Titulo: Momentos
Autor: Aleia (
aviss)
Personajes: Harry /+ Draco
Genero: pre-slash
Clasificación: R
Advertencias: Violencia
Palabras: Aprox 9.000
Sumario: La guerra, al igual que la vida, esta compuesta de pequeños momentos que cambian nuestro destino.
Notas del Autor: Escrito para el concurso de
la_torre, ya que al final la categoria de fics no cuenta pues lo subo ya aqui. Esto es decir, no incluye spoilers porque fue escrito antes de que saliera el libro, y siguiendo las especificaciones del concurso es algo asi como una interpretacion libre de lo que podria pasar en el el ultimo libro (que ya sabemos no fue asi, pero bueno.)
Momentos
HP.
Tengo algo que necesitas urgentemente. Estoy dispuesto a entregártelo a cambio de protección incondicional.
DM.
Harry Potter miro de nuevo la nota en sus manos, el ceño fruncido en una mezcla de irritación e interés. Todos esos meses sin saber nada de Malfoy, sin siquiera pensar en él, y ahora ahí estaba de nuevo.
Aun vivo, por lo visto.
- Bicho malo nunca muere, - murmuró Harry entre dientes, arrugando la nota y tirándola al fuego.
Quizás debería prestarle más atención, pero en esos momentos Harry tenía demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en que quería Malfoy. Malfoy había tomado su decisión un año atrás, ahora tenia que apechugar con las consecuencias.
Tomando aliento, Harry se levanto de la silla frente a la chimenea y se dirigió a la cocina. Ron y Hermione estaba allí, hablando en voz baja y mirando unos pergaminos extendidos sobre la mesa.
Hermione fue la primera en levantar la vista.
- ¿Qué era? - preguntó interesada.
Eran pocas las veces que Harry veía ese brillo de interés en los cansados ojos de su amiga, unos ojos que habían visto demasiado para alguien tan joven. Todos ellos habían visto demasiado, y aun tenían más por ver.
- Nada, una tontería. - dijo, relegando al fondo de su mente el contenido de la nota.
Ron asintió cansado, y volvió su mirada a los papeles. - Harry, mira, - dijo señalando un punto en el extremo inferior de uno de ellos. Harry entrecerró los ojos y miro el mapa. Brighton. - Nos ha llegado información que Snape ha sido visto aquí, - señalo otro punto mas al oeste, Bournemouth, - aquí, - y otro un poco mas al norte, Bath, - y aquí.
Harry asintió. Coincidía con la información que él también había recabado sobre la localización de una de las casas francas de los Mortifagos.
- También hemos recibido detalles sobre el movimiento de ciertos Mortifagos confirmados, todos apuntando hacia el mismo lugar, - señalo Hermione en el plano, sus delgados dedos tocando ligeramente un punto, Shrewsbury.
Harry miro, su ceño frunciéndose aun más. - ¿Qué hay en Shrewsbury?
Hermione saco un tomo gigantesco de debajo de la mesa, Harry aun se sorprendía de la facilidad con la que su amiga tenía siempre disponibles fuentes de referencia para todo. Esperaba, eso si, que no fuese Hogwarts: Una historia.
- Según esto el castillo de Acton Burnell, en el pueblo de Shropshire, es la única referencia que he conseguido encontrar en el mundo mágico. Parece ser que fue construido durante la Edad Media.
- ¿Y eso que tiene que ver con nosotros? - pregunto Harry, incapaz de mantener la irritación fuera de su voz. Quería a sus amigos, y no podía expresar con palabras lo que significaba para él que le acompañasen en esos momentos, pero no había ocasiones en que Hermione aun agotaba su paciencia con sus lecturas.
- Tranquilo colega, ya llegamos allí, - continuó Ron, quien en los meses que llevaban fuera del colegio había madurado mas allá de lo que Harry creía posible.
Ya no quedaba ningún resto del niño impulsivo y rápido para enfadarse de los días de Hogwarts, el ver a su familia luchando por sus vidas durante lo que tenia que haber sido un día de felicidad había cambiado a todos los Weasley, especialmente a Ron. Harry sacudió la cabeza para desplazar el funesto pensamiento, no quería revivir las escenas de la boda de Bill y Fleur.
- Lo siento, hoy no estoy teniendo un buen día, - se disculpo con una débil sonrisa. Esos días era lo más que podía conseguir.
- No pasa nada, ninguno tenemos buenos días últimamente, - dijo Hermione, viendo mas allá de su cansancio habitual. - Durante la ultima guerra este castillo fue utilizado por Voldemort, - explico Hermione, y Harry sintió su agotamiento disiparse levemente, era la primera pista real en semanas, - no tenemos la certeza de que sea así, pero hay posibilidades de que encontremos uno de los dos Horcruxes restantes allí.
Harry la miró sorprendido. - ¿Qué quieres decir?
Ron tomó una lista de recortes de periódico del otro extremo de la mesa. - Hemos encontrado referencias a ciertos "fenómenos inexplicables" en algunos de los diarios locales. Luces de diferentes colores y gente que parecía "salida del festival en la época errónea del año" rondando el castillo.
- Eso no quiere decir nada, - dijo Harry, toda la adrenalina desapareciendo de golpe. Si algo le había enseñado la búsqueda de los últimos meses es que los Horcruxes estaban mejor escondidos de lo que parecía. Uno de ellos había estado bajo sus propias narices durante meses hasta que se dieron cuenta de ello, y aun así les fue casi imposible destruirlo.
- Merece la pena investigar, - dijo Hermione.
Agotado, Harry asintió. No es como si tuviesen otras pistas que seguir.
…
HP.
Es una búsqueda vana, Potter. No esta en Whitby más de lo que estaba en Shrewsbury.
Mi oferta sigue en pie.
DM.
Harry resistió la tentación de quemar la nota del modo que había hecho con la anterior. Malfoy de nuevo.
Furioso, entró en la cocina donde Ron estaba terminando de limpiar y vendar la herida del brazo de Hermione. La imagen de sus amigos le provocó un pinchazo de culpabilidad, de nuevo pensando que de no haber sido por él ambos estarían felizmente estudiando en Hogwarts.
Durante sus mejores momentos sabía que eso no era así, que Hogwarts ya no era un lugar feliz y que si Ron y Hermione no estuviesen con él seguramente estarían en peligro por ser simplemente quienes eran. Ese no era uno de ellos.
- ¿Cómo puede Malfoy saber lo que hacemos y lo que planeamos? - preguntó, lanzando la nota sobre la mesa de la cocina.
Hermione le miró sin comprender, probablemente aun bajo del efecto de la poción calmante que le habían tenido que administrar. Ron tomo la nota y la leyó rápidamente.
- ¿Pero que demonios?
