[FIC] Et nenos inducas in tentationem. (Spanish)
Título: Et nenos inducas in tentationem.
Fandom: FMAnga
Advertencias: Medio spoiler para el flashback de Ishbal, especulaciones sobre los Homunculus, AU-ish, slash.
Personajes/parejas: Führer Bradley/Kimbley.
Resumen: La manera en que Bradley y Kimbley pasan la última tarde antes de que Kimbley vaya a Ishbal.
Rating: R.
Notas: Sí, esto se llama ‘las hormonas de Nina están en necesidad de terapia’. Parte de esto es culpa de fujurpreux. *corre*
Et nenos inducas in tentationem.
Cuando la maravillosa sensación del postorgasmo terminó, Kimbley se estiró en la cama, sintiendo una sonrisa cuando sus músculos protestaron del regreso del flujo de sangre en ciertas partes y del maltrato que habían tenido, dejándose caer nuevamente en el colchón sin hacer el más mínimo esfuerzo de alcanzar las sábanas.
Bradley, a pesar de que le estaba dando la espalda, resopló.
- Hedonista.
- Lo dices como si fuera algo malo. - contestó Kimbley, apenas estirándose para tomar la cajetilla de cigarros del Führer.
Bradley no contestó, simplemente siguió abotonando su camisa.
- No sé como tu esposa no te dice que si sigues haciendo esa cara tendrás arrugas. - comentó Kimbley una vez consiguió encender el cigarrillo y darle una fumada. Luego, como si apenas se hubiese dado cuenta de lo que había dicho, parpadeó. - Oh, cierto. Ella no ve esa cara.
- ¿Celoso?
- ¿De las arrugas? No, gracias.
Cuando Bradley lo vio por el reflejo del espejo tras el cual estaba volviendo a poner su cabello en orden, la sonrisa de Kimbley se alargó, aún alrededor de su cigarrillo.
- Presumido.
- Y lo sigues diciendo como si fuera algo malo… - comentó el alquimista, sentándose en la cama y estirándose. Bradley pudo notar el principio de su tatuaje justo encima del hueso de la cadera, mientras el otro hombre hacía un acto de exhibirse estando simplemente sentado.
- ¿Y porqué sigues en mi cama? - preguntó, poniéndose su parche y tapando su oroboro.
Kimbley dejó que el humo escapara lentamente de su boca y lo vio de una manera que le molestaba demasiado: era casi como si se estuviera riendo sin la necesidad de la risa, algo que al maldito se le daba demasiado bien.
- ¿Por qué el piso está frío? - inclinó la cabeza entonces, finalmente poniéndose de pie, yendo hasta la silla donde hasta su mismo uniforme estaba insolentemente esperando. - A menos que sea otra indirecta para una orden, señor.
Bradley entornó su ojo, abrochando las mangas de su camisa para luego ponerse el saco del uniforme, revisando que no estuviera arrugado ni que tuviera manchas, algo que a Kimbley le divertía demasiado hacer, justo como le divertía decirle ‘señor’ en una sutil manera de recordarle que él era mucho mayor que él.
- ¿Ya recibiste las órdenes de lo que tienes que hacer en Ishbal?
- Mmhm. - Kimbley tomó una última fumada del cigarro antes de apagarlo contra la pared. - Me harán bien unas vacaciones. No recuerdo la última vez que tomé unas… quizá hasta llegue a broncearme un poco.
- No vayas a cometer errores que afecten el plan. Lust, Gluttony y Envy estarán cerca si necesitas algo.
Kimbley fingió un puchero perfecto, a pesar de que sus ojos se veían insolentemente divertidos, subiéndose el pantalón.
- ¿Tomo eso como que no me vas a extrañar?
La única respuesta de parte de Bradley fue ponerse sus zapatos y asegurarse de que todo su uniforme estuviera en orden para inmediatamente caminar hacia la puerta en silencio, a pesar de que sentía la intensa mirada de Kimbley en él.
Ya estaba fuera de la habitación cuando escuchó la voz del alquimista nuevamente.
- ¡Salude a su hijo de parte de su tío Kimbley, señor!
