Pairing: KangMin, HeeTeuk. Bandfic
Raiting: N-17 (Violencia extrema. Muerte de personajes)
Sinopsis: Sin importar la situación, estar bien alimentado es importante...
Capítulo 1
http://antagonic-soul.livejournal.com/4885.htmlCapítulo 2
http://antagonic-soul.livejournal.com/5527.htmlCapítulo 3
http://antagonic-soul.livejournal.com/6291.html Capítulo 4
http://antagonic-soul.livejournal.com/6992.html Capítulo 5
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21 horas antes del fin de la misión.
Apagaba el automóvil antes de dejar que su cabeza se relajase contra el respaldo del asiento del conductor. Después de ello, cerraba los ojos y dejaba escapar un suspiro prolongado. Sentía el brazo adormecido por excepción de la parte más inmediata a la muñeca, donde el recién generado muñón se encontraba hinchado y sumamente caliente. Tras escapar precipitadamente del departamento de YoungWoon, JongWoon había conseguido subirse al auto y conducir a toda velocidad.
“¿No se suponía que SungMin estaba muerto? ¡Malditos bastardos!”
Tampoco estaba muy bien del cuello, donde SungMin había conseguido conectar el vidrio del envase contra él. Sangraba de ahí algo profusamente y no podía girar la cabeza gran cosa. Al menos había conseguido evitar cualquier parte esencialmente vital. Ahora, una vez que sentía el peligro disminuir, el cansancio y dolor se hacían presentes.
“Estoy seguro que se me está infectando el brazo”
Por desgracia, acudir al hospital no resultaba ninguna opción. No había muchas opciones, realmente. Necesitaba que alguien le curase el muñón a conciencia. El problema era ¿Quién? Ninguno de sus compañeros lo haría, mucho menos en la situación en la que se encontraba. Si Henry siguiese vivo, seguramente él lo hubiese hecho sin problema alguno. Frustrado, decantaba un momento por pedirle ayuda a su hermano, pero desistía casi de inmediato. No es que dudase de la ayuda que le brindaría, sino que el acercarse a su familia, en aquél momento, podía significar la muerte de ellos. Así que, sin mayor opción, decidía meterse en la boca del lobo directamente. Sacaba su celular y marcaba a la persona que decidía podía ayudarle.
-¿Qué quieres JongWoon? Quería intentar dormir un poco antes de ir a matar a alguno… - La voz sonaba aburrida, carente de emoción alguna, como no fuese aquél recubrimiento de burla que se colaba entre las palabras, volviéndolas ligeramente cantarinas.
-Necesito que me ayudes - Jadeaba un poco, sintiendo que la herida le punzaba a un nivel nuevo de tortura. La frente ya se le perlaba de sudor y las náuseas empezaban a hacerse presentes. Escuchaba la risa cristalina al otro lado de la línea durante unos cuantos segundos; apenas los necesarios para desear morir. Luego regresaba la calma; agua relajada justo antes de la tormenta.
-¿Por qué te ayudaría, JongWoon?
-Porque SungMin está vivo y no tienes oportunidad contra él. Le derrumbaste un edificio encima, le mandaste a ShinDong y aun así tuve que cortarme una mano para salir con vida de ahí. Si tú me ayudas, yo te ayudo.
-Eres un dramático. No le derrumbé el edificio completo. Y realmente pensé que le afectaría más el pelear contra su mejor amigo. Pero debí suponer que SungMin era de otra especie - Se quedaban ambos callados un momento, sin saber realmente el rumbo que aquella conversación debía tomar. Al menos hasta que RyeoWook llegaba a una decisión - ¿En qué necesitas ayuda?
-Sangro bastante. Y solo tengo una mano. Necesito que pares la hemorragia…
-No soy experto en ello. Deberías decirle a KyuHyun.
-Él no hará negocios conmigo. Lo conozco - El menor gruñía a modo de aceptación de la respuesta. Además, el mensaje que enviase KyuHyun con la foto del cadáver de SiWon solo podía significar que ya tenía aliado. Uno con el cual RyeoWook no quería enfrentarse.
-Bien. Yo te curo y a cambio, te enfrentas a ZhouMi. Atacas tan raro que quizá puedas ganarle.
-No hay mejor aliciente que el saber qué, si me atrapa, mi muerte no será nada rápida e indolora.
-Te veré en mi departamento ¿En cuánto tiempo llegas?
-Unos 25 minutos a menos de que me desmaye por la pérdida de sangre. Si eso pasa, espero chocar contra un doble remolque y morirme de inmediato -RyeoWook se limitaba a reírse con sorna antes de colgarle. Y JongWoon le rezaba a un Dios que casi nunca recordaba para estar tomando la decisión correcta.
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27 horas antes del fin de la misión.
-Hae, debes de dejar de mirarle… - JungSu colocaba una sábana sobre el cadáver de HanGeng, cubriéndole efectivamente. DongHae no desviaba la mirada impar de todas formas. Le bastaba un ojo para observar la sábana en su totalidad. Se encontraba sentado en el sillón de una sola plaza y movía una de sus piernas constantemente, a modo de tic nervioso, por todo lo que estaba ocurriendo. Él no había leído sobre todos los muertos, habiendo perdido el celular en el hotel y, cuando el líder le había encontrado, ya horas atrás, llorando afuera de su departamento, no se había atrevido a contarle como iban las cosas. En lugar de ello, pedía que le acompañase a buscar a HeeChul. Y ahora estaban ahí, aquellos tres hombres, rodeando a un cadáver a modo de casi una parodia de velorio.
