Fandom: Castillo de sueños.
Claim: General
Tabla:
AvanzadaNúmero: 01.- Dentro
No lo dudó en ningún momento.
Le había visto desde antes, ahí, la mirada azul perdida y el semblante serio, indiferente. Joel no sabía si a Kyle le dolía, pero sabía que no parecía sentir algo.
Un muñeco sin vida, una marioneta más para jugar. Ni siquiera necesitaba ponerle a prueba para aceptarlo.
Le mira limpiarse la sangre que mana de su labio roto, terminando la farsa requerida para tener un motivo. Kyle la ha pasado, demostrándole que será capaz de matar, sin remordimiento.
Le sonríe, colocando la mano entre sus cabellos oscuros.
- Estás dentro, Byaness.
Le está condenando.
Número: 02.- Derecho
- ¡Es inhumano! - Aishi reclama, sentada en el sofá, mordiéndose los labios, inquieta, nerviosa. Kotaro sirve la cena, sin inmutarse.- Va contra los derechos humanos, Kotaro.
- No hay nada que podamos hacer.
Kyle, sentado en el otro sofá juguetea con una pelota de hule, rebotándola en la pared incontables veces, ajeno al exterior.
- ¡Lo torturaron! Kotaro, a ese hombre lo torturaron.
- Nosotros no tuvimos nada que ver, Aishi, olvídalo. - Las palabras de Kotaro son terminantes y se sienta a comer, tranquilamente.
Aishi baja la vista. Repentinamente, le parece escuchar a Kyle decir "se lo merecía"
Número: 03.- Grande
El golpe hace un eco profundo entre las paredes de metal del almacén. Aishi se lleva la mano a la mejilla.
- No te voy a dejar ir.- Kosuke la mira, fijamente. Ella trata de ser fuerte.
- ¡No podemos dejar que continúe! - Él la entiende. Está cansada, pierde la esperanza, se ha hundido con él y ha abierto los ojos a un mundo de corrupción y traiciones, vicios e intereses.
- Entiéndelo, esto es más grande que nosotros.
Trata de abrazarla, ella le evita, gira, se va. Aishi no soporta la impotencia.
- Eres un puto derrotista, Kosuke.
Número: 04.- Paseo
Henry le ha dicho que no se acerque a él. Que es peligroso, que es nocivo.
Le mira ahí, poniendo en orden las cartas para un juego en solitario. Le observa, sus ojos celestes opacos, su piel pálida de muñeca. Le parece lindo, le parece triste.
- Nalé.- Kyle repara en su presencia, Nalé le sonríe, acercándose desobedeciendo a su padre.- ¿Quieres ir a pasear? Pareces aburrido.
Asiente de inmediato, poniéndose el abrigo, tomando la mano de su primo. En algún momento en el paseo por el parque, cree verlo sonreír, para él.
No puede creerle que Kyle sea malo.
Número: 05.- Ostra
- ¿Eres acaso como una ostra?
Joel susurra, despacio, dibujando con sus dedos sobre la piel clara, trazando nuevamente las cicatrices en el cuerpo de su muñeca. Kyle se estremece ligeramente, involuntario y parece ignorar lo que le dicen.
- Para darme una perla, ¿necesitas que te hiera?
Le encanta la inmutabilidad de Byaness, la manera en que no parece oponerse y la forma en que sus ojos le destrozan varias veces. Finalmente, el niño niega y Joel sonríe contra su cuello, acariciando suavemente.
- Eso es, buen chico. Nos hemos ahorrado el dolor.
Se burla y, además, le miente.
Número: 06.- Pendiente
- Me gusta.- A Nalé la voz le sale en un susurro muy suave y Kyle no le mira, limitándose a sentir el roce de los dedos del niño en su oreja.
El pendiente es dorado, pequeño y parece de oro. Nalé lo roza varias veces más. Es el único ornamento en el chico, aparte de las vendas usuales o la navaja que siempre carga.
- ¿Quién te lo dio?- Kyle tarda en responderle. A Nalé le parece escucharlo susurrar "Darío" y sonreír levemente, como rememorando.
Debió ser importante, el tal Darío, piensa, para ganarse el corazón de su primo.
Número: 07.- Argolla
Aunque Sakura no pregunta, Joel puede ver el interés en sus ojos, mientras desliza la mano por su pecho hasta la argolla que lleva como un collar en su cuello, amarrada a un simple trozo de hilaza.
No piensa decirle.