Bradley tomó aire profundamente, contó hasta diez, y siguió bajando las escaleras.
Fandom: FMAnga
Advertencias: Medio spoiler para el flashback de Ishbal, especulaciones sobre los Homunculus, AU-ish, slash.
Personajes/parejas: Führer Bradley/Kimbley.
Resumen: La manera en que Bradley y Kimbley pasan la última tarde antes de que Kimbley vaya a Ishbal.
Rating: R.
Notas: Sí, esto se llama ‘las hormonas de Nina están en necesidad de terapia’. Parte de esto es culpa de fujurpreux. *corre*
Et nenos inducas in tentationem.
Cuando la maravillosa sensación del postorgasmo terminó, Kimbley se estiró en la cama, sintiendo una sonrisa cuando sus músculos protestaron del regreso del flujo de sangre en ciertas partes y del maltrato que habían tenido, dejándose caer nuevamente en el colchón sin hacer el más mínimo esfuerzo de alcanzar las sábanas.
Bradley, a pesar de que le estaba dando la espalda, resopló.
- Hedonista.
- Lo dices como si fuera algo malo. - contestó Kimbley, apenas estirándose para tomar la cajetilla de cigarros del Führer.
Bradley no contestó, simplemente siguió abotonando su camisa.
- No sé como tu esposa no te dice que si sigues haciendo esa cara tendrás arrugas. - comentó Kimbley una vez consiguió encender el cigarrillo y darle una fumada. Luego, como si apenas se hubiese dado cuenta de lo que había dicho, parpadeó. - Oh, cierto. Ella no ve esa cara.
- ¿Celoso?
- ¿De las arrugas? No, gracias.
Cuando Bradley lo vio por el reflejo del espejo tras el cual estaba volviendo a poner su cabello en orden, la sonrisa de Kimbley se alargó, aún alrededor de su cigarrillo.
- Presumido.
- Y lo sigues diciendo como si fuera algo malo… - comentó el alquimista, sentándose en la cama y estirándose. Bradley pudo notar el principio de su tatuaje justo encima del hueso de la cadera, mientras el otro hombre hacía un acto de exhibirse estando simplemente sentado.
- ¿Y porqué sigues en mi cama? - preguntó, poniéndose su parche y tapando su oroboro.
Kimbley dejó que el humo escapara lentamente de su boca y lo vio de una manera que le molestaba demasiado: era casi como si se estuviera riendo sin la necesidad de la risa, algo que al maldito se le daba demasiado bien.
- ¿Por qué el piso está frío? - inclinó la cabeza entonces, finalmente poniéndose de pie, yendo hasta la silla donde hasta su mismo uniforme estaba insolentemente esperando. - A menos que sea otra indirecta para una orden, señor.
Bradley entornó su ojo, abrochando las mangas de su camisa para luego ponerse el saco del uniforme, revisando que no estuviera arrugado ni que tuviera manchas, algo que a Kimbley le divertía demasiado hacer, justo como le divertía decirle ‘señor’ en una sutil manera de recordarle que él era mucho mayor que él.
- ¿Ya recibiste las órdenes de lo que tienes que hacer en Ishbal?
- Mmhm. - Kimbley tomó una última fumada del cigarro antes de apagarlo contra la pared. - Me harán bien unas vacaciones. No recuerdo la última vez que tomé unas… quizá hasta llegue a broncearme un poco.
- No vayas a cometer errores que afecten el plan. Lust, Gluttony y Envy estarán cerca si necesitas algo.
Kimbley fingió un puchero perfecto, a pesar de que sus ojos se veían insolentemente divertidos, subiéndose el pantalón.
- ¿Tomo eso como que no me vas a extrañar?
La única respuesta de parte de Bradley fue ponerse sus zapatos y asegurarse de que todo su uniforme estuviera en orden para inmediatamente caminar hacia la puerta en silencio, a pesar de que sentía la intensa mirada de Kimbley en él.
Ya estaba fuera de la habitación cuando escuchó la voz del alquimista nuevamente.
- ¡Salude a su hijo de parte de su tío Kimbley, señor!
Bradley tomó aire profundamente, contó hasta diez, y siguió bajando las escaleras.