Respuesta a los retos de Halloween de
truco_o_trato, faltan unos pocos que ire subiendo a lo largo del finde
Eratoirae Quiero un Blaise/Harry/Draco. Me da igual el orden, tanto monta, monta tanto.
Blaise y Draco están liados de antes, pero deciden incorporar a Harry, me da igual los motivos, cómo suceda... (274)
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Harry cerró los ojos y se dejo llevar por las sensaciones. No sabia donde estaba, no sabia que día era ni si era de día o de noche, lo único que existía en el mundo de Harry en esos momentos eran las manos recorriendo su cuerpo lentamente, las bocas mordisqueando y besando, las lenguas degustando su boca y su piel, y los cuerpos atrapando el suyo.
- ¿Crees que le esta gustando, Draco? - preguntó una voz detrás de Harry, las manos preparándole se retiraron y Harry gimió ante la perdida.
- Yo diría que si, Blaise - la voz de Malfoy respondió desde algún punto a la altura de su pelvis, y Harry se arqueó intentando aproximarse mas a su boca.
- ¿Entonces crees que aceptara venir más veces?
Harry gimió nuevamente cuando la boca de Malfoy se cerró sobre su miembro a la vez que Zabini se posicionaba detrás de él, penetrándole lentamente. No supo nada más durante un tiempo, las sensaciones demasiado poderosas para permitir algo tan innecesario como los pensamientos.
- Yo creo que si, - dijo Malfoy cuando la niebla de deseo se levantó y Harry fue capaz nuevamente de prestar atención a lo que sucedía a su alrededor. - Potter parece haber disfrutado de la experiencia. Quizás la próxima vez podamos prescindir del Imperius.
Harry abrió finalmente los ojos, una sonrisa satisfecha en sus labios, y miró a sus antiguos compañeros de clase.
- Lastima que ninguno de los dos recordéis que ese hechizo no me ha hecho efecto desde cuarto curso. Os va a costar repetirlo desde la carcel. - Aunque quizas se dejase convencer para no denunciarles.
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Tsubame_17 Yo quiero un Isshin Kurosaki/Ryūken Ishida. (289)
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- ¿Sabes Ryuken? Deberías aprender algo de tu hijo, - Isshin dijo a modo de saludo desde la puerta de su despacho.
Ryuken levantó la mirada de los papeles que tenia en la mano, resistiendo apenas el impulso de poner los ojos en blanco. Desde que sus hijos desapareciesen para irse a matar Hollows juntos a Hueco Mundo, Isshin había cogido la costumbre de ir a molestarle a cualquier hora del día. Debía aburrirse ahora que no tenía a su hijo cerca para torturar.
- ¿No tienes nada mejor que hacer que incordiarme, Kurosaki? - preguntó resignado, dejando los papeles sobre la mesa. Sabía que ya no conseguiría hacer más trabajo.
- Toda esa tontería de Shinigami y Quincy, - dijo Isshin como si no le hubiese escuchado. - Hace muchos años de eso, ¿no crees que es hora de olvidar el pasado?
Isshin cerró la puerta detrás de él y se acercó lentamente a mesa, mirando a Ryuken de forma casi depredadora.
- Isshin, - susurró, leyendo perfectamente sus intenciones y levantándose de la silla. Ryuken rodeó el escritorio y se apoyó contra este, cruzando sus brazos sobre el pecho. - ¿De que tonterías estas hablando?
- A tu hijo no le importa dejarse follar por un Shinigami, - dijo Isshin, acercándose hasta que sus cuerpos casi se tocaban.
Ryuken se permitió una leve sonrisa.
- Mi hijo, - dijo pasando una mano por detrás del cuello de Isshin y acercándole hasta que sus rostros estaban a escasos milímetros de distancia, - es un crío y no sabe lo que quiere. Aun. - Con un rápido movimiento tenia a Isshin presionado contra el escritorio, su propio cuerpo sujetándole ahí. - Yo, por el contrario, no tengo ese problema.
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Perseone Drarry.