- Es la segunda nota de Malfoy que recibo en una semana, - explicó, aun sin saber exactamente que quería decir todo, - justo antes de nuestra excursión a Acton Burnell me escribió una nota pidiéndome protección a cambio de algo que necesito urgentemente.
- ¿El que? - preguntó Ron, su rostro mostrando la confusión que sin duda todos sentían.
- No lo se.
Y no tenia ni idea de que era lo que podía tener Malfoy que él necesitase, a menos que se tratase del maldito Horcrux que llevaban dos semanas persiguiendo por toda Inglaterra. Y de estar en posesión de Malfoy, ¿Por qué demonios iba a querer entregárselo precisamente a él?
- Respondele, - dijo Hermione, su voz aun espesa a causa del dolor y las drogas, aunque sus ojos comenzaban a mostrar su agudeza habitual. - intenta quedar con él y averiguar lo que quiere.
Harry la miró como si hubiese perdido la cabeza, - ¿Estas de broma, Hermione? Malfoy es un Mortifago, peor aun, Malfoy probablemente esta con Snape, - prácticamente escupió el nombre. No había nadie en el mundo que odiase más que Snape en esos momentos, y evitar ir a buscarle hasta que hubiese terminado con los Horcruxes era una de las cosas más difíciles que había hecho nunca.
- Eso no lo sabes, - dijo ella, - recuerda que dijiste que Malfoy parecía no querer estar mezclado en esta guerra mas de lo que nosotros queríamos, que parecía haber reconsiderado su posición y estaba a punto de ceder ante Dumbledore.
- Eso fue hace mucho, - repuso Harry en voz baja, - en Hogwarts. - En otra vida.
Ron cogió la nota y le lanzo un hechizo revelador, el trozo de papel no mostró ningún cambio. Ron se encogió de hombros. - Merece la pena intentarlo, nos hemos quedado sin ideas, y si sabe lo que estamos buscando quizás puedas sacarle información. Quien sabe, puede que hasta su oferta sea real.
Harry resopló. Si, claro.
…
HP.
No imaginaba que pudieses ser aun más estúpido de lo que pareces. A estas alturas deberías haberte dado cuenta ya que no lo vas a encontrar sin mi ayuda.
Esta es la ultima oferta que te hago, si estas dispuesto a perder la guerra por una rivalidad infantil, que así sea.
DM.
…
Stonehedge a media noche era un lugar tétrico incluso para la gente del mundo mágico, o al menos así le parecía a Harry. La elección del lugar para el encuentro no había sido fortuita, la antigua magia que aun habitaba el círculo de piedra hacía imposible aparecerse allí, y había un riesgo de que cualquier hechizo lanzado saliese mal. No era la primera vez que se había utilizado como zona neutral para parlamentar durante una guerra.
Harry no quería estar ahí, había aceptado ver a Malfoy solo tras mucha presión por parte de sus amigos, pero Harry aun no estaba convencido de que fuese una buena idea.
- Ya pensaba que no ibas a venir, Potter, - una sombra se separó de uno de los gigantes dólmenes, revelándose como un individuo vestido completamente de negro.
Harry podría reconocer esa sardónica voz en cualquier parte, no en vano la había estado escuchando durante seis años, la mayoría de las ocasiones dirigiendo insultos a él o sus amigos.
- Malfoy, - dijo con el mas leve asentimiento de cabeza.
- ¿Qué tal el tiempo por Gales? - preguntó Malfoy con sorna, y Harry sintió un terrible deseo de largarse de allí y olvidarse que Malfoy existía, - tu última excursión estuvo algo pasada por agua, por lo que tengo entendido.
- Tus notas decían que tienes algo para mí a cambio de mi protección, - dijo, finalmente ignorando las palabras del otro chico.
- No solo tu protección, Potter, - repuso Malfoy, acercándose un poco mas hasta que la escasa luz de la luna se reflejo en su pálido rostro.
Harry le miró sorprendido. Ese no podía ser Malfoy, no el Malfoy que él recordaba.
La guerra hacia monstruosidades a la gente, pero en pocas ocasiones había visto nada como lo que el rostro de su antiguo enemigo le estaba mostrando. Viendo el horror en su cara, Malfoy dio un paso atrás, quedando de nuevo en las sombras. Pero Harry ya lo había visto.
Malfoy había sido un niño guapo y vanidoso, incluso Harry se daba cuenta de eso durante la época de colegio, su piel perfecta y sus ojos grises enmarcados por su pálido cabello le daban un aire cuasi etéreo. El joven que estaba frente a él seguía teniendo el mismo cabello fino y claro, los mismos ojos grises, pero ahí terminaba el parecido con el Malfoy de de Hogwarts.
- ¿Qué--? - preguntó boquiabierto.
- Ignóralo, Potter, - dijo Malfoy, su voz tan fría como la recordaba, -no es algo por lo que tengas que preocuparte.
- ¿Qué quieres decir? - las cicatrices, las palabras grabadas sobre la piel no eran algo que pudiese ignorarse fácilmente, - ¿Qué te ha sucedido?
- Que soy un fracaso, ¿acaso no sabes leer tampoco? - dijo Malfoy, el desprecio por si mismo claro en sus palabras.
Harry contuvo una arcada ante las imágenes que su mente conjuraba, toda duda que hubiese tenido sobre Malfoy disipada por la realidad que le miraba desde las sombras.
- Potter, no he arriesgado mi vida y la de mi familia para tenerte ahí mirándome boquiabierto,- Malfoy espetó, y Harry recordó con quien estaba hablando. No importaba lo que hubiese pasado, seguía siendo el mismo Malfoy de siempre.
- Explícame que es lo que tienes que puede interesarme, - dijo Harry, recuperando el sentido común.
- Antes de eso, tienes que garantizarme inmunidad y protección para mi y mi madre.
Inmunidad y protección para los Malfoy, como si Harry fuese tan poderoso. Pero…
- ¿Qué hay de Lucius? - preguntó dándose cuenta de lo que había pedido Draco exactamente.
- Mi padre esta en Azkaban y de ahí no va a salir, Potter, - dijo Malfoy, su voz sin revelar nada de lo que sentía, - ¿no te has enterado de las ultimas noticias? El Señor Oscuro hizo que recibiese el beso como castigo por mi fracaso.
Harry contuvo un estremecimiento. El beso. No había nada más horrible que eso para Harry, ni siquiera la muerte era peor que seguir existiendo sin alma.
- Malfoy, se que crees que puedo conseguir todo lo que quiera, pero eso no es cierto. El Ministerio no tiene mas fe en mi ahora que con Fudge, y parece que hacer enemigos poderosos es una de mis cualidades, puesto que Scrimegorn no me tiene mas cariño que su predecesor.
- No quiero la protección del Ministerio, Potter, - dijo Malfoy, su voz completamente seria, - el Ministerio es fácilmente corrompible y hay parte de él sirviendo bajo el Señor Oscuro. Quiero tú protección, quiero la protección de la Orden.
