Fandom: Prince of Tennis.
Claim: Atobe Keigo/Kamio Akira (Destiny Pair).
Tabla:
Tabla MomentosTema: #11 - Futuro. #12 - Ventisca #13 - Debilidad. #14 - Lucha. #15 - Interludio.
Título: Lucky Strike.
Resumen: Kamio Akira es el cantante de la banda famosa banda ‘Lucky Strike’. Atobe es el dueño de Atobe Music Corporation, en donde Kamio saca sus discos. Pero… nunca se han cruzado, hasta ahora.
Advertencias: Shonen Ai. Universo completamente alternativo. Kamio siendo Kamio y Atobe siendo Atobe, en su máximo esplendor. Aparición de otras parejas.
Rating: PG-13 en forma general.
Notas: El nombre de la banda de Kamio (Lucky Strike) es una marca de cigarrillos.
Disclaimer: Prince of Tennis no me pertenece, pertenece a su respectivo creador, en este caso Konomi Takeshi. Solo uso unos poquitos personajes para dejar volar la imaginación <3
11. Futuro
La banda Lucky Strike presentaría su primer concierto en Tokio, el primero de cinco, y sus integrantes solo podían mostrarse felices al respecto. Kamio Akira, el cantante, se encontraba en el camarín en donde estaban maquillándole para resaltar sus facciones y arreglaban su ropa. La ropa de Kamio era unos pantalones que le tapaban desde las caderas hasta unos centímetros más arriba de las rodillas, tenía un corte en V que llegaba hasta la parte más baja del vientre de Kamio; la camisa que llegaba era hasta más arriba del ombligo y dejaba al descubierto su vientre, era la ropa que más le recomendaban para esos conciertos. Eiji Kikumaru, el Guitarrista, estaba vestido con unos pantalones largos y una camisa abierta con una cadena larga en su cuello. Gakuto Mukahi, el bajista, estaban usando unos pantalones que le llevaban hasta las rodillas y tenían el corte en forma ondulada, y estaba usando una camisa larga que le llegaba hasta los muslos, totalmente suelta. Por último, Kintaro Tooyama, el baterista estaba vestido con una gabardina larga hasta más debajo de las rodillas, pantalones largos de cuero y una camiseta pegada al cuerpo. El concierto de aquella noche se llamaba Futuro y la canción principal era justamente la canción con ese nombre. Todos se ubicaron en las plataformas que les llevarían al escenario. Ibu Shinji, el manager, solo les miró y les deseó suerte con un gesto, mientras los cuatro eran subidos al escenario.
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Ibu esbozó una mueca cuando terminó el concierto y los gritos de las cientos de fanáticas (y fanáticos) le dejaron sordo. Simplemente se escabulló del lugar en el que estaba sentado, en la primera fila, para ir tras bastidores y felicitar a su banda. Les informó que tendrían una cena en una hora con el dueño de Atobe Music Corporation quien quería conocer a la banda completa dado que únicamente había hablado con él. La banda aceptó (aunque no les quedaba opción) y fueron a cambiarse al camarín en donde les vistieron con trajes formales y les maquillaron también. Kamio se puso su anillo ‘True love waits’ apenas terminó de vestirse, cuando hablaban sobre el anillo de castidad de Kamio y del por qué lo usaba él simplemente decía que creía realmente en que lo que prometía con ese anillo era verdad, no quería entregarse a alguien que no fuese su esposo y la persona con la que iba a estar para siempre. Podía parecer que el cantante de una banda que todo el mundo acosaba no debería tener un anillo como aquel, sin embargo así era. Ibu esperó en las afueras del camarín hasta que salieron todos, debía admitirlo… en todos, algo más normal y formal les quedaba mucho mejor que los eróticos trajes que usaban para las presentaciones. Ibu se dirigió a la limosina que el mismo Atobe había enviado para ellos, todos se subieron y se dirigieron al restaurant en donde tendrían la cena.
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No demoraron más de diez minutos en llegar, y en todo el camino Kintaro se iba quejando acerca de las miles de formas en que le molestaba el traje y de que se estaba perdiendo importante tiempo de calidad con sus parejas. Gakuto apenas escuchó eso también se unió a la queja, dado que él también había quedado de verse con sus novios y no le era posible, pero se callaron cuando Eiji les dijo que él también se había quedado de ver con su novio pero que entendía que debían agradecerle a Atobe-san porque él había sido el impulsor de su éxito. Los dos pelirrojos hicieron pucheros pero admitieron lo que había dicho el joven. Kamio, que no tenía ningún problema, solo se limitó a reír entre dientes mientras Ibu ponía los ojos en blanco por lo exasperantes que eran esos dos pelirrojos. De Kintaro se entendía, era el menor de los cuatro y sabían que seguía siendo infantil pero Gakuto… Gakuto era un caso. Cuando llegaron, Ibu bajó primero y les ayudó a bajar después. Todos le siguieron a la puerta, Ibu dijo que venían a la reservación hecha por Atobe Keigo y el camarero les llevó a la mejor mesa del sector vip de aquel restaurante.
