EXO [Reminiscencia, Parte 1: Luz (de mi vida) (11/17) {Parte 3/3}]

Mar 11, 2015 00:49

Título: Reminiscencia
Parte: Primera, Luz (de mi vida)
AU: Reminiscencia!AU
Fandom: EXO
Pairing: Chanyeol/Baekhyun, Kai/D.O, Suho/Chen
Rating: R
Palabras: 15.054
Summary: Baekhyun soñó. Soñó con las sirenas de las ambulancias, con el calor asfixiante sobre la piel. Soñó con un chico hecho de fuego, con un grito sobre el silencio; con otro hombre, de rostro muy joven y ojos muy cansados, leyendo la etiqueta que alguien le había colocado en el pie.
Y de repente, todo seguía pareciendo un sueño, pero él había abierto los ojos y estaba quieto, de pie, en el lugar en el que había empezado todo.
[Reminiscencia (del latín: reminiscentia)
-Acción de representarse u ofrecerse a la memoria el recuerdo de algo que pasó.
-Recuerdo vago e impreciso]


[Parte 2]

-No me gusta este lugar. No me gusta nada.

Jongdae, que caminaba al frente, abriendo la marcha, resopló, tratando de parecer mucho más seguro de sí mismo que lo que se sentía.

-Oh, vaya, debe de ser solamente la trigésimo segunda vez que repites eso desde que hemos llegado a este sitio -resopló-. No se me había ocurrido pensar que pudieras sentirte incómodo, Minseokkie.

Al contrario de las formas familiares de calles y edificios que se extendían normalmente a su alrededor, todo lo que había en torno a los dos aquella noche eran árboles - árboles verdes y enormes, que no se encontraban allí en el mundo de los vivos, pero que rodeaban por completo a la ciudad en Reminiscencia, marcando el punto en el que un plano y otro dejaban de estar conectados. Dentro de la zona urbanizada, la influencia de la Rueda protegía a todo el mundo, incluyendo, en cierto sentido, a los que eran como ellos. En mitad del bosque, no obstante, el caos y la muerte eran más fuertes y los monstruos eran salvajes y nunca habían seguido las normas de nadie. Ni siquiera ellos, los que habían Caído, se atrevían a merodear en el bosque con asiduidad, y, por mucho que Jongdae estuviese empeñado en mostrarse serio, capaz y responsable, una parte de él, en el centro mismo de su ser, se sentía inquieta, como si algo fuera a ocurrir de un momento a otro.

-Los monstruos no van a atacarnos -declaró, sacudiendo la cabeza con decisión y tomando impulso para saltar por encima de una raíz que sobresalía de entre la tierra húmeda del suelo-. Es pura ley natural: ¿para qué iban a atacar a alguien más fuerte que ellos si solamente está de paso?

-No estoy seguro de que la ley natural funcione así.

-Vamos, nosotros prácticamente somos como ellos. Somos Caídos, somos el equipo de los malos. Somos más poderosos que ellos.

-Eso no lo sabes. Y te recuerdo que los monstruos también se atacan entre sí.

Jongdae suspiró, apartándose el flequillo de la frente con el dorso de la mano y procediendo a continuar con su marcha por el bosque sin mayores comentarios. No podía decir que no le gustase Minseok, porque los dos siempre se habían llevado bien, pero él era impulsivo donde el otro hombre reflexionaba; a uno le gustaba llegar, hacer lo que tuviera que hacer y marcharse cuanto antes y el otro siempre se tomaba su tiempo para hacer las cosas. Jongdae tendía a confiar en extremo en sus propias habilidades - porque, vamos, ¿quién no era prácticamente invencible con el poder del rayo en sus manos? - y Minseok siempre tenía los pies en la tierra.

Y no es que Jongdae se quejase, porque a él nunca podía venirle mal un poco de prudencia, aunque ésta procediera de una fuente externa en forma de tercera persona, pero lo último que al chico le apetecía escuchar era cuántas posibilidades había de que los monstruos dementes del bosque los mataran y devoraran sus cadáveres sin que ellos tuvieran posibilidad alguna de defenderse, muchas gracias.

-Debería de haber venido con Yixing -acabó diciendo, retomando la conversación muy a su pesar porque el silencio solamente estaba logrando ponerlo nervioso-. En vez de decirme lo mal que lo está pasando aquí, el probablemente habría hablado de temas más interesantes. La curiosa forma curiosa que tienen las ramas de todos estos árboles, por ejemplo, o el olor del musgo, yo qué sé.

-Las ramas de los árboles parecen garras -contestó Minseok, y Jongdae no supo si reírse o empezar a golpearse la cabeza contra un tronco.