Malfoy miro al cielo entonces, su mano automáticamente cubriendo la parte de su rostro expuesta a la luz.
- Tengo que irme ya, me pondré en contacto contigo para que me des tu respuesta.
¿Qué? No, aun no habían terminado. - Espera Malfoy, - dijo Harry apresuradamente.
- No tengo tiempo ahora, - dijo Malfoy alejándose ya de Harry.
- Aun no me has dicho que es lo que tienes que merezca mi protección, - dijo Harry, y Malfoy se paró un instante.
- La copa de Hufflepuff, evidentemente, - dijo Malfoy, y salió del circulo de piedra, desapareciendo en mitad de la noche.
…
- No, tal y como os lo digo, la oferta de Malfoy es autentica.
Harry había repetido lo sucedido durante el encuentro con Malfoy a Ron y Hermione varias veces. Cada vez le resultaba más difícil mantener en secreto el motivo por el que el cambio de bando de Malfoy era indiscutible para él, sin embargo no sentía que le correspondiese a él revelar lo que le había sucedido al otro chico.
Era extraño, nada en sus seis años de asociación con Malfoy fomentaban la lealtad hacia este, sin embargo Harry había sentido que hablar de ellos violaría en algún modo la escasa confianza que podían conseguir. Absolutamente ridículo.
- Así que Malfoy tiene la copa de Hufflepuff, - dijo Ron por enésima vez, - la copa que hemos buscado bajo todas la piedras posibles de Inglaterra.
- Si, y parece saber que significado tiene para nosotros o no la utilizaría como moneda de cambio, - continuó Hermione, - Sin embargo, lo que me pregunto es porque. ¿Por qué dárnosla a nosotros? Si sabe lo que es, sabe que la usaremos para destruir a Voldemort. ¿Por qué iba él a querer hacer eso?
Harry se sentó en su sitio habitual en la mesa de la cocina. Desde que dejaron el colegio y comenzaron con su fútil búsqueda de los Horcruxes, la cocina de Grimmauld Place se había convertido en su centro de operaciones particular. El salón, finalmente libre de la horrible presencia de Walburga Black, era la localización preferida por la Orden para sus reuniones, sin embargo Harry y los demás no se sentían nunca completamente cómodos allí. Demasiados recuerdos.
- ¿Vosotros sabíais que Lucius Malfoy recibió el beso? - dijo finalmente, decidiendo que al menos parte de la conversación con Malfoy si podía ser revelada.
- ¿Qué? - Hermione se levanto de su silla prácticamente de un salto, - ¡Pero si no quedan Dementors en Azkaban! Todos están con--oh, oh, no.
- No es que lo sienta por Malfoy, - dijo Ron, su expresión tan horrorizada como la de Hermione, - era una pieza de joyería…
- Aun esta vivo, Ron, - intervino Harry.
- Como si no, - Ron se encogió de hombros, esa era la realidad, - Lucius Malfoy ya no existe, no como era. ¿Así que ese es el motivo de Malfoy para traicionar a Voldemort?
Harry asintió.
- ¿Y nos podemos fiar de él? - pregunto Hermione, aun no totalmente convencida.
- Yo no llegaría tan lejos, - dijo Harry, dándose cuenta que era la verdad. No podía confiar plenamente en Malfoy, sin embargo al menos podían darle el beneficio de la duda, - pero si nos entrega la copa y nos ayuda a destruir el ultimo Horcrux, entonces nosotros podemos mantener nuestra parte del trato.
Ron y Hermione intercambiaron una mirada cargada de significado.
- Como tú digas, colega, - dijo Ron finalmente, - confiamos en tu juicio.
…
- Este sitio esta exactamente como lo recordaba, - Narcissa Malfoy estaba en mitad del salón en Grimmauld place, sus ojos moviéndose continuamente de un lugar a otro de la estancia, su hermoso rostro iluminado por una sonrisa, - excepto por el cuadro de la tía Walburga. ¿Qué ha sido del cuadro?
- Lo quitamos, - dijo Harry sin explicar más, Narcissa no parecía necesitar más detalles, puesto que su sonrisa se amplió aun más.
- Ya veo, imagino que seguía haciendo de las suyas, incluso desde el lienzo. Walburga podía ser muy vocal con las cosas que le desagradaban.
- Como su hijo, - murmuró Ron entre dientes, y Hermione le lanzo una mirada reprobadora.
Desde las sombras, Draco Malfoy observaba la escena sin decir palabra ni acercarse a los demás, su rostro oculto bajo su capucha. Harry estaba seguro que no iba a acercarse más de lo necesario.
- Señora Malfoy, - dijo Hermione educadamente, - si me permite mostrarle su habitación. Tu también, Malfoy.
- Id vosotros delante, - dijo él, - yo tengo algo que discutir con Potter.
Narcissa miró a su hijo y este asintió levemente, indicándole que acompañase a Hermione.
- Ron, ¿puedes ir con ellas? - dijo Harry, sabiendo que Malfoy quería hablar con él en privado. Ron asintió sin discutir, muestra de lo mucho que había cambiado.
No fue hasta que se encontraban a solas que Malfoy se aparto de las sombras, entrando de lleno en el salón. Harry podía ver parte de su rostro bajo la capucha, pero la mayoría aun estaba oculto.
- ¿No les has dicho nada a tus amigos, Potter? - preguntó Malfoy directamente.
- No, - respondió Harry, sabiendo inmediatamente a que se refería.
- Me sorprende, siempre había pensado que vosotros lo compartíais todo.
Harry contuvo la irritación que le provocó el comentario, decidiendo que iba a mantener el nivel de sus interacciones con Malfoy lo mas profesional posible. Su presencia en la casa era una imposición para ambos, no necesitaban hacerse amigos. No que pensase que eso fuese a suceder.
- Malfoy vamos a estar compartiendo esta casa durante bastante tiempo, - dijo, manteniendo su tono lo mas calmado posible, - y prefiero que no haya problemas. Si no tienes nada constructivo que decir, mejor estate callado.
Malfoy no dijo nada, simplemente se limitó a mirar a Harry fijamente y finalmente asintió en silencio. Sintiéndose como si hubiese ganado una batalla, Harry se relajo por primera vez desde que los Malfoy habían llegado.
- Antes o después van a darse cuenta de lo que sucede, Malfoy.
- Quizás, pero prefiero que sea después que antes, - respondió este, - ahora, el trato era la copa de Hufflepuff a cambio de tu protección e inmunidad. No tengo modo de saber que vas a cumplir con tu parte una vez te haya entregado la copa--
Harry resopló indignado, si había alguien con una lealtad cuestionable ese era Malfoy.
- Sin embargo, - Malfoy continuó como si nada, - no me queda mas remedio que confiar en que todo lo que se dice del Chico de Oro de Gryffindor sea cierto.