Llegaron a la mesa y Kamio se quedó observando de re ojo al joven que estaba en la mesa, junto con otros dos chicos a su lado, sería realmente el gran Atobe Keigo. Ibu pareció haberse quedado de piedra, y por el rostro de su mejor amigo Kamio supuso que algo ocurría. Sin embargo y como buen manager, Ibu se recuperó rápidamente y saludó a los cuatro ahí reunidos para proceder luego a presentar a los integrantes de la banda.
- Es un gusto- dijeron los cuatro pelirrojos ahí presentes.
- Es un gusto conocerlos- habló Atobe- Estos son mis socios, Jiroh Akutagawa y Tachibana Kippei- presentó, los chicos se inclinaron y Kamio notó que ambos socios no les miraban a ellos sino a su representante- Tomen asiento.
Los pelirrojos se sentaron, la mesa era redonda y en una de las esquinas estaba sentado Atobe para seguir de derecha a izquierda con Tachibana (a un lado de Atobe), Ibu, Eiji, Kamio (que quedó frente a frente con Atobe), Gakuto, Kintaro y Jiroh al otro lado de Atobe (el lado izquierdo). Una vez los puestos fueron decididos, los pelirrojos observaron la carta que se les entregó. Ellos estaban acostumbrados a ese tipo de comidas, habían tenido que ir a muchas cuando buscaban patrocinadores. Pidieron algo que les gustase mientras los otros pedían también algo que sonaba a muy caro y muy extraño. Kamio ojeó la carta de bebidas, no tenía ganas de beber alcohol y tampoco iban a obligarle. Kintaro estaba haciendo lo mismo pero por otras razones, Kintaro era pseudo menor de edad aún (tenía diecisiete años, aunque iba a cumplir los dieciocho en menos de cinco días, de hecho su cumpleaños era el día del último concierto) por lo que no podía beber… técnicamente; igualmente no tenía reales ganas de beber así que. Gakuto estaba ojeando los jugos, porque el alcohol disminuía su motricidad (según él) y tenían un concierto al día siguiente. Eiji pidió simplemente agua mineral. Atobe pidió el mejor vino de la carta, para él y sus acompañantes e Ibu simplemente pidió un jugo natural igual que Gakuto. La comida y las bebidas ya habían sido pedidas, por lo que Atobe comenzó a preguntar acerca de sus dedicaciones fuera de la música.
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Cuando salieron del restaurant, Kamio sentía como si hubiese sido sometido a un interrogatorio que duró tres horas y media. Gakuto, Kintaro y Eiji se sentían igual. La verdad es que Atobe les había sometido, literalmente, a un interrogatorio completo acerca de sus actividades, vida personal y ciertos de cosas más. Kamio, dado que no tenía mucho que contar, se lo había tomado dentro de lo que cabía bien pero el rostro de sorpresa de Atobe al notar su anillo de castidad le había molestado profundamente. Cuando Gakuto y Kintaro mencionaron que tenían una relación con dos hombres también se sorprendió aunque lo disimuló mucho mejor. Ibu parecía el más afectado pero su interrogatorio no había sido de Atobe sino de sus acompañantes, los cuatro pelirrojos quisieron saltarles a la yugular a esos tipos cuando le preguntaron acerca de cosas que definitivamente no importaban cuando se era un manager.
Decidieron olvidar aquella mala experiencia, sin sospechar que en realidad aquella no sería la primera vez que verían a Atobe y compañía. Y que la segunda vez, habría varias cosas diferentes en comparación a aquel día. Pero, en realidad, era mucho mejor que no lo supiesen porque así el segundo encuentro era muchísimo más interesante.
Desde la puerta del restaurante, el trío de Atobe Music Corporation solo podía sonreír al ver a los jóvenes alejarse caminando. Esperando, sin duda alguna, el próximo encuentro que tendrían con aquellos jóvenes. Atobe miró a Kamio mientras se alejaba y sonrió malicioso, sonrisa que sus acompañantes notaron y solo pudieron sentir un poco de pena por el muchacho cantante. Aunque claro, ellos también tenían un objetivo fijado…
12. Ventisca
Hikaru Zaizen era un cantante solista reconocido por todo el mundo, tenía cientos de fanáticos y fanáticas que darían todo por estar en alguno de sus conciertos, tan popular como Lucky Strike e incluso podría casi decirse que mucho más. De cabello negro y pendientes en sus orejas, siempre vestía con gracia incluso cuando no estaba en sus conciertos, podía cambiar de estilo de música tan fácil como una mujer cambia de ropa. Hacía muy pocos dúos, de hecho solo hacía dúos con dos personas y una de esas personas era Kamio Akira. Ambos chicos se conocían desde la escuela Elemental, al igual que los otros chicos de la banda, habían ido a la misma escuela elemental. Al principio, Zaizen era parte de la banda pero se le ofreció una beca en el extranjero para estudiar música y él la aceptó. Eso fue antes de entrar a la secundaria, cuando volvió se le hizo un contrato con Atobe Music Corporation y se lanzó al éxito absoluto con su primer disco ‘Winter Sleep’ con dieciséis años. La canción principal del concierto de la banda Lucky Strike era Ventisca, una canción a dúo que cantaban Kamio y Zaizen. Hikaru era el invitado especial del concierto de esa noche.