Un solo requisito: que la siguiente frase sea importante en el fic 'Este es tu problema, te has acostado sólo con una mujer y esa cifra mola si tienes 11 años.' (427)
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Draco abrió la puerta de su casa y miró a Harry Potter con mal disimulado escarnio y sacudió la cabeza.
- ¿Dónde te crees que vas con esas pintas, Potter?
No entendía para nada que coño le pasaba a Potter, pero estaba claro que había entendido algo mal. ¿Qué clase de freak se llevaba a una chica en su primera cita a un partido de Quidditch? ¿Y vestido de esa manera? No que los vaqueros y la camiseta desteñida le quedasen mal, pero así no iba a impresionar a ninguna mujer. Por no mencionar que ni había comprado flores, ni tenia reserva en un restaurante.
Si su plan para una cita romántica era Quidditch y una cerveza en el pub debería haber invitado a Weasley.
- Draco…
- A ver, cuando accedí a ayudarte pensé que tendrías algo mas de idea de lo que hacías, - le interrumpió Draco, preguntándose de nuevo que impulso masoquista le había hecho decirle que si a Potter cuando le pidió consejo. De haber sabido que no iba a hacerle ni puto caso, Draco se hubiese ahorrado la saliva.
- Draco… - Harry intentó hablar de nuevo.
Draco no le dejó. - No. ¿Sabes que es lo que pasa? Este es tu problema, te has acostado solo con una mujer, y esa cifra mola si tienes once años. A tu edad deberías saber más lo que les gusta a las mujeres. A este paso ninguna va a querer salir contigo.
Cosa que a Draco no le molestaba demasiado. Si Potter se quedaba soltero, mejor. Así al menos Draco no tendría que verle con ninguna arpía del brazo.
Si. Definitivamente masoquista.
- Draco… - Harry parecía al límite de su paciencia también, una nota de irritación entrando en su voz.
- ¿Y porque coño has venido aquí? ¿Vas a llegar tarde…?
- ¡Draco! - Harry finalmente espetó perdiendo los papeles. - ¿Te quieres callar de una puta vez y decirme si quieres venir al partido conmigo o no?
Draco cerró la boca de golpe y parpadeó, mirando a Harry. ¿Era eso un ligero rubor en su rostro? Oh. Oh
Sin que su cuerpo consultase con su cerebro, Draco se encontró asintiendo y cogiendo sus cosas para salir. En el momento en que la puerta se cerró Harry le cogió de la mano.
- Y por cierto, - dijo Harry aprovechando que Draco estaba demasiado atónito para hablar. - Puede que solo me haya acostado con una mujer, pero eres tú quien ha asumido Ginny es la única persona con quien me he acostado.
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juanita_star Ichigo, Grimmjow (espero no fallar con las M...) lucha por la dominación (en la cama/escritorio/donde sea que se puedan revolcar) (176)
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Siempre acababa igual.
No importaba lo que hiciese, ni cuantas veces lo repitiesen. Ichigo luchaba y se retorcía, pero por algún extraño motivo siempre terminaba exactamente en la misma posición.
Era injusto.
Ichigo fulminó a Grimmjow con la mirada y enredó sus manos en su pelo, tirando de él hacia abajo hasta que pudo capturar su boca en un violento beso, mordiendo salvajemente. Grimmjow emitió un gruñido y relajó brevemente su presa sobre Ichigo.
Era su oportunidad. Rodeando su cintura con las piernas, Ichigo giró, arrastrando a Grimmjow sobre la cama hasta quedar encima, sentándose a horcajadas sobre sus caderas y atrapando a Grimmjow con su cuerpo.
Esta vez iba a ser él quien quedase encima.
Grimmjow le miró arqueando una ceja, una sonrisa sarcástica curvando sus ensangrentados labios.
- Si quieres ser tú quien este arriba, Shinigami, - dijo Grimmjow colocando sus manos sobre las caderas de Ichigo y posicionándole bruscamente antes de empujar hacia arriba. Ichigo se tensó, una exclamación de dolor y frustración intentando escapar de sus labios. - Solo tienes que cabalgarme.