No va a decirle que estuvo casado. Tampoco que, contrario a lo que piensen, él la amaba, a su esposa. No dirá a nadie que estuvo con ella, cada día, cada noche, hasta el final. Fiel, constante. Por el amor en el que juró no creer.
- ¿Te gusta? - Sakura asiente.- Tómala, te la regalo.
Nadie va a saberlo.
Número: 08.- Infierno
Aishi a veces se despierta de noche.
Por lo general es en verano, cuando hace calor y se sofoca. A veces, siente que le arde la garganta y la siente rasposa, con un tenue sabor a humo de ébano y ciprés.
Ella lo vio de lejos, la manera en que los cristales se resquebrajaron y la manera ardió, la ceniza golpeándole y el humo llenando sus pulmones. William estaba dentro, lo sabe.
A veces, el recuerdo de ese infierno la despierta. Y no entiende cómo es que su hermano, que estuvo ahí, que lo vio todo, puede dormir tan tranquilamente.
Número: 09.- Postre
Nalé le observa, sentado en un banquillo, cerca de la estufa.
- ¿Vainilla o chocolate?
Lo piensa unos momentos, siguiendo con la mirada el movimiento de la muñeca de Kyle que bate la masa.
- Chocolate.
La comida la traerán Xiang y Astrid, pero Kyle se ofreció para hacer el postre. Y lo hace al gusto de Nalé.
Kyle se ve diferente cuando cocina. Se ve muy diferente a cuando está trabajando o cuando duerme. Puede incluso imaginar que Byaness siente y podría sonreír. Y lo hace, levemente, con la mirada.
- Hazlo más seguido.
- ¿Qué cosa?
- Cocinar.
Número: 10.- Baile
Se llama Sammael Calmet. Es un chico cualquiera, alguien normal y como persona normal, asiste a los bailes de la escuela. Kyle finge que se divierte. Juega a que le gustan las chicas y que entiende de relaciones humanas.
En cierta forma, le divierte todo el asunto de no ser él. Le gusta crear ilusiones, tejer mentiras y observar cómo otros caen en ellas.
Es Sammael Calmet, el chico que se divierte. Es Byaness, que busca su víctima. Y es Kyle, que está en el baile y piensa, fugazmente, que si Mirna estuviese ahí, todo sería un poco más tolerable.
Número: 11.-Ella
Kotaro tiene una paciencia infinita, heredada probablemente de su madre que en paz descanse. Ha soportado todo estoicamente, para bien o para mal. Los asuntos de Kyle, los de Aishi, sus propios problemas. Sin quejarse, sin perder los estribos.
- ¡Déjalo en paz, maldita sea! Vuelves a tocarlo y te mato, ¿entiendes? TE.MATO.
Sólo no puede soportarla a ella.
Ryu se libera de inmediato de los brazos que le apresan, aliviado. La chica se ríe, luego hace pucheros.
- Qué celoso.
Estúpida Astrid y sus estúpidos acosos. ¿Qué no puede entender que Ryu es SU novio y no de ella?
Número: 12.- Órgano
- Tú sabes que el corazón es sólo un órgano que bombea sangre, ¿cierto? - Kyle le habla, mirándola sin expresión fija y Aishi frunce un poco el ceño, terminando de hacer corazones con papel lustre.
- Lo sé. Pero en San Valentín simboliza otras cosas. es donde residen los sentimientos y - Kyle interrumpe, arrojándole una bola de papel. - ¡oye!
- Sólo un órgano que bombea sangre y que si le disparas hace boom de una manera divertida.
- Puto sádico.
- Niñata cursi.
Aishi piensa que a veces su hermano sigue ahí, dentro de Byaness, todavía vivo.
Número: 13.- Pistola
Cuando cumple quince años, Joel le regala una pistola.
Es de buena marca, Kyle lo intuye aunque Joel no se lo diga y él no sepa de esas cosas. Es parecida a la del abuelo, mismo calibre pero más municiones. Tiene un ligero aire a americana y olor a Italia.
La usa una vez.
Una muerte rápida, mucho desastre. ¿Dónde la emoción? ¿Dónde el juego? Le parece tan impersonal...
- No la quiero.- Joel le mira, sonriendo, arrojar la pistola al escritorio.- Prefiero la navaja.
Byaness es tan ingenuo.
Joel ya lo sabía. Sólo deseaba las huellas sobre el gatillo.
Número: 14.- Sinceridad
Nalé observa fijamente aquella fotografía, revisando con atención las facciones de ese niño, comparándolas con las propias frente al espejo.
No es verdad que son parecidos.
