día? Porque de tan solo tener contacto con la luz solar, se haría polvo, por lo mismo que no se alimenta como debe ser-
Tras escuchar estas palabras, Chinen pudo notar que Yabu andaba vestido con demasiada normalidad, no como Takaki, quien llevaba consigo siempre un sombrero y lo mejor cubierto posible.
-¿Por qué me dices todo esto?-
Preguntó enojado, justo en ese momento, y por vez primera, la expresión de Yabu se volvió realmente seria.
-Porque pienso que tu eres el único que puede salvarlo… sabes lo que necesita ahora, ¿Por qué no se lo das tú?-
Yabu miró a Chinen, esta vez no había rastro alguno de aquella sonrisa burlona.
-Pero… si tu mismo acabas de decir que ya lo… alimentaste…-
-Si, pero no es suficiente, no es lo que necesita para sobrevivir, deberías pensarlo, si tanto lo quieres-
Dicho esto, Yabu se dio media vuelta y se fue, desapareciendo a lo lejos, Chinen se quedó solo de nuevo, confundido, pero sobre todo, una gran desesperación despertaba en su interior.
-¿Por qué no me dijiste nada?-
Dijo tratando de contener las lagrimas mientras golpeaba el tablero de los horarios.
No sabía como había llegado a aquel lugar, pero de alguna manera se alegraba de estar en casa.
Lentamente se sentó sobre la suave cama, toda la habitación estaba sumida en la obscuridad, así que al levantarse, encendió la luz de una vela, se sorprendió al ver sobre su buró una copa con lo que parecía ser residuos de sangre.
-Yabu…-
Murmuró mientras miraba fijamente aquella copa.
-Si, fui yo-
Takaki se giró al escuchar esa voz.
-¿Por qué?-
Preguntó Takaki, estaba molesto.
-Porque si no lo hacia ahora estarías muerto-
-Eso es algo que no tiene nada que ver contigo-
Reclamo mientras observaba como Yabu tomaba asiento sobre la cama con tranquilidad.
-No iba a dejarte morir, y lo sabes muy bien-
-No quiero que-
-¿Qué? ¿Qué lo vuelva a hacer? ¿Y entonces qué Yuya? ¿Planeas morir así sin más? ¿Dejando a tu querido mocoso solo?-
Ante esta última pregunta, Takaki bajó la mirada, después, con curiosidad y enojo le preguntó a Yabu.
-¿Acaso ya sabías que yo-
-Por supuesto, y ahora que estuviste débil pude encontrarlo-
Lo interrumpió Yabu.
-Más te vale que no le hayas hecho nada porque si no yo-
-¿Qué? ¿Piensas pelear conmigo en esa condición? ¡Por favor Yuya! Eres patético, descuida, no le hice nada, solo le di un buen consejo-
-¿Qué fue lo que le dijiste?-
Preguntó Yuya mientras se acercaba más a Yabu.
-La verdad-
Enojado, ante la tranquilidad en Yabu, lo tomó del cuello de la camisa y le dijo con bastante enojo.
-¿Qué le dijiste?-
Esto no afectaba en lo absoluto a Yabu, no sentía miedo, así que respondió con la misma tranquilidad.
-Nada importante, ahora suéltame-
Dicho esto, Yabu tomó las manos de Takaki y las apartó de su cuello con bastante fuerza.
-Me encantaría quedarme más tiempo contigo, pero tengo cosas que hacer, hay algo que me tiene ocupado, hasta luego-
Dicho esto, se alejó y salió de la habitación, dejando a Yuya completamente solo de nuevo.
Todo el día paso demasiado lento, las palabras de Yabu no dejaban de rondar por su cabeza, no pudo prestar la debida atención a sus clases. Tuvo la esperanza de ver a Yuya en la azotea, como siempre, pero él jamás llegó.
Mientras caminaba de regreso, junto con Kei, realmente no le prestaba mucha atención a lo que el mayor le decía.
-¿Te sucede algo malo?-
Preguntó el mayor cuando llegaron a la casa de Chinen.