- ¿Qué sabes sobre la copa? - preguntó Harry, decidiendo ignorar el insulto implícito en las palabras del otro chico.
Malfoy tomo asiento en uno de los sillones, manteniéndose siempre a distancia del fuego. - Se que la necesitas para destruir al Señor Oscuro. Se que con ella él es invencible. Y se que por ti mismo nunca la vas a encontrar.
- ¿Qué te hace estar tan seguro?
- Porque la tengo yo, y la he ocultado en el ultimo sitio que nadie la buscaría.
- ¿Dónde?
- En el cuerpo de mi padre.
…
- ¿Qué quieres decir con que tenemos que entrar en Azkaban y sacar a Lucius Malfoy?
Harry aun no estaba seguro de que sentía respecto a eso, pero sabia una cosa, Malfoy no estaba mintiendo. podía incluso darse cuenta de lo ingenioso que había sido al esconder ahí el Horcrux, si no tenia en cuenta la sangre fría necesaria para hacer algo como lo que Malfoy le había descrito. Solo el imaginarse haciendo algo semejante a un miembro de su propia familia le ponía los pelos de punta.
- Exactamente lo que estáis pensando, - dijo Harry, sintiéndose mas cansado de lo que nunca hubiese creído posible. - Lucius Malfoy es un cascaron, como bien dijo Ron, y la copa ha sido implantada mágicamente en su cuerpo. En su estomago, si no me confundo. Es imposible que podamos extraerla allí mismo sin hacer saltar la alarma, así que necesitamos sacarle de allí primero.
- Es una locura, Harry, - dijo Hermione escandalizada, - no podemos organizar una misión como esa, no nosotros tres solos. Necesitamos ayuda de la Orden.
Harry se paso las manos nerviosamente por el pelo, un gesto que intentaba evitar ya que siempre le dejaba peor aspecto que antes, pero que le era imposible.
- No. La Orden nunca sancionaría una acción como esta.
Ron estaba sentado en la mesa de la cocina, su cabeza entre sus manos, la viva imagen del cansancio. - Entiendo lo que dices, Harry, pero Hermione tiene razón. Solo somos tres, aun peor somos tres magos a medio entrenar. Nunca conseguiremos sacar a Malfoy de Azkaban por nuestros propios medios.
- ¿Creéis que no se eso? - exclamó desesperado, había estado pensando toda la noche en como podrían conseguirlo sin perder sus vidas en el intento. Nada le venia a la cabeza.
- ¿Cómo consiguió Malfoy llevar la copa a Azkaban y realizar el hechizo? - Hermione hizo la pregunta que había rondado a Harry desde el momento que Malfoy le reveló la localización del Horcrux.
- Lo hice yo, - Narcissa Malfoy habló desde la puerta de la cocina, y los tres se volvieron bruscamente, sorprendidos por su presencia. Ninguno la había escuchado llegar, testimonio de lo preocupados que estaban por el nuevo problema, - no os imaginareis que dejaría que mi hijo pasase por algo así. Además, probablemente hubiese arruinado el hechizo, no tiene los conocimientos necesarios para algo tan delicado.
- ¿Señora Malfoy?
Narcissa entró en la cocina y se sentó calmadamente en una de las sillas, mirándoles a los tres.
- Ahorrémonos las formalidades,- dijo con una expresión completamente neutral, - dado que mi hijo ha recurrido a vuestra ayuda a pesar de todo, voy a ser completamente sincera. Soy una Malfoy, y antes que nada una Black. Jamás me hubiese asociado con Weasleys y gente de sangre menos que pura por iniciativa propia, - Hermione se ruborizó ante esto y Ron parecía dispuesto a saltarle a la yugular, sin embargo ambos se quedaron quietos ante una mirada de Harry, - pero aquí estoy, y la lógica seria que vosotros hubieseis rechazado ayudarnos. Pero aquí estamos, y os agradezco la ayuda por lo que esto significa para mi hijo.
- Señora Malfoy, - dijo Harry, aceptando sus palabras con un ligero gesto de sentimiento, - necesito saber como podemos extraer la copa sin dañar a su marido,- eso era lo que mas le preocupaba en esos momentos, a pesar de que Lucius fuese poco mas que un contenedor vacío, ellos no estaban preparados para matar a nadie. En todas las misiones en que habían tenido que luchar habían conseguido incapacitar a sus oponentes sin causar victimas. Harry sabía que al menos él no podría evitar convertirse en un asesino, pero quería que sus amigos retuviesen lo poco de inocencia que les quedaba durante el mayor tiempo posible.
Narcissa se levantó de la mesa y se dirigió a la ventana, mirando al exterior gris y húmedo de Londres con expresión contemplativa.
- Llamarme Narcissa, - dijo, sorprendiéndoles a todos, - no es posible extraer el objeto sin dañar el receptáculo. Eso es algo que yo ya sabia cuando decidí ponerlo ahí.
Harry se estremeció de horror ante la sangre fría que Narcissa estaba demostrando. Así que era imposible evitarlo. - ¿Cómo lo hago, entonces? - preguntó temiendo la respuesta.
- De ninguna manera, Potter, - dijo ella, volviéndose a mirarles, - al igual que no permití que mi hijo pasase por ello, no voy a permitir que vosotros lo hagáis. No me malinterpretéis, no es un vano esfuerzo de preservar vuestra inocencia lo que me mueve. Si alguien va a poner fin a la miseria de mi esposo, esa voy a ser yo.
…
- Es extraño, no le hemos visto el pelo a Malfoy desde que vinieron aquí, - Ron estaba comentando a Hermione, ambos sentados juntos en uno de los sofás frente al fuego, su proximidad evidente para Harry a pesar de que ellos no habían dicho nada sobre su relación.
Harry sabia que el motivo por el que lo mantenían en secreto era para no herirle, él había renunciado a su propia relación con Ginny para centrar todos sus esfuerzos en la búsqueda y destrucción de los Horcruxes.
Harry no quería admitirlo, pero en realidad no había pensado en Ginny durante meses y la ruptura le parecía ahora algo distante y casi como el recuerdo de un sueño. En realidad no tenia tiempo para romance, y sabia que una vez que hubiese cumplido con su cometido y matado a Voldemort, lo ultimo que iba a querer era a alguien que recordase al antiguo Harry, que aun quisiera salir con un recuerdo.
En las ocasiones que había visto a Ginny durante las reuniones con los Weasley, había sido ya capaz de sentir la distancia que les separaba.
- No necesitamos entretenerle, Ron, - dijo Hermione, - solo mantenerle con vida.
- Si, pero aun así es raro, no sale de su habitación y nunca come con nosotros. Si fuese yo estaría aburrido como una ostra.
- Pero no eres tú, Ron. Hay gente que es capaz de entretenerse sola, creo que tiene acceso a todos los libros de la biblioteca, así que no me sorprende que se quede allí.
