(no subject)
Mansionverse, so in Spanish.
Thomas/Arthur, PG13ish.
El demonio casi ni lo menciona, al principio. O lo menciona, pero es igual que con todas las personas que conoce Thomas que no ameritan demasiada preocupación y que, por lo tanto, no están realmente en peligro. Hay más menciones de Chuck, con su risa y ojos dulces y pícaros, la forma suave en que cabe en su brazo, sobre su aroma a manzana y vainilla y algo más que es solamente Chuck. Menciona a Alice, que es tan él y a la vez tan distinta, tan fuerte, pequeña danzarina en la noche. Le sugiere a Jenny, quién lo abraza y lo besa y juega y ríe con él sin notar lo peligroso que el. El demonio insiste en Jack, quién es fuerte y débil y tan herido como él, quizá más, y la idea de Atraparlo a veces, cuándo el hambre duele, es tentadora. Él no moriría. Un buffet de todo el tiempo.
(Thomas se odia siempre que a veces, en sus momentos de debilidad, los considera a todos. Cómo podría atraparlos en su telaraña. Cómo no sería mucho trabajo.)
Pero, ¿Arthur? Ese fue él y su muy humano orgullo. Sí, el demonio lo sugería, a veces, en esos besos leves del principio, pero era Thomas quién, para bien o para mal, los buscaba. Porque era el rey Arthur. O sería el rey Arthur. Y era tan divertido de sacar a ese Arthur enojón y molesto y orgulloso (herido, gentil, solo) de sus casillas. Era tan divertido verlo enojar.
(El que Arthur empezara a usar su nombre no debía de haberlo hecho feliz. Dormir a su lado luego de tener sexo no debía haberse hecho una costumbre. Buscar más esa leve sonrisa que apenas era un leve giro de labios que era la sonrisa honesta de Artur no debió haberse vuelto prioridad.)
Ahora el demonio lo usa con frecuencia. Cuándo Arthur lo besa, o cuándo Thomas apoya su cabeza en el hombro de Arthur y un Arthur cansado y adormilado juega con su cabello, murmurando sobre tener una cama grande para no tener que estar apretados pero que no lo quita. El demonio le dice, incidioso, dulce como veneno, sobre tener más de Arthur. Más de las pequeñas partes de energía que no puede, no sabe como evitar tomar mientras están juntos. Le hace hincapie en cómo la energía de Arthur es libre y fuerte, no fuego sino agua, una corriente que cambia todo. ¿No le gustaría probar más? ¿No sabe él que Arthur aceptaría y que, si no, sólo tiene que Atraparlo un poco, lo suficiente para que el placer haga que Arthur acepte? ¿Cómo Arthur confía en él, confía plenamente en él y no lo notaría hasta que fuera muy tarde, y quizá incluso así no lo haría?
- ¿Thomas? - pregunta Arthur. Idos el sueño, la languidez. Arthur matiene su mano en su cabello, pero lo mira, frunciendo el ceño, sin molestia, pero con preocupación. Preocupación por el que podría llegar a ser su asesino, si se dejara. - ¿Pasa algo?
- No - dice, se dice. Consigue una sonrisa, se inclina para besar a Arthur, aprovechar para poner algo de distancia. - No pasa nada en lo absoluto.
Thomas/Arthur, PG13ish.
El demonio casi ni lo menciona, al principio. O lo menciona, pero es igual que con todas las personas que conoce Thomas que no ameritan demasiada preocupación y que, por lo tanto, no están realmente en peligro. Hay más menciones de Chuck, con su risa y ojos dulces y pícaros, la forma suave en que cabe en su brazo, sobre su aroma a manzana y vainilla y algo más que es solamente Chuck. Menciona a Alice, que es tan él y a la vez tan distinta, tan fuerte, pequeña danzarina en la noche. Le sugiere a Jenny, quién lo abraza y lo besa y juega y ríe con él sin notar lo peligroso que el. El demonio insiste en Jack, quién es fuerte y débil y tan herido como él, quizá más, y la idea de Atraparlo a veces, cuándo el hambre duele, es tentadora. Él no moriría. Un buffet de todo el tiempo.
(Thomas se odia siempre que a veces, en sus momentos de debilidad, los considera a todos. Cómo podría atraparlos en su telaraña. Cómo no sería mucho trabajo.)
Pero, ¿Arthur? Ese fue él y su muy humano orgullo. Sí, el demonio lo sugería, a veces, en esos besos leves del principio, pero era Thomas quién, para bien o para mal, los buscaba. Porque era el rey Arthur. O sería el rey Arthur. Y era tan divertido de sacar a ese Arthur enojón y molesto y orgulloso (herido, gentil, solo) de sus casillas. Era tan divertido verlo enojar.
(El que Arthur empezara a usar su nombre no debía de haberlo hecho feliz. Dormir a su lado luego de tener sexo no debía haberse hecho una costumbre. Buscar más esa leve sonrisa que apenas era un leve giro de labios que era la sonrisa honesta de Artur no debió haberse vuelto prioridad.)
Ahora el demonio lo usa con frecuencia. Cuándo Arthur lo besa, o cuándo Thomas apoya su cabeza en el hombro de Arthur y un Arthur cansado y adormilado juega con su cabello, murmurando sobre tener una cama grande para no tener que estar apretados pero que no lo quita. El demonio le dice, incidioso, dulce como veneno, sobre tener más de Arthur. Más de las pequeñas partes de energía que no puede, no sabe como evitar tomar mientras están juntos. Le hace hincapie en cómo la energía de Arthur es libre y fuerte, no fuego sino agua, una corriente que cambia todo. ¿No le gustaría probar más? ¿No sabe él que Arthur aceptaría y que, si no, sólo tiene que Atraparlo un poco, lo suficiente para que el placer haga que Arthur acepte? ¿Cómo Arthur confía en él, confía plenamente en él y no lo notaría hasta que fuera muy tarde, y quizá incluso así no lo haría?
- ¿Thomas? - pregunta Arthur. Idos el sueño, la languidez. Arthur matiene su mano en su cabello, pero lo mira, frunciendo el ceño, sin molestia, pero con preocupación. Preocupación por el que podría llegar a ser su asesino, si se dejara. - ¿Pasa algo?
- No - dice, se dice. Consigue una sonrisa, se inclina para besar a Arthur, aprovechar para poner algo de distancia. - No pasa nada en lo absoluto.