A pesar de que era sabido que muy pocas veces habían amistades reales en la música (sobre todo si quien les representaba era el mismo) Zaizen y los cuatro pelirrojos eran seres especiales. Zaizen tenía una relación desde hacía años, seis para ser exactos, con Kenya Oshitari. Le había conocido en sus estudios en el extranjero y se habían enamorado, Kenya era el primo de Yûshi Oshitari, uno de los novios de Gakuto. A pesar de que Zaizen se fue a estudiar a otro lugar, él y los pelirrojos nunca perdieron el contacto y a menudo Zaizen enviaba emails quejándose de la vida que tenía en el extranjero. Cuando volvió, fue quien finalmente ayudó a que la banda en la que participaban los cuatro pelirrojos fuese al éxito cuando grabó con ellos y les requirió para sus conciertos. Por ello, cada vez que hacían una serie de conciertos, en al menos uno tenía que estar presente Zaizen. En esta serie de conciertos en particular estaría presente en dos, el segundo (que era el de ese día) y en el último, por razones particulares y especiales que tenían nombre y apellido.
Kamio nunca hacia demasiados dúos, de hecho igual que Zaizen solo hacía dúos con dos personas, el mismo Zaizen y Kintaro. Kintaro componía siempre las canciones con él y era por eso que muchas veces terminaban cantando juntos. Pero, a pesar de eso, amaba recibir a ambos chicos cuando querían cantar con él. Él había invitado a Zaizen personalmente para participar en aquellos dos conciertos, dado que si no le invitaba le hubiese odiado por siempre y eso nunca era el plan. En cualquiera de los casos, en aquel momento estaban los cuatro pelirrojos y Zaizen enseñando. Ibu solo les miraba anotando mentalmente los detalles que encontraba pero en realidad no encontraba ninguno que fuese realmente notorio o que fuese de los chicos, de hecho siempre era algo que era culpa de la acústica. Más allá de eso, Zaizen estaba cantando la segunda estrofa de Ventisca cuando un ruido alertó a todos y voltearon a ver a la puerta que se había abierto de par en par ocasionando aquel ruido molesto.
Kenya Oshitari había entrado corriendo y abrazó con fuerza a Zaizen quien simplemente se dejaba reclamándole a su novio que tenía que entrar con más recato. Wakashi Hiyoshi junto a Yûshi Oshitari aparecieron detrás de Kenya y fueron directo hasta Gakuto para abrazarle también alegando lo mucho que le extrañaban aunque en realidad se habían visto el día anterior, Gakuto suspiró ante lo teatrales que eran sus novios. Kuranosuke Shiraishi y Ryoma Echizen entraron más tranquilos, esta vez fue Kintaro quien saltó hasta sus novios alegrándose por verles allí y besando a cada uno. Oishi Suichirou entró con un poco de timidez, y Eiji saltó hasta el para besarle. Kamio rió entre dientes al ver la alegre reunión y saltó de la tarima para ubicarse a un lado de Ibu y sonreírle divertido ante el rostro de exasperación que mostraba.
- No seas gruñón- sonrió Kamio, Ibu bufó pero sabía que de nada servía decirle algo a las alegres parejas porque no le iban a escuchar.
Finalmente, los que no tenían nada que ver con la banda soltaron a los pobres chicos ya que se dieron cuenta de que tenían que ensayar, Kenya se negaba a soltar a Zaizen así que Yûshi lo golpeó hasta que lo hizo. Cuando los tres pelirrojos y Zaizen fueron liberados, volvieron al ensayo. Kamio se separó de Ibu y subió a la tarima nuevamente para ponerse frente al micrófono.
- Cantemos otra- sugirió Zaizen, arreglándose la ropa.
- ¿Y cuál sería?- la pregunta venia de Kintaro.
- Wish- sonrió Zaizen, los chicos pusieron los ojos en blanco pero asintieron. Esa canción, Wish, era una de las canciones que Zaizen había compuesto por sí mismo y luego había arreglado para cantar a dúo con Kamio.
