Bueno primero perdón Yukiko yo sé que me mandaste esto el domingo para que lo subiera ese día pero no pude hasta ahora u.u en fin waa~ otro cap de Iro no koi wa shinku jujuju ya quiero saber que más va a pasar xDD **por cierto una notita hay unos enlaces en el cap para que sepan de que vestimentas se están hablando ^^** en fin ahora vamos con el cap.....Douzo~
CAPITULO 4
Lo siento, seguramente te aburrí ¿verdad?, perdón, mira, vamos a ver esas flores de allá- dijo chinen soltándole el brazo a Yuma dirigiéndose a un jardín con gran variedad de especies de flores.
Se inclinó para ver las flores de cerca, cuando sintió que Yuma se paraba a su lado. El samurái arrancó una flor del resto lo cual llamó la atención del otro joven quien le miró atento.
-¿Sabe usted que significa el clavel en el idioma de las flores?-pronunció el samurái sosteniendo un clavel rojo brillante a la altura del rostro del otro.
-No, no lo sé.
-Significa “distinción y nobleza”, dos cualidades que creo que le describen bien, aunque no son las únicas, me parece que no es una coincidencia el que estén estas flores aquí mientras usted me contaba su historia.
-¿Ah no? ¿Entonces qué es?-preguntó con curiosidad.
-Creo que estaba destinado, cuando venía hacia acá escuché muchos relatos de la gente del reino, hablaban sobre como su emperador se había transformado de un tirano caprichoso a un noble líder y que no se explicaban la razón, la única pista que tenían, era la llegada de un heredero joven del reino vecino, así que, así como usted estaba destinado a convertir al joven amo en un gran líder, nosotros estábamos destinados a conocernos, a que estas flores le escucharan y a salvarme a mí con su historia, pues gracias a que me la ha contado me ha dado coraje y valor para seguir adelante, nunca había escuchado tal prueba de amor hacia alguien, como la que sus padres hicieron , usted es la mejor prueba de ello. -El joven chinen escuchaba atento cada palabra con los ojos abiertos de par en par, nunca nadie le había dedicado tales palabras.
Estoy seguro de que sus padres están muy orgullosos de usted, por eso, lo menos que puede hacer por ellos ahora, es atesorar su vida.-dijo esto tomando el clavel y la mano de chinen, cerrando sus dedos alrededor de éste.
Chinen miró su mano, observó las cicatrices marcadas en sus muñecas hechas por el mismo y al cerrar el puño poco a poco observó como los pétalos del clavel las cubrían, no pudo ocultar su mirada de asombro, miró al samurái que le sonreía y pensó para sí: “No fue una casualidad habernos conocido”, no pudiendo reprimir una sonrisa. Presionó el clavel contra su pecho y lo guardó en sus ropas. Sin embargo su ensoñación no duró demasiado pues en ese instante Yuma puso su mano sobre la empuñadura de su espada y le indicó que retrocediera, poniéndose en guardia mirando hacia unos arbustos que se movían.
-No estamos solos- afirmó con cautela.
Y antes de que pudieran esperar más, salieron un grupo de ocho hombres de los arbustos con las ropas sucias y algo viejas, cargando unos costales desgastados y llenos de cacharros, hablando entre ellos, entonces se detuvieron y callaron; miraron al samurái y a su acompañante y compartieron miradas de complicidad entre ellos, uno de ellos hablo en voz alta para que todos pudieran oírle:
-Parece que es muy pronto para descansar, creo que tenemos tiempo de uno más.
Los demás comenzaron a reír y se acercaron más al samurái y al joven heredero.
-Póngase detrás de mí- le indicó el samurái al joven que sin pensarlo le hizo caso.
-ohh pareces estar muy seguro de proteger a tu amiguito…pero descuida esta vez no tenemos ganas de pelear, les dejaremos ir….con una condición.-dijo uno de los hombres.
-¿Condición?- preguntó el samurái desconfiado.
-Si… esas ropas…la tela de las ropas de tu amiguito parecen muy costosas, supongo que no te importaría dárnoslas a cambio de sus vidas.-dijo riendo despreocupado.
Chinen se miró a sí mismo y tocó sus ropas Yuma lo miró y al instante respondió.
-Lo siento pero no podemos hacer eso, no puedo permitir que se atrevan a intentar humillarle en mi presencia- dijo con un semblante desafiante.