- Si, claro que tú lo entiendes, - dijo Ron, su voz llena de cariño y exasperación a partes iguales.
Harry desconectó en ese momento, volviéndose al libro abierto en sus manos y estudiando el hechizo localizador que contenían sus páginas. Narcissa había prometido traer la copa esa misma noche, y Harry iba a necesitar perfeccionar el hechizo localizador para lo que venia después.
…
- ¿Malfoy? - Harry llamó a la puerta de la habitación de Draco, el libro de hechizos aun en sus manos.
No había tardado mucho en decidir alejarse del salón y dar sus amigos un poco de intimidad; además las palabras de Ron le recordaron que Malfoy aun estaba ahí, y que si debía sentirse solo. Harry sabía el motivo por el que no dejaba nunca su habitación, y también sabía que de aceptar la compañía de alguien seria la suya. Después de todo Harry ya le había visto.
No hubo respuesta desde dentro, y Harry llamó de nuevo, esperando otro minuto hasta que finalmente se decidió a abrir la puerta. Era extraño que Malfoy no contestase, y muy sospechoso si se tenía en cuenta a donde había ido su madre. Si les habían traicionado, ese era el momento ideal para desaparecer. Ambos sabían la localización de la casa, y con Dumbledore muerto el secreto ya no estaba tan protegido como antes.
Lo primero que llamó la atención de Harry fue lo oscura que estaba la habitación, era casi imposible ver nada con las ventanas tapadas por las pesadas cortinas y la única luz la que derramaba una solitaria vela en el rincón mas alejado de esta. En la penumbra, Harry se dio cuenta que todos los espejos y cristales de la habitación habían sido cubiertos cuidadosamente, toda superficie reflectante tapada u oscurecida de alguna manera.
Draco Malfoy se encontraba en la cama, dormido. Harry podía ver por primera vez su rostro por completo, sin la capa que impidiese ver la extensión real de sus cicatrices. En la frente de Malfoy, en marcado relieve se podía leer la palabra "fracaso" grabada por algo que debían haber sido garras, las cicatrices que atravesaban su rostro desde la sien izquierda hasta su barbilla y desde la oreja derecha hasta su nariz recordaban las que también decoraban la cara de Bill Weasley. Harry no se hubiese sorprendido de saber que el causante había sido el mismo.
Horrorizado y a la vez curioso por examinarlas más de cerca, Harry dio un paso hacia la cama, dejando que la puerta se cerrase detrás de él. Fue este sonido lo que hizo que Malfoy se moviese en la cama, y sus ojos se abrieron lentamente, aun desenfocados por el sueño.
- ¿Madre? - dijo levantando ligeramente la cabeza.
Harry sabia que no debía haber entrado y que su intromisión no iba a ser bien recibida por Malfoy, pero ya no había nada que pudiese hacer.
- Malfoy, soy yo, - dijo, y Draco se volvió a mirarle, sus ojos entrecerrándose rápidamente, una expresión de furia tomando forma en su rostro.
- ¡Potter!- prácticamente escupió, - ¿Qué haces aquí? ¿Quién te ha dado permiso para entrar en mi habitación?
Malfoy bajó rápidamente de la cama, retirándose hasta el rincón más oscuro de la habitación. El roce de la tela le dijo a Harry que se había vuelto a poner la capa y cubrir con la capucha.
- Estoy esperando, Potter. ¿Qué haces aquí? ¿Has venido a saciar tu curiosidad por el espanto en que me he convertido?
Harry tragó saliva, dijese lo que dijese Malfoy no iba a atender a razones. - No Malfoy, simplemente he venido a consultar contigo un hechizo, - explicó finalmente, optando por la verdad.
- ¿Un hechizo? - la voz de Malfoy estaba teñida de incredulidad.
- Si, quería tu opinión sobre si funcionara sobre Nagini.
El resoplido de Malfoy llego alto y claro en el silencio que siguió a las palabras de Harry. - ¿Y porque no le has preguntado a la biblioteca ambulante que tienes ahí abajo?
Harry apretó los dientes, tragándose su irritación, - Hermione esta ocupada ahora mismo, y he pensado que quizás no te importaría tener algo de compañía.
- ¿Compañía, Potter? - la sombra que era Malfoy dio un paso hacia delante, - ¿Qué te hace pensar que quiero o necesito tu compañía? No soy una de tus obras de caridad, Potter. No necesito que me hagas compañía. Si estoy aquí es por salvar la vida de mi madre y por que quiero ver muerto al media-sangre responsable de todo lo que le ha pasado a mi familia.
- Aun así--
- Aun así nada, Potter. No somos amigos. No queremos ser amigos. No quiero tu compañía, preferiría estar con ese elfo domestico sicótico antes que contigo.
La paciencia de Harry finalmente llegando al final, sacó su varita y lanzo un lumos que ilumino toda la habitación. Malfoy reculó violentamente ante el estallido de luz, su rostro completamente expuesto. Harry le fulminó con la mirada.
- Ya esta bien, Malfoy, - espetó furioso, entendía que el otro chico estaba pasando por algo terrible, pero la guerra era algo que les afectaba a todos, y que a todos les dejaría cicatrices. Muchas no serian tan visibles como las de Malfoy, pero todos ellos tendrían que cargar con ellas, - no se porque esperaba que hubieses dejado de ser el crío cobarde que deja a todos haciendo el trabajo sucio con tal de no mancharse las manos.
- Apaga la luz, Potter, - la voz de Malfoy se quebró en mitad de la orden, sonando asustada en lugar de llevar la autoridad que él probablemente quería.
- No, me vas a escuchar.
- Apaga la luz.
- No, tienes que espabilar, - dijo Harry, preguntándose porque se preocupaba por Malfoy, le había odiado desde que le conoció, ¿a que venia ahora este repentino interés por su bienestar? - Malfoy, no eres el único que esta pasándolo mal, no eres el único que ha sufrido daños físicos en esta guerra.
- Apaga la luz, apaga la luz, apaga la luz, - Malfoy se había retirado al rincón mas alejado de Harry, y estaba encogido sobre si mismo, intentando cubrirse con la capa lo mejor posible.
Harry sintió una punzada de culpabilidad al verle así, pero su mano no tembló y no dejo de sostener la varita en alto.
- Malfoy, si de verdad quieres ver muerto a Voldemort, entonces ayúdanos. Tú sabes más sobre los Mortifagos que nosotros, puede ayudarnos. Estamos tan cerca…
- ¡Apaga la puta luz! - chillo Malfoy, lanzándose hacia la cama, donde Harry vio que tenia su varita.
En un rápido movimiento, Malfoy había cogido su varita y gritado Nox, haciendo que la habitación cayese en la más completa oscuridad nuevamente. Harry sabía que si quería podía lanzar su hechizo de nuevo, y de este modo ambos pasarían la noche enzarzados en otra inútil pelea.
