POV HongbinEra el 12 de Noviembre, el cumpleaños de Leo había sido hacía dos días, y habían reservado el 12 para celebrarlo todos juntos, grabar el VIXX TV de esa semana y desconectar un poco de pasada. Leo cumplía 23 años, y N, Ravi, Hyuk, Ken y él, HongBin, no habían tenido muchos problemas para decidir que regalarle. Sabían que el regalo le gustaría.
Iban a pasar el día en una casa de madera al lado de un lago, porque, aunque N y Ravi eran bastante mas de ciudad que de campo, Leo adoraba todo lo que estuviese fuera de la ciudad y estuviese mínimamente verde. Y si ademas dicho lugar tenía animalillos por ahí correteando, a Leo le parecería ya el paraíso. Aquella casa era perfecta por el simple hecho de estar en un bosque y al lado de un lago.
A HongBin, a pesar de todo, le hacía ilusión ese día. A pesar del mal rollo que se respiraba entre Leo y él.
Bueno, mas que mal rollo, es que no había rollo alguno. Hacía unos meses, justo cuando HongBin se había dado cuenta de que sentía algo de verdad por Leo, algo fuerte, se había distanciado de él, en parte para ver si esos sentimientos desaparecían, en parte (y sobretodo por ello) para ver si Leo hacía algún intento para acercarse a él.
No, no había habido ningún tipo de reacción. Había continuado como si nada, y eso le había roto el corazón a HongBin. Pero de eso hacía ya unos meses, y el dolor había remitido bastante. Ahora estaba furioso porque no podía soportar ver como Leo le miraba sin verle realmente.
En esos meses, Ravi le había ayudado bastante, siendo su mejor y único apoyo, y gracias a eso sabía que no era el que peor lo tenía.
Ravi y N tenían su propia historia, aunque no la sabía, ni tenía ganas de saberla. Solo sabía que cada vez lo tenían mas difícil por culpa de los jefazos y de los managers que se negaban en redondo que alguno de sus ídolos tuviese un carácter algo mas afeminado de lo normal. Por ello obligaban al pobre N a cambiar, y entre unas cosas y otras, estaban amargando hasta a Ravi.
Ya habían tenido alguna que otra pelea por ello, y N cada vez parecía peor y mas cansado de todo, no importaba que el resto de miembros le apoyasen. Era como si le estuviesen robando una parte de él mismo y sin que opusiese resistencia.
Por ello sabía que el realmente no tenía mucho derecho para quejarse de su situación. Había sentido algo por un compañero, había sido su primer amor de verdad, pero antes de acabar de formarse, las esperanzas habían muerto y todo se había ido al garete. Punto.
Mientras HongBin pensaba todo esto, iban en el gran monovolumen del grupo, de camino a la casa. Se giró para mirar a Leo, que se sentaba junto a él. Tenía los auriculares puestos, como casi siempre, y estaba en su mundo.
Esos auriculares le traían recuerdos de las noches que habían pasado juntos, observando la Seoul nocturna. Unas noches que cada vez habían sido mas y mas escasas hasta desaparecer por completo. Las echaba de menos. Le echaba de menos a él, y se arrepentía de haberse distanciado de Leo.
En ese momento, Leo levantó los ojos, y otra vez HongBin sintió esas punzadas en el pecho. Ahí estaba otra vez esa mirada que le ponía de los nervios, una mirada que a los demás les pasaba desapercibida, pero él había sido observado continuamente por Leo hacía tiempo, sabía como le miraba normalmente, con una mirada llena de interés, con un brillo de cariño juguetón.
Pero la mirada de ahora era tan distante que le helaba por dentro y le provocaba ganas de gritar de exasperación y golpear algo repetidamente hasta romperlo.
Era desesperante, de modo que desvió los ojos hacia delante y se intentó concentrar con todas sus fuerzas en el asiento que tenía delante. "Es realmente interesante. Lo mas interesante del coche ahora mismo. Mas que el imbécil que tengo al lado. Agh, el asiento, mira el asiento. No pienses en él. Agh".
Una hora y poco mas tarde llegaron, y por fin se terminó el muy asfixiante viaje para HongBin. El sitio era precioso, y perfecto. Últimamente había llovido mucho así que el suelo estaba bastante húmedo, en algunos sitios lleno charcos, pero ese día hacía sol, y hasta un poco de calor también, a pesar de estar ya en Noviembre. El aire estaba mas limpio por estar lejos de la ciudad y todo se veía muy luminoso.