-Deja que el niño le vea, se está despidiendo de él… -HeeChul, sentado ahora en una de las sillas del comedor, movía circularmente el vaso a medio llenar con whisky - Al menos ahora puede despedirse, HanGeng ya no puede largarse a ningún lado sin avisar.
Si había un deje de recriminación en sus palabras, JungSu quería creer que eran a causa del alcohol. Suspiraba dramáticamente, resignándose ante la escena. Desde que DongHae se había sentado en aquél sillón no había pronunciado ni una sola palabra. Empezaba a desgastarle emocionalmente. No es como si DongHae fuese precisamente el alma de la fiesta, pero eso ya resultaba ridículo. Sin embargo, lo entendía. Entendía que, desde la primera muerte, la de HyukJae, el de mirada dulce dejaba de estar en el mismo plano astral que el resto de las personas.
-Tenemos que hacer algo con el cadáver… con HanGeng… - El líder parecía estar sufriendo bastante para poder tomar una decisión. No importaba cuan acostumbrado estuviese a hacerlo, simplemente aquello salía de su zona de confort - No podemos dejarlo pudrirse aquí.
-Sí podemos - HeeChul se acababa la bebida de su vaso - Y eso vamos a hacer. Ya me hizo matarlo el cabrón como para que todavía tenga que enterrar sus restos. No me voy a poner a cavar en medio de la noche solo para satisfacer tus culpas, JungSu.
-¡¿Satisfacer mis culpas?! ¡¿De qué demonios hablas?! - En realidad lo sabía y era por ello que se enojaba. El tono abrupto, cargado de ira hacían que finalmente DongHae dejase de ver hacia la sábana que cubría a HanGeng para observar con cierta curiosidad al líder.
-Deja de fingir. Sé que le presionaste para que tomase el puesto en China…
-¡Claro que no! ¡Él siempre estaba con esa mirada triste, extrañando a su madre y a su país! Aprovechó la oportunidad que le dieron y la tomó sin siquiera meditarlo -HeeChul volvía a reír sin gracia, sintiendo que aquello comenzaba a volverse parte de su rutina. Quería romperle la cara al mayor por algo que sabía desde hacía tanto tiempo y jamás se había atrevido a exteriorizar. Por otra parte ¿Qué se suponía que hiciese? Si no le rompía la cara en aquél momento, JungSu se la rompería a él. Porque por mucho que el líder insistiese que ninguno saldría muerto de aquél lugar, HeeChul sabía perfectamente la realidad.
-¡Estaba triste y tú no hacías nada por ayudarlo! ¡No eras el único, por supuesto! - Golpeaba la mesa del comedor con el vaso antes de encaminarse a la cocina en búsqueda de algo más que tomar - ¡Todos lo presionaban! ¡Nadie creía que fuese realmente valioso para el equipo a pesar de ser el único de nosotros que podía disparar con un maldito Dragonov a un auto en movimiento a más de 150 kilómetros por hora y atinarle al objetivo! ¡Y luego le dijiste, mientras lo mirabas a los ojos, que lo mejor que podía hacer era regresarse a su país y dejarnos vivir en paz! ¡Lo sé porque él me lo dijo años más tarde!
-¡Eso está completamente fuera de contexto! ¡Quería que se sintiese bien consigo mismo!
-¡No está fuera de contexto, JungSu! ¡No más fuera de contexto que tú o que yo en el maldito grupo! -Regresaba de la cocina con una bolsa de verdura congelada y un vaso con agua - Hae, deja de vernos como un niño, me pone de malas…
DongHae bajaba la vista, intentando asimilar todo aquello que estaba escuchando. HeeChul le pasaba la bolsa con verduras congeladas.
-Ponte esto en lo que te queda de cara, se te está hinchando horrible -DongHae le obedecía, acomodando su mejilla contra la fría superficie - Y di algo, por favor. JungSu es un asno.
-¿Se van a matar el uno al otro? - La voz de DongHae salía entrecortada, deseando que la respuesta sea diferente a la esperada. JungSu suspiraba pesadamente antes de acariciarle el cabello al menor.
-Claro que no, solo limamos asperezas antes de hacer un plan de ataque.
-Claro que sí -HeeChul se reía antes de abrir la botella de agua y también pasársela al de mirada triste - Y hubiese preferido que no te trajese. Detesto que los niños vean a los padres pelear y asesinarse entre ellos. Tómate el agua. Estoy preparándote algo de topokki, parece que estás a punto de desmayarte por la falta de alimento.
DongHae se limitaba a observar fijamente al de ojos almendrados. No entendía por qué HeeChul estaba cuidándole de aquél modo. Si lo miraba en perspectiva, se daba cuenta que era el modo en que el mayor no lidiaba con la realidad. Le estaba cuidando como si fuesen a salir con vida los tres, a pesar de lo que sus palabras decían.
-No tengo hambre… - JungSu sonreía, contento de que finalmente estuviese hablando poco más que monosílabos. HeeChul no sonreía en lo absoluto.