Henry le ha dicho que no se lo tome tan en serio y Kotaro mismo le ha llamado idiota por preocuparse. Joel, más cruel aún, le ha recordado que la sanidad mental de Byaness es bastante cuestionable.
Nalé quiere creer que no se parece a William.
- ¿Por qué te agrado?
- Porque, físicamente, eres como él. Sólo eso.
Puto Kyle y sus palabras odiosamente sinceras, secas, demasiado directas.
Puto Kyle y su enfermedad.
Número: 15.- Venecia
- Deberíamos extender nuestro trabajo fuera del país.- Xiang habla, sentado en aquella mesa redonda, comenzando de nuevo la discusión.
Sakura, que odia las juntas, frunce el ceño.
- Podríamos extendernos a Italia. Jamie vive en Venecia, ¿no? - Astrid le sigue el juego a su hermano.- Yo quiero conocer Venecia...
- Vive en Trieste.
Joel sonríe a todo lo dicho. Henry suelta un suave suspiro. Sus hijos son idiotas, para qué negarlo.
- Olvidan que esto no es un juego.- Y guardan silencio, porque Joel tiene razón.- ¿Podemos hablar de lo importante? El orfanato Izumi...
La junta, oficialmente, comienza.
Número: 16.- Película
Daves es una buena persona. Kyle puede deducirlo por la forma en que le ve tratar a otros, por la manera en que le trata a él mismo.
Daves quizá es su padre biológico y si no lo es, él le trata como que sí. Le mandó postales y regalos muchos años y ahora le llena de mimos y abrazos, de atenciones y cuidados.
Incluso le lleva a ver películas al cine, ellos dos.
Y todo eso Kyle lo agradece.
- Mañana será otro día.
Pero, ¿lo que el viento se llevó?
Entiende por qué Daves y William eran amigos.
Número: 17.- Robo
- No puedo creer que nos manden a estas estupideces.- Kosuke frunce el ceño, con la espalda recargada en el muro del callejón.
- No te quejes, es algo.- Astrid mantiene la vista fija en aquella casa, hasta que observa que el dueño sale, cerrando la puerta tras de sí.- Y no creas que estoy feliz de tenerte de compañero.
Kosuke sale cuando el auto ya se ha ido, brinca la verja con facilidad, hasta el patio trasero e introduce la ganzúa.
- El sentimiento es mutuo.
Un robo menor. Obligado a ejecutar un robo menor.
Joel es un cabrón.
Número: 18.- Insulto
Izumi sólo le ha tenido dos veces en su vida, a pesar de haberlo conocido desde que ese crío tenía sólo cuatro años.
Puede que sólo en dos ocasiones haya tenido la oportunidad de destrozarle y de disfrutar de aquella voz rota, de las súplicas marchitas y del llanto ahogado contra la almohada.
- Bastardo.- Susurra el insulto contra su oído, despacio, dejando que las sílabas se deslicen cual serpientes y entonces se place del odio y dolor oculto que los ojos celestes le dedican.
Lo ha tenido poco, pero le conoce, más de lo que el mismo Kyle imagina.
Número: 19.- Nieve
Nalé sabe que va a enfermar, si continúa ahí, en las afueras de la casa principal, dejando que la nieve se derrita sobre él, haciéndole temblar esporádicamente.
Kyle sigue ahí, sentado a la sombra de aquel roble caduco y muerto y él no puede dejar de mirarle.
Ausente, como muerto. Pensando en quién sabe qué cosas, recordando quién sabe qué. Por momentos, Nalé puede intuir qué es lo que su primo piensa cuando le mira y sonríe, dolido.
Se muerde los labios.
No puede decírselo.
Ni una palabra sobre William. No puede decirle que está vivo.
No quiere hacerlo.
Número: 20.- 100
- Si dices “lo siento” cien veces, te soltaré.- Kyle sonríe, con los labios apoyados en el cuello pálido de aquel hombre. Joel se aguanta las risas, recargándose en la puerta.
"Lo siento, lo siento, lo…”
Byaness traza mapas en la piel, con el filo de la navaja trata de emular las cicatrices propias y se muerde los labios de placer al escuchar el quiebre de la voz.
- Noventa y nueve, cien.- Joel termina de contar y Kyle se separa, despacio, dejando al hombre atado.
- Suéltame.
Kyle mismo es quien suelta la risa.
- No lo sentiste realmente.
Número: 21.- Copia
Cuando van a casa de Mortimer, Nalé puede verlo.
Sentado en cama, aún recuperándose de aquel accidente. Puede imaginar la herida en el costado y las quemaduras en la espalda, de las que Charles le ha hablado.