Estuvieron practicando un buen rato, hasta que llegó la hora de empezar a arreglarse para el concierto. Los pelirrojos fueron a su camarín, mientras Hikaru se iba al camarín que habían preparado para él y en donde estaban todas sus cosas.
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El concierto salió muy bien, cantaron más de una canción a dúo y algunas que Zaizen cantó como solista con la banda de fondo y Kamio en el teclado. Cuando terminó el concierto y estaban celebrándolo Kamio vio aparecer a Atobe. Sus labios se fruncieron y simplemente dejó que Ibu se adelantase a hablar con el jefe de Atobe Music Corporation mientras él simplemente se quedaba conversando con Hikaru.
- Te veremos de vuelta entonces en el último concierto, ¿no?- Zaizen asintió a la pregunta hecha por Gakuto, quien estaba con ellos mientras Kintaro había ido a buscar refrescos y Eiji le había acompañado.
- Será muy divertido- sonrió Kamio, Zaizen se rió entre dientes y asintió.
- Kamio, ven un segundo.
Kamio hizo una mueca cuando Ibu le llamó, pero respiró profundamente y se dirigió hasta donde estaba el peliazul junto con Atobe. Atobe hizo un gesto e Ibu se retiró dejándole con Atobe. Keigo le miró de arriba a abajo antes de hablar.
- Buen concierto- Kamio entrecerró sus ojos, pero agradeció el cumplido- Bueno, iba a preguntarse si querías ir a comer conmigo.
Kamio se sorprendió un poco, dado que nunca aceptaba invitaciones como aquella (menos en una noche post-concierto) pero se vio a sí mismo asintiendo con una sonrisa imbécil en el rostro. Atobe sonrió complacido (y con una mueca de superioridad que Kamio aprendió a odiar desde ese segundo) antes de arrastrarle fuera.
Zaizen, Ibu, Gakuto, Kintaro y Eiji que habían llegado, solo miraron como Kamio se iba tras Atobe con una sonrisa que ellos reconocían… La habían tenido las primeras citas con sus novios respectivos. Zaizen contuvo una risa mientras que los tres pelirrojos apostaban en cuanto tiempo podía darse Kamio cuenta de esa mueca y de lo que significaba.
13. Debilidad
Atobe Keigo se encontraba en su despacho en Atobe Music Corporation, leyendo con una sonrisa divertida en sus labios la última reseña que se hizo sobre Lucky Strike, la banda de Kamio y los otros pelirrojos. Hablaban muy bien de Kamio, de hecho únicamente lo halagaban, al igual que a los demás pelirrojos. Le hizo gracia, pues como describían ahí a Kamio (“Es un chico perfecto, siempre alegre y que siempre hace el bien…”) no se parecía al chico algo gruñón que había alcanzado a conocer la noche anterior en la cena que tuvieron.
Él era un Atobe, por lo que nunca hubiese podido admitir con tanta facilidad que le había gustado alguien como Kamio sin embargo anoche pudo comprobar que efectivamente sí le gustaba Kamio Akira. Lo había visto cientos de veces antes, pero nunca habían hablado, y siempre le había gustado (físicamente hablando) pero luego de haber pasado una noche con él (solo hablando) había podido notar que tenía cualidades que le gustaban.
El día anterior lo había comprobado, escuchando a Kamio hablar sobre como era su vida antes de la fama o de cómo conoció a sus actuales compañeros de banda, de cómo conoció a Zaizen también. Le contestó todo lo que le preguntaba, y eso también le gustó. Keigo también contestó a las preguntas de Akira y le dijo como llegó a la presidencia. Le explicó de su familia y se conocieron mutuamente.
En ese momento estaba terminando de arreglarse el traje con el que iría al tercer concierto de Kamio, éste se lo había pedido expresamente -para su sorpresa- y él había aceptado. Una vez terminó de arreglar su corbata salió con rumbo a la limosina.
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Kamio se miraba al espejo con una media sonrisa, mientras Ibu comentaba algunas cosas. En ese momento, todos los chicos que estaban en el camarín (Eiji, Gakuto, Kintaro e Ibu) estaban discutiendo acerca de una nueva banda que lanzaría su nuevo single el mismo día de ellos.
- Dejen el tema de paz. Continuemos como hasta ahora, tomando las cosas calmadamente y siguiendo con los conciertos para demostrar el talento del grupo. Únicamente necesitan vender el single y los CD’s- bufó Ibu.
- Vaya, eso sí que es tener confianza en uno mismo, ¿eh, Ibu? “Yo soy el mejor del mundo” ¿En eso estás pensando?- rió Kamio luego de haber escuchado a Ibu.