-Como si eso me importase. Te vas a comer el topokki. Y si lo devuelves, tendrás que comerte otro - Sabía que sonaba igual que su padre. Eso le hacía temblar de horror un poco. Era darse cuenta del paso del tiempo y sus consecuencias.
-No le hables así a Hae, no tiene la culpa. Si no tiene hambre, que no coma. No se morirá por ello…
-Por supuesto que no, se va a morir de un balazo o algo - Solo entonces los otros dos partícipes lo entendían, al igual que lo había entendido DongHae. Los papeles estaban invertidos. Las palabras que el líder había soltado a modo de consuelo estaban grabadas en la mente de HeeChul. Era el único de ellos que pensaba que más de uno podía salvarse, a pesar de todo.
-Voy a comerme el topokki. Está bien - Se levantaba del sillón y se encaminaba a la cocina con pasos breves y tambaleantes. Daba la impresión de ser alguien muy joven. También muy frágil.
En cuanto el menor pasaba la puerta de la cocina, JungSu se apresuraba a acercarse a HeeChul para abrazarle con fuerza en una clara muestra de apoyo. Sabía perfectamente lo mucho que detestaba aquello cuando había alguien más presente, por lo que contenerse resultaba su única opción. Pero DongHae entendía que necesitaban ese momento de privacidad. O al menos quería creer que lo entendía. El de ojos almendrados no regresaba el abrazo. Sin embargo, acomodaba su frente contra el hombro del mayor en busca de algún soporte emocional.
-¿Estás bien?
-Tan bien como se puede estar después de dispararle a tu mejor amigo ¿Qué demonios está ocurriendo?
-Alguien de los altos mandos se enteró que uno de nosotros ha vendido información a terceros. Nos quieren fuera. Y la mejor manera es matándonos entre nosotros mismos. Ya sabes, sale más económico.
-Y factible - HeeChul giraba el rostro para besar a JungSu en la mejilla. No se trataba de un gesto romántico, de cualquier forma, sino más bien un agradecimiento por estarlo contando todo - Si no nos matamos entre nosotros ¿Quién nos mataría?
-Algunos de los chicos de EXO están mejorando… -JungSu sonreía después de que las palabras dejaban su boca. Sabía cómo poco a poco iban llenando el lugar que ellos empezaban a dejar vacío. Eran más jóvenes, más rápidos.
-Ninguno de ellos podría derribarme. No se trata de la fuerza, ni siquiera de la inteligencia. Se trata de que no son lo suficientemente astutos para hacerlo. Y les falta experiencia. Y SungMin podría matarlos a todos sin siquiera pestañear - Ambos se reían ahora, sabiendo que tienen razón, en el fondo. Pero la risa moría pronto, al igual que podía ocurrirle a cualquiera de ellos - ¿Entonces no tienen idea de quién ha sido?
-¿Qué demonios piensas, Heenim? - A JungSu no le gustaba el modo en que las comisuras del menor se estaban curveando hacia arriba. Este ladeaba la cabeza hacía un lado, dejando que su cabello colgase un poco. Era una acción que le volvía en alguien realmente atractivo a los ojos del líder.
-En que, si no saben quién es el soplón, están jodidos. Pero si lo saben realmente, también están jodidos. Puede que nos matemos todos, pero eso no significa que no vayamos a hacer algo…
-Es lo que había estado pensando ¿Crees que los demás lo hayan pensado?
-Dudo que HyukJae tuviese tiempo de realmente pensar en algo. Tampoco lo creo de KiBum, pero los demás… Vamos a matarnos todos, ¿Lo sabes? - El líder asentía ligeramente, entendiendo bien la situación en que se encuentran. La misión debe cumplirse, incluso en contra de su voluntad - Tenemos que hacerlo por el bien del equipo ¿Cómo quedaríamos si unos muriesen y otros no? Lo cual es terrible, porque me encanta mi cabeza sobre los hombros y mis ojos brillantes, resplandecientes…
-¿No crees ser capaz de ser el sobreviviente?
-Solo si logro matar a KyuHyun -HeeChul se sobaba la sien con ambas manos. Detestaba cuando el alcohol le provocaba migraña sin incluso haberle provocado borrachera.
-¿No debes matarme primero a mí? ¿A DongHae? -El menor suspiraba dramáticamente, como diciendo “No entremos en detalles” con una sola exhalación de aire.
-Tú ya estás muerto, anciano - JungSu lamentaba que, de algún modo, aquellas palabras le doliesen tanto. Amaba su vida, amaba su trabajo, a sus compañeros de misiones y vida. Y aunque casi nunca pensaba en aquello, amaba de un modo retorcido a HeeChul. De aquél modo que les traía gritos a altas horas de la madrugada, insultos e incluso bofetadas cuando no podían tolerarse ni a sí mismos. También les traía bebidas etílicas, películas pornográficas y comida calórica. A veces abrazos furtivos y sonrisas compartidas - Pero Hae… no puedo… puede tener 30 años, pero es como un niño. No puedo…
-¡Rayos! Yo tampoco puedo - Ambos miraban hacia la cocina, de donde DongHae aún no salía. Sabían que, si entraban en la misma, DongHae estaría viendo el agua burbujear al alcanzar su punto de ebullición. Probablemente se le quedaría viendo hasta que esta se consumiese por completo y tendrían que poner a calentar más agua - ¿Cara o cruz?
