Amigos y amigas! Yo quisiera presentar a su atención el texto de la ponencia escrito por mi especialmente para la Cumbre de solidaridad «Todos somos Venezuela». Es imposible entender la Revolución Bolivariana fuera del contexto histórico-mundial - tesis principal de mi obra.
La Revolución Bolivariana en el proceso histórico-mundial: su lugar y su significado para el futuro.
¡Compañeros!
A inicios de mi intervención, quisiera presentarme. Soy delegado de las cuatro organizaciones y movimientos sociales, los tres rusos y uno internacional.
La primera es la
Escuela Lógico-Histórica Internacional (ELHI), la que tiene sus representantes en Alemania, Brasil, Grecia, Portugal, Rusia y Turquía. En Grecia, ya existen muchos círculos de esta Escuela, unidos en la organización “Por la transformación revolucionaria de la humanidad”. Como su fin, la Escuela plantea el desarrollo del marxismo clásico según las realidades del siglo XXI, partiendo de lo que el marxismo no es una teoría apartada y caduca del siglo XIX, sino el núcleo y el embrión de la sofisticación del siglo XXI, y quizás de los siglos posteriores. La Escuela agrupa a los discípulos de Víctor A. Vaziulin, destacado científico marxista soviético, autor de la obra fundamental “Lógica de la Historia”, no traducido al español por ahora.
El segundo es el movimiento patriótico comunista ruso
“Esencia del Tiempo”, el que ha contribuido mucho para frenar el guión golpista en Rusia del tipo de “revolución colorada”. La “Esencia del Tiempo” es una participante muy activa del Comité de Solidaridad con la Revolución Bolivariana, y también colabora muy próximamente con la Embajada venezolana en Moscú. Yo soy militante del movimiento “Esencia del Tiempo”.
El tercero es el Movimiento Social Venceremos, el que también desarrolla los principios de la solidaridad con la Revolución Bolivariana.
Y la cuarta, es la Universidad Obrera “Igor B. Jlébnikov”, cuyo
sitio contribuye mucho en informar la sociedad rusa sobre los procesos políticos en la Venezuela Bolivariana.
Del nombre de estas cuatro organizaciones sociopolíticas, me quisiera expresar el pleno e incondicional respaldo de los procesos revolucionarios que avanzan en la República Bolivariana de Venezuela.
Mi intervención yo quisiera dedicarla al aspecto poco investigado de la Revolución Bolivariana, o sea, su interrelación con el proceso histórico universal. Ningún fenómeno jamás puede ser entendido, si se ha estudiado de manera aislada y ensimismada. La Revolución Bolivariana es un proceso revolucionario que forma parte del proceso más amplio, o sea, el proceso revolucionario histórico-mundial.
Ahora, los medios monopolizados mundiales y sus intelectuales reclutados quieren convencernos que vivamos en el mundo del “fin de la historia”, y quieren privarnos de toda perspectiva. Y la sociedad sin perspectiva sería lo mismo que el ser humano sin el futuro, sin el porvenir. Sería la sociedad frustrada y desorientada. Una variación del tema del “fin de la historia” es el término del “fin del ciclo progresista” en América Latina, el que denota el declive de las transformaciones progresistas y el relevo de los gobiernos de izquierda por los regimenes derechistas y conservadores, como algo supuestamente predeterminado. Es la mentira que se trata de inculcarnos para quitarnos el espíritu del optimismo histórico como una parte inalienable de la sofisticación marxista. Es cierto que las fuerzas conservadoras y reaccionarias han logrado algunos éxitos temporales, más primero, se han impuesto no en todos los países del “viraje hacia la izquierda”, y segundo, aunque sea allí donde hayan asumido el poder, sus posiciones son altamente inestables, y en algunos casos, como en Brasil, son de hecho ilegítimos.
Objetivamente existe la perspectiva histórica de largo plazo, la que permite afirmar que el pasado siglo XX, apenas ha comenzado el proceso revolucionario progresista del nuevo tipo y de escala mundial. Esta perspectiva no es tan evidente para la conciencia social de las masas; pero hoy día ya, dejar de intentar de captarla por los métodos científicos, equivaldría a dificultar su toma de conciencia también en el futuro.
