Título: Reminiscencia
Parte: Primera, Luz (de mi vida)
AU:
Reminiscencia!AUFandom: EXO
Pairing: Chanyeol/Baekhyun, Kai/D.O, Suho/Chen
Rating: R
Palabras: 10.862
Summary: Baekhyun soñó. Soñó con las sirenas de las ambulancias, con el calor asfixiante sobre la piel. Soñó con un chico hecho de fuego, con un grito sobre el silencio; con otro hombre, de rostro muy joven y ojos muy cansados, leyendo la etiqueta que alguien le había colocado en el pie.
Y de repente, todo seguía pareciendo un sueño, pero él había abierto los ojos y estaba quieto, de pie, en el lugar en el que había empezado todo.
[Reminiscencia (del latín: reminiscentia)
-Acción de representarse u ofrecerse a la memoria el recuerdo de algo que pasó.
-Recuerdo vago e impreciso]
[Parte 1] Desde el principio, Baekhyun había creído que había monstruos escondidos debajo de la arena, criaturas con forma escondidas tras el polvo y la grava. Cuando todo aquello lo cubrió, sin embargo, se dio cuenta con horror de que los monstruos eran la arena, y que era la misma arena la que cambiaba de forma, convirtiéndose en manos que lo apresaban, en peso muerto que lo empujaba hacia abajo, en algo parecido a cuerdas vivas que le cortaban la respiración.
Al tratar de abrir la boca para gritar, sintió cómo la arena hacía fuerza contra sus labios, como si quisiera forzarlo a separarlos, y comprendió, en un instante de cordura cercano al pánico, que la grava no sólo se estaba arremolinando allí, sino también en torno a su nariz, como si quisiera aprovechar aquel camino para meterse dentro de su cuerpo.
Invadirlo. Ahogarlo. Matarlo desde dentro.
“Voy a morir aquí,” se dijo, haciéndose un ovillo, cubriéndose la boca y la nariz con las manos. Quería invocar su fuerza de nuevo, tratar de conseguir una tregua aunque fuera para tomar aire, pero no podía concentrarse con toda aquella fuerza aplastándole, con manos de arena tirándole del pelo y sin poder respirar. “Voy a morir aquí, y va a haber sido para nada.”
Con el corazón martilleándole contra las costillas, trató de aguantar la respiración, de patalear, revolverse y huir, pero todo fue absolutamente en vano. Se sentía cada vez más mareado, y comprendió que no tardaría mucho en perder el conocimiento, y que entonces todo estaría acabado.
Veía puntos blancos tras los párpados, los pulmones le ardían. Todo su cuerpo parecía estar en llamas, y estaba débil, y sentía todo aquello muchísimo, pero no podía, no podía más, iba a…
Su mundo estaba fundiéndose en negro cuando la arena chilló a su alrededor.
Fue un alarido largo, horrible, como el de decenas de criaturas heridas agonizando al mismo tiempo. Y, de repente, el peso se estaba desvaneciendo de encima de su cuerpo, y Baekhyun pudo abrir los ojos y respirar, y vio los picos de una valla de madera, y un retazo de cielo gris, el brillo de la Rueda tras las nubes y, en el suelo a su alrededor, arena en llamas.
Arena ardiendo.
-¡Baekhyun! -un segundo después, había manos ásperas sobre su rostro y unos ojos muy grandes y muy preocupados clavados en los suyos-. ¿Baek, me escuchas? ¿Estás bien? Dime algo.
-¿Chanyeol?
Era él, y su rostro mutó de la consternación al alivio cuando escuchó a Baekhyun hablar. Era él, y el chico jamás se había sentido tan agradecido de ver a alguien.
Lo habría abrazado, allí y entonces, le habría dado las gracias a pesar de ser prácticamente incapaz de encontrar su voz pero, tras estudiar su cara durante un instante más, la expresión de Chanyeol se había vuelto completamente seria, y el otro Reminiscente se había levantado de donde estaba, arrodillado frente a él, y había dado media vuelta para encararse con las figuras vestidas de negro que todavía seguían allí, y a las que Baekhyun había olvidado por un instante.