-¡¿Me ves la cara de idiota?! ¡Yo ya maté a HanGeng! ¡Te toca! - Y le soltaba un fuerte empellón en el hombro, recalcando sus palabras. JungSu trastabillaba, pero no caía. Sujetaba a HeeChul por la playera que portaba y lo sacudía un poco.
-O hacemos el cara o cruz o lo matas tú…
-¡Ni hablar! - El cabezazo que HeeChul le soltaba le resultaba doloroso al líder. Soltaba al de ojos almendrados para impactar su puño en la mejilla del menor. Este siseaba con cierto odio - ¡Hazlo tú! ¡Yo no soy ningún ángel de la muerte para ir siendo el que acabe con las personas de manera misericorde! ¡Vete al carajo!
-Es tu favorito. Lo tratarás bien…
-¡NO! - El grito resultaba lo bastante agudo para que DongHae se asomase desde la cocina.
-¿Todo bien? - HeeChul se reía con histeria ante la pregunta ¿Cómo se suponía que podía contestar aquello? Nada estaba bien desde el inicio de la misión. La vida era un juego y cada uno una pequeña ficha a eliminar del tablero.
-Claro, no debes preocuparte - JungSu le sonreía con calidez. HeeChul deseaba decirle que la hipocresía era su fuerte, pero al final decidía quedarse callado, pensando que, aun en aquella situación, lo peor que podía pasar era discutir enfrente de uno de sus “niños”.
-¿Van a querer topokki?
-No, tú eres el que está sin descansar desde la madrugada. Cómetelo y luego descansa.
-Te prepararé la cama - HeeChul se metía a uno de los dos cuartos que la pequeña casa tenía. Todo le resultaba tan surreal que pensaba en lo absurdo de la vida ¿De qué servía todo aquello?
“¿Y si simplemente dejo que Hae me mate? Podría matar a JungSu y luego pedirle que me dé un tiro. Matar a Hae va contra de cualquier situación. Pescado idiota”
Se dedicaba a colocar sábanas limpias en la cama destinada a los invitados para no tener que pensar en nada más. Se preguntaba si el resto le perdonaría la vida a DongHae. Era, en términos generales, el favorito de todos. Aquél que no pedía nada y aun así debías ofrecerle todo. Pero si le dejaban vivo, no estaba tan seguro de que pudiese hacerse cargo de todo. Esa mirada perdida decía claramente “los necesito”. Y no es como si pudiese volver a trabajar en el medio; ese ojo y la irregularidad completa que ahora representaba su rostro le volvía poco atractivo.
-¿Puedo comerlo aquí? - DongHae se asomaba para mirar a HeeChul. Este asentía. Daba igual si comía la última cena en la cocina o en el cuarto. Podía comérselo en la tina, si así lo deseaba -Hyung, no quiero causar problemas.
-No los causas, bobo - Se rascaba la nuca, deseando de pronto que JungSu también entrase y se encargase de aquél desastre. Por algo era el líder, para hacerse cargo de toda la basura emocional con la cual el de ojos almendrados no quería lidiar. DongHae dejaba su plato llego de comida en la mesita de noche y luego se sentaba, mirando a la nada.
-JungSu hyung está llorando en la sala…
-Dejémosle llorar entonces. De todas formas, llora por todo…
-¿Van a matarme? - No había recriminación o tristeza en aquellas palabras. Se trataba de una simple pregunta hecho con naturalidad y curiosidad. HeeChul se sentaba al lado de DongHae y, tras pensarlo un par de eternos segundos, colocaba su mano sobre la rodilla del menor.
-Pregúntale a JungSu. Si alguien va a hacerlo será él.
-Mmmmhhh… -No añadía nada más de momento. Empezaba a comerse el topokki despacio, mascando múltiples veces cada bocado, disfrutando de la salsa que lo cubría todo. HeeChul se entretenía trazando pequeños círculos en la rodilla de DongHae con su dedo índice a modo de confort. No para el menor, sino para él mismo. Tras varios minutos, el de mirada impar decidía continuar con aquella extraña conversación -Es extraño. Cuando peleaba con Hyukkie, primero quería ganar, no por quedar vivo, si no para demostrarme que era mejor que él. Luego, pensé que lo mejor era morir juntos y así evitar todo el drama que se iba a desenvolver. Cuando SiWon disparó, entonces de pronto quise mantenerme vivo. Pero después ya no lo quería, porque todo me dolía y duele demasiado. Luego fui a buscar a JungSu hyung para que me diese indicaciones, un sentido a esto, la muerte, lo que fuese. Y solo se le ocurrió buscarte a ti. Cuando entré quise estar muerto como HanGeng hyung y a la vez pensé que debía matarlos a ustedes. Y ahora pienso que no quiero estar vivo si voy a ser el único vivo que va a quedar…
-Piensas demasiado. Que incómodo. Acábate el topokki y duerme. Por la mañana, si JungSu o yo seguimos vivos, entonces esa persona sabrá qué debe hacer contigo - Se levantaba tras besarle la frente. DongHae asentía lentamente.