Decidió no hacerlo. Si Malfoy quería pasar sus días en la oscuridad compadeciéndose de si mismo, no era problema suyo. Encogiéndose de hombros, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.
- Muy bien, Malfoy, se un cobarde como siempre has sido, dales la razón y se un fracaso.
Cuando cerró puerta de la habitación Harry aun podía escuchar los gritos y sollozos que salían de dentro.
…
- Ese hechizo no te servirá de nada.
Harry se dio la vuelta sobresaltado, al pie de las escaleras que llevaban al salón se encontraba Draco Malfoy, la capa y capucha aun cubriéndole casi por completo pero al menos no escondido en las sombras.
El sentimiento de alivio que invadió a Harry fue casi tan sorprendente como la presencia de Malfoy fuera de sus habitaciones.
- ¿A que te refieres? - preguntó volviendo la mirada al libro. Desde donde estaba era imposible que Malfoy viese el hechizo que estaba consultando.
Malfoy se acercó y tomo asiento en un sofá frente a Harry. - Ayer dijiste que querías investigar un hechizo para lanzar sobre Nagini.
- Si, pero no te dije cual, ¿Cómo puedes saber que no funcionara?
Malfoy se encogió de hombros, - No se sin funcionara o no, pero si se que no lo vas a necesitar. Nagini esta muerta, es solo que ni ella ni el Señor Oscuro lo saben todavía.
Harry se levantó de un salto, el libro que sostenía cayendo pesadamente al suelo, - ¿Qué?
- Iba a haber una tercera condición por nuestra ayuda, pero él insistió que tú no la aceptarías.
Harry sintió la bilis subirle a la garganta. A pesar de lo que mucha gente creyese, no era tonto. - Snape.
- Si, Severus, - Narcissa Malfoy apareció por la puerta de la cocina y tomó asiento junto a su hijo.
- El Profesor Snape fue quien sugirió que contactásemos contigo y te ofreciésemos el Horcrux que teníamos en nuestro poder, - dijo Draco y Harry de repente se sintió estúpido por haber confiado en ellos. Si Snape estaba al corriente tenia que ser todo una trampa.
Harry estaba a punto de abrir la boca para decirles exactamente lo que pensaba cuando Narcissa le fijó con la mas fría de las miradas.
- No importa lo que pienses de Severus, Potter, ni lo que pienses de nosotros, - dijo ella, - lo cierto es que Severus ha arriesgado mucho por protegernos, y por protegerte a ti.
- Snape… - dijo, su voz llena de odio.
- Si, Snape, - dijo Draco, su voz y expresión tan fría como la de su madre, - Snape fue quien encontró la copa y me la dio para que te la diese, todo este tiempo ha estado esperando que fueses tras él, pero tú…
- Él mató a Dumbledore, - dijo finalmente Harry, demasiado alterado para seguir escuchando en silencio.
- No sabes nada, Potter, - dijo Narcissa, - todo lo que Severus hizo lo hizo por una razón, lo hizo porque no tuvo mas remedio.
- Mató a Dumbledore, - repitió Harry, ese hecho lo único importante para él.
Narcissa le miró fijamente, sus labios apretados en un gesto de disgusto, - No es mi lugar explicarte las acciones de Severus, ni creo que lo entendieses aunque lo hiciera. Te basta con saber que él esta esperando a que destruyamos la copa para encargarse del último Horcrux.
- Pero… - no tenia sentido lo que decían, Snape no podía estar ayudándoles.
Narcissa se levantó e hizo un gesto con la cabeza a su hijo, quien la imitó en silencio. - Simplemente estate preparado para actuar, todo lo demás puede esperar.
Y ambos salieron del comedor, dejando a Harry confuso e inmerso en incómodos pensamientos.
…
La mirada de Ginny era en parte resentimiento y en parte añoranza, fija en Harry durante la duración de la cena familiar en la casa Weasley. A Harry le resultaba cada vez mas incomodo asistir a esas reuniones, especialmente porque empezaban a sentirse como una obligación; siempre se había sentido feliz por ser considerado parte de la familia Weasley, sin embargo ahora no podía evitar sentirse mal por traicionar su expectativas.
Harry sabia ya que lo suyo con Ginny no tenía futuro.
- Harry, ¿puedo hablar contigo? - Ginny se acercó a él una vez el postre había ya desaparecido de la mesa y todos los platos habían sido recogidos.
Harry no quería, realmente no quería tener la misma conversación con Ginny otra vez. - De acuerdo, ¿quieres salir fuera?
Ella asintió, y ambos de dirigieron al jardín donde sabia que tendrían intimidad. Harry ya sabia que esperar de esas conversaciones, no era la primera vez que Ginny intentaba convencerle de que ella podía ser de ayuda en la búsqueda, y que no era necesario cortar toda relación con ella.
Harry había escuchado sus argumentos antes, y los volvería a escuchar. No cambiaria nada.
- Harry, - Ginny comenzó cuando ambos se detuvieron junto a la valla que delimitaba la Madriguera, - Dean me ha pedido que nos demos otra oportunidad para estar juntos.
Harry la miró sorprendido, eso no era lo que había esperado.
- No le he dado una respuesta aun, Harry, - Ginny continuó, no estaba mirando a Harry, sus ojos fijos en algún punto de la oscuridad que les rodeaba, - ya sabes que a mi me gustas tu, eso no ha cambiado. Quiero ayudar, no soy la misma niña indefensa de primer curso que necesita ser rescatada todo el tiempo.
Los sentimientos que esperaba tener no estaban ahí, no había nada de celos o tristeza ante la idea de perder a Ginny de nuevo, solo una especie de leve alivio de que ella por fin superase su fascinación con Harry y no saliese herida por su culpa.
- Creo que deberías aceptar, Dean…
Es resto de sus palabras fueron innecesarias, Ginny había salido corriendo hacia la casa, sus ojos anegados en lágrimas.
…
- ¡Necesitamos un Sanador, Potter! - la voz de Malfoy era chillona y estaba cargada de pánico. - ¡No tenemos mucho tiempo!
Harry se sentía también al borde del pánico, todo había salido mal. El hechizo con el que habían intentado destruir el Horcrux había rebotado e impactado contra Narcissa Malfoy, abriendo un agujero del tamaño de una pelota de tenis en su abdomen. Hermione había conseguido detener el chorreo de sangre que estaba inundando la cocina de Grimmauld place, pero ninguno de ellos tenia los suficientes conocimientos como para hacer nada mas que ganar tiempo.
- No, - la voz de Narcissa sonaba débil y cansada, - no hay tiempo. Un Sanador hace demasiadas preguntas, - Narcissa cerró los ojos, como si esas palabras le hubiesen drenado la poca energía que le quedaba. Harry no quería ni imaginar el dolor que debía estar sufriendo.