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Layla_s (merodeadores muertos, discuten des del "cielo" o algo así). Lily dice que entre Harry y Draco hay tensión sexual, James y Sirius afirman que eso es imposible y asqueroso, Remus intenta no opinar a pesar de estra de acuerdo con Lily, mientras Dumbledore intenta meter baza y Snape no quiere oír ni una palabra. Evidentemente, algo demsotrará que Lily tenía razón. (535)
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Estaba en el infierno.
Definitivamente tenía que ser el infierno, y aunque sabía que acciones en concreto le habían llevado a un círculo demasiado horrible para ser descrito siquiera por Dante, Snape estaba convencido que ni él se merecía tal castigo.
- Os lo he dicho varias veces, esas miradas no son nada casuales, - Lily, la bella e inaccesible Lily Potter, dijo desde apenas un metro de distancia. - ¿Verdad Severus?
Si fuese solo por ella, Snape hubiese estado en el cielo. Desgraciadamente, también a menos de un metro de distancia se encontraban los individuos que tenían el don de convertir cualquier lugar en el más profundo averno.
- ¡Lily! - James Potter exclamó asqueado, sus mejillas sonrosadas de indignación. - ¿Cómo puedes decir eso de tu propio hijo?
- ¡Eso Lily! ¿Es tu hijo, como puedes querer verle con ese… ese… ese Slytherin? - Sirius Black agregó lanzando una mirada venenosa a Snape como si este tuviese la culpa también de esto. Snape evitó la tentación de poner los ojos en blanco y le devolvió la mirada con una sonrisa sarcástica. Black aparto la vista sonrojado. - ¡Díselo tu, Remus!
- A mi no me metas en esto, - el cobarde de Lupin se alejó del grupo, no sin antes mirar por ultima vez la escena que todos estaban contemplando, una sonrisa adornando sus labios.
Desde la iridiscente superficie del lago Snape podía ver, junto con todos los demás, lo que sucedía en la tierra. Era algo que hacían habitualmente para matar las tediosas horas del mas allá. La escena que contemplaban en esta ocasión no era muy diferente de otras, Harry Potter y Draco Malfoy volvían a pelearse por algo. Por cualquier cosa. O por nada en absoluto.
Desde que regresasen a Hogwarts para terminar el último año, Potter y Malfoy habían pasado más tiempo juntos en castigos y denticiones varias por pelear que los seis años anteriores juntos.
Realmente era muy obvio.
- Os lo estoy diciendo, si Harry es feliz…
- Mi hijo no es…
- Mi ahijado nunca…
- ¡Oh, por favor, como si tu nunca hubieses…!
- ¡Arrgg Lily! Hay cosas de Sirius que no…
- ¡Calla traidora!
Snape ignoró con la facilidad de daba la practica las voces a su alrededor, incluyendo a Albus, a quien parecía estaban ignorando todos a pesar que nunca lo habían hecho en vida.
En la tierra, Potter tenia a Malfoy contra una pared, gritando en su cara. Malfoy se iba poniendo mas y mas rojo, claro signo de que estaba perdiendo la paciencia, y se inclinaba…
- ¡Ja! - exclamó Lily triunfante. - ¿Veis?
Snape miró la escena en la tierra, que realmente no era nada sorprendente para quien hubiese pasado más de dos minutos en compañía de los niñatos, y devolvió su atención a la gente que le rodeaba. Lily sonreía brillantemente, lanzado miradas de complicidad a Snape mientras Potter y Black gemían miserablemente y hacían todo lo posible por no mirar.
Snape se permitió una pequeña sonrisa.
Después de todo, quizás no estaba en el infierno; si tenia la oportunidad de ver a Black y Potter sufrir mientras Lily le sonreía, era muy posible que estuviese en el cielo.
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le-mousquetaire Aziraphale recibe un ultimatum de allá arriba sobre su estadía en la Tierra. Una ultima noche, su despedida de Crowley (730)
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Aziraphale miró por última vez su tienda, cubierta de polvo y libros apilados, las ventanas oscurecidas haciéndola aun menos atractiva a los posibles compradores, y suspiró. La iba a echar de menos.
Había muchas cosas que iba a echar de menos una vez hubiese vuelto al cielo, pero admitir que extrañaría su tienda y sus libros era mas fácil que admitir otras cosas.
