Dark Oberhaussen~ TWC-one shot~ Para Maaya22 en su cumpleaños <3

Dec 21, 2010 18:18

 Mañana es el cumpleaños de una persona muy especial para mi.
Hace muy poco que llegó a mi vida, pero lo hizo con las manos cargadas de luz, de inteligencia y ternura.
¡Es imposible no quererla! :3

Sé que me adelanto un día a tu fiesta, Maya. Esta tarde voy a casa de unos amigos que viven en un pueblo cercano (¡voy a ver nevar! :D) y no vuelvo hasta el 23, pero no quería marcharme sin desearte todo lo mejor. 
Espero que pases un día genial con la gente que te quiere, y que el día 22 se convierta en una frontera invisible, para que olvides tras ella todo lo que te pesa y te duele.

¡Feliz cumpleaños mi linda maaya22 !

Aquí te dejo mi pequeño regalito <3




Quería escribirte algo de tu pairing favorito ;)  basado en un hecho real, y recordé unas imágenes de Bill mirando al público de Oberhaussen (Alemania) a principios de la última gira europea. Imaginé lo que debe significar para ellos ese lugar que los ha visto crecer como artistas, que ha sido testigo de su triunfo. Así nació este fic pequeño y agridulce, pero con un punto de esperanza.

Para mi Tom y Bill son como el ying y el yang: Opuestos, unidos y complementarios. Van cambiando sus roles según el momento y la necesidad del otro, adaptándose hasta crear un todo perfecto (Una chica puede soñar ;3)
Cada parte de la historia representa a uno de ellos.

Ojalá te guste, mi luminosa Maya <3

Un beso enorme a todos~


DARK  OBERHAUSSEN

*Ying*

Su nombre era como un conjuro para Bill.

Bastaba pronunciarlo despacio, saboreando cada silaba, y un cálido escalofrío recorría su cuerpo de punta a punta. Era helado por el latigazo salvaje de la excitación, y a la vez tan cálido…tanto como volver a casa después de un largo viaje.

Oberhaussen.

A través de la ventanilla del tour bus el paisaje se difuminaba a toda velocidad, atrapando su mirada de forma hipnótica, adormeciéndolo.

Había momentos en que le parecía que era el mundo entero el que se movía a su alrededor, y no él quien devoraba kilómetros montado en las tripas de un monstruo sobre ruedas. Demasiado tiempo siendo el eje sobre el que giraba el pequeño universo TH, es posible. O quizás simple egocentrismo.

-Bill, ya hemos pasado -anunció Tom con voz somnolienta- ¿eso es café?

Éste asintió con la cabeza y le tendió su taza aún caliente. Como respuesta recibió un gruñido a modo de gracias y un empujón cuando se tiró en su sofá sin miramientos.

-Eres un amor, hermanito -bufó Bill, metiéndole un codo en las costillas para apartarlo un poco y arrebatarle el café de nuevo.

-Estoy muerto -medio gimió con un tonito de ‘¿acaso no puedes comprenderme, engendro  inhumano y sin corazón?’ mientras se tapaba los ojos con su ancha bandana  con la sana intención de continuar el sueño donde lo había dejado antes de subir a hacer el anuncio.

-Lo que hay que aguantar -dijo dramáticamente, poniendo los ojos en blanco. La burla que chispeaba en su voz no pasó desapercibida para Tom, que con media cara cubierta le sonrió de lado en un gesto cómplice.

Bill se acomodó de nuevo, adaptando su espacio al cuerpo cálido de su hermano. Tomó un poco de café y volvió a perderse en el paisaje. Nada parecía haber cambiado: los mismos árboles fugaces, la misma naturaleza helada, el mismo cielo encapotado de nubes negras…sin embargo todo era distinto: ya estaban en Alemania. Habían pasado.

Desde que empezaron a dar vueltas por el mundo, los gemelos cumplían siempre el mismo ritual: el primero que veía carteles en su lengua natal avisaba al otro de inmediato. Era su forma de celebrar que estaban de vuelta.

Oberhaussen les esperaba.

Cuando pisó su inmenso escenario por primera vez, a pocos minutos de empezar a tocar, se ocultó entre bambalinas y cerró los ojos. Tom y los G’s ya habían tomado posiciones, las luces aún estaban apagadas. Tragándose los nervios, con los puños apretados bajo la chaqueta de cuero nueva, sintió en la garganta un fuerte palpitar ¿Era su propio corazón a punto del colapso? en ese momento no le hubiese extrañado nada, pero se equivocaba.

Era el latido atronador de los miles y miles de corazones desbocados que a pocos metros esperaban por él. Miles de corazones bombeando al mismo ritmo, miles de gargantas fundidas en un mismo grito, cada ladrillo de aquel enorme recinto vibrando con su energía arrolladora. Podía sentir esa fuerza traspasando su cuerpo, eran oleadas de pura vida abrazando cada partícula de su ser. Se ahogaba.