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FILE 63
Nombre: Cho KyuHyun
Edad: 28 años (3 de Febrero de 1988)
Mejor conocido como: KyuHyun, KuiXian, Evil maknae
Altura: 1.82cm
Altura real: 1.80cm
Peso: 67kg con variaciones de + - 7kg.
Tipo de sangre: A+
Familia: Ambos padres. Hermana mayor.
EVALUACIONES:
Reflejos: 8
Velocidad: 8
Fuerza: 9
Elasticidad: 8
Inteligencia: 10
Astucia: 10
Armas: La tecnología. KyuHyun es capaz de entrar en cualquier sistema y modificarlo a su antojo, por lo que puede convertir casi cualquier dispositivo electrónico en un arma potencialmente peligrosa. En cuando a las de fuego, se las apaña bien con las de medio alcance. No gusta de las armas blancas ni de ninguna que pueda resultar “ingeniosa” y salir de la norma. Su pistola favorita es la M240, que ya bien puede considerarse un rifle pequeño.
Puntos fuertes: Es sumamente inteligente y taimado. De pensamiento rápido, se graduó con los más grandes honores en todas las pruebas teóricas y la mayoría de las prácticas. Siempre tiene un plan bajo la manga. Además de ello es bastante bueno en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo.
Puntos débiles: A raíz del atentado (19 de Abril del 2007) tiene dos discos metálicos y un oído interno prostético, lo cual hace que en ocasiones tenga menor condición física de la que podría permitirse. También resulta una persona poco de fiar, prefiriendo los intereses propios a los del resto del equipo.
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24 horas antes del fin de la misión.
JungSu había llorado por más de hora y media. La cual HeeChul había aprovechado para meterse a bañar en la tina, disfrutando las burbujas y el agua caliente que agradablemente se tragaba todas las preocupaciones de momento. Se preguntaba de modo un tanto bobo si también podría tragarse el lloriqueo lastimero del líder y si resultaba factible ahogarlo mientras todavía estuviese en la tina.
“Podría llamarle, y emboscarlo…”
Pero no le apetecía que su baño de burbujas se viese contaminado por el cuerpo inerte de JungSu así que simplemente disfrutaba del mismo hasta que el agua se había puesto helada. Entonces se incorporaba. Tomaba su toalla favorita de aquella microscópica casa junto al mar y se envolvía en la misma, secándose a conciencia, antes de decidirse a abandonar la tranquilidad del baño y enfrentarse a JungSu hablando por teléfono. Conversaba en susurros, si bien eso no le impedía al de ojos almendrados saber con quién hablaba: KyuHyun.
Ignoraba la conversación pues sabía de qué trataba: un poco de esto, un poco de aquello. Habían visto la foto de SiWon y sabían que el menor se encontraba al lado de ZhouMi, así que hablar con uno sería como hablar con los dos. Esperaba que JungSu no le pidiese hablar con RyeoWook o con JongWoon. Con nadie, de preferencia. Si se tenían que dar las instrucciones, que las diese alguien más. En lugar de aquello se metía al cuarto principal y empezaba el relajante ritual de belleza que seguía diariamente. Un poco de crema y ungüentos aquí y allá. Sacaba el pantalón de su pijama y se lo ponía sin más, olvidando cualquier otra prenda de por medio. No iba a necesitarla de todas formas. Se negaba a morir sin haberse acostado antes con alguien.
Si le hubiese alguien preguntado, confesaría que en realidad hubiese preferido con alguien diferente a JungSu, alguien nuevo, emocionante y que tuviese que explorar lentamente; pero, por otro lado, el mayor resultaba una ventaja: era terreno conocido y cuya resistencia tildaba no en el cero, sino en los números negativos incluso. Así que no tenía que invertir tiempo en lo absoluto. Cosa de la cual además carecían. Así que salía de la habitación para ir a alcanzar al líder, que ahora ocupaba el sillón de una plaza mientras revisaba su celular con atención.
-¿Qué pasa? Vamos a la cama…
-YoungWoon ha muerto - El ceño fruncido de JungSu no le indicaba nada bueno. Alcanzaba su celular de la mesa del comedor y observaba las fotos que JongWoon enviaba. De inmediato sentía como algo parecido a un monstruo terrible se enroscaba en su interior. No podía creer que hubiesen pasado de tomarle fotos al cadáver para demostrar la muerte de alguno a tomarse fotos CON el cadáver como si se tratase de un grato recuerdo.
-Cabrón… -Escribía rápidamente un mensaje en el kakao del grupo.
Púdrete, JonWoon ¿Debo tomarme una foto abrazando tu cadáver cuando te mate?
No era el único que ponía un comentario al respecto. RyeoWook pronto agregaba uno y al final el líder escribía que dejaran todo por la paz y descansasen un poco. Ya podrían matarse dentro de unas horas.
-Voy a apagar esta basura. No quiero leer nada más - HeeChul de inmediato hacía lo que había dicho. JungSu se incorporaba y suspiraba largamente. Aunque no apagaba el celular, lo dejaba también en la mesa del comedor. Sabían que nadie iría a buscarlos tan lejos de momento. Así que al menos podrían dormir unas cuatro o cinco horas. Pero por la manera que los ojos almendrados le miraban, sabía que probablemente no dormirían nada.
