¡Aquí vamos!
01. Tacto
02.Vista03. Oído04. Gusto
05. Olfato06. Sexto Sentido07. Sentido del humor08. Sentido de la orientación09. Sentido de la moda10. Sentido común
Gracias a
retos_a_lacarta os traigo esto~
Tabla: de los Sentidos.
Fandom: Harry Potter.
Claim: Draco/Hermione~!
Y comienza así ~
Olfato
Cuando tu nariz te dice cosas que el resto del cuerpo no.
Hermione ladeaba la cabeza. Pensaba en cómo redactar lo que estaba digiriendo. Se acariciaba el rostro con la pluma, con el ceño levemente fruncido y el cerebro metido hasta el fondo en la lectura de un libro polvoriento del cual casi ni se comprendía título. "Mal uso de la magia y sus perpetrantes". Ya llevaba más de un metro de pergamino describiendo a penas a tres magos. De hecho, cuando recién acababa con el segundo, Harry y Ron decidieron abandonarla porque no podían soportar seguír dentro de la biblioteca. "Apestoso aroma a libros", había dicho Ron, y la castaña le había perforado con la mirada. A ella le fascinaba ese aroma, un aroma único que memorizaba y recordaba a cada segundo del día. Casi podía enumerarlos. Infancia, antiguedad, madera, polvo y canela. ¿Canela? A veces, un leve toque a menta. ¿Libros frescos?.
Ya no sacudía la pluma con la avidez que había comenzando. Jugueteaba con ella entre los dedos. El aroma a menta era algo anormal, anormalmente peculiar a sus estadías por horas continuas en el templo del saber. Aquel día no era la excepción. Pero hasta ahora no se había preguntado qué de menta había en los libros, ni si quiera en el papel era perceptible dicha esencia.
La bruja de Endor le hizo levantarse de su silla. Absorta en su análisis aromático caminó un par de estanterías buscando un libro de nigromancia. No le gustaba mencionar un personaje y dejarlo en el aire, como una mosca cualquiera.
Una luz brillante, cegadora se colaba por los ventanales. Se podían contemplar las partículas de polvo flotando por el aire si te concentrabas en algun punto perdido a la vista. Se detuvo junto la estantería numero 5. Numero impar. Y el número de menta. Cerró los ojos y se sonrió. Ahí estaba de nuevo el aroma que acosaba sus fosas nasales haciendole sentir tranquila y nueva. Esta vez era más intenso, más directo, al punto de ser perturbante. Inspiró con profundidad para capturar tan fascinante mezcla de sensaciones. Sus hombros se inclinaron levemente, al igual que su pecho y mentón, guiada por un éxtasis incomprensible. Giró sobre sus talones hacia la derecha con la luz encandilando sus ojos por completo.
Una figura esbelta y despreocupada, apoyada por la espalda y sosteniendo un libro de nimio tamaño en relación a los que ella solía cargar. Un cabello rubio platinado, deslumbrante y ordenando, un par de mechones rebeldes y una nariz respingada se desdibujaban a contraluz.
Él era su menta. El mundo se le vino abajo.
El cosquilleo del nerviosismo jugueteaba con sus emociones, y por razones que ni ella explicaba, no pudo articular palabra, cosa que el observado se preocupó de anticipar.
- ¿Qué tal, Granger?... ¿Buscas la sección "Lectura especial para sangres sucia"?
El ojigris cambió la postura, cerrando el libro, apoyándose de un hombro en la estantería y cruzándose de brazos.
Ella quizo gritar, jalarse el cabello, correr.
- Porque... ¿Sabes? Yo podría escribir un par de cosas sobre eso...
Sentía las palabras paladeadas con sorna, con esa burla que detesta, un detalle que arremete a la sensasión tan exquisita que hace sólo segundos le había embriagado, con la cual se había sentido más parte de la biblioteca, menos de ella misma.
- Hay mucho por decir, sobretodo de tí.
La castaña recobró el aplomo con una leve inclinación de cabeza, su rostro altivo con los ojos destellando odio como el que sólo Hermione Granger sabe dirigir a Draco Malfoy.
- ¿De veras? Pues creo que nada más interesante de lo que podría escribir yo sobre cómo un sangre limpia puede llegar a convertirse en un fantástico hurón botador.
A Malfoy se le desvanecieron la sorna y la sonrisa de medio lado. Avanzó un par de pasos hacia ella. Era más alto e imponente, pero a Hermione no le gustaba perder y menos contra el patán de Malfoy, el hijito de mamá, el príncipe de Slytherin. Era ella ahora quien sonreía, sin cambiar la firmeza femenina y amenazante del tipo "no te atrevas a insultarme" que siempre le había hecho tan característica, casi desde que había ingresado a Hogwarts. De hecho, nadie a excepción de Malfoy se atrevía a nadar contra su corriente prolija y calculadora.
El platinado bajó su rostro para quedar al mismo nivel del par de ojos castaños brillantes que lo medían a cada actuar. Él pudo sentir un aroma dulce y sutil, cosa que nunca antes había entrado a analizar, porque eran Draco Malfoy, el más grande ícono sangre limpia de Slytherin, y Hermione Granger, la mejor alumna, la más estudiosa y reconocida de Gryffindor, ambos odiados por la casa contraria a partes iguales.
Entrecerró sus ojos sin pensar nada en particular, sólo saboreando ese aroma que, ahora que lo recordaba, lo manaba sólo ella, cuando giraba la cabeza con ligereza gritando un insulto y su cabello desordenado ondeaba sus movimientos o cuando pasaba a su lado casi empujándolo con el hombro.
Entonces ambos se quedaron en silencio, mirando pero sin observar, sólo grabando la esencia del otro, porque esa sensación indescriptible, casi nueva, que relegaba el odio a sólo una hebra diminuta enmarcada por la distinción sangre, les robaba las palabras. Hasta que su libro caía de las manos y quebraba el silencio. Ambos diron un leve brinco.
- Hurón estúpido...-le dice voltéandose, caminando tan rápido como puede hacia su mesa-.
- Sangre sucia sabelotodo... -responde, recogiendo el libro y volviendo a la lectura-.
Es primera vez que ellos realmente se encuentran.
Ellos sólo han comenzado su etapa de reconocimiento. ¿Quién no dice que una nariz puede hacer más que un pensamiento?Espero os haya gustado ;D No estaría de más un comment, eh?~ Si pasaste por aquí, por lo menos dejame tu huellita.