May 18, 2008 20:04
Últimamente he estado bastante ansiosa y nerviosa sin ninguna razón aparente (el estrés laboral es ya una constante asumida y no es eso). No paro de darle vueltas al qué haré, a si sigo en Barcelona como estoy, si me voy a Pamplona a casa de mi tía, si me voy a Pamplona a compartir piso,a si me mudo dentro de Barcelona o si me planteo comprar un piso aquí y voy mirando. Se me pasan mil cosas por la cabeza y no tendría por qué, sobre todo porque aún me quedan tres años de contrato de alquiler del estudio donde estoy ahora.
Vale que a la dueña del piso se le podría cruzar un cable y decidir que tengo que largarme ya, pero para eso no tiene que esperar precisamente a estas fechas, ya que, técnicamente, puede hacerlo cuando quiera. Así que eso tampoco me vale.
Como me fastidia lo indecible darle vueltas a las cosas porque sí, he intentado encontrar una explicación medianamente "racional" a todo este runrún que llevo dentro. Teniendo en cuenta otras épocas de mi vida en las que me he sentido de manera parecida, resulta que siempre me han coincidido con etapas que precedían a alguna mudanza. Ya fueran con fecha determinada o indeterminada.
Y pensando más, me he dado cuenta que, desde que tenía 17 años y me marché de casa de mis padres, no he vivido más de dos años seguidos en un mismo sitio (ya no digo ciudad, me refiero a casa): Dos años en una residencia de estudiantes de Sant Cugat, un año en Hirakata, Japón, un año en un piso de estudiantes de Sabadell, un año en Burdeos, Francia... La excepción viene dada por los tres años que pasé en Toyooka, Japón justo a continuación. Pero entonces también me empezaron a entrar las ansias de irme a finales del segundo año, aunque me quedé un tercero (que, por cierto, resultó ser peor año de mi vida en cuanto a acontecimientos hasta el punto que todavía hoy sigo preguntándome por qué narices no le hice caso a mis instintos y me largué a tiempo, pero bueno...).
After Japón, van cuatro años en Barcelona, pero, ¡oh, sorpresa! Resulta que fueron dos años en el piso que compartía con las japonesas, del que me tuve que mudar con dos semanas de plazo, otro final apoteósico a una estancia. Y ahora se están acercando los dos años en este estudio.
Así que va a ser eso, supongo que una parte de mí ha debido de asimilar que a los dos años como mucho tengo que ponerme en movimiento y marcharme o algo hace que me tenga que marchar a la fuerza. ¿Cómo narices voy a decidirme a comprar un piso si con dos años viviendo en una casa ya siento la necesidad de marcharme a otra parte? ¿Me he autocondenado a pasar una vida de viajera o qué?
Lo más gracioso de todo es que en este estudio estaba bastante a gusto porque, aunque las paredes sean de papel, tenía vecinos majos y relativamente tranquilos. Pues bien, este fin de semana se ha mudado la parejita de la puerta de la izquierda y a finales de mes se larga el chico de la derecha. Somos tres vecinos por planta. Y se van todos a la vez. Y esto, ¿cómo me lo tomo? ¿Me vale como cambio o al final del verano voy a estar poniendo tierra de por medio otra vez?
Creo que a veces me como demasiado la cabeza con tonterías de este tipo, pero es que estoy que no paro, en serio.
vida