Loving: The smell of food.
Hating: Lack of good tea.
Esta es una nueva entrada, inicie escribiendo algo muy diferente y termine haciendo esto que espero sea de su agrado. Es el primero en una serie de pequeños cuentos que haré sobre diferentes adicciones....quizás no los suba todos seguidos, seguro no se me ocurrirán seguidos. En fin, espero les guste.
Gracias a mi beta <3 en verdad es de mucha ayuda.
Es esta irresistible tentación, esta presión, la anticipación al placer que me consume día a día hasta dejarme de rodillas sin posibilidades de resistirme. Cargo con ella como una maldición que hace que mis manos se humedezcan con sudor nervioso y se acelere mi corazón; convierte los minutos en horas que parecieran reírse de mi ansiedad. Pero todo es parte de la preparación, saboreó la espera y la tortura, me gusta sentirme perdido antes de poder complacer mi necesidad.
Es quizás un castigo, este anhelo dentro de mí, el peor de los tabúes condenado siempre con la mayor pena humana. Llevo siempre a cuestas este deseo constante que me exige probar la carne de cualquiera que sea objeto de mi cariño; y es que no lo puedo, no lo quiero evitar, el dulce sabor crudo después de cada corte, probar esos suaves trozos mientras observo como mi dulce victima exhala sus últimos atisbos de vida. Que gran placer, es un orgasmo que se guarda en la oscuridad, cubriéndose morbosamente con tejidos y dolor hasta que llega a su máximo punto con el deguste de la mejor de las comidas.
¿Qué gran maldad se oculta dentro de mi? No quiero saberlo, no me importa, porqué aun conociendo aquel demonio en mi interior siempre seré feliz de entregarme a el. A el, que hace de mis victimas el mejor de los banquetes, que toma mi mano y me acompaña durante esa cena maligna donde nada sabe mejor que la amarga humanidad de la carne con algo de vino.