Ya tenía esto escrito hace varios días pero no me decidía por un título, hasta que por fin la inspiración llegó a mi asoleada cabeza XD A los que no leyeron el previo, pueden hacerlo
aquí. No estoy segura de cuándo tendré listos los siguientes capítulos ya que oltra vez me toca encerrarme hasta terminar la segunda parte del comic, pero de que lo termino, lo termino!
Fandom: Hetalia
Rating: NC17
Parejas: España/Romano
Resumen: La química entre ellos siempre fue difícil de balancear, uno demasiado dulce y el otro demasiado amargo, pero cuando dejaban de ser opuestos y se convertían en complementarios, toda la tierra se calentaba bajo el sol. Romano intenta transmitirle algo importante a España. Lo escuchará?
Advertencia: yaoi, mpreg, la boquita de caramelo de Romano.
La química entre ellos siempre fue difícil de balancear, uno demasiado dulce y el otro demasiado amargo, España era de mente abierta y tomaba las cosas con calma, mientras que Romano pensaba demasiado las cosas y veía todo como un problema. Pero cuando dejaban de ser opuestos y se convertían en complementarios, toda la tierra se calentaba bajo el sol.
Era un tanteo de roces y juego de miradas, Antonio siempre fue seductor para atraer a su presa. Sabía que la mordaz boca de Romano era incallable, pero si su cuerpo no mostraba ninguna señal de rechazo, eso le daba completa luz verde para continuar. Un beso con esa característica pasión mediterránea y ya estaba medio paso hacia el dormitorio.
Por otro lado, Romano la tenía más difícil cada vez que quería transmitir su deseo de intimidad. No le iban bien las sutilezas así que siempre esperaba a que el español diera el primer paso, o al menos eso le hacía creer. Encender al español era fácil. Pretender recoger algo. Acercársele mucho con la excusa de que tiene una pelusa en la camisa. Sentarse a su lado mientras ve la televisión y acurrucarse entre los cojines era suficiente para motivarlo, pero a veces hasta algo tan obvio como pasar frente de él después de una ducha usando solo una microtoalla, pasaba de largo para el entendimiento español. En esos casos necesitaba usar otra táctica más desagradable: ser directo.
Lo esperaba en la puerta y le recriminaba su demora “Si me vuelves a dejar esperando, te juro Antonio Fernandez Carriedo, que no volveré a dejar que me pongas un dedo encima!”. Otras veces se metía en la cama y le gritaba “Vas a venir o qué?”. Otras variantes similares pero siempre la idea era la misma, hacerle creer que le hacía un favor. A Antonio no le importaba cómo llegaban a entrelazar sus cuerpos, porque una vez ahí, sabía que Romano era suyo y de nadie más.
No hacía falta que ninguno dijera nada para saber lo que el otro quería, era un lenguaje mudo sobrentendido que los envolvía con cada caricia, cada beso. Antonio sabía exactamente dónde tocar para que Lovino se estremeciera como el acorde de su guitarra, con la misma resonancia en sus gemidos. Dios, cómo quería que esto durara para siempre!
-Antonio?
Estaban acurrucados luego de una sesión especialmente cariñosa cuando el nombre del español salió a flote. Estaba intentando pensar qué podría haber hecho esta vez, cuando la voz de Romano volvió a llamar su atención.
-Antonio, si yo… si yo hiciera lo que me pides… -su voz era casi un susurro y sonaba algo ahogada.-me darías todo lo que te pida, cierto?
-A qué viene todo esto? Por su puesto que te daría todo lo que quieras y más! Todo para mi precioso Romano~
-Quiero decir, si tengo tu hijo, me darás todo lo que necesite, incluso si eso signifique dejarme en paz de vez en cuando? -sus ojos eran muy intensos.
-Lovi?
-Y cuando nazca, no dejarás de prestarme atención, verdad? -estaba diciendo lo que creía que estaba diciendo?
-Lovi, quieres decir, que… podemos?
-… si.
España se puso de pie de un salto dando gritos de júbilo. No podía creerlo, después de tanto insistir, Romano por fin había cedido.
-No saltes en la cama, imbécil! O me vas a hacer vomitar!
-Lo siento -dijo España abrazando a su amado Romano, y sin contenerse lo levantó estilo princesa y empezó a darle vueltas por la habitación.
-Te dije que me vas a hacer vomitar, grandísimo idiota!
-Lo siento Lovi, pero estoy tan feliz -le respondió sonriendo mientras lo devolvía a la cama.
-Eso es lo que te estaba diciendo! A partir de ahora ya no podrás hacer lo que te plazca conmigo!
-Desde ahora?
-Si, desde ahora. Hiciste tu encargo hace 2 meses y ahora YO estoy pagando la factura.
-En serio… ya estás… estás?
-Si. Lo estoy. Feli dice que él y el macho patatas se irán a vivir a nuestra casa mientras yo me quedo contigo, para no desatender los papeles de estado y esas cosas. Cuando nazca el bebé y nos acomod- Romano se sobresaltó.
España estaba acurrucado sobre él con la cabeza en su vientre.
-Qué haces? Todavía es muy pequeño para que puedas sentir cualquier cosa, quítate maldito tarado!
Romano sentía una enorme vergüenza de ser tratado como una madre, así como miedo a perder su identidad como hombre, de volverse sensible y vulnerable, de ya no poder pretender frente a España.
-Sé que todavía no puede oírme pero quiero decirlo -se aclaró la garganta.- Hola! Voy a ser tu papá! Y vas a tener la madre más maravillosa del mundo! Los dos te vamos a cuidar y te vamos a querer mucho, así que ven pronto, si?
-Bastardo… desde ahora tendrás que responsabilizarte por mí, Feli dice que las hormonas son unas hijas de puta, así que si me haces llorar será tu culpa, entendiste?
-Todo lo que tú quieras Lovi, todo lo que tú quieras.
Esos dulces besos con sabor a sol enjuagaron las lágrimas de Romano, reemplazándolas por risitas y más besos. Las noches españolas siempre fueron cálidas, con olor a tierra mojada y el acorde de una guitarra.
FIN