William respira, despacio, porque cuando le ve duerme y observa cuando Allan le despierta, con un golpecito suave y llamándole a voces "despierta, nenaza".
Es la misma mirada que la suya. Es la misma sonrisa y hay muchas otras cosas que Nalé ve, son iguales.
No le sorprende, entonces, que Kyle le vea como una copia en miniatura del hombre al que amó.
Número: 22.- Fax
- ¿Podrías quitarte? - Kotaro frunce levemente el ceño, manteniendo la vista fija en el libro que lee.
No es que no le agrade que su hermano esté con él, pero que trate de meterle mano a cada momento le resulta exhaustivo.
Trata de que no se le cuele en la ducha o le acose mientras duerme, cuida que no haga justo lo está haciendo.
- Kotaro... - Susurra, suplicante, pero Kotaro no cederá.
- ¿Enviaste el fax a Joel?
- ¿Eh?
- Que ya sabes cómo se pondrá si no.
Silencio.
- Imbécil.- Kotaro le mira marchar, aún maldiciendo.
Salvado.
Número: 23.- Teléfono
- ¿Para qué mierda quieres un teléfono?
- ¿Y eso a ti qué te importa, eh? Estoy cansado de que me tengas aislado, Allan.
Y es verdad, porque lleva meses en el mismo lugar, sin ver más allá de la habitación y el jardín por la ventana.
- Pues jódete, que no te doy nada.
Parece una pelea de niños pequeños. Sin embargo, Allan suelta un suspiro, sentándose en la cama y revuelve bruscamente el cabello de su primo.
- No quiero que llames a la policía. No voy a dejar que te entregues.
William bufa. Odia ser tan predecible.
Número: 24.- Máquina
No se trata de un ser humano.
Al principio Joel creyó que su nuevo juguete era tan sólo una muñeca algo rota con la que podría jugar hasta destrozarla. Poco a poco, se ha dado cuenta que no es así.
Ocasionalmente, se ve vacío. Asiente y niega, habla sin emoción, en un tono átono y carente de emoción. Ejecuta las órdenes con presteza, sin cuestionar. Sin moral ni pensamiento propio. Kyle es una máquina ejecutora, peón obediente.
Y eso era bueno, porque podría ordenarle lo que fuese, sabía que cumpliría.
O al menos eso pensaba, hasta el caso de Darío.
Número: 25.- Rapto
- Tú eres idiota.- Henry le habla con rudeza, con ira contenida, paseándose por la habitación como animal enjaulado.
- Joel dijo que ella no.- Byaness se defiende y la niña se acurruca entre sus brazos. No tiene más de tres años.
- ¡Pero no por eso tenías que raptarla! ¿Qué vamos a hacer con ella?
- Puedo quedármela...
- No es una mascota.- Henry se preocupa demasiado. Kyle parece que no y se encoge de hombros, ligeramente.- Lo tengo. Dámela. Vamos a dejarla por ahí, alguien la encontrará.
- Cruel.
Y lo dice el que mató a sus padres.
Número: 26.- Pulsera
- Entonces, metes esta aquí y separas el hilo elástico así.- Astrid le muestra a Aishi cómo debe hacerlo, con las cuentas de diversos colores formando pequeñas flores.- ¿Entiendes?
- Eso creo.- Aishi mira su propio trabajo, hecho con más lentitud, con menos belleza.- ¿Voy bien?
- Muy bien.- Astrid le sonríe a su prima pequeña y extendiendo una mano le revuelve ligeramente el cabello.- ¿Para quién es?
- ¿La pulsera? Para Kosuke.- Y sonríe, como cohibida, dejando sus sentimientos en evidencia.
- Es una pulsera un poco gay.
Aishi se ríe.
- Pues, muy macho no creas que es.
Número: 27.- Menta
Kosuke ahoga un suave quejido cuando siente que su espalda golpea con una saliente irregular de la pared de piedra de aquel callejón.
- ¡¿Qué te pasa, crío estú-?!
Kyle interrumpe besándole, profundo. Kosuke cierra los ojos, cuenta hasta tres y le empuja.
- Si te atreves a lastimarla, te violaré y te mataré.- Byaness le mira fijamente y en su cara de póker se dibuja una sonrisa.- ¿Entendiste?
Le mete un paquete de mentas en el bolsillo de la camisa, uno de condones en el pantalón y le roba un beso más.
- Es idiota, pero es mi hermana.
Número: 28.- Pasion
El anterior era mucho mejor.
Es Anaelle quien mejor puede notar eso.
