Too good for Big Brother
Bueno que fuerte...
Hace una media hora he recibido una llamada fascinante. Era Fátima, de La 2, la redactora del famoso Ángeles Negros. Resulta que la productora Zeppelin se ha puesto en contacto con ella porque están preparando la próxima edición de Gran Hermano y querían ponerse en contacto conmigo para proponerme que fuera al casting.
Toma ya.
El Gran Arthegarn os vigila...
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EDICIÓN: Creo que no he sido muy claro al escribir esta entrada...
Una vez Fátima me expuso el motivo de la llamada, y tras salir de mi estupor, le dije que, si quería y como cortesía profesional, le diera mi número a los de Zeppelin, pero que bajo ningún concepto estaba interesado en salir en Gran Hermano.
A las razones más obvias (no porque no, porque tengo objeción de conciencia a ese tipo de programas, porque me gusta mucho mi vida como es y no quiero cambiarla, porque tampoco creo que sea tan interesante, etc.) se suman las de índole laboral (las situaciones son muchas y largas de contar, pero han provocado más de una carcajada en el despacho), personal (Ana me dejaría), familiar (mi padre me desheredaría y mis abuelos darían tantas vueltas en sus tumbas que se registraría en los sismógrafos de Toledo), e íntima (la mitad de mis amigos dejarían de hablarme; de hecho yo mismo dejaría de hablarme); por no hablar de lo que pasaría cuiando me echaran el ojo los de Salsa Rosa (vamos, me saldrían hasta hijos secretos, aparte de que si me imagino a mi ex-mujer y a mis ex-novias largando me echo a temblar, pero me imagino un programa a cuatro bandas con, digamos, Penélope, Fridaluna, Ana y otra a la que me he encontrado esta mañana y cuyo nombre permanece en el anonimato, y es que no me llega la camisa al cuerpo).
Conque agradezco mucho los consejos, todos, pero ya he dicho que no pienso ir. Lo siento por los que se dedican a ponerme a parir diciendo que soy una superstar ávida de fama (hola, Analgésico), pero resulta que no lo soy.
Dicho queda.
Arthegarn