La cabaña era la típica casa de madera de montaña, grande, con el tejado negro y porche delantero, y estaba a menos de 200 metros del inmenso lago . Era todo muy idílico.
No pudo evitarlo, y miró a Leo para ver su reacción, y casi le dio un miniinfarto. Leo lo miraba todo con los ojos muy abiertos y brillantes de ilusión. Parecía... feliz, y por algún motivo que no quería ni pensar, eso le mejoró bastante el ánimo.
Se dirigieron a dentro mientras un par de cámaras grababan aquí y allá para el VIXX TV. Parecía mentira que los cámaras hubiesen pasado a formar parte de su día a día de manera que ya no sabía si actuaba estando delante de ellos o no.
La cabaña por dentro era aun mas bonita, toda de madera. Definitivamente tendrían que ir con cuidado con el fuego mientras estuviesen ahí, porque todo lo que podía ser de madera, lo era. En la planta baja estaba la cocina, el comedor y sala de estar y uno de los baños. En la planta de arriba habían 3 habitaciones con dos camas cada una, y un baño.
Comenzaron a entrar las mochilas y antes de deshacer las maletas hicieron el sorteo para compartir cuarto. HongBin sabía con quien le tocaría antes de hacerlo porque parecía cosa de magia pero casi siempre les tocaba juntos. Y efectivamente, le tocó con Leo. Intentó tragarse la ola de sentimientos inútiles y estúpidos y subió la mochila a la cama que no daba a la ventana solo porque sabía que a Leo le gustaría mas la cama de la ventana. Era muy tonto, pero inconscientemente estaba todo el día haciendo cosas por él sin que Leo se diese cuenta.
Leo también entró a la habitación y se puso a hacer lo mismo sin decir una palabra. Era todo muy escalofriante de lo distante que estaba, y le volvía loco. Había algo muy malo ahí y no sabía que era, pero le dolía y sobretodo le frustraba MUCHO, así que, antes de abrir la boca y decir algo de lo que se arrepentiría para el resto de sus días, suspiró profundamente y salió de la habitación, dejando la maleta a medio deshacer.
Bajó a la sala de estar, donde estaban N y Ravi grabando algo del VIXX TV con Ken pululando alrededor y decidió participar solo para vaciar la mente de Leos. Hizo un poco de estatua aguantando el micro, le tomó el pelo a N un poco y le rió las gracias a Ken, y cuando acabaron, se sentó en el sofá, y cerró los ojos, agotado mentalmente, intentando desconectar.
El cojín del sofá se hundió a su derecha, y abrió uno de los ojos solo para ver que era Ravi quien se había sentado, haciendo exactamente lo mismo que él, cerrando los ojos con expresión agotada. Los dos estaban bien jodidos con el tema del amor, aunque no lo hubiesen hablado demasiado, y eso les había unido aun mas. Se apoyaban el uno al otro cuando estaban así.
HongBin cerró el ojo que había abierto y permaneció así, con Ravi, durante un rato, hasta que el resto de miembros volvieron, incluido Leo, y el pudo subir a deshacer la maleta por fin, sin nadie en la habitación que le hiciese querer tirar las cosas por la ventana.
Un rato mas tarde, después de comer, se prepararon para darle el regalo a Leo. HongBin no tenía muchas ganas de fingir estar bien, pero no habían preparado el regalo de Leo para nada. Aunque en el fondo lo que quería era ver la cara que ponía al ver el regalo final, pero se negaba a admitirlo.
Cuando eres famoso y tienes cada vez mas fans, tienes una cosa en cantidades industriales, el dinero. Con él puedes hacer casi cualquier cosa, locuras inútiles que salen caras y que normalmente nadie se puede permitir. Como alquilar 30 animalitos de compañía para un cumpleaños. Habían desde conejitos a cachorros de perro, pasando por hamsters, cobayas, cerditos vietnamitas... casi cualquier cachorro de animal de compañía que pudieses imaginar, menos uno.
Mientras habían estado dentro, a fuera, en la parte trasera de la casa, habían montado un recinto de madera con paredes de plástico transparente de un metro para evitar que los animales se escapasen. Dentro habían sillones y cojines, lazos y globos de colores, y los animales, por supuesto. Le habían montado un paraíso a Leo entre todos.