-P-Pero Nakayama-san ellos dijeron que-
-Lo siento…pero no será como ellos dicen-interrumpió el samurái al joven amo.
-Si te crees tan hombrecito… ¿¡por qué no lo demuestras!?-gritó mientras se dirigió al samurái con su espada desenvainada, al instante Yuma hizo lo mismo alejándose del joven chinen; ambos cruzaban espadas pero Yuma llevaba la ventaja por su habilidad, al ver la situación, un segundo hombre también desenvainó y se acercó a Yuma.
-¡Nakayama-san cuidado!-grito el menor, el samurái reaccionó y de un ataque tiró a su segundo rival al suelo dejándole fuera de combate, sin embargo el tercer hombre se fue sobre él, ahora eran 2 contra uno y el numero crecía, de pronto eran 7 contra él
Chinen miraba la pelea lleno de preocupación, se sentía un inútil, quería hacer algo para que dejaran de pelear, no quería que Yuma saliese lastimado por su culpa, de pronto uno de los hombres tiró al suelo al samurái, otro le atacó por detrás y aunque esquivaba y devolvía tantos golpes como podía, lograron desarmarlo y tirarlo al piso, uno más le golpeó en el estómago, ahora se encontraba recostado y acorralado por las afiladas espadas de dos hombres mientras el resto les miraba, entonces, sin dudarlo más el joven chinen alzó la voz para gritar:
-¡Deténganse!
-Todos voltearon al unisonó mirando al joven.
-Si lo que quieren es esto, tómenlo y váyanse-pronunció desatándose y jalando las partes que conformaban el *kitsuke*, dejándolas caer al suelo junto con el clavel rojo que se encontraba entre éstas *(
http://www.immortalgeisha.com/kitsuke/male/male_kimono2.jpg )
-Chinen-san ¡deténgase!-exclamó el samurái .
Pero el joven no hizo caso y dejó caer todas las prendas, quedándose únicamente envuelto en su *nagajuban* (la ropa que trae la muñeca esta ->
http://www.nara-chan.com/wp-content/uploads/2010/11/IMG_1578.jpg )
-¡Por favor déjenle vivir y tomen estas ropas!- suplicó el joven chinen.
-chinen-san…- le miraba atónito el samurái quien a la vez se sentía avergonzado por no haber podido protegerle.
-Vaya, parece que tu amiguito tiene más cerebro que tú- dijo el hombre que sostenía su espada apuntando al cuello de Yuma-mientras los otros bandidos se carcajeaban.
Les dejaremos en paz…si te arrodillas…y nos das tu sandalias también- pidió mientras sonreía de satisfacción.
-¡Chinen-sama no lo haga!- gritó Yuma.
-Cállate- gritó un bandido, propinándole otro golpe en el estómago al joven samurái.
Chinen se quitó sus sandalias y se arrodilló en el piso.
-¡Onegaishimasu!-pronunció con voz firme.
Los bandidos envainaron sus espadas y rieron mientras unos se acercaban a recoger las ropas, en ese instante uno de los bandidos jaló del brazo al chinen, desconcertándolo, y le preguntó:
-¿Harías lo que fuera por salvarle no es así?- dijo mirando de reojo a Yuma, chinen también le miró y aunque no respondió, su mirada lo delató, Yuma les miró y sin pensarlo más se incorporó rápidamente, corrió hacia chinen tomándolo del brazo arrebatándoselo al hombre, alejándose, estrechándole fuerte entre sus brazos, permitiendo que la cabeza de chinen quedase a la altura de su pecho, Yuma les lanzó una mirada llena de odio a los hombres.
-¡Ya tienen lo que quieren ahora váyanse!-gritó furioso.
Chinen estaba sorprendido de la reacción de Yuma, pero también estaba sorprendido de lo que él causaba en su interior, podía oír claramente el corazón de yuma golpeándole el pecho y eso provocaba que el suyo también se acelerara.
-¿Que dijiste? ¡Oye mocoso fíjate bien en tus palabras!- exclamó uno de los hombres acercándose a ellos.
-Es suficiente por hoy…nos retiramos, estoy cansado…no me apetece matar a un par de chiquillos- dijo uno de los hombres, que al parecer era el líder y también el único que no movió un dedo durante el enfrentamiento, mientras metía las cosas en un saco y se lo colgaba, chinen miró fijamente al hombre, pensó que no era tan despiadado como aparentaba, así que inclinó su cabeza como muestra de agradecimiento, Yuma le miró confundido, el hombre asintió y se alejó junto con los demás.