-¿Eh?… Ah… no…-
Respondió tratando de lucir normal, sin embargo esto solo provocó que Kei lo mirase fijamente, con preocupación.
-¿Estas seguro?-
-Si, es solo que es temporada de exámenes y eso me tiene un poco preocupado, no es nada grave-
Mintió mientras sonreía, esperaba que esto lograse convencer a Kei.
-Entiendo, ¡Animo! ¡Tu puedes!-
Dijo sonriente mientras le daba un golpecito en el brazo, esto solo hizo sonreír a Chinen, aunque en el fondo se sentía culpable por mentirle a su amigo de esa forma.
-Ahora debo irme, nos veremos mañana-
-Hasta mañana-
Se despidió, observó como Kei se marchaba y después entro a la casa.
Subió directamente a su habitación y se recostó sobre la cama.
-Yuya…-
Murmuró para sí mientras miraba hacia el techo, deseaba verlo, hablar con él, si lo que Yabu le dijo era cierto, entonces estaba dispuesto a darle su sangre a Yuya.
-Si eso te mantiene con vida…-
Tras decir esto, pudo escuchar como la ventana se abría, rápidamente se reincorporó y se alegró al ver a Yuya dentro de su habitación.
-¡Estas aquí!-
Exclamó mientras se abalanzaba sobre el mayor, abrazándolo con fuerza.
-Claro que estoy aquí, siento mucho lo de ayer-
-¿Todo esta bien ahora cierto?-
Preguntó ingenuo, a pesar de que sabía la respuesta.
-No tienes porque preocuparte por mi… estoy bien-
Realmente le dolía que Yuya le ocultase la verdad, así que se alejó y cerrando fuertemente sus ojos exclamó.
-¡Mientes! ¿Por qué no me dices la verdad?-
Sorprendido, Yuya preguntó.
-¿Qué quieres decir con que miento? Yo de verdad estoy-
-¡No estas bien! Sé lo que esta sucediendo, ¿necesitas sangre cierto?-
Yuri miraba fijamente a Yuya, lucía desesperado, deseaba ayudarlo, por otro lado, el mayor estaba confundido.
-¿C-cómo sabes-
-Eso no importa, sin en verdad la necesitas, no importa, puedes tomarla-
Chinen miraba fijamente a Takaki, entonces, lentamente se puso de puntillas, rodeo con sus brazos el cuello de Yuya, poniendo a su alcance su descubierto cuello.
-No… no puedo hacerlo-
Dijo Takaki con voz débil mientras apartaba lentamente a Chinen.
-Si no lo haces ahora… ¡No quiero perderte Yuya!-
-No vas a perderme-
Le dijo con tranquilidad mientras acariciaba su mejilla.
-Sé que si no bebes la suficiente sangre… puedes morir… ¡No quiero eso!-
Yuya miró extrañado a Chinen.
-¿Quién te dijo eso?-
-No importa como lo sé, quiero ayudarte, sé que puedo ayudarte, por favor Yuya…-
Suplicó Chinen con voz débil.
-No Yuri… no así-
-Pero-
Takaki interrumpió a Chinen abrazándolo con fuerza.
-Entiende… no quiero esta clase de vida para ti… no quiero que la persona que tanto amo viva en un infierno-
Al escuchar estas palabras, Chinen se aferró con fuerza al cuerpo de Takaki y hundió su rostro en el pecho de este.
-Te amo-
Dijo Chinen entre sollozos mientras se aferraba al cuerpo de Takaki.
-Y yo a ti… por eso… debes entender que no quiero que sufras….-
-Si te alejas de mi… sufriré…-
-¿Y quien dice que voy a dejarte? Eso no va a ocurrir-
Al escuchar estas palabras, Chinen se alejó un poco de Takaki, solo para verlo a los ojos.
-¿De verdad?-
Takaki asintió con la cabeza.
-¿Puedes jurarlo?-
Preguntó Chinen desesperado, esto solo hizo sonreír a Yuya.
-Si, de verdad, lo juro-
Dicho esto, acarició el rostro de Chinen, se acercó, y depositó un suave beso sobre sus labios, el cual fue correspondido de forma inmediata por el menor, quien tomo entre sus manos el rostro de Yuya, profundizando así más aquel contacto.