-Hagas lo que hagas, si la arena vuelve no te la tragues -le susurró antes de darle la espalda. Baekhyun no podía verle la cara, pero lo sintió girar la cabeza, de Kris a Sehun, y de Sehun de nuevo a Kris-. ¿Qué está pasando aquí? -preguntó, y su voz era la misma, pero tenía algo distinto. El timbre era el igual, pero el tono no. Aquella no era la voz del chico que se pasaba las noches sentado solo en la azotea, observando la Rueda y las estrellas, ni la de la persona que se llevaba pegatinas fosforescentes de tienduchas en el centro y le confesaba que odiaba luchar, sino la de un guerrero. Sonaba firme, peligrosa, autoritaria, y Baekhyun, que estaba luchando por ponerse en pie, se estremeció.
-Sehun está con ellos -murmuró-. Tenías razón, era una trampa.
Chanyeol giró la cabeza para mirarlo un momento, y lo que vio hizo que el rostro se le endureciera aún más.
-¿Cómo te atreves? -le increpó a Sehun-. ¿Y qué demonios eres? No estás muerto, ¿verdad? No eres todavía uno de ellos, ni uno de nosotros, pero puedes vernos. ¿Qué está pasando aquí?
Sehun se encogió de hombros, con el rostro tan inexpresivo como el de un muñeco, y Baekhyun sintió una extraña quemazón tras los párpados. Chanyeol parecía más que dispuesto a acercarse a zancadas a él y quemarlo vivo - su poder estaba activándose de nuevo, en forma de oleadas de energía pura que salían de su cuerpo, de llamas que comenzaban a aparecerle en la mano, danzándole entre los dedos - pero la voz de Kris perforó el silencio antes de que nadie pudiera decir nada más.
-¿Cuándo aprenderás, Chanyeol, a no meterte en cosas que no son de tu incumbencia?
El Reminiscente de Fuego giró el rostro hacia él como impulsado por un resorte.
-Son de mi incumbencia cuando engañas a uno de los míos y lo atacas con espectros de arena -replicó. Había un deje raro en su voz, algo que hizo que Baekhyun sintiera un peso en el estómago que no estaba allí antes y que se esforzara en dominar su cuerpo débil y avanzar, caminando para situarse a su lado aunque su presencia fuera virtualmente inútil-. Esos son monstruos de alto nivel, y Baekhyun no sabe luchar. ¡Podías haberlo matado!
-No iba a matarlo. Llevármelo, si era útil, tal vez, pero no matarlo.
Chanyeol apretó los dientes.
-Vete a la mierda.
-No seas idiota, Chanyeol. Sin contar aquí a Sehun, nosotros somos cuatro. Vosotros sois uno y medio. ¿Qué es lo que quieres hacer?
De súbito, Baekhyun recordó la conversación que había mantenido con Chanyeol en la azotea la noche anterior; el motivo por el que él había salido huyendo aquella mañana.
-Si Chanyeol está aquí, Suho y los demás estarán en camino -declaró-. No somos tan pocos como pensáis.
Jongdae hizo una mueca asqueada, pero Kris arqueó una ceja sin más, como si la perspectiva lo sorprendiera.
-¿De verdad? Vaya -susurró, y Chanyeol asintió.
-De verdad.
Baekhyun estaba ya lo suficientemente cerca de él como para verle la cara, y hubo algo en su tono y en su expresión que hizo que parte de la confianza en sí mismo que había logrado reunir para hablar se desvaneciera en un mar de dudas. Chanyeol estaba tenso, Chanyeol parecía inseguro. Había afirmado que había refuerzos en camino, pero su postura era más defensiva que ofensiva. Como si estuviese tratando de ver cómo escapar en lugar de simplemente ganar tiempo.