-Hueles a canela… - El mayor daba pasos pequeños, tentativos, para acercarse a HeeChul. A pesar de todo temía lo suficiente y prefería no dejar las reservas del lado. El menor se limitaba a rodearle el cuello con ambos brazos, esperando a que JungSu termine de invadir su espacio personal.
-Lo cual es bueno. Me aleja un poco de todo esto. Vamos al cuarto. No vamos a hacer nada en la misma habitación que HanGeng. Éramos buenos amigos, pero estoy seguro que eso sería sobrepasar los límites de lo permitido.
-Vamos - El líder concordaba con no querer estar en la estancia más de lo necesario. De hecho, sentía como si un peso se hubiese levantado de sus hombros cuando la puerta del cuarto se cerraba para separarlos por un par de horas de aquella situación. Y si los labios y el cuerpo de HeeChul se sentían más vibrantes y apasionados que nunca, debía ser porque las despedidas podían liberar tanto lo mejor como lo peor de su persona.
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19 horas antes del fin de la misión.
JungSu se levantaba al menos una hora antes de que el sol empezase a clarear el día. Se trataba de esa manía de estar alerta antes que nadie. De inmediato sentía como su organismo le pedía liberar el exceso de líquido en el mismo. Se levantaba tras admirar a la figura dormida junto a él. HeeChul le daba la espalda con la mayor tranquilidad del mundo. Dormía suavemente, haciendo que su pecho apenas subiese y bajase rítmicamente. Quería besarlo por horas ininterrumpidas sabiendo que es un deseo fútil. El menor detestaba semejantes muestras de afecto, encerrado como estaba en su papel de asesino desalmado.
A pesar de que la sala se encontraba tan alejada como era posible de los cuartos, en cuanto abría la puerta percibía el sonido de moscas gigantescas zumbando con singular alegría por encima del cadáver de HanGeng. La sola idea le producía cierto horror sordo. En cuanto HeeChul se despertase se aseguraría de recriminarle al respecto. Ya en el baño, se encontraba mirando el azulejo de un azul claro al tiempo que orinaba cuando escuchaba que una de las puertas se abría. Suponía que se trataba del de ojos almendrados despertando tras escucharle salir a él.
“Escucha las malditas moscas y atrévete a decirme que no estaba en lo correcto.”
Se lavaba las manos a conciencia y luego los dientes, deseando despertar lo mejor posible. Luego abría la puerta y notaba que tanto la puerta del cuarto principal como la de visitas se encontraban abiertas. Fruncía el ceño. Se asomaba al de visitas por ser el más cercano al baño. Ahí no había nadie.
“¿Acaso DongHae ha ido a llorarle a HeeChul? Dios, espero que no. Al menos merecemos un poco más de sexo antes de matarnos.”
Pero no se sentía enojado por aquella posibilidad. Las cosas sucedían. Y DongHae resultaba simplemente encantador a su manera. Al menos es lo que creía hasta que veía el interior del cuarto principal. Al principio, con la escasa luz de luna que se filtraba por la ventana, le parecía como si aquellos dos estuviesen intimando a un nivel nuevo para ellos. DongHae estaba encima del vientre de HeeChul, que se encontraba acostado bocarriba, con los ojos muy abiertos. La espalda del menor se encontraba encorvada hasta lograr que los labios de ambos estuviesen casi tocándose. Sin embargo, ahí acababa el romanticismo. Los dedos un tanto achatados y chuecos de DongHae se cerraban alrededor del cuello del mayor mientras que este rodeaba las muñecas del menor en un intento de apartar las manos del mismo. Parecía no poder respirar en lo absoluto por el modo en que abría la boca a modo desesperado.
Más adelante, cuando JungSu analizase todo en retrospectiva, se daría cuenta de lo jodido que se encontraba en su relación con HeeChul. En aquél momento, de cualquier forma, no pensaba. Veía aquella escena y, sin titubear, corría de regreso a la sala.
El disparar un rifle no era en lo absoluto como disparar una pistola. Mucho menos un rifle como aquél Remington 700 que HanGeng había llevado a la pequeña casa. El disparo no solo retumbaba en las paredes como un colosal trueno, sino que reculeteaba en el hombro de JungSu con una fuerza que le hacía dar tres pasos hacia atrás antes de perder el equilibrio por completo y caer de espalda. Definitivamente un arma no diseñada para ser disparada sin estar posicionada correctamente sobre su base.
-¡¡NGGGHHHH!! -El quejido que emitía era apagado pero funesto. Soltaba el rifle y se tocaba el hombro. Sentía como si alguien lo hubiese agarrado a martillazos hasta dejarlo hecho añicos -¡¿Estás bien, Hee?!
HeeChul emitía un sonido parecido al lloriqueo. Luego se quedaba callado. JungSu no insistía porque escuchaba su respiración agitada. Suponía que había conseguido que la bala no le pegase también al de ojos almendrados porque no se quejaba como si estuviese herido de muerte. Aunque no por ello dejaba de quejarse, emitiendo pequeños sonidos de asco.
-¡¿Eres imbécil?! -Finalmente el de ojos almendrados se sentaba en la cama y miraba hacia la entrada, donde más allá de ella se encontraba el líder, aun sobándose el hombro e intentando no desmayarse por el dolor -¡Tengo dos recortadas, cuatro semiautomáticas y 3 de bajo calibre y tomas el maldito rifle!