Donde la ciudad en Reminiscencia era gris, el bosque a su alrededor era casi negro, y cuanto más se adentraban en él, los árboles parecían más enfermos y esqueléticos, retorciéndose en formas imposibles sobre sus cabezas, cerrándose a su alrededor. Y Jongdae había tratado de olvidarlo, de no pensar en ello, porque su única ventaja en caso de un posible combate consistía en moverse deprisa, atacar y huir, correr, y aquella muralla vegetal,  moribunda y espeluznante, parecía estar cercándolo cada vez más en su interior, asfixiándolo.

-¿Ves lo que te decía? -protestó-. Yixing siempre tiene algo bueno que decir.

-Yixing tenía otras cosas que hacer, ya sabes -Minseok se pegó más a él, mirando a su alrededor con el cuerpo en tensión, los ojos alerta, prestando mucha más atención que Jongdae en cualquier caso-. Tiene que mantener al chico con vida. Creo que me han dicho que ha sufrido un ataque.

-Viles mentiras, creí que estaba estable -resopló Jongdae-. Seguro que ha aprovechado la excusa para quedarse en la ciudad fabricando potingues de curación y dedicándose a observar el cosmos, o lo que demonios sea que haga.

-Estamos hablando de Yixing, no de ti.

-Gracias por el apoyo, yo también te aprecio.

-Ya me lo agradecerás cuando volvamos. Creo que casi estamos aquí.

Los dos continuaron la marcha en silencio, ahora con Minseok al frente, y Jongdae se limitó a rezongar y a observar su espalda, dedicándose a preguntarse por qué aquel idiota se preocupaba tanto, cuando probablemente fuera mucho más capaz de sobrevivir en un lugar como aquel que él.

Jongdae poseía el poder del rayo, tipo Carga, pero Minseok tenía control sobre el hielo. No era conveniente meterse con él, no cuando podía tocarte y convertirte la piel en escarcha, quemarte las entrañas. Él lo había visto en acción, había escuchado gritar a los monstruos, con el cuerpo destrozado desde dentro, antes de caer inertes al suelo. Minseok podía parecer agradable y tranquilo, pero a la hora de la verdad era letal. Tal vez, en el fondo Jongdae tuviera que agradecer estar allí con él.

-Vaya, eh, mira, creo que hemos llegado.

Jongdae, sacado de súbito de sus pensamientos, casi se dio de bruces con Minseok.

-Gracias a dios -susurró, separándose de su acompañante para poder tener una mejor visión de lo que tenían delante.

Frente a ellos, los árboles moribundos del bosque se abrían en una especie de claro, yermo salvo por el musgo que crecía aquí y allá, sobre la tierra y las rocas. En su centro se alzaba algo parecido a un altar, un pequeño monumento de piedras desgastadas que sostenía una caja enorme y pesada, también de piedra, que tal vez hubiera estado tallada alguna vez, pero que ahora parecía poco más que una ruina.

-Aquí está. ¿A quién demonios se le ocurrió ponerlo aquí, de todas formas? ¿A los antiguos Reminiscentes? ¿Es que les gustaban los lugares poco prácticos o…?

-Es un punto de poder, Jongdae. Se supone que tiene que estar oculto.

-Lugares. Poco. Prácticos -rezongó éste antes de darle una palmadita en el hombro a Minseok y caminar hacia la vieja caja de piedra, posando una mano sobre la superficie cubierta de musgo con escepticismo-. Está aquí, parece en buen estado… Eso es todo lo que nuestro querido líder quería saber, ¿no?

-¿Está cerrada?

-Completamente. Y supongo que necesitamos ya sabes tú qué para abrirla. No es que podamos hacer nada más, deberíamos volver.

Minseok arqueó las cejas y, por fin, dejó su lugar en el borde del claro para acercarse a donde él estaba, lanzándole una mirada de reproche antes de agacharse junto al soporte de la caja y comenzar a rozar cada centímetro con los dedos, buscando grietas, fisuras o agujeros mientras su compañero se alejaba hasta la linde del bosque.

-Jongdae, nuestras órdenes han sido comprobar que la caja esté en buen estado. No has podido comprobar nada echándole sólo un vistazo. Tenemos que asegurarnos de que nadie ha profanado el punto de poder.

-Muy bien, muy bien, lo que tú digas.