- Por supuesto que no. “Tú eres el mejor del mundo”, es eso lo que en verdad estoy pensando- respondió Ibu, con una sonrisa en sus labios.
- ¡No me pongas bajo más presión de la que ya tengo! ¡Te odio!- lloriqueó Kamio, mirando hacia otro lado. (*)
Ibu sonrió malicioso, sabía perfectamente que Kamio soportaba muy mal la presión cuando se trataba de que le dijesen algo sus compañeros de banda. A veces, cuando tenía ganas de molestar un poco a Kamio, le hacía ese tipo de comentarios teniendo claro que nunca se los tomaba muy bien. Le gustaba ponerlo bajo presión, al ser el único que cantaba realmente bien en esa banda -Kintaro cantaba pero no tan bien- siempre las responsabilidades principales caían sobre él. Además, era la cara de la banda.
Eiji rió divertido, mientras Gakuto sonreía socarrón alegre por una vez en la vida de no tener que ser la cara visible de algo, Kintaro sonrió con inocencia y se acercó a Kamio para ayudarle con los detalles del vestuario. Tenían que entrar ya pronto a escena y Kamio ese día se veía particularmente entusiasmado. Ninguno había querido preguntarle acerca de la cita “no cita” con Atobe, pero intuían que algo había pasado sino Kamio no estaría tan feliz.
La canción de ese día era “Debilidad”, Debilidad era una canción que había compuesto Kintaro para Kamio. La letra había sido sencilla sin embargo la música le había costado un poco más pero al final terminó siendo lenta. Era una canción muy romántica, a pesar del título, y hablaba de la debilidad de una persona: el amor. Kamio, ese día, alcanzaba a comprender mucho mejor la letra.
- ¡Bien, al escenario!- anunció Ibu, luego de que le hubiesen informado que ya era la hora.
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Para esas alturas, Kamio y los miembros de la banda estaban acostumbrados a todos los gritos que les recibían cuando subían al escenario. Sin embargo, Kintaro se fijó que unos gritos resaltaban y eran un grupo de chicos que les eran bien conocidos. Eiji, Gakuto y él mismo esbozaron enormes sonrisas. Kamio sonrió divertido y vio a Atobe sentado en la fila VIP a un lado de Ibu. Ibu le miró y murmuró: “Tú eres el mejor del mundo” sabiendo que Kamio podría saber lo que estaba diciendo. Kamio miró hacia sus otras fans, para evitar el sonrojo y comenzó el concierto.
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Luego del concierto, Kamio fue al camarín en donde estaba. Tenía muchas ganas de golpear a Ibu, después de todo cada vez que veía hacía él le susurraba las mismas palabras que le ponían bajo presión. A veces, en momentos como ese, hubiese dejado que otro fuese la cara visible de la banda. Sin embargo, la idea era desechada al poco tiempo. Akira no egocéntrico, pero de que le gustaba poner la cara y leer como le halagaban como a un dios en las revistas era algo a lo que se podían acostumbrar todos.
Kintaro se encontraba con sus novios, igual que Gakuto, ambos muy apasionados. Kamio suspiró, seguía sin comprender cómo alguien como su dulce Kintaro había sido atrapado por esos dos que tenía por novios, y sobre todo cómo podía ser tan apasionado. Dios, era solo un niño. De Gakuto nada podía decir, era mayor que él (y siempre se lo recordaba, cosa que no hacía falta). Eiji estaba mensajeándose, seguro con su novio, y mantenía una enorme sonrisa en su rostro. Cosa que a Kamio le estaba comenzando a intimidar un poco, conocía a Eiji y esa sonrisa definitivamente no podría significar nada bueno. Bueno, quizás y hasta fuese bueno para Suichirou. Quién sabe.
Escuchó la puerta abrirse y cuando Kamio vio el rostro de Ibu le dio alcance rápidamente dispuesto a golpearle, pero Shinji fue mucho más rápido y acomodó el cabello pelirrojo de su cantante para luego murmurar algo que sonó parecido a “Felicidades, fuiste el mejor del mundo”. Kamio se sonrojó furiosamente, y se alejó de él rápidamente. Eiji había alzado la mirada de su celular para saludar a Ibu y soltó una risotada ante el escandaloso sonrojo del cantante.
Detrás de Ibu entró Atobe, quien fue hasta Kamio y le ofreció llevarle a su casa. Kamio observó al millonario, antes de aceptar y despedirse de sus compañeros de banda y manager. Cuando Kamio y Atobe desaparecieron por la puerta, Eiji volvió a reírse, mientras que se acercaba a Gakuto para empezar a apostar en cuánto esos dos se darían el primer beso. No apostaban por sexo, porque Kamio nunca en la vida lo había pensado (sorprendente), y además su anillo dejaba claro que no lo estaba gustando. Ibu también se acercó, y apostó 10.000 yenes a que mañana Kamio llegaba con buenas nuevas.