Draco se arrodilló a su lado, su preocupación tan grande que se quitó la capa que le cubría sin pensar en ello. Ron y Hermione le miraron fijamente, una exclamación de horror en sus labios.
- Joder, - Ron dijo, sus ojos abiertos enormemente.
Draco no se dio cuenta de nada, - Madre, madre, ¿que hacemos?
- Severus…
Harry apretó los dientes. Aun no estaba preparado para ver a Snape, a pesar de todo lo que los Malfoy le habían dicho. Sin embargo…
- Madre… - la voz de Draco reflejaba la angustia que sentía, y cuando levantó la mirada hacia Harry, una suplica muda en ella, Harry supo que no podía dejar a Narcissa así, no si podían hacer algo.
- Malfoy, contacta con Snape y haz que venga inmediatamente.
…
- ¿Qué le ha pasado a Malfoy?
Harry y Ron estaban sentados en la cama de la habitación de Harry mientras Snape trabajaba en la cocina. Harry ni siquiera había esperado a que él llegase antes de retirarse, no queriendo verle. Puede que hubiese aceptado pedirle ayuda, pero eso no quería decir que le odiase menos o que hubiese perdonado nada. Hermione había decidido quedarse abajo en caso de que su ayuda fuese necesaria, cosa que Harry no tenía muy clara.
- No lo se, pero no importa ahora, - dijo Harry.
- ¿Cómo que no importa? Si esas cicatrices son como las de Bill no se van a curar nunca, - Ron se pasó las manos por el pelo nerviosamente, y Harry se sorprendió al darse cuenta que estaba realmente alterado por lo que había visto.
- No tienen solución, y nosotros no podríamos hacer nada aunque la tuvieran, - Harry explicó, - y Malfoy no quiere nuestra lastima, eso te lo puedo asegurar.
Ron asintió, no era como si él no conociese al otro chico también. - Tu lo sabias, ¿verdad?
- Le vi cuando nos reunimos.
- Entiendo, - y Harry sabia que era cierto.
- ¿Crees que Narcissa va a estar bien? - preguntó Harry, nervioso por el tiempo que estaban tardando en saber nada.
Ron se levantó y abrió la puerta de la habitación, sacando la cabeza para escuchar. No llegaba ningún sonido hasta donde estaban, y eso podía ser tanto buena como mala señal. Al menos los gritos de dolor habían cesado.
- No se, quizás deberíamos bajar a ver, - dijo Ron encogiéndose de hombros.
- No, no quiero encontrarme con Snape.
Ron dio un paso atrás desde la puerta y se volvió a mirar a Harry con una expresión de alarma. - Umm…
- Potter, - como si la simple mención de su nombre le hubiese invocado, Severus Snape apareció en la puerta, - la Señora Malfoy esta fuera de peligro, pero es recomendable que no intente ninguna magia durante veinticuatro horas al menos.
Harry sintió su estomago contraerse, el odio que sentía como un fuerte ácido corroyéndole desde dentro. Sin estar seguro de poder confiar en su voz, Harry simplemente asintió.
Snape le miró, su labio curvándose en una desagradable mueca, - El Horcrux no ha sido destruido, y dudo que tengas el poder suficiente para hacerlo tu mismo, Potter.
Eso le hizo reaccionar, - No te vas a llevar la copa, Snape.
Snape le miraba con una expresión de odio que reflejaba exactamente lo que Harry estaba sintiendo, - No seas imbécil, Potter, ¿Por qué iba a llevarme la copa cuando fui yo quien la encontró y se aseguró que llegase hasta ti? Aunque de haber sabido que eras incapaz de destruirla, lo habría hecho yo mismo.
Harry se levanto de la cama, las ganas de atacar a Snape demasiado fuertes. Apretando los puños, se controló un poco, - ¿Qué es lo que quieres, Snape?
- Lo que quiero, Potter, es terminar con todo esto para poder irme.
Harry le miró sospechosamente, sabiendo que no podía ser tan fácil. En alguna parte tenia que haber un truco, era Snape después de todo.
- De acuerdo, vayamos a intentarlo de nuevo.
…
- ¿Cómo se encuentra tu madre, Malfoy?
Draco no se había apartado de su madre desde que Snape la curase el día anterior, se podían apreciar círculos bajo sus ojos y todo su cuerpo sugería un extremo cansancio. Harry estaba seguro que no había dormido ni un minuto.
- Aun duerme, - dijo en un susurro, como si temiese turbar su sueño.
- ¿Ha despertado? - Draco sacudió la cabeza, el temor por la condición de su madre patente en su mirada agotada. - Snape dijo que esta fuera de peligro, seguramente necesita descansar más.
Draco no dijo nada, simplemente bajo la mirada hacia su madre.
Harry se sentía como un intruso viendo a su rival del colegio en un momento tan vulnerable, pero él también estaba preocupado por Narcissa. Nunca se había planteado la posibilidad de sentir nada más que antipatía por los Malfoy, pero después de compartir casa durante días y de haber sido obligados a colaborar sentía que ellos también eran miembros de la Orden de los que debía cuidar.
- Malfoy, tienes que comer algo, - dijo suavemente, - Hermione ha preparado la comida, yo me quedare aquí con ella.
Draco suspiro, levantando la vista de nuevo. - No, Potter, no voy a dejarla sola…
- Malfoy, no creo que tu madre quiera que caigas de agotamiento, no con lo que nos queda por hacer, - insistió, apelando a la razón, - Snape nos ha dado dos días antes de llevar a cabo su parte. Necesitas comer y dormir.
- No.
- Draco, - el nombre cayó de sus labios sobresaltándoles a los dos, y se miraron en silencio un instante, - no seas imbécil, come algo y duerme un rato. Yo te aviso cuando tu madre despierte.
Quizás fue la sorpresa de escuchar a Harry usando su nombre de pila, o quizás se dio cuanta de que su argumento era valido, pero Draco asintió cansadamente y se levantó de la silla junto a la cama.
- En cuanto…
- Si se mueve, o muestra alguna señal de despertar te llamare inmediatamente.
Asintiendo de nuevo, Draco salio de la habitación, dejando a Harry a solas con Narcissa y sus pensamientos.
…
Los cuerpos se apilaban indiscriminadamente a su alrededor; Harry había dejado de mirar hacia tiempo.
No estaban preparados, habían sido demasiado optimistas confiando en que sin los Horcruxes Voldemort era vulnerable. La realidad era muy diferente, incluso sin los Horcruxes Voldemort era un mago formidable, y tenía a su disposición un vasto conocimiento de las Artes Oscuras. Atacarle sin ningún plan concreto había sido una locura.
Y ahora estaban pagando por ello.
Ron había caído al principio de la incursión, sus gritos de dolor todo lo que Harry había necesitado para saber que aun estaba vivo, aunque incapacitado. Eso le había permitido seguir adelante, esperando que los demás miembros de la Orden se encargasen de atenderle pero sin tiempo de mirar atrás. Si se detenía ahora jamás llegaría a su objetivo.