Al finalizar aquel beso, ambos se miraron fijamente a los ojos, sonrieron y se abrazaron, esta vez con ternura y suavidad.
-Quiero estar contigo…-
Murmuró Chinen mientras se acercaba al cuello de Takaki y lo besaba tiernamente.
-N-no…-
Respondió Yuya, sin embargo Chinen no estaba dispuesto a recibir un “No” por respuesta, así que calló a Yuya con un suave beso, el cual el mayor respondió con nerviosismo, fue así como lentamente el menor comenzó a infiltrar sus manos por debajo de la camisa de Takaki, acariciando su pecho con delicadeza. Este, al sentir las manos de Chinen, no supo como reaccionar, sin embargo estaba dejándose caer por el deseo de tener al menor solo para él.
Minutos después, ambos se encontraban completamente desnudos, sobre la cama, llenándose de incontables caricias, besos, roces, uniéndose todo en una sola palabra: amor.
La noche había avanzado y ambos se encontraban abrazados, completamente dormidos, o al menos Chinen lo estaba, porque para Takaki era difícil dormir, fue así como le echó un vistazo a la ventana, miró la luna.
-Es hora de irme-
Dijo para sí, miró a Chinen, el cual estaba profundamente dormido, sus mejillas ligeramente sonrosadas, era tan hermoso.
-Tengo que irme-
Dijo con ternura mientras besaba su frente, se vistió lo más silencioso que pudo y salió por la ventana, se sentía feliz, el amor que le profesaba al menor era tan grande que ya nada importaba. O al menos eso era, hasta que llegó a aquella obscura mansión, justo al cerrar la puerta, uno de los mayores se acercó a el.
-Yuya… ven un segundo-
Confundido, siguió a aquel vampiro mayor, era raro que fuese llamado por uno de ellos.
-¿Ocurre algo?-
Preguntó Takaki cuando llegaron a la gran sala, la cual era alumbrada solo por el fuego de la chimenea.
-¿Y aún lo preguntas?-
La voz de aquel vampiro era seria, como si estuviese enojado, pero Yuya no lograba comprender el por qué.
-No entiendo-
De pronto, aquel vampiro dejó de darle la espalda y se giró bruscamente solo para gritarle.
-¡¡Has estado con un humado todo este tiempo!! ¡¡Has dejado de beber sangre!! ¡¡Eres una deshonra para nuestra raza!! ¿Qué sucede contigo?-
Yuya se exaltó al escuchar tales palabras.
-¡Lo que yo haga o deje de hacer no veo en como les afecte!-
De inmediato aquel vampiro se acero a Yuya de prisa y tomó su rostro con brusquedad.
-Todo lo que hagas nos afecta, eres una basura, no mereces estar entre nosotros, espero y sepas lo que te espera para la siguiente reunión, no creas que vas a vivir por mucho tiempo, no así-
-¡Yo no tengo porque seguir sus absurdas reglas!-
Exclamó mientras quitaba la mano de aquel vampiro de su rostro.
-No me provoques Yuya… mejor prepárate para perder todos tus recuerdos con ese humano y a ser lo que realmente eres, un ser de las tinieblas, alimentándote de humanos, un vampiro-
Dicho esto, el sujeto se fue, dejando a Yuya solo, furioso, no iba a permitir ser controlado de esa manera y mucho menos perder lo que más tenía valor para él, Chinen.
Con pesadez subió a su habitación, tomó asiento junto a la ventana y desde ahí observó el radiante amanecer. Tenía que hacer algo, sabía muy bien que a donde quiera que escapase, no tendría escapatoria, ellos lo encontrarían de inmediato, sabía que solo había una solución para conservar sus recuerdos, sus sentimientos hacia Chinen.
Cansado, dejó escapar un suspiro.
-¿Qué pasa Yuya? ¿Preocupado?-
Al escuchar aquella voz, giró la cabeza, encontrándose con su único amigo y tal vez el culpable de todo.