-¡De nada por salvarte la vida! ¡Creo que me deshice el hombro!
-¡Le volaste la cabeza a DongHae! -Ese último estamento era dicho con un timbre agudo y lastimero -¡Pudiste arrancarme un brazo o algo con ese monstruo! ¡Esa cosa es para disparar como a un kilómetro de distancia, idiota! ¡Te mereces quedarte sin hombro, sin brazo y hasta sin bolas! ¡Y las balas son expansivas! ¡Carajo, carajo, de verdad le volaste la cabeza!
HeeChul entraba en una especie de pánico que le hacía hiperventilarse. Miraba hacia el suelo y hacia la ventana, que se había roto con el impacto recibido. La bala había entrado por el cráneo de DongHae con tanta velocidad y fuerza que ni siquiera había logrado explotar estando todavía encima de HeeChul, para suerte del mayor. En lugar de ello, el impacto hacía que todo el cuerpo del menor volase prácticamente por los aires, estampándose la cabeza contra la ventana. Solo entonces la bala había explotado, haciendo que un pedazo de pared desapareciese junto con la ventana y la cabeza de DongHae, que ahora se encontraba regada por todas partes en pequeños pedazos.
-¡Te salvé la vida, maldito desagradecido!
-¡Como si DongHae pudiese haberme derrotado en el estado que se encontraba! ¡Tarado, eso eres! - Aun tenía ese tono asustado, chillón y molesto que podía irritar a quién fuese. Era como escuchar uñas largas arañando un pizarrón viejo. El de ojos almendrados rodaba hacia el lado de la cama contrario al que se encontraba, no deseando pisar el suelo más cercano a la ventana. Cuando se bajaba de la cama y prendía la luz, JungSu comprendía el tono de asco. HeeChul estaba cubierto de sangre y probablemente materia gris de DongHae. También estaba lleno de pequeños pedazos de vidrio por todas partes, que le hacían brillar a modo espeluznante.
-¿Perdón? -JungSu hubiese querido sonreír para remarcar el estamento, pero el dolor no le dejaba. HeeChul se arrodillaba junto a él y, en lugar de mostrar cualquier simpatía, le abofeteaba con tal fuerza que sentía como los oídos le pitaban.
-¡Vístete y vámonos! ¡Con semejante escándalo tendremos a la policía aquí en menos de 10 minutos!
-¡Eso era innecesario! - Se sobaba la mejilla ofendida, tocándola tentativamente para asegurar que no se la ha desviado con el impacto. HeeChul podía lucir delicado, pero de delicado no tenía nada. Y mucho menos cuando se sentía enfurecido - Y no estoy seguro de poderme levantar. Me mata el hombro…
A pesar de la cara de desavenencia, el de ojos almendrados ayudaba al líder a sentarse. De inmediato notaba el modo prominente y extraño en que el omóplato protruía. Lo tocaba tentativamente con un dedo y de inmediato el mayor gemía sonoramente.
-No parece roto, pero sí totalmente fuera de lugar. Pareces jorobado - Y sin que el mayor pudiese agregar más, HeeChul usaba la base de su mano para empujarla con fuerza contra la zona sobresaliente. JungSu gritaba tan fuerte como sus cuerdas vocales y pulmones se lo permitían. El aire le faltaba por un momento y luego el dolor bajaba lo suficiente para poder lloriquear - Listo. Volví a acomodar la articulación. Más o menos. Ahora vístete.
HeeChul ni siquiera se detenía un momento a mirar al otro hombre. Se metía de inmediato al baño y abría la regadera. No esperaba a que el agua calentara, si no que entre maldiciones se bañaba en un tiempo record de 3 minutos. Al terminar aun percibía el olor a sangre impregnado en él, pero al menos no parecía ser Carrie, bañado completamente en sangre. JungSu estaba vestido y ofreciéndole un pantalón de mezclilla y una playera con algún estampado que había encontrado en la habitación. Prácticamente se vestía mientras caminaba.
-¡Malditas moscas! - Agitaba las manos en todas direcciones. Con el olor a sangre no solo se aferraban al cuerpo de HanGeng, si no que le rodeaban a él también - ¡Todavía estoy vivo, carajo!
HeeChul sacaba las armas que tenía colocadas en el mueble y las metía en una bolsa de basura, intentando llevarse también cuantas municiones le sean posibles. También le indicaba a JungSu que se llevase el rifle de HanGeng, pues no sabían si llegarían a necesitarlo.
Para cuando se han subido al automóvil del menor de los dos y se han enfilado en la calle principal más cercana a la pequeña casa, ya escuchan los sonidos de sirenas por doquier. HeeChul tenía que atropellar a dos curiosos para poder acelerar sin consideración alguna y perderse antes de que la policía llegase.
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20 horas antes del fin de la misión.
RyeoWook se había burlado de JongWoon por al menos un cuarto de hora, aludiendo que no notaba la falta de mano, pues eran tan pequeñas que resultaba difícil diferenciarlo. El mayor se había limitado a mirarle de mal modo, pero sin emitir palabra, temiendo que el menor se negase a ayudarle si lo hacía.
Ahora se encontraba gimiendo sonoramente mientras que el eterno maknae le desinfectaba la herida con fuerza. JongWoon hubiese creído que las cosas tenían que ser así de brutales de no ser porque los ojos del menor resplandecían con un brillo malvado, satisfactorio.
