Enaguas nuevas. Negras. Preciosas.
¡¡¡LAS ADORO!!! <3
Las usaré de vestido, naturalmente <3
Y parece que sigo en racha RoyxRiza, porque me salieron dos escenitas tope cursis de ellos dos en el fic pre-Nath. Últimamente no escribo más que de esa cosa <3
+ + +
Los pasillos de mármol eran de techo alto y paredes frías, y estaban envueltos en un sopor propio de la hora de comer. Pocos eran los militares que a esas horas deambulaban por los pasillos. Edward era uno de ellos, y no por gusto: Mustang le había llamado a su despacho sin importarle que estuviera durmiendo o no, y el pobre chico iba arrastrándose por la pared para mantenerse en pie. Cuando por fin llegó al despacho, estuvo quince minutos dormitando ante ella antes de darse cuenta de que la puerta no se iba a abrir sola. Así que dio un par de manotazos al aire, abrió los ojos, y al final consiguió girar la manija.
"¿...oño quieres, Coronel...?" balbuceó al entrar, sin dignarse siquiera a quitarse las legañas de los ojos. Roy le tiró una carpeta a la cara mientras gritaba "¡¡es General!!", cosa que acabó de despertar a Fullmetal, y no de la mejor de las maneras. Resoplando, se tiró sobre uno de los sillones que se encontraban delante de su escritorio.
"Bueno, ¿qué es lo que quieres? Hay gente que todavía está de vacaciones, ¿sabes?" soltó, intentando mientras quitar con la uña una mancha de sus botas.
Roy siguió inmutable ordenando los papeles de su mesa, para desesperación del rubio. Cuando terminó de clasificarlos, los puso todos juntos y los metió en la trituradora de papel, momento en el que Edward decidió apuntar en su lista de tareas pendientes la de asesinar al General de Brigada.
Entonces Mustang le miró. Cruzó los dedos en una pose muy solemne, y cuando Ed empezaba a preocuparse, una sonrisa maníaca cruzó el rostro de su superior.
"¿No tienes nada que contarme, Fullmetal?" siseó. Ed empezó a pensar posibles vías de escape a pesar de no tener ni idea de qué era lo que había hecho esta vez. La sonrisa de Mustang se acentuó.
"¿De qué me hablas, General?" retrucó el joven.
"Oooooh, sabes muy bien de qué te hablo..." Las comisuras de su boca estaban ya muy cerca de las orejas. "¿O no has notado que tu amiga Winry ha engordado considerablemente estos últimos tiempos...?"
Aquí fue cuando Ed tuvo verdaderas ganas de salir corriendo del lugar.
"Será mejor que se lo digas a ella, entonces." replicó, apartando la vista. "Aunque no creo que le siente muy bien."
"Por eso te lo digo a ti, porque es de mala educación preguntarle a una dama sobre sus noches de pasión..."
"¡¡¡NO LAS LLAMES ASÍ TÚ TAMBIÉN!!!"
Inmediatamente después de decir aquello, deseó que se lo tragara la tierra. La expresión de satisfacción de Mustang era ya terrorífica.
"Así que sí, ¿eh? El pequeñín se ha iniciado ya en el mundo del sexo..." - se habría podido freír un huevo en la cara de Edward - "Y menuda puntería, si me permites-- ...Porque tú eres el padre, ¿verdad?"
"¿...Eh?"
"Es que, ahora que lo pienso... Tú fuiste el primero que se me vino a la mente cuando escuché la noticia, pero quizás me estoy confundiendo..."
Ed hizo un gesto de rechazo con la mano. "Oh, no, no, el padre soy yo... Bueno, o Alphonse..."
...
"¿..........Eh?"
+ + +
Winry entró en la habitación en penumbra de puntillas. Alphonse había bajado la persiana de la única ventana del cuarto y estaba ahora durmiendo plácidamente en la cama de matrimonio, ladeado hacia la derecha como siempre hacía para poder abrazarla mientras dormía.
Pensó que cuando la gestación estuviese más avanzada, probablemente ya no podrían dormir tan juntos.
Pero también pensó que cuando naciera el bebé, dormirían los cuatro juntos para que el pequeño no se sintiera solo. Y entonces todo sería perfecto.
"Al..." susurró.
"Mmm..."
"¡Al!"
Finalmente abrió los ojos, legañosos y turbios, para encontrarse frente a frente con las pestañas de su esposa. Sus labios terminaron de despertarle.
"Uhm... ¿Win?" murmuró él, medio dormido, pero también lo suficientemente despierto para rodear su cintura con los brazos y acostarla a su lado. Ella acarició su mejilla lentamente, con las yemas de los dedos, pasando después a su cabello y... cuando llegó a su nuca, casi pudo oírle ronronear. Inconscientemente él la acercó más a su cuerpo, hasta que los tres corazones latían acompasados.
"Oye, Al..." cuchicheó prácticamente en su boca. "Te quiero mucho."
"Y yo a ti." Respondió para luego acallarla con un nuevo beso.