Actualmente, el “viraje hacia la izquierda” sufre una crisis seria, pero una crisis no es el fin por fuerza. Cualquiera crisis abre algunas posibilidades nuevas y desconocidas, y cualquier sistema se desarrolla por medio de las crisis. Desde el punto de vista de los pesimistas históricos, la crisis es el fin definitivo, y desde el punto de vista de los optimistas históricos, es la conclusión de la etapa anterior y el comienzo de otra nueva. En el actual año 2017, la Revolución Bolivariana lo ha demostrado muy bien.
Hace unos meses, a muchos se les parecía que la oposición neoliberal, con sus métodos de violencia callejera, era capaz de desatar la guerra civil y provocar la intervención exterior a gran escala. Sin embargo, el 1 de Mayo de 2017 todas las fuerzas sociales solidarias con la Venezuela Bolivariana hemos recibido el verdadero regalo, o sea, la proclamación por el Presidente Nicolás Maduro de la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente. Las exitosas elecciones del 30 de julio, pese a todas las tentativas derechistas para frustrarlas, ha demostrado con evidencia la amplitud de la base social de la Revolución Bolivariana. La misma Asamblea es un nuevo órgano del poder revolucionario, y con el inicio de su trabajo se abre la nueva etapa de las transformaciones. Potencialmente, es el órgano del desarrollo pacífico post crisis, por lo que la oposición esfuerza tanto para desacreditarla, otra vez apostando a la violencia.
Pasando al escrutinio del papel de la Revolución Bolivariana en el contexto histórico-mundial, quiero señalar que en el marco de la Escuela Lógico-Histórica Internacional se elabora la nueva periodización del proceso revolucionario socialista, apenas comenzado en el siglo XX. En el marco de esta periodización, se introduce su subdivisión entre las revoluciones socialistas precoces y maduras. El siglo XX fue el siglo del maratón histórico de las revoluciones socialistas precoces. Esta subdivisión se introduce sobre la base del enfoque de C. Marx y F. Engels y de los historiadores soviéticos. Ellos hacían la triple diferencia entre las revoluciones burguesas precoces, las maduras o “clásicas”, y las tardías. A las precoces pertenecen las revoluciones italiana y portuguesa el siglo XIV, la checa del siglo XV, la española de los Comuneros, la alemana y la holandesa del siglo XVI. Del tipo transitorio eran las dos revoluciones inglesas del siglo XVII, combinando los rasgos de las últimas precoces y de las primeras maduras. Las “clásicas” eran la Gran Revolución Francesa, así como la norteamericana y varias españolas y latinoamericanas a fines del siglo XVIII y a comienzos del siglo XIX. Como las burguesas tardías, los clásicos del marxismo y los historiadores soviéticos catalogaban las revoluciones europeas y americanas a mediados y a fines del siglo XIX, y también las dos Rusas, la Mexicana y varias asiáticas de los años 1905-1917, todas las que antecedían inmediatamente a las revoluciones socialistas precoces.
De modo similar, las revoluciones socialistas precoces no son sino la etapa primera e inicial del proceso histórico muy amplio. En el porvenir, nos esperan los nuevos intentos, unos exitosos y otros fallidos, de continuar este proceso. Uno de los criterios de las revoluciones socialistas maduras debe ser el alcance de tal grado del proceso revolucionario, cuando pueda ser logrado el “punto de no retorno” al pasado, o sea, cuando el riesgo de la contrarrevolución sea mínimo. En las revoluciones socialistas precoces (así como en las burguesas precoces) este riesgo ha sido todavía muy alto, y lo han mostrado con plena evidencia la experiencia trágica de la revolución socialista en la URSS y de la caída del bloque socialista europeo.