-Mentiroso -intervino Kris-. No tienes a nadie que te cubra las espaldas, ¿verdad? Estás solo.
A Baekhyun le hubiera gustado pensar que no era cierto, pero aquellas palabras tenían el aire de finalidad de algo que era, indudablemente, verdad, y Chanyeol no hizo esfuerzo alguno en desmentirlas. No iban a llegar refuerzos, y el chico no entendía por qué, cómo podía haber enviado su líder a un Reminiscente solo, sin contar siquiera con la proyección telepática de Luhan por si ocurría algo así.
A no ser que… A no ser que…
-Suho no sabe que has venido -musitó, en una voz tan baja que no habría podido estar seguro de que el otro chico lo hubiera escuchado de no ser por el modo en el que entornó los ojos en un gesto que fue prueba suficiente para confirmar la verdad. No necesitó añadir lo demás: que nadie sabía que Chanyeol estaba allí porque éste no había ido a hablar con Suho esa mañana, que su líder seguía sin saber que Baekhyun había estado escapándose a hablar con Sehun, que su secreto seguía siendo un secreto para todos los demás.
-Tenía que habérselo dicho, Baek. Todo.
“Y no lo has hecho porque yo te lo pedí.”
-Lo siento.
Chanyeol se mordió el labio, alzó el rostro hacia Kris sin responder.
-Nosotros nos vamos. ¿Voy a tener que pasar por encima de ti para que nos dejes salir? -dijo en su lugar, y el líder de los Caídos sonrió por primera vez, una mueca que le curvó los labios ligeramente pero no llegó a alcanzarle los ojos.
-¿Me atacarías? -preguntó-. ¿Serías capaz de hacerlo?
-Si no nos dejas marcharnos, sí.
Kris resopló.
-No podrías.
Fue sólo un momento, un intervalo que apenas duró unas décimas de segundo y que Baekhyun no habría percibido de no estar mirándolo a la cara, pero Chanyeol dudó. Su gesto era firme, su pose era la de un guerrero entrenado, pero sus ojos seguían siendo demasiado grandes, y estaban vidriosos.
-Ponme a prueba -dijo, sin embargo, frunciendo el ceño y convocando al fuego.
Y Baekhyun había oído hablar de la fuerza del otro chico, lo había visto utilizar su poder antes, pero nunca así.
La temperatura a su alrededor estaba aumentando, ascendiendo del frío al bochorno, y del bochorno a un auténtico infierno, y el chico descubrió con sorpresa que el calor provenía de Chanyeol, que estaba detenido, mortalmente serio, en mitad de un círculo de llamas.
Al principio, Baekhyun creyó que el otro Reminiscente estaba parado sobre una especie de pira, como si el fuego hubiera salido del mismo suelo para recibirlo, pero la arena a sus pies estaba empezando a calcinarse, pasando del dorado oscuro al negro, y el chico comprendió que las llamas estaban saliendo del interior de Chanyeol, como siempre; que su compañero se había convertido en una hoguera humana, y que la energía que estaba produciendo era tan potente que incluso estaba quemando la grava del suelo.
-Muy impresionante, chico en llamas; así que estás yendo en serio -Baekhyun sabía que sus ojos debían de estar abiertos como platos y, poco más allá Jongdae estaba retrocediendo, tratando de mantener la compostura pero claramente lívido. Kris, sin embargo, no pareció impresionado en absoluto-. Ahora bien, ¿puedes controlarlo?
-Líder -intervino uno de los Caídos a los que Baekhyun no conocía, un joven alto, de aspecto fiero, que parecía a punto de abandonar su puesto detrás y echar a correr hacia donde estaban ellos.
-Quieto, Tao, déjamelo a mí, uno contra uno -lo detuvo Kris, negando con la cabeza antes de volver a centrar su atención en la figura ardiente ante él-. ¿Vas a seguir adelante con esto?
-Déjanos irnos.