Lesser era el mejor, sencillamente. Tenía la mirada oscura llena de fuego y la sonrisa soberbia de quien se sabe dios en las tinieblas. Tenía muchas cosas que el actual Byaness no tiene. Tenía una risa fácil y un sentido moral fuerte. Tenía pensamiento y sentimientos, tenía una moral ajustada a las situaciones.
Lesser ponía empeño, hacía las cosas con pasión. Hacía lo que hacía porque lo creía correcto.
Anaelle aún lamenta que su estrella se diese cuenta del error, se rebelase.
A los traidores, hay que eliminarlos.
Número: 29.- Sonrisa
Kotaro conoce demasiado bien esa sonrisa.
- Tengo trabajo que hacer.- Kyle les habla, sin dejar de sonreírles y esa misma sonrisa maliciosa se ve reflejada en Ryu que trata de disfrazarla de otra cosa.- Les dejo solos.
Tarda más en decirlo que en hacerlo, cerrando la puerta de la habitación dejando puesto el cerrojo.
- No.- Kotaro advierte, revisando papeles, pero Ryu parece no escucharle y se recarga un poco en él, acariciando sus hombros.- Que tengo trabajo, Ryu...
- ¿Cuantas veces tenemos esta oportunidad? - Y mierda, eso es verdad, pero... - Aprovechemos.
Suspira.
La carne es débil.
Número: 30.- Juego
No es que sean idiotas, quiere pensar Midori, es sólo que no acostumbran tener tiempo libre, todos juntos.
- ¿Scrabble? - Pregunta Xiang y tres personas alzan la mano.
- ¡Juguemos al mentiroso! - A Astrid se la quedan viendo casi todos.- Em, usaremos jugo en vez de alcohol.
- Así no tiene gracia.- Impreca Ryu.- ¿Un torneo de Smash Bros?
Varias manos se levantan.
- ¿Por qué no has votado? - Kosuke interroga a Kyle, quien se encoge de hombros.
- Me dan igual todos.
Midori suspira. Se les acabará el tiempo y no decidirán nada, ya lo ve.
Número: 31.- Hueso
A veces no puede evitar pensar en ella.
Entre sueños, puede ver la imagen perfecta del negro y el rojo, el azul y el blanco. Fija la vista en los ojos vacíos y entre sus brazos la siente yerta. Puede verla despedazarse, poco a poco su cuerpo convirtiéndose en polvo, alimento de gusanos, abono para las plantas.
Ocasionalmente, en sus sueños sostiene aquel cadáver que se convierte en huesos. Los imagina perfectos, de una blancura deslumbrante.
Desearía visitarla, poder verla.
Pero, encerrado en aquella habitación, rescatado de la muerte, William sabe que aún le falta mucho para reunirse con ella.
Número: 32.- Color
Cuando abre los ojos, por primera vez después de lo que le parece una eternidad, todo lo que ve es color azul. Las paredes, de las cortinas corridas y del cielo que se observa a través de la ventana.
Lo último que recuerda también era azul.
- Buenos días.- No reconoce la voz y cuando trata de hablar, su voz le suena rasposa y arde.- Tranquilo, nenaza.
Vuelve a cerrar los ojos, sintiendo lejanamente las caricias sobre su rostro.
- Me alegra que sigas vivo.- La voz de Allan resuena, a la distancia.
A William no le alegra tanto, francamente.
Número: 33.- Carnada
- Hijo de puta.- Masculla Kosuke, mientras corre por la bodega. Aishi se mantiene asida de su brazo, busca refugio junto con él.- Kyle es un hijo de puta.
- Calla, es mi hermano.- Gruñe Aishi, señalando un sitio detrás de una montaña de cajas de cartón.
- Ese puto crío.- Se esconden. Las pisadas vienen tras ellos, entre la oscuridad del lugar se escucha su eco. Kosuke baja la voz.- Usarnos de carnada, sólo a él se le ocurre.
- Tú hubieras hecho lo mismo con nosotros.
- Sólo si no me importaran.- Aishi suspira.- Ahí tienes la explicación.
Número: 34.- Crimen
Algunos consideran que lo que hacen no es bueno.
En realidad, todas las personas normales lo piensan. Que eso de matar, mutilar, secuestrar, desaparecer, robar y un largo etcétera, son sólo crímenes atroces cometidos por terroristas que deberían ser enjuiciados, condenados.
No saben que aquello que ellos hacen está bien, desde un punto de vista específico. Que ellos no hacen sólo por hacer. Se trata de limpieza, se trata de purificar una sociedad. Es sacrificio y entrega, porque se destrozan y ensucian limpiando para los demás.