(*)Inspirado en el capítulo 36 de la serie NANA.
14. Lucha
Eiji y Gakuto le debían 10.000 yenes a Ibu.
Cuando vieron a Kamio ese día, el pelirrojo confesó -bajo presión de Ibu- que se había besado con Atobe el día anterior. Al escucharlo, y luego de lamentarse por la pérdida de su dinero, los dos perdedores se habían acercado a pedir los detalles jugosos del asunto. Kamio les contó el mayor cliché de toda la historia, ese que hasta para ellos era tan obvio que se sorprendían de que su amigo les haya dicho que fue “muy romántico”. ¿Cómo iba a ser romántico que hayan ido a ver una película al cine y que Atobe “accidentalmente” haya deslizado su brazo por el hombro de Kamio? Por dios, que hombre tan lleno de clichés. Ellos esperaban mucho más, oh sí. Pero bueno, que le podían hacer.
Ibu celebró con sus 20.000 yenes, mientras que Kamio estaba en el mundo de “Nubes rosas y Unicornios de colores”, Gakuto no pudo evitar preguntarse si así mismo había actuado él cuando se comenzó a enamorar de Yuushi y Wakashi. Por dios, no. Esperaba sinceramente que no fuese así, porque de verdad eso arruinaría su reputación inmensamente. Kintaro solo sonreía alegremente, debatiéndose entre recordarles a todos que tenían concierto en una hora, o seguir viendo como no parecían preocupados por ese hecho.
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Finalmente, Kintaro si les había recordado. Y el menor de los pelirrojos sonreía alegremente mientras veía a todos como locos. Ibu estaba apurando a todo el mundo mientras se vestía de traje, Kamio estaba gritándole a la maquillista -era muy peculiar cuando se ponía nervioso-, Gakuto se estaba terminando de vestirse y ajustar el top a su cuerpo y Eiji estaba en manos de la peluquera. Kintaro estaba listo ya hacía un rato, y simplemente sonreía. Todos sabían que el pelirrojo no era tan bueno como se leía en revistas.
La canción de ese día sería “Lucha” y era una canción que Kamio había compuesto especialmente para sus compañeros. El título original era “Nuestra Lucha” y era la historia de la banda puesta en verso y con música. Todos los de la banda, incluyendo a Ibu, sentían esa canción como un paso muy grande de historia. Cuando todos por fin estuvieron listos, fueron al escenario.
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Luego de presentar la canción, Kamio fue el primero en desaparecer. Nadie se preguntó la razón, pudieron ver perfectamente cómo Atobe estaba fuera. No se preguntaron la razón tampoco, simplemente cada uno se dirigió a sus propios asuntos. Todos tenían una vida realmente ocupada como para poder preocuparse por su cantante y su reciente conquista, novio o lo que demonios fuese.
Mientras tanto, Kamio se había subido a la limosina de Atobe y veía por la ventana de ésta como si nada mientras se dirigían al centro. La verdad es que Atobe le estaba comenzando a gustar, no quería decir mucho más al respecto pero esa era la principal razón por la cual aceptaba salir con el prepotente chiquillo rico. No era muy dado a las citas, de hecho las evitaba con mucha frecuencia. Pero Atobe parecía algo diferente. Y eso le gustaba.
Fueron a ver una película, una romántica y con algunos besos de por medio, y luego Keigo le fue a dejar a su casa. El día había sido bastante bueno, y le gustaba mucho pasar tiempo con el joven dueño de Atobe Music Corporation. Aunque a veces se preguntase qué podía tener de interesante, más allá de su dinero. Cosa que, a él, no le llamaba la atención. Luego del beso de despedida, entró a su habitación y empezó a planificar paso a paso el concierto del día siguiente. Ese concierto debía ser perfecto, y no dejar lugar a ningún error.
Llamó a Zaizen y quedaron en la lista de canciones para el día siguiente, luego se puso de acuerdo con otras personillas y sonrió al colgar. Ya no podía esperar… el día siguiente sería…
A s o m b r o s o.
15. Interludio
A primera hora de la mañana, Kamio recibió una llamada que había estado esperando prácticamente toda la noche. Apenas vio el nombre de quien llamaba contestó rápidamente, y luego pegó el grito de alegría. Lo había conseguido. Ahora, nada podría fallar.
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Cuando Kintaro despertó aquella mañana, entre los brazos de sus novios, tuvo un mal presentimiento. Ese mismo presentimiento que tuvo cuando a Akira se le ocurrió la brillantísima idea de cocinarle en su cumpleaños, recalcando el hecho de que Akira no sabía cocinar. Sí, había sido un día terrible para todos, porque Akira había ido por toda Atobe Music Corporation buscando victimas que probasen su pastel de cumpleaños. Luego de que el cumpleañero -el propio Kintaro- hubiese alegado que ya había comido pero prometió comer por la tarde (vil mentira, vil mentira). Ese día, se había salvado, pero estaba seguro de que en caso de que a Kamio se le hubiese ocurrido de nuevo esa idea… todos morirían. Y rogó, en su estado semi-dormido que el cantante tuviese compasión por ellos.