Parece probable que la actual revolución venezolana represente el tipo específico de las revoluciones socialistas, o sea, el transitorio entre las precoces y las maduras. Siendo el blanco de los ataques agresivos de las fuerzas contrarrevolucionarias, la Revolución Bolivariana demuestra la gran capacidad de supervivencia y mantenimiento de la continuidad del proceso revolucionario. El ejemplo más claro es la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente, la experiencia única para las generaciones actuales y quizás para las futuras, la que demuestra como se puede aproximar el “punto de no retorno”. Adelante se espera el trabajo grande y arduo, más el comienzo se ha consumado ya.
El año 2017 es el año de dos fechas conmemorativas revolucionarias de prima importancia. La primera es el centenario del triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia. La segunda, lastimosamente la menos atendida fuera de América Latina, es el XV aniversario del prólogo de la Revolución Bolivariana, o sea, la insurrección del 4 de Febrero del año 1992 encabezada por Hugo Rafael Chávez Frías. En el año 1998, fue lograda la victoria electoral, más el comienzo se ha consumado en aquel año 1992. Hoy día, la Revolución Bolivariana se vislumbra como la primera revolución social del siglo XXI, la sucesora y fiel continuadora de la causa iniciada por la Revolución de Octubre.
Si a mí me preguntan cuales son las razones que me permiten mantener el optimismo histórico en este tiempo tan complejo, yo contestaré así. Hay varias razones: la vigencia de la Revolución Cubana, la Revolución Bolivariana en Venezuela, el “Proceso de Cambio” en Bolivia, la Revolución Ciudadana en Ecuador, y la continuación pacífica de las revoluciones nicaragüense y salvadoreña de los años 80. Cada de estos procesos tiene sus contradicciones, las que no anulan su papel histórico. Actualmente, la Revolución Bolivariana sigue siendo el eje principal indiscutible y la espina dorsal de todos estos procesos revolucionarios.
La misión estratégica de la Revolución Bolivariana se ve en el mantenimiento del hilo histórico-genético entre las revoluciones socialistas precoces del siglo ХХ y las revoluciones socialistas maduras que nos esperan en la perspectiva, si no será en el mediano plazo, ya con plena certeza en la de largo plazo. Esta misión consta en que no sea apagado al fuego revolucionario encendido por el Gran Octubre.
Yo quisiera concluir mi intervención por un poema escrito por mí después de la partida física del Comandante Hugo Chávez. Se llama “Hombre de la Humanidad”.
A la memoria de
Hugo Rafael Chávez Frías
Primer revolucionario del siglo XXI
Hombre de la Humanidad
Frente al Alba está formado el pelotón
de revoluciones desde Miraflores hasta la Plaza Roja.
“Líder bolivariano de Nuestra Revolución,
Da dos pasos al frente, hacia la infinitud se eleva!
Al siglo que viene vaya a la exploración,
se nos necesita un firme lazo con los nuestros”.
Chávez avanza, y tras sus pasos,
plazas marchando, llamando a sus puestos.
Y tú, Comandante, tendrás que subir
a la tribuna de las camisas rojas, mitin de NuestrAmérica,
y tu Revolución ha de unir
al Océano Pacifico y al Atlántico, en sus orillas.
Alumno del primer grado, hojeando su libro del texto,
observará en el mapa «Nuestro Planeta”
y pensará para sí: " Yo sé que es esto:
aquí es Nuestra Europa, y esto, Nuestra América».
«…en la ciudad: Chavéz-rebelión…» «otra vez, Hugo-insurrección …»
«…en Texás, la exitosa bolivariana irrupción …»
son eventos cercanos en la distancia de nuestro destino,
son noticias frescas, que afirman: estás vivo.
Tu corazón palpita en el pecho del pueblo
por el ritmo potente del curso histórico ¿lo sientes?
impulsado por los eventos de cada día nuevo,
guardando el fuego eterno de tus palabras ardientes.
¿Lo escuchas? Los Andes y el Orinoco a tí te saludan:
“Hasta siempre, hasta la victoria, Comandante!”
Y el Carrillón del Kremlin truena con grandes honores
a quien va de camino bajo la lluvia hacia Adelante Grande!
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