La luna estaba alta ya en el cielo y desde el claro podía verse la Rueda entre las estrellas con claridad, girando con lentitud, siempre a un ritmo constante. A Jongdae nunca le había gustado la Rueda: al llegar allí, Suho le había dicho que ella lo había elegido, y él siempre se había preguntado por qué demonios había tenido que ser él y no alguien más. Desde que había llegado a aquel lugar siempre había evitado mirar al cielo en la medida de lo posible, pero incluso aquella maldita espiral giratoria era preferible a los árboles negruzcos del bosque a su alrededor, al modo en el que estaban retorcidos como si agonizaran.

-Eh -preguntó-, ¿qué crees que hay más allá? Internándose más en el bosque, digo. ¿Habrá algo? ¿Una salida al otro lado?

-No lo sé -replicó Minseok desde el monumento.

-Se supone que la tumba de Réquiem está por aquí, ¿no? En algún lugar tras todos estos árboles.

La cabeza de Minseok asomó tras la caja de piedra con el ceño muy fruncido.

-No seas agorero, ¿quieres? -lo regañó. Parecía obvio que iba a añadir algo más, y Jongdae ya estaba poniendo los ojos en blanco para recibir sus palabras como correspondía, pero de repente el otro chico dio un brinco, alzando la voz-. ¡Jongdae, detrás! ¡Cuidado!

Jongdae siempre había sido rápido, pero no tuvo ni tiempo de ver lo que se le venía encima. En un momento dado, estaba solo al borde del claro, y al instante siguiente unas manos lo estaban empujando con violencia y su cuerpo chocaba con fuerza contra el tronco de uno de los árboles grisáceos, dejándolo sin respiración. Su mente registró, en un instante de lucidez entre el pánico de haber sido atacado por sorpresa, que su agresor al menos era humano, pero el alivio se apagó tan rápido como había llegado cuando Jongdae logró enfocar la vista y distinguió el rostro de su atacante.

-Kai -graznó más qué dijo, y el hombre frente a él lo miró con una intensidad casi depredadora.

-Chen -respondió éste mientras Minseok gritaba y se levantaba, y Jongdae se dio una palmadita mental agridulce, primero porque por fin alguien se acordaba de llamarlo por el nombre que había adoptado cuando había caído, y segundo porque la persona en cuestión no parecía haberlo estampado contra un árbol para nada remotamente similar a una charlita amistosa-. No te muevas. Ninguno de los dos -ordenó, desviando los ojos de uno a otro-. Te juro que si alguno de los dos intenta algo te mato, y lo digo muy en serio.

Jongdae alzó las manos todo lo que pudo - tarea bastante compleja, porque seguía atrapado contra un árbol - y se forzó a sonreír.

-Ninguno de nosotros pensaba moverse, ¿verdad que no, Minseokkie? -su compañero no parecía del todo convencido, así que Jongdae decidió que si quería conservar la cabeza tendría que ser él quien llevara el peso de la conversación-. Y ahora que todos estamos contentos, ¿qué es lo que hace un chico como tú en un sitio como este?

Kai lo miró como si fuese total y absolutamente idiota y Jongdae se percató de que acababa de meter la pata.

-Vivo aquí, Chen. Sois vosotros dos los que habéis entrado en mi territorio.

-Bueno, técnicamente esto no es tierra de nadie. Que tú seas un renegado… -su enemigo lo empujó con más fuerza contra el árbol, y Jongdae ahogó un gemido de protesta-. De acuerdo, de acuerdo, hemos entrado en tu… precioso bosque, lo siento. ¿Puedes, ahora, dejarme marchar? Me gustaría irme a casa y salir de aquí si es posible. Por favor.

-No. No hasta que me digas lo que estáis haciendo aquí -rápido como el pensamiento, Kai se volvió hacia Minseok, que había vuelto a hacer amago de acercarse-. Quieto.

-Escúchame -comenzó a decir éste, alzando las manos en señal de buena voluntad-. No hemos venido aquí a pelear contra ti. Sólo estamos en este bosque siguiendo órdenes. Órdenes que incluyen un juramento de silencio para con nuestro líder.

-Así que esto es cosa de Kris, ¿no?

Tragando saliva, Jongdae trató de obligar a su cuerpo a permanecer quieto y a su mente a trabajar, tratando de buscar una ruta de escape. No tardó mucho en deducir que, tal y como estaban, no había ninguna. Estaban en el bosque en el que Kai vivía, un territorio que para ellos era hostil, y no había manera de huir de un lugar así si tu perseguidor contaba con el poder de la teletransportación, por mucho que no pudiera usarlo ilimitadamente.

Estaba entre la espada y la pared. O peor aún, entre un árbol y alguien enfadado y con el suficiente valor como para vivir por su cuenta fuera del área de protección de la Rueda, y que además le estaba demandando información que él no podía revelar. Estupendo.