Permaneció oculto entre los brazos de Shiraishi y Ryoma por largo rato -hasta que sonó el despertador-. Cuando ellos abrieron los ojos, le desearon un feliz cumpleaños. Kintaro solo pudo sonreír. Ese día, oficialmente, pasaría a ser mayor de edad. Dieciocho años, y no podía estar más feliz. Sus padres habían admitido que se fuese a vivir con Ryoma y Kuranosuke cuando tenía dieciséis -¿sorprendente, no?- aunque sus padres eran ese tipo de suegros que iban de visita cada tres o dos días, y llamaban mínimo cinco veces cada día. Sí… eran exagerados, pero Kintaro les amaba. Y adoraba que le dejasen en libertad condicional.
“Bien, arriba” se dijo Kintaro antes de levantarse y dirigirse a la ducha, para luego vestirse, desayunar con Kura y Ryo e ir a Atobe Music Corporation. Antes de salir, no pudo dejar de notar la cantidad alarmante de regalos que había en la mesa del recibidor, y los que estaban en el suelo del mismo. Todos regalos de admiradoras, supuso antes de marcharse. No le sorprendía, en las entrevistas daban todos sus datos. Incluso el de vivienda, aunque por suerte el edificio tenía un montón de seguridad (idea de Kuranosuke).
Cuando llegó a la compañía, sintió nuevamente aquel mal presentimiento y miró a ambos lados. No aparecía ningún Akira salvaje para atacarlo con algún platillo incomestible. Suspiró, aliviado, y prosiguió con su camino hasta la sala de ensayos. Por el camino, varios le saludaron a lo que él agradecía con sonrisas de oreja a oreja. Apenas puso un pie dentro de la sala de ensayos, antes de sentirse aplastado por dos cuerpos mucho más grandes que él. Alcanzó a notar las cabelleras rojas de sus compañeros de banda, aunque no la del cantante y se casi alegró por eso. Decimos casi, porque de todos modos Gakuto y Eiji eran pesados… ¡le estaban quitando el aire!
Cuando pudo quitarse de encima a los dos chicos, vio que Zaizen sonreía -era tan extraño verlo sonreír- y saltó hasta él. Kamio, desde un lado, sonreía de medio lado. Fijó sus ojos azules en el reloj de la pared, mientras que Ibu felicitaba también a Kintaro. Solo eran cuatro horas antes de partir hasta el lugar del último concierto; cinco horas y media hasta el comienzo del concierto y seis horas hasta la sorpresa.
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Pasaron todo el tiempo ensayando las “canciones que tocarían” en el último concierto. Entre ellas Lucky Strike, su primer single, y también el nombre de la banda. Golpe de suerte, habían decidido aquel nombre porque las palabras podían tomarse como “Suerte” y “Golpe”, ellos tomaban todo como Golpe de suerte. Y otra de las canciones que tocarían ese día era “Interludio”, era un nombre raro para una canción -lo sabían- y sin embargo así se llamaba el último concierto. Kintaro estaba muy motivado, con eso de sus dieciocho años, mientras que Kamio solo sonreía maliciosamente cada vez que lo veía.
Todas esas veces Kintaro se preparó para un ataque de algo incomestible… Por suerte (¿o mala suerte?) no llegó nada.
Se subieron a la limosina y llegaron en menos de veinte minutos al lugar del último concierto. Se dedicaron a vestirse tranquilamente, con la ropa que se les iba pasando y se dejaron en manos expertas para lo que se refería a cabello y rostro. El resultado, como siempre, había resultado ser avasallante. Comenzando por el mayor.
Gakuto estaba vestido de forma vista a como comúnmente se le podía ver. Tenía puesto un ajustado pantalón de cuero negro, una camisa a rayas horizontales en blanco y negro. Encima de la camisa le habían puesto unos guantes de cuero negro que le llegaban hasta poco más abajo del codo. Encima de esto, le habían puesto una especie de camisa/abriga que era de piel, de color blanco, y que no tenía mangas. El abrigo le llegaba hasta casi tapar el cinturón de sus pantalones, sin embargo no alcanzaba a hacerlo, y era más largo en la parte trasera. Su cabello había sido peinado de una forma distinta, dándole un aspecto más bien despeinado, gran parte de su cabello cubría su frente y tapaba un poco sus ojos. Llevaba botas de cuero.
