Fandom: Axis Powers Hetalia.
Claim: Rusia/Canadá. Rusia/América.
Rating: E.
Para:
lunasytinta
Notas: Éste prompt pensaba escribirlo con Canadá y USA, pero whatever :'DU No me gusta mucho cómo quedó... -_-
18- Choque
Rusia camina a grandes trancos y el eco de sus pasos resuena en el pasillo vacío, interrumpido sólo por el cismático sonido de otros pasos que se arrastran tras los suyos, marcados arrítmicamente por dos piernas mucho más cortas pero de una ferocidad digna de atención.
-¡Rusia!- llama la otra voz, con fuerza, pero Ivan no se detiene. Lleva una sonrisa presuntuosa dibujada en los labios y se relame por dentro conforme se aproxima a la salida.
Las instalaciones de la ONU nunca antes le han parecido más pequeñas que hoy.
-Dammit, Russia! ¡Detente!- chilla el otro, y entonces sí, el ruso para. Ha sentido el tirón de la mano ajena empujándolo hacia atrás, por un hombro, y sus ojos púrpuras se encuentran con la mirada iracunda de los Estados Unidos de América, quien jadea con una elegancia propia de sí y que obliga al soviético a especular respecto a que solamente Alfred es capaz de verse tan bien al transpirar.
-Ah, América-kun.- saluda él, con voz melosa, y la expresión en su rostro le da a entender que no se había dado cuenta de su presencia. -Lo siento, hoy tengo algo de prisa, pero prometo quedarme a jugar contigo la próxima vez, da? Aún no hemos tenido tiempo para enfrentarnos en PVP en tu MMORPG, ahora que lo pienso.
América frunce todavía más el cejo. Tiene los anteojos torcidos, sacudiéndose burdamente sobre su nariz, pero no se molesta en reacomodarlos antes de comenzar a hablar.
-No te hagas el imbécil.- reprocha, y el ruso lo observa con sus ojos violetas ensanchados por la sorpresa. A pesar de todo, una sonrisa traviesa le bailotea disimuladamente en los labios y la excitación le sacude las entrañas: el americano está enojado, y eso es algo de lo que el euroasiático disfruta por encima de muchas cosas más. -Sé perfectamente lo que estás haciendo…- continúa Alfred, con voz irritada. Sin embargo, y a pesar de la seriedad de su expresión, Ivan adivina en el tono rabioso de sus palabras un deje infantil mal disimulado. -…con Matthew…
-¡Ah, eso!- el castaño ríe suavemente, con gesto alegre. -Me alegra que estés al tanto de ello, América-kun. No podía esperar menos de ti.-iba a extender una mano para palmearle la cabeza, pero el rubio lo detiene a medio camino, sujetándolo por el antebrazo y empujándolo contra la pared con la misma fuerza del último movimiento.
-A mí no puedes engañarme.- sisea el anglosajón, hablando muy cerca de su rostro. -Sé en lo que estás pensando, y sé muy bien por qué lo haces.
Alfred tiene una expresión casi satisfecha dibujada en la cara, y Rusia arquea una ceja con falsa confusión. Él también sabe exactamente de lo que el cuatro-ojos habla pero no por eso piensa facilitarle las cosas.
-No entiendo a qué te refieres, América-kun… ¿Canadá-kun te ha dicho algo? ¿Está inconforme con alguno de los puntos de nuestro convenio?- un silencio aplastante prosigue a sus palabras, y la mirada de América, que pretende ser amenazante, se tiñe de una indignación casi pueril que lo hace parecer adorable ante los ojos del más alto. Tal vez un poco menos que Canadá, pero adorable a fin de cuentas.
-¡¡Estás aprovechándote de mi hermano!!- rezonga Estados Unidos, con los anteojos sacudiéndose con tal violencia que resbalan hasta la punta de su nariz. -Piensas que si estás cerca de él podrás acercarte a su familia… ¿Crees que no lo sé? ¡La única razón por la que estás con Matthew, es porque piensas que te construirá un camino que te llevará directamente hacia mí!
Entonces, finalmente, Rusia ríe. Los ojos azules del occidental lo observan con total estupefacción, pero él no puede contener la risa, incluso aunque las manos del americano se cierran con todavía más fuerza en torno a sus brazos.
-Me alegra…- comienza el ruso, entre jadeos. -Saber que piensas en mí de esa manera.- poco a poco la risa se desvanece, dejando paso a una sonrisa amplia y satisfecha que choca contra la mirada anonadada de América. -Lamentablemente, no. Esta vez tendré que negarlo.
El contacto se rompe. Pese a todos los años que ha durado su conflicto; pese a haber sido derrotado y humillado por él, y de haber guardado silencio incluso tras la supuesta llegada de Alfred a la luna, Rusia posee una fuerza que todavía, en ocasiones, obliga al país más poderoso del mundo a retroceder, y esta vez no ha sido la excepción.
-El motivo por el cual permanezco junto a Canadá-kun…- continúa Ivan, con un tono pensativo embadurnando sus palabras. -El motivo por el cual estoy a su lado, es solamente él. No tú.
Y se marcha sin esperar respuesta.
En realidad, América no ha atinado a decir nada más, y mientras se aleja, reflexionando sobre sus propias palabras, Rusia no puede soportar la sonrisa autosuficiente que repta por sus labios y lo hace estremecerse. Sabe bien que, tiempo atrás, seguramente el otro hubiera tenido razón. Inclusive acepta que, probablemente, en un principio las cosas hayan sido así. Pero también admite que sus prioridades han cambiado a últimas fechas, y que cuando su teléfono móvil suena y él se lleva el auricular al oído y es su dulce voz la que lo llama, sus pasos lo conducirán invariablemente a su lado otra vez. Sin importar de quién pueda ser o no hermano.