-Oh… Yabu, estas aquí-
-Eso es evidente, no tenías por que decirlo-
Dicho esto, Yabu tomó asiento junto a Takaki.
-¿Hasta cuando dejarás de rebelarte?-
-No voy a aceptar lo que ellos piden-
Suspiro y desvió la mirada.
-Sabes que la solución es bastante sencilla-
En ese momento, Yuya miró a Kota con bastante frialdad, como si al fin hubiese comprendido algo.
-¿Tu se lo dijiste? ¿Tú le dijiste todo a Yuri cierto?-
En ese momento una sonrisa traviesa se dibujo en el rostro de Kota, se puso de pie y acarició el rostro de Yuya.
-¿Y si lo hice que? No tiene nada de malo.
Con fastidio, Yuya alejó la mano de Kota de su rostro.
-No quiero verte-
Y sin más, se puso de pie bruscamente, hizo a Yabu a un lado y salió de aquella habitación azotando la puerta.
-De todas formas, no puedes remediar el pasado Yuya, acéptalo, o bebes su sangre o te mueres, y definitivamente no estoy dispuesto a dejar que mueras-
Murmuró para si mientras observaba por la ventana.
Yuya se detuvo en la entrada de la biblioteca, estaba a punto de entrar, pero no lo hizo, solo se quedó ahí, de pie, sin moverse, clavando su mirada en el enorme ventanal que tenía frente a el.
-Hay demasiada luz…-
Murmuró, cerró su puño y entonces decidió entrar.
En cuanto dio el primer paso, su cuerpo comenzó a temblar, sin embargo ya no tenía ganas de nada, si debía desaparecer por el simple contacto de la luz solar, era preferible que vivir una eternidad sin la persona que más amaba, no estaba dispuesto a dejar que borraran todos aquellos momentos que había vivido junto a Chinen, no así, lo amaba, tanto, que estaba dispuesto a morir con ese sentimiento.
Al sentir los primeros rayos del sol sobre su piel, sintió el dolor, sin embargo no se detuvo, estaba decidido, así, mientras continuaba avanzando, su cuerpo ardía lentamente, causando pequeños daños, mientras que las lágrimas caían lentamente de sus ojos.
-Yuri…-
Murmuró mientras continuaba bajó los peligrosos rayos del sol de aquella mañana.
Había despertado solo, deseaba encontrarse a Takaki, pero después recordó lo letal que era para él recibir la luz del sol en el estado en el que se encontraba, así que después de darse una ducha, se puso su uniforme, tenía que ir a la escuela, sin embargo, mientras salía de casa, tuvo un mal presentimiento, una terrible opresión apareció en su pecho, acompañado de una angustia terrible.
-¿Qué es esto?-
De pronto, la voz de Takaki resonó en su cabeza.
“-Yuri… perdóname… no puedo quedarme más tiempo a tu lado… nunca olvides que te amo…-”
La voz sonaba débil.
-¡Pero que rayos dices!-
Gritó mientras miraba al cielo. Entonces, sin importar nada más, comenzó a correr en dirección a aquella mansión, mientras rogaba que su mal presentimiento solo fuese una falsa alarma.
-¡Chinen! ¿A dónde vas?-
No se había dado cuenta que Kei estaba observándolo, ni siquiera fue capaz de escucharlo, lo único que le importaba era ver que Yuya estaba bien, sano y salvo.
Al ver a Chinen correr, Kei decidió seguirlo, le preocupaba el lugar hacia donde se dirigía.
Cuando llegó a aquella gran mansión, tuvo la suerte de que no había nadie, miró a su alrededor y sin pensarlo dos veces, subió por las enormes escaleras que tenía enfrente, justo antes de atravesar todo el pasillo, se topó con la gran biblioteca, fue ahí donde pudo ver a Yuya bajó los rayos del sol, gravemente herido y a punto de desaparecer.
-¡¡¡¡Yuya!!!!-
Gritó desesperado mientras lo abrazaba con fuerza.
-¡¡¡¿Qué rayos estas haciendo?!!!-
Chinen intentó alejarlo, pero fue inútil, no tenía la fuerza para moverlo.