+ + +
El clima de Central era, sin duda, más fresco que el de Rizenbul, pero aún así aquel año parecía ser igual de caluroso en todas partes. Amestris entera parecía estar metida en un horno, tal era la ola de calor que asolaba al país. Estas cosas pensaba Edward mientras paseaba por la ciudad saltando de sombra en sombra para no recalentar sus automails. Trataba, además, de encontrar una buena fuente donde hundir la cabeza, pues entre el bochorno de explicarle su vida sentimental al Coronel - ¡¡General!!, habría gritado él - y el aire seco que no hacía sino levantar una enorme polvareda a su paso, su cara estaba tan roja y sudada que los mechones de pelo rubio se le pegaban al rostro y al cuello sin ninguna piedad. No fue hasta la noche que comenzó a refrescar, pero igualmente la temperatura no descendía de los 30º. Para ser un país del norte, pensó Ed, el tiempo estaba siendo infernal.
"Buenas noches..." recitó al entrar - sin llamar - en su habitación. No esperaba encontrar a su hermano y su esposa durmiendo, pero al menos los esperaba con ropa. En el quicio de la puerta se quedó mirando, pasmado, a los dos seres desnudos que dormitaban el uno en los brazos del otro apenas cubiertos por las sábanas. El primer pensamiento que se le vino a la mente, después de si el bebé se encontraría bien, fue que ojalá no hubiera salido a dar aquel paseo.
"Edward" llamó una voz conocida. El chico se apresuró a cerrar la puerta antes de que la Coronel tuviera la oportunidad de ver lo que había en el interior.
"Buenas noches, Coronel Hawk...eye..."
Incrédulo, la observó de arriba abajo varias veces, sin darse cuenta de la mirada incómoda que ella le lanzó. Jamás, en todos los años que llevaba en el ejército, la había visto sin el uniforme militar. Menos vestida para salir, como obviamente pretendía hacer. Y además... ¿era maquillaje eso de su cara? Riza tosió ligeramente para bajarle de su nube.
"Edward, es de mala educación quedarse mirando así a una persona. Aún peor si es un oficial de rango superior." dijo amablemente. El rubio se azoró.
"Disculpe, Coronel." tartamudeó. Ella no llegó a sonreír, pero casi.
"Bueno, sólo quería felicitarte por lo de vuestro hijo. Winry me lo ha contado..." - Ed levantó la cabeza bruscamente - "...todo... Felicita también a Alphonse de mi parte." añadió antes de marcharse. Fullmetal no acertó a saludar hasta que ésta ya había desaparecido por otro pasillo. Nuevamente entró en la habitación, esta vez llamando primero, y fue recibido por una Winry que no se había molestado en vestirse al salir de la cama.
+ + +
Mustang miró a su acompañante por encima del menú por decimonovena vez en los últimos tres minutos. Se sorprendía a sí mismo. ¿Cuántas veces había salido ya con ella? ¿Siete? ¿Y cuántas veces había intentado llevársela al huerto?
Ninguna.
Definitivamente, algo muuuuy raro estaba pasando con él.
La voz de Hawkeye le sacó de su ensimismamiento. "¿Ya sabes lo que vas a pedir?" escuchó. Centró la vista en sus ojos marrones.
"Eh... Sí."
Ella siguió ojeando el menú un ratito más hasta que se cansó de fingir que no se sentía observada. Cerró el librito, lo colocó bajo sus manos, y miró fijamente a Roy.
"¿Qué quieres?"
La pregunta le cogió desprevenido. Tosió, se desabrochó el primer botón de la camisa y se lo volvió a abrochar, pero la incógnita seguía flotando en el aire y en los ojos rojizos de ella. El alquimista apoyó la cabeza en una de sus manos.
"Sólo me preguntaba por qué todavía no me he acostado contigo" - musitó - "y por qué no me molesta no haberlo hecho."
Hawkeye sostuvo la mirada un instante. Luego llamó al camarero.
+ + +
Fueron cogidos de la mano durante todo el trayecto de vuelta. Cualquiera que los hubiera visto, habría pensado que eran pareja desde hacía años, pues el nerviosismo propio de las primeras citas estaba completamente ausente. Pero sí que había algo distinto, algo incómodo en la manera de caminar, de mirarse, o de estar en silencio...
La casa de Riza era grande, de apariencia imponente, y el portón de roble macizo. Tuvo que soltarse para buscar las llaves en el bolso, a lo que Roy aguardó pacientemente, manos en los bolsillos. Finalmente, la puerta se abrió sin hacer ruido, mostrando un pasillo fresco, a diferencia del exterior, y oscuro. Riza dejó las llaves sobre una mesita y se giró hacia él.
"¿Quieres pasar?"
Roy dio un paso adelante, subiendo el escalón de la entrada, y quedando ahora enfrente de ella. Escrutó el recibidor, las escaleras que se veían al fondo, las habitaciones cerradas de los lados, una planta florida junto a la mesilla. Tras una de las puertas se oía ruido como de rasguños y lamentos, seguramente Black Hayate tratando de ir al encuentro de su dueña. Él la miró, ella le devolvió la mirada.
"...No hace falta, todavía. Quizás la próxima vez." dijo. Riza asintió.
Entonces, él se agachó y la besó con calma. No era algo que soliera hacer, no sin pretender algo más después. Era agradable saber que todavía tenía la capacidad de sorprenderse a sí mismo.
+ + +
Y ahora, just because, me voy a probar mis enaguas preciosas. O bueno, ahora no. Ahora seguiré escribiendo esta cosa, a ver si con un poco de suerte entra
![](http://www.livejournal.com/img/userinfo.gif)
Bratty en el messenger. LOVE <3