-Pero he venido hasta aquí a por él, Chanyeol -el líder de los Caídos señaló a Baekhyun con un movimiento de cabeza-. ¿De verdad vas a atacarme si no te permito hacer de caballero andante y llevártelo?
-¡Te he dicho que me pongas a prueba! -Chanyeol alzó la voz, y las llamas que aún brotaban de su cuerpo aumentaron en intensidad, alzándose por encima de su cabeza, envolviéndolo en fuego. Baekhyun gritó, sorprendido por la ola de aire caliente que lo golpeó en la cara, y el otro chico giró hacia él un rostro en el que sus ojos, que antes habían sido de un marrón tan oscuro que era casi negro, brillaban con el color carmesí profundo de la sangre-. ¡Baek, sal de aquí! ¡Ya!
Las llamas adquirieron un calor inaguantable, pero aún así el chico negó con la cabeza. De haberlo querido, habría podido echar a correr hacia el hueco en la valla por el que había entrado, estar cruzando el campus antes de que Jongdae y sus compañeros pudieran agarrarlo y hacerlo detenerse, pero Kris estaba activando sus poderes, y Chanyeol parecía furioso y afectado, respirando cada vez más deprisa, con los ojos brillando, rojos, y el fuego lamiéndole la piel.
-Yeol, no voy a irme sin ti, tenemos que…
-¡Te he dicho que corras!
Todo lo siguiente ocurrió tan deprisa que Baekhyun no tuvo tiempo de protestar más. El chico había pensado que, teniendo en cuenta su estado, Chanyeol sería el primero en atacar, pero fue Kris quien alzó las manos, con el ceño fruncido, haciendo que la arena se removiera a sus pies de nuevo, y que los monstruos se alzasen desde ella, visibles de nuevo, convertidos en montículos informes con ojos de reptil. Baekhyun había pensado que estaban muertos y prácticamente tropezó con sus propios pies al retroceder, pálido como la cal, recordando con pánico las manos de arena sobre su piel, la grava presionando contra sus labios para meterse en su boca. Quiso volver a llamar a Chanyeol, gritarle que no hiciera locuras u ofrecerse a ayudar, pero el otro Reminiscente parecía haber olvidado ya que él estaba allí.
-¡No sé a qué juegas, pero yo voy en serio! -exclamó, envuelto en fuego y lanzándose hacia delante. Las llamas bailaban sobre él sin consumirlo, brillantes y de un rojo vivo, y parecieron deslizarse sobre su piel, concentrándose en su brazo cuando éste lo extendió hacia Kris, apuntándole directamente al pecho.
La llamarada que surgió de entre sus dedos fue brutal, una ola roja y ardiente que se cernía a toda velocidad sobre el líder de los Caídos, que ni siquiera se había movido del sitio. El chico al que Kris se había referido como Tao lanzó un grito, y Baekhyun lo observó todo con la boca abierta, pero entonces, la arena se movió.
Los ojos reptilianos se abrieron, todos a una, y los montículos volvieron a cambiar se forma y se arrojaron sobre su amo. En el segundo que las llamas tardaron en alcanzar a Kris, éste ya tenía un muro vivo y palpitante formado entre el ataque y él.
Un muro que pareció gritar de agonía cuando el fuego lo alcanzó, con un alarido que se hizo más y más agudo mientras la misma arena se carbonizaba, mientras Baekhyun se cubría los oídos, tratando de no escuchar, y, finalmente, las llamas se extinguían en una densa nube de humo negro.
-Muy impresionante -susurró Kris, todavía quieto donde había estado antes. La pared ante él comenzó a derrumbarse, sin rastros ya de ojos o de vida, y Baekhyun tragó saliva porque, donde antes había habido arena, ahora sólo quedaban cenizas. Giró la cabeza hacia Chanyeol, preocupado, pero incluso después de aquel despliegue de energía, el chico había vuelto a prenderse en llamas, y la fuerza que desprendía, intensa, cruda y descontrolada, era mucho más potente de lo que lo había sido la vez anterior-. Pero, créeme, no quieres que me ponga serio contigo.