Luego venía Eiji. Eiji se había vestido con una camisa a rayas de color oliva -más bien claro-, con rayas negras y le habían puesto una corbata. Los primeros botones de la camisa estaban desabrochados, y la corbata estaba suelta y era de color negro. Los pantalones que llevaba eran de un color verde oscuro, también un tono de oliva, y tenía hebillas en las rodillas. Llevaba una muñequera con pinchos en la mano izquierda. Sus zapatos eran de plataforma baja, de color blanco y tenían pequeños diamantes falsos en las suelas.
Luego, Zaizen. Zaizen estaba vestido con una camiseta larga de color negro, que le quedaba suelta y dejaba ver la mitad de su hombre, era de manga larga. Le habían puesto unos shorts pequeños de color blanco, y debajo de estos -y a cierta distancia- se había puesto medias de color negro. Llevaba botas de color negro. Se había colgado una cadena en el cuello, que llegaba hasta la altura de su ombligo prácticamente. Era una cruz.
Mientras que Kamio estaba vestido completamente de cuerpo. Sus pantalones eran de color negro, pegados al cuerpo y tenían un cinturón de color blanco con la hebilla en forma de un círculo con una cruz en medio. De una parte del cinturón colgaban dos cadenas. La camiseta que llevaba era de cuerpo también, sin mangas y abierta en la parte de arriba. Tenía un cierre y era con un escote en V en la parte de arriba y de V invertida en la parte de abajo. Dejaba ver gran parte de su abdomen y enmarcaba perfectamente su figura. Llevaba, al igual que Zaizen, un colgante en forma de cruz que llegaba hasta su ombligo. Tenía puesto, por otro lado, guantes cortos de cuero negro. Y sus botas eran de color plateado.
Y por último, Kintaro tenía puesta una camiseta sin mangas de color rosado -más bien, fucsia- con rayas negras. El escote de la camisa era circular y en los límites tenía pequeños diamantes falsos. En la parte de debajo de la camiseta tenía una mariposa bordada y adornada también con diamantes falsos. Le habían puesto una muñequera en su mano derecha, y por esta colgaban pequeñas cadenas. Su pantalón era un jeans muy desgastado, que en la rodilla izquierda y gran parte de la pierna derecha tenía agujeros que a pesar de todo se veían muy bien. Llevaba botas militares, y habían peinado su cabello hacia un lado, dándole un aspecto un tanto más formal pero sin quitarle el salvajismo al que todos estaban acostumbrados.
Todos se veían, claramente espectaculares. Y en cuanto terminaron, dieron por comenzado el concierto saliendo al escenario.
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La primera canción fue Lucky Strike, luego Interludio y luego Recorded Butterflies*. Después, llegó Wish** y Winter Sleep***, cantadas ambas a dúo entre Zaizen y Kamio. Por último, llegó Stand by Me***. Sin embargo, Kamio le pidió a Kintaro que cantase la última canción. Como método de celebración de su cumpleaños (según él). Mientras Kintaro cantaba a dúo con Zaizen, todo el público notó como aparecían unas personas detrás de Kintaro. Pero nadie dijo nada, porque Kamio hacía el gesto de silencio con el dedo sobre sus labios.
Kintaro estaba finalizando la última estrofa de la canción y en cuanto terminó, sintió miles de brazos rodearle. Cuando vio a sus padres, sus novios y sus amigos de secundaria (Senri, Kenya, Gin, Yuuji y Koharu) no pudo creerlo, luego vio a Kamio y solo pudo reír. Mientras, el pelirrojo mostraba un enorme cartel que decía “Feliz cumpleaños, Kintaro”.
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10 meses después…
Kamio sonreía divertido, mientras que a su lado se hallaba Kintaro con una sonrisa amplia. Akira vio un poco más allá y notó como sus otros compañeros de banda: Eiji y Gakuto, quienes sonreían también. Luego, miró hacia el frente de nuevo y vio los ojos azules de Atobe. Miró a toda la gente reunida, y luego se preguntó porque aceptó que su matrimonio fuese televisado y que una parte de las invitaciones fuesen sorteadas entre sus mejores fans.
Llegó al lado de Atobe y sonrió mientras se comenzaba con la ceremonia, mientras que Kintaro se iba a sentar también. Kamio miró a su alrededor, a la gente reunida, a sus compañeros de banda, los instrumentos que había a un lado para la fiesta posterior, vio al hombre que los casaría a él y a Atobe, su prometido. Y luego, vio las nubes y el mar que se extendía desde fuera del barco en el que se efectuaba la ceremonia.
Solo se preguntó, por un breve momento, cómo hubiese sido su vida si no se hubiese convertido en el cantante de Lucky Strike. Definitivamente, ahora todo demostraba que había sido un golpe de suerte.
Todos los * son canciones de la serie NANA.