Narcissa y Draco habían desaparecido poco después, una vaga sospecha de traición se había formado en la mente de Harry hasta que vio a los Malfoy unir sus fuerzas con Remus Lupin en un ataque a Fernir Greyback. Incluso con la magia combinada de los tres el hombre-lobo era un oponente difícil.
En su mente solo había un objetivo. Voldemort.
Las maldiciones pasaban junto a Harry inundando su visión en un arco iris de terror, el brillo verde esmeralda del Avada Kedavra eclipsando a los demás con frecuencia. La mirada firmemente al frente, Harry no se detuvo.
En algún momento Bellatrix Lestrange bloqueo su camino, y Harry levanto su varita dispuesto a luchar.
- Yo me encargo, - la voz de Hermione sonaba más aterrorizada de lo que Harry hubiese escuchado nunca, pero también mas decidida. Asintiendo, Harry continuó, siempre hacia delante, siempre avanzando hacia su objetivo.
Voldemort.
…
Son nuestras elecciones quienes determinan quienes somos.
Las palabras de Albus Dumbledore se repetían en la mente de Harry mientras veía a Snape caer delante de él. Nuestras elecciones.
La parte de la mente de Harry que aun no había terminado de madurar dio un grito salvaje de triunfo al ver a su enemigo muerto y desapareció por completo, dejando solo el vacío de la mente de un adulto al borde de su resistencia.
Nuestras elecciones.
Levantando su varita en el silencio que inundaba la estancia, Harry enuncio alto y claro las palabras que por fin librarían al mundo mágico de Voldemort. Snape le había comprado unos preciosos segundos y el elemento de la sorpresa a costa de su vida.
Lo único que Harry podía hacer para pagarle era aprovecharlos bien.
- Avada Kedavra.
Los escasos instantes que Voldemort tardo en procesar la traición de su lugarteniente mas confiado fueron todo lo que necesitaba. Nadie, Harry el primero, se había esperado que Snape le protegiese de la maldición que tendría que haber acabado con su vida.
A su alrededor, los gritos de furia y dolor se fueron apagando lentamente, mientras Harry perdía la conciencia sumido en la agonía que se desplazaba desde su frente por todo su cuerpo.
La batalla no había terminado, sin embargo para Harry ese era el fin del camino.
…
La lista de muertos y heridos en la guerra era demasiado larga como para que Harry la memorizase, sin embargo había nombres que él sabia nunca dejarían su mente.
Severus Snape.
Cedric Diggory.
Sirius Black.
Albus Dumbledore.
Percival Weasley.
Lucius Malfoy.
Remus Lupin.
Narcissa Malfoy.
Y sin embargo eran los nombres que no estaban ahí lo que hacía que encontrase la fortaleza de levantarse por las mañanas y enfrentar un nuevo día.
Ron había sobrevivido, por los pelos. Hermione también se encontraba bien, aunque había pasado cerca de una semana en estado de shock tras su enfrentamiento con Bellatrix. Tenía suerte de haber conservado su vida.
Draco Malfoy había desaparecido tras el funeral de su madre, y Harry estaba seguro que no se encontraba ya en Inglaterra. Si él pudiese, haría exactamente lo mismo.
Pero aun quedaba mucho por hacer. Aun no había terminado la guerra, aunque ya estuviese claro que bando iba a ganar quedaban algunos Mortifagos convencidos de que podrían hallar una forma de hacer regresar a Voldemort.
Una esperanza vana.
- Nunca sabremos sus motivos, - dijo Harry a Ron cuando este fue a visitarle tras la batalla, - pero ahora se porque Dumbledore confiaba en Snape. Él era la clave, él fue quien venció a Voldemort, yo simplemente lance una maldición.
…
- ¿Qué haremos ahora? - Hermione estaba sentada en su silla habitual en la cocina de Grimmauld place, un gran libro abierto frente a ella.
Harry miro a sus amigos, sintiendo de nuevo una oleada de afecto hacia ellos, que habían estado a su lado todo el tiempo, pese a todo. Sin embargo era el momento de separarse.
- Quedan seis meses para que Hogwarts empiece el nuevo curso, y nosotros necesitamos graduarnos, aunque sea un año tarde, - dijo, intentando ganar tiempo antes de comunicarles su decisión. Sabia que ellos no la entenderías.
- Si, pero que hacemos en estos seis meses, esa es la pregunta, - dijo Ron, mirando a Harry expectante.
¿Cómo decírselo? Harry sabía lo que quería hacer, había una persona que también había estado con ellos al final, y si bien Snape estaba más allá de su alcance y de toda salvación, él aun estaba vivo.
- He encontrado algunas cosas relacionadas con la licantropía en uno de los viejos libros de la biblioteca Black, - Hermione dijo repentinamente, y ambos de volvieron a mirarla. ¿A cuento de que venia eso ahora?
- Hermione… - Ron empezó.
- Es una referencia muy vaga, pero merece la pena investigarse, - continuó ella, su mirada la de la niña estudiosa que Harry recordaba con una mezcla de cariño e irritación de sus días de Hogwarts, - no hay cura para la Licantropía relatada, pero si hace comentarios sobre laceraciones y otras heridas causadas por hombres lobo.
Harry la miro boquiabierto.
- ¡Vamos, Harry, eres como un libro abierto para nosotros! - exclamo Hermione ante su expresión de sorpresa, - desde que volvimos no paras de hablar de Malfoy, y de preguntarte donde podrá haber ido. Se que quieres ayudar, y aunque a mi no me guste, pienso que se merece una segunda oportunidad.
- Él nos ayudo, después de todo, - dijo Ron, encogiéndose de hombros, - no me gusta, pero no es como si tuviésemos otros planes.
Harry no daba crédito a lo que estaba oyendo. ¿Estaban sugiriendo lo que él creía?
- Yo no… vosotros… - empezó, sintiendo un nudo en la garganta, no sabia que había hecho para merecer amigos así, pero estaba agradecido a quien fuese que les había puesto en su vida.
- Tenemos seis meses hasta que empiece el curso, tiempo mas que suficiente para encontrar un hurón, - dijo Ron con una muestra de su antiguo humor.
Harry sonrió, incapaz de decir nada por miedo a balbucear incoherencias.
- Entonces decidido, - Hermione se levanto de la silla y comenzó a preparar los platos para la cena, algo que siempre hacia cuando estaba nerviosa o excitada, - mañana mismo empezamos la búsqueda.
…
Harry miró por ultima vez la casa del 12 de Grimmauld place, feliz de perderla de vista por una temporada larga.
Con una sonrisa se acerco a donde Ron y Hermione le esperaban.
- ¿Listos?
Ante el asentimiento de sus amigos, Harry desapareció.
Iban a ser unos meses moviditos.
...
*Fin*