-¡No me vengas con tonterías!
Kris saltó hacia un lado en el momento justo en el que Chanyeol volvía a moverse hacia delante, con el fuego en las manos y en los ojos. Baekhyun había querido permanecer allí, todo lo cerca posible para ayudar como fuera, pero en el momento en el que el infierno estalló a su alrededor se dio cuenta de por qué el otro Reminiscente le había dicho en su momento que se alejara, y se vio obligado a apartarse, corriendo en dirección opuesta pero deteniéndose a la misma distancia a la que el resto de los Caídos y Sehun observaban lo que pronto se convirtió en un combate como si estuvieran dispuestos a intervenir en cuanto se les diese la orden.
Parecían tan organizados, tan metódicos, que Baekhyun sintió que el nudo en su garganta crecía aún más, convirtiéndose en algo muy grande y muy feo. Desde sus inicios en Reminiscencia, todos le habían dicho que aquel mundo era peligroso, pero jamás se había visto en una situación así. Quizá nunca hubiera entendido hasta que punto estaba en riesgo, no cuando las únicas peleas que había presenciado habían sido breves y se habían resuelto con facilidad.
Una parte de él había entendido que los Reminiscentes luchaban, pero no había comprendido del todo que pudieran llegar a matar, o a ganar, o a perder.
Ojalá hubiera entrenado más. Ojalá, si se suponía que era tan especial, pudiera hacer algo consigo mismo.
Chanyeol y él tenían que volver a casa.
“Vamos, vamos, vamos, vamos.”
Baekhyun había visto a otros Reminiscentes luchar antes, pero donde Suho había sido claramente metódico y Jongdae había jugado a provocar, Chanyeol era potente e inestable, como un volcán a punto de entrar en erupción o el estallido de una bomba. Sus movimientos eran bruscos, y las llamas se movían y explotaban a su alrededor con la potencia de supernovas, como tracas de fuegos artificiales que se expandían en todas direcciones, extendiéndose y luchando por alcanzar a su rival sin llegar a rozarlo.
“No está consiguiendo darle,” se dijo Baekhyun, entornando los ojos para tratar de ver algo dentro del tornado de llamas en el que se había convertido el centro del solar, mientras Chanyeol corría hacia delante y frenaba en seco con una exclamación, liberando de súbito todo el fuego que tenía dentro con algo muy cercano a la furia, mientras Kris, sin inmutarse, simplemente saltaba a un lado para esquivarlo.
-Lo único que vas a conseguir así es quemarlo todo -lo provocó, y Baekhyun había pensado que Chanyeol estaría cansado, aunque fuera un poco, pero el chico volvió a prenderse en llamas y a atacar una vez más, siguiendo el mismo patrón y tratando de alcanzarlo, esta vez por la espalda, de nuevo sin éxito.
-¡Cállate y pelea!
Ver a Chanyeol enfrentarse con Kris era sorprendente - el contraste era casi abrumador. Donde el uno era todo caos y energía pura, tan potente que Baekhyun podía sentirla golpeándolo en ráfagas desde donde estaba, el otro respondía a los ataques con la precisión metódica de un cirujano. Chanyeol era incansable, como si sus mismas entrañas estuvieran ardiendo, con los ojos todavía rojos y la respiración agitada, y Kris se limitaba a esquivarlo sin más, moviéndose con una especie de elegancia seca de la que su rival carecía por completo, casi como si todo aquello simplemente lo aburriera.
Ni siquiera estaba devolviéndole los ataques a Chanyeol, sino que simplemente lo esquivaba, y Baekhyun podía sentir la tensión acumulándose en el cuerpo del chico mientras pasaban los minutos, la manera en la que las llamas eran cada vez más potentes y menos precisas, el modo en el que le temblaron las manos cuando, tras un nuevo ataque fallido, se detuvo, jadeando.