Al menos, así lo ve Lesser.
No es un crimen, su trabajo. Es justicia.
Número: 35.- Loco
- ¿Psicólogo? - Kyle niega con la cabeza, avanzando unos pasos más, hasta sentarse en el escritorio.- Tú te has vuelto loco. O eres estúpido. Y voto más por la segunda opción.
Joel mantiene la sonrisa tranquila; no parecen molestarle los insultos y el comportamiento de su protegido.
- Bueno, si deseas medicación, con un psiquiatra.
- ¿Qué planeas esta vez? - Se inclina un poco, acercándose peligrosamente.- No pienso hacerlo.
Aunque permanece imperturbable, a Joel cada vez le molestan más los desplantes del crío.
- Irás, sí o sí, Odergand.
No tarda en verle salir y escuchar el portazo.
Número: 36.- Gemir
Se trata de hacerlo gemir. Se trata de hacerlo gritar y suplicar, de llorar pidiendo piedad.
Youji desliza la navaja, reabriendo la vieja herida, clavando el filo en las cicatrices y Kyle, con la mejilla contra el piso de piedra fría, se muerde los labios.
Se trata de hacerle sufrir y tener control sobre el chiquillo.
Desliza sus labios por la piel pálida y muerde, deja las huellas de su presencia y rasguña por el placer de lastimar. Kyle, el muñequito, se limita a soportar, lo más que puede.
- Detente.
Se trata de romperlo.
- Detente, por favor.
Destrozarlo.
Número: 37.- Absorber
Kotaro no se deja influir.
Si cayó dentro de la trampa, como Kyle y como Aishi, fue porque Ryu le invitó a hacerlo.
Permanece impávido ante los sucesos que le rodean.
No le interesa mucho el romance entre su hermana y el drogadicto ese, el tal Kosuke, ni le interesa demasiado lo que Kyle haga, con quienes se acueste o a quienes mate.
Porque va a superar a su padre, que se rindió ante ese ambiente, y superará a Kyle, que se haya inmerso en algo desconocido.
Kotaro no se dejará absorber, por ese mundo.
O al menos, eso intenta.
Número: 38.- Caminar
A veces, al salir del colegio, decide regresar caminando a "casa". En solitario, se limita a mirar al frente y de vez en cuando a la orilla del camino.
Le recuerda a cuando era pequeño y salía de las clases de violín, a cuando tenía una madre y una familia, un poco rota, pero no destrozada.
Recorrer un trayecto familiar le regresa los momentos con Mirna y también las risas de Airon y los pucheros de Samara.
Caminar le recuerda lo perdido. Caminar, solo, hasta un hogar que no lo es, le recuerda, que en el fondo, se siente arrepentido.
Número: 39.- Camino
No hay manera de escapar. William eso lo sabe desde el principio, que estando dentro de ese lugar, no va a poder irse sino hasta que sus primos lo decidan.
Ya se encuentra mejor y puede pasear. Camina por el patio, contemplando la lejana ciudad desde la cuesta y el alta cerca que rodea la propiedad.
Esta preso, con lujos. No le dejan buscar justicia. Le han negado la paz de un castigo y la tranquilidad de la muerte.
"Derecho, camino delante", recuerda las palabras de aquel libro, "no se puede ir muy lejos".
Atrapado, como el principito. Pero peor.
Número: 40.- Ignorar
Hay personas a las que Aishi prefiere ignorar.
Un ejemplo claro es ese hombre, de mirada cobriza y cabellos rubios que le sonríe con hipocresía ensayada. Allan, se llama, y aunque se jacta de sabio, lo único que Aishi escucha que sale de su boca son estupideces y basura.
- ¿Me estás escuchando? - Allan frunce el ceño cuando ella no puede ocultar que en realidad no lo hace.- Cría estúpida.
El golpe da seco contra su mejilla, ella no se atreve a tocar la herida.
Aishi quisiera ignorarlo, pero Allan no es de los que dejen que eso suceda.
Número: 41.- Trauma
- Es por traumas de la infancia- Kyle rebota la pelota contra la pared, recostado cómodamente en el sofá y Aishi sonríe al escucharle.
- Todo tratas de explicar así, hombre.
- Quizá un sádico violador pedófilo lo secuestró y por eso se convirtió en un sádico, quizá violador y creo que pedófilo.- Kyle vuelve a hablar, serio y aparentemente centrado en el rebote de la pelota.
- Bueno, algo de lógica tiene.- Aishi pone los platos en la mesa y Kotaro se acerca, saliendo de una habitación.
