Título: Crisis
Género: drabble largo/oneshot muy corto (350 palabras)
Fandom: original
Advertencias: escena meramente descriptiva.
Resumen:"...Las opciones estaban claras: tirar eso a la basura y salir a dar una vuelta o continuarlo como fuera."
Nota: escrito para para
30vicios (tabla simbólica: 03.ventana),
mision_insana (tabla random 8: 10.imagen) y
retos_a_lacarta (tabla pecados capitales: 7.pereza)
Se fue llenando de sombra el pequeño espacio de lienzo. A su lado, sobre una mesa, reposaban, modestos protagonistas ocasionales, el vaso y el jarrón.
Se arrascó con el nudillo una ceja, con cuidado de que las materias (sudor y carboncillo) no terminaran en una indeseable mezcla. Volvió a colocar la punta del lápiz sobre la línea truncada y se detuvo otra vez en seco.
Si se trataba sólo de una estúpida afición, ya podía haber elegido otra.
La claridad, escapando de la ventana que cubría sus espaldas, brillante y de una intensidad inusual, daba a toda la habitación un baño de blanquecina y somnolienta irrealidad; como el reflejo de un espejo que mirara al sol.
Aletargado, continuó contemplando la representación temblorosa y a medio terminar. Luego se dio la vuelta y, limpiándose las manos con un paño, se enfrentó a la silenciosa vista enmarcada en el cristal: fachadas sin balcones sobre hormiguero de vehículos.
Las opciones estaban claras: tirar eso a la basura y salir a dar una vuelta, o acabarlo como fuera.
Sus párpados comenzaron a ceder ante una tercera opción.
Echó las persianas (agujereada residencia de insectos), tapó el lienzo con un trozo de sábana y se tumbó sobre el sofá. Sus pupilas fueron construyendo en el techo un camino borroso en dirección a un punto al que no consiguió llegar.
Abrió los ojos. Echó un vistazo a su reloj de pulsera (incómodo regalo de Rubén: odiaba llevar grilletes): había despitado la decisión durante dieciseis minutos.
Se levantó despacio y se acercó al lienzo. De un tirón lo liberó de su mortaja. Los esqueléticos objetos aparecieron sembrados de puntitos de luz; radiantes y polvorientos. Acercando un poco más la cara, distinguió en el trazo una insignificante e intolerable imprecisión y la rectificó con el índice.
Echándose hacia atrás contempló el conjunto.
Dudó.
Con un movimiento de brazo, una brocha poderosa de luz fue barriendo, de abajo arriba, los dorados lunares que cubrían el cuadro. Apretando los ojos, esperó a acostumbrarse otra vez a la claridad.
Cuando lo estuvo, tomó el carboncillo y se inclinó sobre el lienzo.