-¿No vas a atacarme? ¿De verdad? -exclamó-. ¿Primero me provocas y luego esto es todo lo que haces?
Kris ladeó la cabeza.
-Eres un niño.
-Yo sólo… -Chanyeol separó los labios para seguir hablando, los volvió a cerrar, y Baekhyun escuchó de nuevo el mismo deje raro de antes, como una especie de temblor casi imperceptible debajo de todo lo demás. Recordó, clavando los ojos en el otro Reminiscente, que el otro chico y Kris habían sido amigos. Amigos que ahora estaban en extremos opuestos de un campo de batalla, en una lucha que iba más allá de él, en la que Baekhyun había metido a Chanyeol sin saber absolutamente nada-. Deja de tratarme como si fuera idiota.
-Muéstrame lo que tengas -Kris se encogió de hombros-. Muéstrame lo mejor que tengas, y entonces me plantearé luchar contra ti.
-¡Es lo que estoy haciendo! -apretando los puños, Chanyeol volvió a lanzarse hacia delante, prendido en llamas como una tea humana. El fuego pareció surgir de su cuerpo entero cuando intentó golpearlo, pero el chico soltó algo entre un quejido y un gruñido al fallar una vez más, cuando Kris apenas tuvo que apartarse un par de pasos para esquivarlo y humillarlo.
-¿De verdad?
Baekhyun vio cómo la mano de Chanyeol se cerraba en un puño tan fuerte que los nudillos se volvieron blancos, lo vio apretar los labios, fruncir el ceño, dudar. Y entonces supo cómo iba a acabar aquel combate.
-¡Chanyeol! -exclamó, corriendo de nuevo hacia el centro del campo de batalla, pero el otro Reminiscente ya había tomado una decisión y estaba concentrando el fuego en sus manos, haciendo que las llamas brillaran con más y más fuerza, que el calor en la zona aumentara hasta que Baekhyun pudo sentir el sudor deslizándosele por la frente, por primera vez desde que había muerto. No sabía cómo había pretendido apañárselas para detener a Chanyeol, pero, fuera como fuese, no llegó a tiempo, porque en el lapso de un parpadeo, el chico ya había arrojado todo aquel fuego contra Kris, tan deprisa que esta vez el líder de los Caídos no pudo apartarse, quedando atrapado dentro de un tornado de llamas inmenso que lo cercó, girando, cada vez más caliente y más próximo-. ¿Qué…?
El chico jamás había visto tanto fuego junto, y por un instante sintió miedo. Chanyeol estaba veinte pasos por delante de él, con el rostro muy serio y los ojos rojos, y el tornado ante él estaba descontrolado, como si estuviese girando demasiado deprisa, temblando y rugiendo como una pira enorme que calcinaba la arena y la grava, que creció y se tragó una de las casetas de obra repartidas por el terreno e hizo arder la madera de la que estaba hecha como si ésta hubiera estado untada en brea.
-¡Líder! -oyó Baekhyun gritar a alguien por encima del crepitar de las llamas, y al alzar los ojos el chico vio que se trataba del mismo joven de pelo oscuro que había tratado de intervenir antes, la persona a la que Kris se había referido como Tao.
-¡Esa cosa va a explotar! -exclamó Jongdae, pareciendo realmente alarmado por primera vez en mucho tiempo-. ¿Quiere alguien decirle a Chanyeol que pare?
Una ráfaga de cenizas grises y calor seco golpeó a Baekhyun en la cara, ahogándolo y haciéndolo toser hasta que tropezó con sus tobillos mientras corría y se cayó de bruces al suelo. Al levantar el rostro, sentándose e intentando cubrirse la nariz y la boca con una mano, vio a Chanyeol quieto delante de aquel monstruo en llamas, tan concentrado en el fuego que no veía nada más.
-¡Ya verás cómo estoy yendo en serio! -lo oyó gritar el chico.