- Te lo dije. Traumas.
- ¿De qué hablan?
- De Joel.
Número: 42.- Escritora
Aishi sabe que se acabaron los sueños. Que Kotaro no piensa más en el futuro, que Kyle quizá nunca lo ha hecho y que Kosuke ni siquiera tiene la voluntad de hacerlo.
Aún así, ella no puede abandonarlos, porque es abandonarse a sí misma.
En las noches tranquilas escribe en folios viejos lo que recuerda de aquellos escritos que se consumieron en el incendio y hace textos nuevos.
Aishi no deja su sueño.
Aunque sepa que quizá no tiene futuro y sepa que en cualquier momento, cuando pierda utilidad, será desechada.
Ella será escritora.
Y entonces, todos conocerán su historia.
Número: 43.- Manosear
A Aishi le han metido mano algunas veces en su vida. Y aquellos que lo han hecho no han salido completamente impunes. Porque ella puede defenderse, no por nada le han enseñado a hacerlo.
Pero cuando se trata de estas situaciones, no sabe qué hacer.
- Hala, te han crecido los pechos.- Kyle susurra contra su oído y presiona su seno, explorando.
Tarda mucho en responder un balbuceo y tarda más en apartarle, pero no tarda en salir huyendo y refugiarse con Kotaro.
Odia que le manoseen, pero odia más que su hermanito lo haga y ella no pueda defenderse.
Número: 44.- Trozo
William ha perdido demasiadas cosas, lo sabe. A los seis su mundo se había derrumbado y tuvo que sobrevivir sin corazón.
Después la perdió a ella, tras haberle dado todo. Había querido creer en Loren y fue herido. Ese niño le arrebató casi toda su decencia y despedazó su moral.
Loren se llevó a la tumba su cordura y Alexander le ha quitado hasta el derecho de morir.
Por eso siente extraño cuando se atreve a sonreírle a la pequeña que, en el jardín, le regala una rosa.
Amanda le regala un trocito de felicidad. William se promete no perderlo.
Número: 45.- Perforación
A Darío le sorprende que no haya cerrado. Presiona con los dedos el lóbulo de la oreja, sintiendo aún la perforación que años atrás hiciera.
Darío sabe que Kyle se ha acostado con bastantes -y él también, francamente-, pero sabe que le ha sido fiel, porque guarda cada cosa que él le ha dado. En su memoria, palabras, en su cuerpo, el tacto fantasmal, en su corazón, una herida.
Kyle sigue siendo suyo.
Y esa perforación que ambos comparten no es sino una muestra superficial de la unión que tienen ellos.
Que no es irrompible.
Algún día, no se amarán.
Número: 46.- Tatuaje
- Eres igual que el protagonista de esa novela.
Joel alza la vista, observando a la joven Sakura que pasa las hojas del periódico.
- Mientras no sea una novela rosa como las que lee tu primo.
Sakura niega, despacio y apenas perceptible.
- Eres como el protagonista de "El cazador de tatuajes". Bueno, no el protagonista, sino el tío ese. No el torero, el otro.
- ¿En qué te basas para decir eso, eh?
Sakura suelta una pequeña risa, apenas cubierta por una de sus manos blancas.
- Eres un sádico pervertido.
Joel sonríe. Quizá leerá la dichosa novela.
Número: 47.- Promiscuidad
Kotaro no entiende cómo es que aquello pasó.
En sus memorias, su hermano era un niñito que se escondía tras él y evitaba todo contacto. Parecía puro, aunque ya no lo fuese e inocente, porque lo era.
Pero ahora es diferente.
Le mira flirtear concienzudamente con todo aquel involucrado en sus trabajos y los rumores de que se ha acosado con Joel no le parecen infundados.
A veces, le ve salir de noche y regresar de día, con el olor de otra persona impregnado en la piel. Se ha vuelto promiscuo, agresivo, corrupto.
No entiende cuándo su hermano cambió tanto.
Número: 48.- Comer
- Creo que debería comer mejor.
Amanda habla, con el timbre de voz natural en una niña pequeña y William la mira un instante, antes de llevarse otro bocado de pastel en la boca.
- ¿Te he pedido tu opinión?
- Disculpe. Pero mi madre dice que es necesaria una dieta balanceada. Y si sigue comiendo dulces, engordará.
- ¿Me llamas gordo? Qué insolencia.
- ¡No!
William desliza la mano por sus cabellos y la hace mirarlo. Le sonríe.
- Está bien. Intentaré comer mejor, pero es difícil.- Ella sonríe.- ¿has tratado de decirle que no a estos pasteles? Imposible.
