Olga se desdoblaba como en un espejo.
Mientras una parte de ella caminaba, dejando que sus coquetos tacones resonaran por las calles, la otra se asomaba a los abismos de lo infinito, deshojando las horas.
Cuando una sonreía, trabajaba o besaba, su otro lado contemplaba absorta el remolino de sus emociones y cabalgaba sobre ideas salpicadas de un viento lejano.
Ambas eran Olga, pero sólo cuando las palabras surgían de sus dedos y sentía la tinta fluir como su propia sangre, sólo entonces se sentía completa.
Con todo mi cariño y mis mejores deseos,
olgap_k Archange.