-Se un niño grande, Woon hyung. Ya casi termino.
-Tú no eres al que están tallándole la parte herida con dolo. No opines…
-Como sea - Apretaba el vendaje tanto como le resultaba posible - El verdadero dolor no empezará sino hasta dentro de unas horas. Disfrútalo mientras tanto.
-¿Puedo quedarme aquí una o dos horas a descansar?
-Hazlo. Necesito dormir un poco. Si alguien viene, haz también el favor de matarle sin despertarme. Necesito mi hermoso sueño - Ni siquiera volteaba a verle. En lugar de ello se incorporaba para entrar en la cocina - ¿Tienes hambre? Puedo sacarte un poco de carne para que cenes algo.
-Sí, gracias - Se quedaba callado un par de segundos, meditando si debía decirlo o no. Al final decidía que RyeoWook se lo merecía, por haberle ayudado - Había algo raro con SungMin.
-¿Raro? - El menor se asomaba desde la entrada de la cocina. Sujetaba con ambas manos un envase lleno de carne para asar.
-Parecía desorientado. O confundido. Y menos hábil de lo normal.
-Seguramente es porque lo agarraste dormido - El menor perdía el interés de inmediato. En cambio, JongWoon se quedaba meditando aquello por varios minutos. Le parecía haber sobrevivido con tanta “facilidad” a SungMin. No era su estilo perdonar la vida de alguien. O quizá había sido el shock de encontrar a YoungWoon muerto en el piso del baño. Para cuando decidía dejar de darle vueltas al asunto y cenar algo, RyeoWook ya se había ido a dormir.
“¿Y si simplemente entro en el cuarto y lo mato?”
Pero eso iba en contra de toda la camaradería en la que creía. Ya habría tiempo para matarle dentro de unas horas. Lo mejor que podía hacer en aquél momento era cenar y luego dormirse una o dos horas. De ahí debía matar todavía a varios y, si lograba sobrevivirlo, encargarse de RyeoWook. Era el trato, después de todo. Y si no se podía respetar la palabra dada en momentos como esos, no se podía hacer nada, realmente.
“Al menos he escogido al que cocina mejor. Esto está marinado de maravilla”
Cenaba en silencio, mirando el muñón que tenía ahora en lugar de mano. Recordaba haber leído algún manga en el cual un guerrero, el malo, había perdido la mano y, en lugar de derrotarse por ello, había hecho que le pusiesen la hoja de una espada a modo de arma integrada.
“Debería hacer eso. Luciría implacable”
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17 horas antes del fin de la misión.
JungSu había enviado el mensaje para informar sobre la muerte de DongHae una media hora antes y desde entonces no había intercambiado palabra alguna con HeeChul. Este conducía a toda prisa, sintiéndose el fugitivo más perseguido de todo el país. Y estaba seguro de que, si no lo era, lo sería pronto. Dos cadáveres en su propiedad no iban a resultar prometedores. Como el menor no pensaba abrir la boca, al menos de principio, era el líder quien tenía que romper el hielo.
-Oye, lamento lo de hace rato. Intentaba protegerte… - Colocaba una mano en la rodilla más cercana de HeeChul. Este quitaba la mano del volante tan solo para poder retirar la mano del mayor.
-Le volaste la cabeza a DongHae…
-Estaba matándote.
-¡Claro que no, no seas ridículo!
-¡Tenía sus manos alrededor de tu cuello! - Ambos comenzaban a molestarse de nuevo -¡¿Eso es no estarte matando?!
La risa que escapaba entre los dientes de HeeChul le recordaba a la de una bruja de cuento. Malvada. Burlona. Cínica.
-Te dije que yo no iba a matarlo… simplemente te dejé hacer el trabajo sucio… - Las palabras iban cayéndole a JungSu como granizos gigantes. Le golpeaban y lastimaban, una a una - Hae apenas si tenía fuerza para caminar y deambular como un muerto en pena. Cuando saliste de la habitación, entró él, suplicándome porque le matara. Dijo que él no podía matarnos. Simplemente no podía. Necesitaba mi ayuda. Le dije que fingiese ahorcarme y tú te encargarías de todo. Me encanta saber que, al menos, la razón la sigo teniendo siempre. El problema es que eres idiota y casi me matas también a mí.
-Tú… - El mayor sentía como la ira iba en aumento. Burbujeaba de manera fea en su interior y pugnaba por salir a modo violento - ¡Lo planeaste todo!
-Excepto la parte en la que usabas el maldito rifle, claro está…
-¡Eres una horrible persona!
-Lo soy - Volvían a quedarse en silencio. JungSu cerraba los ojos y se cruzaba de brazos, alejándose tanto como podía de HeeChul. Al menos emocionalmente, porque físicamente no podía retroceder gran cosa mientras estuviese en el vehículo. Y si esperaba algún tipo de disculpa por parte del menor, se desilusionaría bastante. Simplemente no se encontraban al mismo nivel sentimental el uno del otro. Lo cual aterraba al líder. Porque hasta aquél momento había ignorado cuan atraído se encontraba al de ojos almendrados y cuan profundos resultaban sus sentimientos hacia el mismo. Unos sentimientos que claramente no eran correspondidos.