Número: 49.- Tanto
Por lo general, las personas que le rodean no entienden por qué hace lo que hace.
Ni siquiera Kotaro o Aishi son capaces de entender por qué su hermano es así, por qué ha renunciado a su identidad, por qué los cambios.
Porque ahora Kyle es diferente. Lo que conocían de él desaparece y va difuminándose bajo una nueva capa que se autonombra como Byaness.
Y Kyle lo sabe, pero no le interesa, Kyle mismo se entiende, pero no le importa que otros lo hagan. ¿Dignidad, humanidad, moral, cordura? Mantenerlas es inútil.
Ha perdido tanto que no teme perder más.
Número: 50.- Pensar
Henry se encarga de todo.
Tiene que hacerlo y planear, tiene que pensar en todo y no fallar. El cómo, cuándo y dónde. Tomar decisiones acertadas.
A veces resulta fácil, como sucedió con aquel idiota del tres de picas. Otras, es demasiado difícil y debe aprender a no pensar con el corazón, como lo sucedido con Daniel.
Es el único que no puede descansar. Porque un error puede ser fatal, porque su familia está en eso y aunque tiene piezas prescindibles, prefiere no perderlas todavía.
Henry carga con todos.
Pero sabe que un día -no puede evitar pensarlo- le traicionarán.
Número: 51.- Pizza
¿Otra vez lo mismo?
Kotaro frunce el ceño cuando ve sobre la mesa la pizza recién llegada y alcanza a ver a su hermana pagando al repartidor.
No es que no le guste, pero, van tres días con lo mismo y está cansado.
- ¿Pizza? - Pregunta una vez que Aishi se le acerca y la mira asentir.- estoy harto de pizza.
La niña se encoge de hombros.
- Kyle no quiere cocinar. Y yo no sé. Ni tú...
Kyle sale de la habitación, alcanza a escuchar un poco de conversación, se ríe, divertido.
Todo por culpa de ese crío.
Número: 52.- Asesino
Anaelle sabe que aquello debe ser parte de la sangre Odergand. Lo sabe porque conoce la historia.
Porque sabe lo que Alexander hizo en su juventud. Porque sabe también que Keiro y ese crío idiota fueron culpables de lo de su querida Antonella
Porque, más que nada, Kyle, es como su padre.
Igual a aquel que ahogó a Umi en su propia cuna, el que causó el suicido de su madre, el que provocó la muerte de esa cría y el que, ya sabe, mató a su propia esposa.
William siempre fue sólo un asesino.
Kyle es, sencillamente, lo mismo.
Número: 53.- Maldición
Kyle pensó que sería feliz.
Durante mucho tiempo no lo creyó, pero al conocerla, imaginó que aquello podría acabar.
Lo había prometido, a Yume le había prometido escapar, le había jurado que haría lo necesario para lograr salvarla, para lograr salvarse.
Falló.
Igual que falló cuando creyó en lo que Mirna representaba, que cuando pensó que con Loren todo estaría bien, tal y como cuando Darío estaba con él.
William lo había dicho alguna vez, pero él no lo creyó.
No estamos destinados a ser felices, Kyle, es una maldición irrompible.
Ahora lo cree, a fuerza de experiencia, lo cree.
Número:54.- Inteligencia
Srí dice que es un juego de inteligencia.
Kyle mueve la pieza, rozando con sus dedos la madera fina en que está labrado el pequeño peón.
Nalé dice que se trata de anticipación.
Xiang se sonríe, divertido, moviendo a su vez una pieza más sobre el tablero.
Kyle duda un momento, antes de mover, dándose cuenta instantes después que ha errado.
- Jaque mate.
Xiang comienza a guardar las piezas de ajedrez en su caja. Kyle se encoge de hombros.
Kotaro piensa que se trata de astucia y de motivación.
Kyle piensa que le falta todo aquello, por eso pierde.
Número: 55.- Sermón
Blah, blah, blah.
Kyle puede ver los labios de su hermano moverse conforme habla, pero toda la perorata que suelta no la escucha. Está harto de sermocillos baratos sobre moral y valores y cosas que a él no le interesan.
Blah blah, blah.
También puede notar que se remoja los labios con la lengua de vez en cuando y que realmente hace una diferencia cuando pronuncia la v y la b.
Blah, blah, ¡Blah!
Asiente de vez en cuando, niega otras más. Espera que acabe pronto.
- ¿Me entendiste?
- Ahá.
De qué fue el sermón, no tiene ni idea.