-Ya sabes cómo funciona este mundo -respondió-. Nos gustaría muchísimo mantenerte informado, pero si nuestro líder nos ordena callar, nosotros no les decimos nada a los que no son de los nuestros. Estaríamos encantados de acogerte con nosotros si Cayeras, pero…

-No voy a Caer -Kai lo miró con unos ojos muy negros, y Jongdae tuvo que admitir que sintió cómo el pánico le burbujeaba en la garganta, imposible de controlar-. ¿Qué es lo que estáis buscando aquí?

-Kai -comenzó Minseok, y Jongdae pudo sentirlo acumular energía, prepararse para luchar. En condiciones normales, quizás no le habría importado demasiado ver cómo intentaban matarse sin éxito el uno al otro, pero no podía permitirse riesgos cuando él estaba atrapado en medio del futuro juego cruzado. No podía moverse, y odiaba ser prisionero de nadie.

-Estábamos buscando esa cosa de piedra -prácticamente exclamó, señalando el altar con un movimiento de cabeza-. Y ya la hemos encontrado, así que nos íbamos. No podemos contarte más. Déjanos marchar; sabes que nos ha enviado nuestro líder, y no quieres enfadar a Kris.

El claro quedó sumido en una quietud casi absoluta. No había vida en aquel bosque, no vida normal, en cualquier caso, y la falta de sonido resultaba angustiosa. En aquel silencio, Jongdae podía escuchar con una claridad ensordecedora su propia respiración, y la de Kai, el crujido de la corteza muerta del árbol bajo sus uñas y el vapor de agua en el aire solidificándose sobre la piel de las manos de Minseok, como siempre que su compañero convocaba su energía, preparándose para luchar.

“Vamos a morir.” Jongdae tembló. Una pelea allí no tenía que ser mortal de por sí, pero atraería a los monstruos de los alrededores; monstruos que olfatearían su fuerza vital y se lanzarían contra todos ellos, y, si bien Kai podría escaparse, ellos serían incapaces de huir. Podía sentir la energía con la que se había cargado antes chisporroteando en su interior, y se dijo con amargura que al menos intentaría luchar, que trataría de que Minseok y él salieran de aquel lugar infernal con vida. No tenía mucho que perder, de todas formas, y siempre le había gustado jugar al límite cuando tenía que hacerlo.

-¿Tienes algo que decir? -murmuró.

Kai se acercó más a él, tanto que Jongdae sintió su respiración contra su oído, escuchó el rumor del cuero negro de sus ropas al moverse, pudo sentir el calor que irradiaba su organismo.

-Dile a Kris -susurró, con los labios junto al lóbulo de su oreja-, que no sé qué es lo que está haciendo aquí, pero que más le vale dejar de hacerlo si no quiere que sea yo el que se enfade. ¿Entiendes?

A Jongdae le habría gustado encontrar algo inteligente que decir, pero todo lo que pudo hacer fue asentir como un idiota y negar con la cabeza. Ni los Reminiscentes ni ellos lo habrían admitido nunca, pero todos se sentían incómodos ante la presencia de aquel chico; la única persona que había logrado sobrevivir años sin someterse a un líder, la única que no tenía bando.

-Muy bien -Kai suspiró y retrocedió, apenas lo suficiente como para dejarle respirar. Allí, con la piel y el pelo oscuros, los ojos alerta y su ropa completamente negra, parecía más una pantera que el ser humano que había sido una vez, y que al que Jongdae recordaba, muy asustado y muy joven, cuando había abierto los ojos en Reminiscencia por primera vez-. Tenedlo en cuenta.

Jongdae cerró los ojos, sólo un momento. Sintió una alteración en la energía a su alrededor, una vibración apenas perceptible que no habría sido capaz de notar de no tener los nervios de punta, y al abrirlos, la figura que lo había atacado había desaparecido, sin más, como si nunca hubiera estado allí. El único que quedaba era Minseok, con el rostro lívido y las manos cubiertas de escarcha, mirándolo como si esperara verlo caerse muerto allí mismo.

-Debería haberlo atacado -murmuró-. Tiene información. Tendría que haberlo atacado.

Muy a su pesar, Jongdae se rió. Parecía mentira que, de los dos, normalmente Minseok fuera el más sensato, como también parecía imposible que todo su cuerpo siguiera temblando, presa de un miedo primario que no podía controlar.

-No -susurró-, no. Podría habernos matado. Nos habría matado a los dos.

[Capítulo 11, parte 2] [Capítulo 12]

!multi-chaptered, pairing: chanyeol/baekhyun, rating: r, pairing: suho/chen, au: reminiscencia, pairing: kai/kyungsoo, fandom: exo, fic: reminiscencia

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