Chinen miró hacia abajo y vio con tristeza el clavel en el suelo, Yuma se percató de esto y se arrodilló frente a chinen sin mirarle a los ojos.
-¡Perdóneme! ¡No merezco portar mi espada si no puedo protegerle! Destiérreme por ser tan cobarde.
-¿Pero qué dices? ¡Me protegiste! Defendiste tu honor y el mío, un cobarde habría huido sin más, eran demasiados, me da gusto de que estés con vida, eso es lo más importante para mí.-alegó chinen quien al darse cuenta de lo que dijo se sintió apenado de sí mismo, así que sonrojado apartó la mirada hacia un lado, Yuma le miró sorprendido pero luego sonrió, tomó el clavel del suelo y se lo ofreció de nueva cuenta al joven chinen.
-Vámonos antes de que Yamada-dono se preocupe por usted-dijo quitándose su propio haori (
http://www.kyotoyany.com/images/items/haori-6-1.jpg )y poniéndoselo al joven chinen.
-Probablemente por el único que se preocupará será por ti-le respondió con una sonrisa.
-No diga eso, el seguramente se ha encariñado con usted, después de todo así es él, vamos, suba- dijo poniéndose el cuclillas dándole la espalda a chinen.
-¿Eh?...pero…
-¿No creyó que le dejaría caminar descalzo o sí?
Chinen sonrió y se subió a sus hombros.
Yuma cargaba al joven chinen mientras éste se recargaba en su espalda y contemplaba el clavel todo el camino de regreso.
Pero al entrar a la puerta del castillo se toparon con Keito.
-¡Amo chinen!-exclamó al verles.
-Tranquilo keito, no pasa nada, el es Yuma, un samurái de confianza, pues me ha salvado, luego te lo explicaré, el me llevará a mi habitación.-aclaró el joven chinen con una sonrisa.
-Ehh si... con permiso -respondió dubitativo, pues no había acordado nada con chinen en el camino y sin embargo le había salvado de una explicación, así que sin reproches siguió las indicaciones del joven chinen que aun se encontraba en su espalda.
Sin embargo Keito no se quedó muy tranquilo y les siguió sigilosamente.
Al llegar a la habitación del joven chinen Yuma lo bajó y le dijo:
-Gracias por no haber dicho nada de lo sucedido, aun si piensa contarlo después, le agradezco lo que hizo- dijo haciendo una reverencia.
-El que debería agradecerte soy yo, ve al comedor y sírvete cuanta comida quieras, yo iré en un momento más, además…seguro Yamada debe estar preguntándose por qué aun no llegas, así que ve, ¡anda!- le dijo sonriendo mientras abría la puerta de su habitación y entraba a ésta cerrándola detrás de sí, el samurái agradeció el gesto y caminó por el pasillo…pero dentro de su cuarto el joven Chinen recargó su espalda sobre la puerta y se dejó caer hasta llegar al piso, apretó los puños y se mordió los labios que le temblaban mientras su vista se nublaba y sentía que algo le oprimía el pecho.
Al salir al pasillo, el samurái vio a un soldado cargando a Yamada, esto le preocupó así que caminó en esa dirección.
Yuto dejó a Yamada en el cuarto y salió enseguida a buscar a Keito, tenía mil cosas en la cabeza y en el único en quien podía confiar era él. En cuanto Yuto estuvo lo suficientemente lejos, Yuma entró a la habitación del emperador y al verle dormido se preocupó, se acercó al futón donde reposaba y le miró unos minutos, pasó su mano sobre la frente del emperador recorriendo sus cabellos y cuando dio media vuelta para irse, sintió que “algo” lo detuvo, miró al futón; Yamada sostenía su manga con una mano mientras le miraba con los ojos entreabiertos, entonces de su boca salió un susurro:
-¿Por… qué…estas?
-Porque estoy aquí para usted…mi señor-respondió antes de que el otro terminara de formular su pregunta.
-Entonces…quédate…no me dejes…
-Mi señor….sabe que le pertenezco.
-¿Estarás… solamente a mi lado? -preguntó con un hilo de voz antes de quedarse profundamente dormido.
-Si…mi amo.-respondió finalmente.