Jul 01, 2009 20:43
Era una mañana como cualquier otra, tranquila y sin mucho ajetreo, total, se trataba del día libre para todos, tanto caballeros y amazonas, por lo que varios se reunieron, salieron y comenzaron a disfrutar desde muy temprano en la mañana.
Pero en las escaleras que llevaban al Templo de Tauro, se pudo observar dos figuras que al parecer discutían, una de ellas era alta, delgada, de piel blanca -casi pálida-, de proporciones sencillas, ojos turquesa y cabellera corta castaño oscuro aunque con un gran mechón del lado izquierdo, lo más característico de ésta muchacha eran los tres puntos azules en su frente de forma vertical; la otra muchacha, era bajita, de complexión media, piel algo bronceada, de proporciones no muy notorias, de ojos violetas y cabellera castaño claro, sujetado en dos simples colitas, en sí casi con la apariencia de una niña.
Ambas parecían mantener una charla bastante entretenida, bueno, hasta que la pequeña se exaltó.
- ¡Chandra te digo la verdad! -la pobre castaña hizo un puchero al ver que si amiga no le tenía la más mínima consideración respecto a lo que había averiguado
- Phay -dijo la mayor en tono comprensivo- no digo que mientas, sólo te digo que no es mi asunto, no te diré que lo vea bien, pero al final… es el problema de Eros…
- Es que tú no entiendes… -blanqueó los ojos- irónico que se lo diga a la reencarnación de la divinidad hindú de la Luna…
- Claro que entiendo, pero no me importa… además, que si me pongo a pensar en eso, mi maestro lo notará, sería peor que la noticia se dé de esa forma…
- Pero… pero… tampoco puedo decírselo a otra persona, por eso te lo cuento a ti… si hablo con Alesana, va y la mata, si le digo a cualquier otra de las chicas, se arma el escándalo… ¡peor si le digo a cualquiera de los chicos!
- ¿No puedes quedarte callada entonces? -suspiró relajadamente- ya sabía que sólo eso podía ser…
- Exacto…
Chandra tomó a Phay de la muñeca y ambas comenzaron a subir las escaleras, en el camino (unos 20 pasos), la niña preguntó a su amiga por qué la llevaba a su templo, entonces la mayor le explicó que la única forma de mantener su boca cerrada de por vida, respecto a ese asunto: un contrato simple y sencillo.
- ¿Un contrato? -dijo extrañada la pequeña taurina- es que… viniendo de ti es extraño, digo, podrías haberme quitado el habla por medio del Tesoro del Cielo
- … -la mayor se limitó a reír y tras haber entrado en la habitación de Phay, con pluma y papel, comenzó a escribir un contrato bastante improvisado- tú eres firme, Phay… cuando te comprometes a algo, lo cumples pase lo que pase, leal y fuerte, si te comprometes a firmar esto para cumplirlo, sé que no dirás nada… es más, te sentirás aliviada
- Chandra…
La pequeña se acercó y leyó cada cosa que ahí decía, pero notó que se trataban de frases propias de la aprendiz de amazona dorada de Virgo. La que más le llamó la atención fue:
“Es fácil torturar, golpear o incluso matar para mantener una verdad en medio de la oscuridad, pero difícil saber callar cuando se trata del infierno ajeno de los demás”
Cruel, pero cierto, por eso Phay consideraba a Chandra su mejor amiga, aunque de todos modos las quería a todas las demás. Entonces firmó, suspiró mostrando su tranquilidad y le sonrió a su amiga, pero de repente su sonrisa desapareció.
- ¿Qué sucede Phay?
- Es problema de Eros, lo sé, pero algo así… su hermana debe saberlo, digo, se lo ha debido decir
- No creo… Eros teme al temperamento de Alesana, todas bien lo sabemos, aunque…
- ¿Aunque…?
- Alesana es su hermana mayor, por tanto, es la única que la comprende y realmente puede darle consejo…
- Es verdad…
Pero tras ese día, no pasó mucho hasta que se descubrió lo que realmente Eros, aprendiz de amazona dorada de Piscis, ocultaba a todos y que le causarían serios problemas. Phay quemó el contrato a pedido de Chandra quien le dijo que ya no era necesario, pero que recordara todo lo que ahí decía.
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