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Manolillo Reyes, cañí mu cabal
en su vieja fragua feliz trabajaba,
y siempre cantando fundía el metal
que de los quereres pa na se acordaba.
Pero poco tiempo duró su alegría
que una mala hembra por Graná pasó,
y entre los hechizos de su brujería
a Manolo Reyes loquito volvió.
Y Chorrohumo, el calé
más viejo de toa Graná,
en la cuestión del querer
le quiso así aconsejar:
Manolo, Manolo Reyes,
a esa mujer pronto olvía;
Manolo, Manolo Reyes,
ya perdiste tu alegría.
El querer no admite leyes
en las cosas de la vía;
Manolo, Manolo Reyes.
A correr el mundo con ella se fue
y por su capricho dejó la herrería;
que era poca cosa para tal mujer
dejar junto al yunque la flor de su vía.
Pasó lo de siempre porque estaba escrito:
por un rico payo, al cañí dejó.
Y el pobre gitano, desengañaíto,
a su vieja fragua de nuevo volvió.
Y Chorrohumo el calé
más viejo de toa Graná,
le dijo con gran saber
cuando le vino de llorar:
Manolo, Manolo Reyes
a esa mujer pronto olvía;
¡Manolo, Manolo Reyes,
canta ya con alegría!
Que el cariño verdadero
lo tienes en tu herrería,
Manolo, Manolo Reyes.