-Lo siento… no puedo cumplir con mi juramento… perdóname-
Chinen miró la sonrisa tranquila de Takaki y las lagrimas amenazaron con salir de sus ojos.
-¡¡No!! ¡¡No puedes hacerme esto!! ¡¡Yo quiero estar contigo!! ¡¡Te amo!!-
Ante la desesperación del menor, Yuya acarició su rostro y lo besó profundamente con la poca fuerza que le quedaba.
Al terminar aquel beso, Yuya le dijo con voz suave.
-Y yo te amo a ti… es por eso que debo desaparecer… no sabes la alegría que siento por haberte conocido… mi pequeño-
Dicho esto, Takaki alejó a Chinen, este estaba desesperado, con lágrimas inundando sus ojos, corriendo desesperadas por sus mejillas.
-¡¡No quiero que me dejes solo!!-
Takaki bajó la mirada, el dolor que sentía en su pecho era más fuerte que su dolor corporal.
-No voy a dejarte solo… siempre voy a estar contigo-
Dicho esto, dejó escapar una mueca de dolor, el fin estaba demasiado cerca, así, en un instante, todo su cuerpo se hizo polvo, desvaneciéndose con el aire.
-¡¡No te vayas!!-
Gritó Chinen desesperado mientras se aferraba a las partículas de polvo que habían quedado en el aire.
-Chinen…-
Susurró Kei, lo había visto todo, sentía un fuerte dolor en su pecho al ver a Chinen tan destrozado.
-¿Desde cuando volvió?-
Pero Chinen no respondió, solo continuo llorando, anhelando volver a sentir a Yuya, deseando que todo solo fuese un absurdo sueño.
-¡Estupido Yuya!-
Cuando Kei escuchó este gritó detrás de él, se le erizo la piel y se giró rápidamente solo para toparse con Yabu, el cual lucía enojado y a la vez desesperado.
-No tenías que hacer esto… ¡Todo es tu culpa!-
Dijo mientras se acercaba amenazador hacia Chinen, pero este ya no sentía miedo, era tanto su dolor que poco le importaba lo que le sucediese ahora.
-¡Si hubieses hecho lo que te dije esto no hubiese ocurrido!-
-Le dije… que tomara mi sangre… pero… no quiso…-
Las lágrimas seguían brotando de los ojos de Chinen.
-¡¿Acaso crees que yo deseaba esto?! ¡El es la persona más importante para mi y ahora ya no esta!-
Gritó Chinen mientras miraba desafiante a Yabu, este comprendió el dolor en las palabras del menor y ya no dijo nada más.
-Será mejor que ustedes dos salgan de aquí, es peligroso-
Dicho esto, miró a Kei, este comprendió el mensaje y tomó a Chinen entre sus brazos.
-Tenemos que irnos-
-¡¡No quiero!!-
-Por favor Chinen… salgamos de aquí…-
Dijo Kei con voz suave, después de todo entendía, muy a su pesar, el dolor de Chinen, sin embargo sabía que si Yabu decía que era peligroso permanecer ahí era porque en verdad tenían que salir. Y así lo hicieron.
La tristeza dentro del corazón de Chinen duró demasiado tiempo, no supo cuanto exactamente, hubo un tiempo en el que no salía de su habitación, sin embargo Kei no dejaba de visitarlo, después de todo estaba preocupado por él.
Cuando logró salir y tratar de continuar con su vida, aquel dolor no era más que pura melancolía, la cual sabía que iba a superar algún día, siempre que tuviera a sus seres queridos cerca, talvez ya no añoraría tanto la presencia de Yuya, aunque resultase difícil imaginarlo por ahora, para su fortuna, Kei siempre estaría ahí para él, tal vez no en la forma en la que el mayor hubiese deseado, pero nunca lo dejó solo.
Poco después de lo sucedido, aquella mansión fue abandonada, y posteriormente demolida, todo rastro de la existencia de Yuya desapareció, quedando todo solo en los recuerdos, lo cual estaba seguro, no olvidaría jamás.
F I N