Los primeros acordes de Jung und nicht mehr jugendfrei sonaron en la oscuridad, ya no había vuelta atrás. Algunos focos indirectos pintaron el escenario de negro y rojo, los gritos se redoblaron. Bill tomó el micrófono y aceptó el desafío. En aquel segundo comprendió que él había nacido para estar allí, en ese lugar, en ese instante.

Para siempre.

No podía olvidar cómo le temblaron las piernas un segundo antes de entonar la primera nota.

En los ensayos habían tenido que bajar varios tonos de la escala en todo el repertorio, su voz estaba cambiando y se había tornado más grave, pero aún se le escapaban algunos ridículos agudos que no podía controlar. Resultaba bochornoso.

De todas formas Bill sabía que subir al escenario es como saltar al vacio, en el riesgo se gana la gloria. Y comenzó a cantar.

Su voz comenzó débil, pero no titubeó. A cada estrofa se crecía un poco más, y al terminar la canción aquel inmenso escenario se le había quedado pequeño. Su energía no tenía límites.

-Qué pintas tenía entonces -rió Bill, pensando en voz alta.

-¡Ey! ¿Tú te has mirado al espejo esta mañana? -se burló Tom desde debajo de su gorra, recibiendo en ‘agradecimiento’ un fuerte codazo de su gemelo- ¡Auch! Joder con el dulce y tierno Bill. Qué engañadas tienes a tus fans

-¿Tú no dormías, pedazo de bocazas? -levantó la visera y buscó sus ojos, ambos sonrieron. Tom tenía grandes ojeras, parecía decaído.

-Ajam, eso intento desde ayer, pero contigo dando patadas toda la noche no hay quien pueda -bromeó, ahogando un bostezo.

-Bueno, espero que todo lo que te hice antes de molerte a patadas no fuera tan insatisfactorio -dijo, alzando una ceja en son de burla.

De pronto, Tom se quedo muy quieto, mirándolo con seriedad.

-Sabes que no - su voz era rasposa y grave-. Yo… necesito tu boca -musitó, rozando su labio inferior con el pulgar, arrancándole un suspiro-, tus caricias… sin ti no podría con todo esto. Simplemente no podría.-Bill notó la tristeza de su hermano y se puso en alerta.

-¿Te sigue doliendo mucho? -Tom asintió- No te preocupes, Tomi -apoyó suavemente la cabeza en su hombro- me he encargado de que tu fisioterapeuta nos espere en el camerino para examinarte el brazo y recolocarte las bandas azules antes del concierto. Podrás tocar.

Bill sabía lo responsable que era su gemelo y lo que estaba sufriendo sin apenas quejarse. La lesión era grave, incluso hubo un momento en que la gira estuvo en peligro de suspenderse, pero el tratamiento y el orgullo de Tom lo empujaban a dejarse la piel cada noche en el escenario, apretando los dientes para soportar el dolor. Bill admiraba la fuerza de voluntad y el coraje que estaba demostrando..

-Bien -suspiró.

-Pero… -el gemelo menor sabía que le preocupaba algo más. Tom contempló su rostro despacio antes de responder.

-Sí,  hay algo más. Desde que lanzamos Humanoid las cosas no van bien.  El CD  ha vendido menos de la mitad que Scream, y no lo entiendo -Bill con la mirada lo animó a seguir- Hemos invertido en él nuestro dinero, nuestro esfuerzo, lo han producido los mejores en las instalaciones más punteras… Hemos dejado trozos de nuestra vida en cada canción… Todos los sentimientos que nos mueven están ahí, tus ansias de libertad, nuestro amor…Yo…-su voz se quebró- No sé porqué no les gusta, Bill. No sé qué hemos hecho mal.

-David dice que las descargas ilegales non han hecho mucho daño, supongo que tiene razón -intentó razonar el menor de los gemelos, sintiendo una angustia creciente en su interior, la misma que atenazaba a su hermano.

-Eso creía yo, pero ya no valen engaños. Hemos dado tres conciertos y en ninguno hemos llegado a la mitad del aforo. Cuando vi las gradas vacías cubiertas de tela negra en Luxemburgo, aún tenía la esperanza de que no volviera a ocurrir…

-Pero ha sucedido -terminó Bill- Todos lo sabemos, y no eres el único que está preocupado. Nadie esperaba que las fans fueran a reaccionar así -bajó los ojos, entristecido.

-¿De qué sirve montar un lujoso escenario con los mejores efectos de de luz, encargar ropa futurista de alta costura y un piano en llamas si la gente no quiere verlo? Antes, con unos vaqueros y un megáfono, colgábamos el cartel de ‘No hay billetes’ en toda Europa… ¿Qué estamos haciendo mal?

-Dicen que hemos cambiado, y llevan razón. Hemos crecido, Tom, hemos       evolucionado, y que se joda el mundo si le molesta ¡Estamos en nuestro derecho!

-Sí - suspiró- ya no tenemos quince años, no podemos ser esos niños eternos a los que tiraban peluches.

-Muchas fans no perdonan que el tiempo nos haya cambiado, hay que asumirlo y seguir adelante -el mayor asintió, sonriendo levemente.