Frente a la puerta de su tienda aparcó un Bentley negro, reluciente y nuevo a pesar de la edad, y completamente fuera de lugar en el sitio. Del lado del conductor salió un hombre joven y atractivo, elegantemente vestido y con los ojos cubiertos por unas gafas de sol a pesar de ser ya de noche. Él estaba tan fuera de lugar junto a Aziraphale como su coche lo estaba en esa calle.
- ¿Nos vamos, Ángel? - dijo, una nota de impaciencia en su voz.
Aziraphale asintió y se subió al coche, su mente tratando de buscar una forma de explicar que era seria, probablemente, la ultima cena que disfrutarían juntos. Sus superiores no encontraban motivo para su presencia en la tierra, y aparentemente había confraternizado demasiado con el enemigo para que le dejasen estar.
La cena transcurrió como las miles de cenas que habían compartido anteriormente: buena comida, vino excelente y la mejor conversación. Aziraphale quería continuar hablando y hablando mientras bebían el fantástico vino y él memorizaba cada pequeño gesto que hacia Crowley. No que se no se los supiese ya de memoria. Lamentablemente, no podían quedarse para siempre en el Ritz.
- ¿Estas bien, Ángel? - preguntó Crowley una vez se hallaban los dos en el coche de vuelta a la tienda de Aziraphale. - te noto algo extraño esta noche.
- Si, si, perfectamente, - se apresuró a decir, prácticamente atropellándose con las palabras. - Es que he recibido noticias de arriba…
Lo dejo caer con suavidad, preguntándose hasta que punto podía salirse con la suya ocultándole la verdad a Crowley. Si había alguien que sabia leerle, ese era él.
- Ya decía yo que parecías preocupado hoy, - dijo Crowley con fingida calma. Aziraphale también era experto en leer sus gestos, y la forma en que sus manos se tensaron sobre el volante decía lo suficiente.
- No es nada, - dijo finalmente, decidiendo que una media verdad era mejor que preocupar también a Crowley. - ¿Tu no has sabido nada de abajo, verdad?
- No, por suerte me dejan en paz.
Realizaron en silencio el resto del camino, Aziraphale preguntándose como decir adiós sin que sonase a despedida y Crowley aparentemente perdido también en sus pensamientos.
- ¿La semana que viene a la misma hora? - preguntó Crowley cuando se bajaron del coche. Aziraphale ya tenia abierta la puerta de la tienda y se detuvo para volverse, Crowley examinándole intensamente.
Era la hora de la verdad, la despedida. Podía mentir y decir que si, y ahorrarse el mal trago de la despedida. Pero no podía hacerlo.
- No.
Crowley asintió como si no el sorprendiese, y se acercó a él hasta que estaban casi tocándose. Aziraphale se encontró inclinándose más hacia su más antiguo enemigo, sus rostros apenas a unos milímetros de distancia, sus ojos buscando los de Crowley detrás de las gafas. Como si intuyese lo que Aziraphale necesitaba, Crowley se quito las gafas de sol y se miraron durante unos interminables segundos.
Si, se habían acercado demasiado. Aziraphale podía verlo perfectamente ahora, sentirlo en cada nervio de su cuerpo. Y no quería irse. Iba a echar de menos sus libros y su tienda, pero eso no era nada comparado con el dolor casi físico que la idea de dejar a Crowley le hacia sentir.
Pero se habían acercado demasiado, y si tenía alguna esperanza de que le permitiesen regresar un día, tenia que alejarse.
Con un gran esfuerzo, Aziraphale se separó de Crowley.
- ¿Volverás?- preguntó este, poniéndose de nuevo las gafas pero no lo suficientemente rápido para esconder una mirada de decepción.
- Espero que si.
Crowley asintió y se dio media vuelta. - Búscame entonces. Estaré donde siempre.
Aziraphale le vio irse, luchando contra el impulso de llamarle y acercase aun más a él. Pero no podía. Seguiría sus ordenes, y una vez allí haría todo lo posible por que le volviesen a asignar en su puesto.
Costase lo que costase.
Crowley le estaba esperando.
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