-¿Es que no se da cuenta de que ha perdido el control? -volvió a gritar Jongdae.
-¡No, líder! ¡Kris!
Lo siguiente ocurrió todo muy deprisa. En un momento, Sehun y los tres Caídos frente a Baekhyun, al otro lado del tornado, habían estado formados. Un instante después, uno de ellos, el que no había hablado aún - una figura de pelo oscuro a la que el chico no conocía se había desmarcado del resto y estaba arrodillado en el suelo, gritando algo por encima del crepitar de las llamas, apoyando la palma de su mano desnuda sobre la arena.
Lo próximo que supo Baekhyun es que había hielo brotando del suelo, atrapando a Chanyeol y a su tornado en un muro irregular y congelado, una barrera de varios centímetros de grosor y más de tres metros de alto y dejando fuera a todos los demás.
-¡Al suelo! -gritó alguien, y Baekhyun no lo pensó y obedeció, haciéndose un ovillo sobre la grava negra y cubriéndose la cabeza con las manos.
Hubo un ruido, un estruendo horrible, y el chico se mordió el labio, cerrando los ojos mientras el tornado de fuego explotaba como una supernova y el suelo bajo su cuerpo parecía temblar. La barrera de hielo había brotado del suelo a menos de un metro de él, y Baekhyun la oyó chisporrotear mientras se deshacía, mientras el muro se convertía en líquido y en vapor de agua y parte de las llamas restantes le pasaban por encima sin tocarle y la gran mayoría se apagaban sin llegarlo a rozar.
Cuando Baekhyun se atrevió a alzar la cabeza, el solar estaba prácticamente destrozado y Chanyeol estaba detenido en el centro de un círculo negro, sin rastro ya de fuego a su alrededor, mirando hacia el cielo con los ojos muy abiertos, como un niño que se hubiera perdido y no supiera a dónde ir.
-¡Maldita sea, Kris! -gritó-. ¡Maldita sea!
El líder de los Caídos no parecía estar por ninguna parte, pero entonces Baekhyun siguió el recorrido de los ojos de Chanyeol con la mirada y lo vio. A varios metros sobre sus cabezas, suspendido en el aire.
“¿Puede volar?” se preguntó vagamente, antes de caer en la conclusión de que, si era así, Kris no habría tenido ningún problema en escapar del tornado por arriba, y de que Chanyeol tendría que haber sabido algo así.
-Te lo he dicho, no puedes ganar -dijo, con tal calma que no parecía que acabara de salir de un monstruo de fuego.
Chanyeol volvió a apretar los puños e hizo amago de responder, pero no tuvo tiempo de pronunciar una sola palabra, porque Kris había dejado de estar suspendido en el cielo y se había lanzado contra él en picado, tan rápido que Baekhyun fue incapaz de distinguir dónde estaba hasta que aterrizó, derribando a Chanyeol con él, presionándolo contra los restos de arena negra con una mano en su hombro y otra sobre su cuello.
-¿Es que no lo ves? -continuó en tono duro-. Mira a tu alrededor, mira cómo has dejado esto. Eres un niño, Chanyeol, un niño que no sabe controlar su propia fuerza, y los niños no luchan, ni ganan. Admítelo ya.
Baekhyun luchó por levantarse, por avanzar, tastabillando, hacia donde estaban Chanyeol y Kris. Todo aquello había sido una trampa, la trampa en la que él se había metido, arrastrando al otro chico con él, y él nunca había querido que pasase aquello, no así, nunca.
No había querido ver a Chanyeol tirado en el suelo, atrapado entre las cenizas y el cuerpo de su antiguo mejor amigo, mirando a la figura seria de Kris con algo muy cercano al desprecio y mucho más próximo al dolor crudo en los ojos.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó, sonriendo casi como si lo retara-. ¿Matarme? Me has ganado, ¿no? Y eso es lo que hacéis los monstruos con los Reminiscentes cuando ganáis. Matarnos a todos.