-Pero las cosas van a mejorar, ¡estamos en casa! -sonrió con aire soñador- Oberhaussen es como un talismán para nosotros, incluso muchos fans vienen de otros países sólo para vernos tocar en el que llaman ‘El Templo de TH’-rió- Estarán mamá, Gordon y un montón de amigos para apoyarnos, no podemos dudar ahora… ¡Tenemos que darles el mejor espectáculo de sus vidas! Hemos hecho un gran disco y lo defenderemos hasta el final, pase lo que pase -los ojos de Bill brillaban de ilusión- Desde que grabamos el Shrei live, Oberhaussen nos ha dado suerte, ¡ya verás cómo llenamos hasta la bandera y nos queda un DVD para la historia! Les haremos sentir orgullosos.

Tom, conmovido por el entusiasmo de su hermano, no supo que decir. Sólo pudo acercarse a sus labios y cubrirlos de besos que hablasen por él.

***

*Yang*

El silencio se aliaba con la oscuridad para crear una atmósfera sofocante en el interior del tourbus. Las luces estaban apagadas, salvo la de uno de los dormitorios principales. El seco taconeo de las botas de Bill recorría el pasillo una y otra vez, sin rumbo.

Tom, sentado en la cama que compartían, lo escuchaba atravesar aquel reducido espacio con el corazón encogido. Nadie mejor que él sabía que ese repiqueteo nervioso era el sonido de la desesperación.

De pronto, el taconeo cesó. Bill apareció en la puerta de la habitación como un reflejo oscuro de sí mismo. Aún llevaba el dramático maquillaje del concierto y su uniforme de estrella del rock, sus labios temblaban. Se quedó ahí, de pie, con la mirada perdida, sin pronunciar palabra. Tom esperó un poco más. Encendió un cigarrillo y le dio un par de profundas caladas, hasta que Bill clavó los ojos en los suyos. Su máscara de control cayó al suelo hecha pedazos.

-Ven aquí -musitó, entrelazando las manos de su gemelo, tirando suavemente de él. Bill gimió y cayó en la cama acurrucándose sobre su mayor, de rodillas a ambos lados de su cuerpo. Tom sintió el rostro de Bill escondido en el hueco de su cuello, sus temblorosos suspiros en la piel- Tranquilo, pequeño -susurró con vos grave, acariciando su cintura- Tranquilo…

No hacían falta palabras.

Cuando Bill subió al escenario de Oberhaussen no vio cámaras preparadas para grabar el DVD, ni una multitud colapsando las gradas. En su lugar encontró una mayoría ausente, y un pequeño grupo de fans entregados que no llegaban a calentar con sus aplausos aquel enorme recinto helado. Las gradas estaban tapadas con enormes trapos negros que intentaban disimular el desastre.

Miró a su alrededor con su mano de visera para que los intensos focos no le cegaran.

Se sintió ridículo embutido en aquel traje lleno de brillos y lucecitas intermitentes, había olvidado el porqué de todo aquello.

Por un instante, su mundo se derrumbó.

Desde fuera, apenas se pudo apreciar como fruncía el ceño y su sonrisa vacilaba.

En su interior se desataba una tormenta de impotencia y decepción que tuvo que enterrar en lo más profundo de su ser.

El espectáculo debía continuar.

-Bill… -Tom lo sentía temblar bajo sus manos, lágrimas tibias mojaban su camiseta- lo sé, no pasa nada… Tú no eres culpable…

-Sí lo soy -gimió en su cuello- Yo quería cambiar, hacer algo innovador, aunque mucha gente nos dijo que era una locura, que las fans no lo entenderían… -lloró débilmente- pero yo insistí, yo…

-No, el grupo ha hecho lo mismo que lleva haciendo desde que lo formamos: luchar por lo que creemos, ¡aunque sólo tengamos cinco espectadores! ¿Recuerdas? -la risa ahogada de Bill vibró en su hombro- Hoy hemos tocado ante siete mil personas, algo hemos mejorado con el tiempo -sonrió- y tú has brillado como una centella sobre el escenario -Bill alzó la cabeza y lo miró, todo cara mojada y grandes ojos febriles- Estabas tan hermoso, tan fiero, que no podía dejar de mirarte… nadie en la jodida arena podía apartar los ojos de ti -le rozó la nariz con un dedo, bajando hasta sus labios entreabiertos, y los besó despacio, deleitándose del sabor de su boca. Bill le correspondió con ansias, enredándose entre las trenzas y las piernas de su gemelo, jadeante.

-¿Volveremos a Oberhaussen? -susurró el menor, intentando recuperar el aliento.

-Volveremos -afirmó- Esta noche me he dado cuenta de algo importante: Puede que nuestro boom adolescente haya pasado a la historia, pero tú has nacido para reinar bajo los focos y yo para tocar a tu lado. Aún nos queda mucho por hacer y muchos sueños por cumplir. Juntos, encontraremos el camino de vuelta a Oberhaussen.

la diva y el espejo, b-day, twincest, ego, con estas manitas

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