Kris pareció dispuesto a añadir algo más. Alzó el puño, como si se estuviera planteando seriamente golpearlo. Baekhyun tragó saliva.
-Déjalo.
Dos pares de ojos lo miraron, unos, muy grandes, desde el suelo; otros desde arriba.
-Baekhyun…
-Has ganado, muy bien -el chico ignoró a Chanyeol, que parecía estar prácticamente rogándole, y miró a Kris a la cara-. No sé para qué habéis montado toda esta trampa, pero Chanyeol no tendría que haber estado aquí. Déjalo en paz.
El líder de los Caídos guardó silencio un momento, pero luego, premeditadamente despacio, se apartó de su víctima y se incorporó, alzándose en toda su altura frente a Baekhyun. El chico no lo había tenido tan cerca antes, y apenas le llegaba por la barbilla, pero trató de mantenerse firme porque Chanyeol seguía en el suelo, ahora sentado, y parecía triste y asustado, y lo estaba mirando.
-Habíamos venido aquí por ti -por primera vez en toda la pelea, Kris sonrió-. ¿Harías lo que decimos si lo dejamos ir a él?
-Me… Me habéis arrastrado hasta aquí -Baekhyun se obligó a sí mismo a mantener la cabeza alta, a hablar con toda la seguridad en sí mismo que pudo encontrar a pesar de sentirse muerto de miedo-. Me habéis mentido, me habéis engañado durante días, me habéis atacado y habéis arrastrado a todo esto a terceras personas. Esto era importante para mí, y bastante habéis jugado ya conmigo. Dejadme tranquilo. Dejadnos en paz a los dos. Marchaos y dejadme llevar a Chanyeol a casa. Por favor.
Kris no dijo absolutamente nada y, por un segundo, Baekhyun estuvo seguro de que se negaría, de que lo aferraría del brazo y lo arrastraría con él y los suyos ahora que no había nadie para impedirlo.
-Por favor -insistió.
-Muy bien.
-¿Eh?
-Tengo lo que quiero por hoy. Llévatelo.
-Pero, líder… -intervino Tao desde atrás.
-Nos vamos.
Baekhyun soltó el aire que no sabía que había estado conteniendo en los pulmones y permaneció muy quieto durante el segundo que tardó Kris en mirarlo de arriba a abajo y dar media vuelta. Pareció, durante un momento, que Tao fuera a protestar una vez más, pero finalmente todos los que habían estado formados al otro lado del solar dieron media vuelta y se unieron a su líder cuando éste se dirigió a la salida del descampado.
Sehun incluido.
-¡Espera! Yo… -comenzó a decir Baekhyun, sin saber qué quería decir exactamente, o si quería decir algo. Tenía muchas preguntas (los “por qué esto, a mí", “por qué puedes vernos” y “desde hace cuánto estás con ellos” sólo unas pocas entre muchas), pero no estaba seguro de querer saber la respuesta y, ahora que todo había pasado, se sentía demasiado idiota, demasiado pequeño. Culpable hasta el punto de sentir dolor en el pecho por haber metido en todo aquello a Chanyeol cuando el otro chico nunca, nunca, tendría que haber sufrido por su causa-. ¿Estás bien? -murmuró, arrodillándose a su lado mientras sus enemigos se iban, uno a uno, los dejaban a solas en un solar en ruinas.
Chanyeol no lo miró. No lo hizo hasta que todos los Caídos hubieron abandonado el solar. Tenía un rasguño sangrante en el pómulo, restos de arena y ceniza en el pelo, y en las pestañas, y en la piel pálida de las mejillas, y parecía estar a eones de allí.
-Vámonos -dijo finalmente, caído e inmóvil, con los ojos apagados en mitad de las ruinas de su propia destrucción-. No quiero estar aquí. Vámonos a casa.
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[Capítulo 9, parte 1] [Capítulo 10]