Le taparon los ojos a Leo y lo llevaron a fuera. HongBin no podía parar de dar botes de la anticipación. Había olvidado su enfado con Leo, las miradas distantes, todo. Desde que le habían puesto el pañuelo en los ojos a Leo solo quería verle la cara al ver la sorpresa, dado que se le había ocurrido a él. Y la otra sorpresa también, por supuesto.
Cuando llegaron, uno de los del staff que los acompañaban le quitó el pañuelo. Estaba justo en el centro del recinto, sentado, y alrededor suyo estaban los animalitos correteando. Su cara se iluminó como la de un niño pequeño en una tienda de juguetes, y sonrió. No la media sonrisa que usaba de comodín ante las cámaras o la sonrisa avergonzada de cuando le pillaban riendo, no. Sonrió de verdad, y cogió en brazos al primer animal que pudo, un conejito blanco, y se puso a jugar con él inmediatamente, perdiendo el mundo de vista.
Esa imagen a HongBin le podía, ver a la persona de quien estaba enamorado, feliz, rodeado de animales le podía y punto. De modo que entró al recinto y se puso a jugar él también con los animales, seguido de los otros del grupo. Entre risas y juegos, al rato, N le tocó el hombro discretamente y le dijo "vamos a buscarlo" articulando las palabras con los labios pero sin que saliese un solo sonido de su boca.
HongBbin y N salieron del recinto sin que nadie mas se diese cuenta, y fueron a la parte delantera de la casa, donde una chica del staff les estaba esperando con el segundo regalo, el regalo oficial. N lo cogió. Era una gatita atigrada con los ojos verdes y el pelo castaño que te hacía amarla solo con verla.
-Llevasela tú- le dijo N.
-No creo que sea la mejor idea- respondió Hongbin. Todos en el grupo sabía que algo pasaba entre Leo y él, pero nadie se había metido, respetándolos. -Le hará mas ilusión que se la lleves tú.
N se mordió el labio, pensativo, y parecía que quería decir algo, pero se lo repensó y murmuró un "yo no estaría tan seguro", y se fue, dejando a HongBin sin saber que pensar.
"¿Que quería decir N con eso? ¿que a Leo le iba a hacer mas ilusión que e llevase yo el regalo, quizás? es totalmente imposible", iba pensando mientras volvía, siguiendo los pasos de N. Iba tan distraído con las palabras de N que a pocos metros del recinto pisó un charco de agua pensando que era poco profundo, su pie se hundió hasta el tobillo y calló de bruces al suelo de manera patosa y cómica.
Levantó la cabeza mirando frenéticamente alrededor, buscando a algún posible testigo, pero todos estaban ocupados con Leo, y N estaba llegando y estaba de espaldas. Nadie había sido testigo de su torpeza innata que a veces se manifestaba de la nada como diciendo "no te confíes, sigues siendo torpe, idiota".
Se acabó de levantar antes de que a alguien le diese por mirar a donde estaba él e intentó recoger los pocos pedazos que quedaban de su dignidad mientras evaluaba los daños. Solo se había manchado las piernas, pero con el color oscuro de pantalones y zapatos que llevaba no se veía a menos que se fijasen mucho. Perfecto.
Haciendo caso omiso del dolor en su trasero y asumiendo que le saldría un buen moratón, HongBin se apresuró a alcanzar a N antes de que entrase, intentando no cojear demasiado. No vio la mirada seria de Leo sobre él.
N se encargó de comenzar la canción de cumpleaños, y mientras todos comenzaban a cantar animádamente dando palmas, le puso la gatita en sus brazos, y mientras la cogía, la canción llegó al final.
-Hongbin se encargó de hablar con el mánager y los directivos para que nos dejasen quedarnos con esta pequeña y poder regalártela en tu cumpleaños - Hongbin abrió desmesuradamente los ojos, y lanzar a N al lago desde 20 metros de altura se convirtió en su prioridad los siguientes 10 segundos de su vida. -Consiguió que aceptasen que nos la quedáramos si la cuidábamos.
Hongbin notaba la cara totalmente caliente y hacía lo posible para no levantar la mirada. No quería enfrentar la cara de Leo y ver que a pesar de todo seguía sin mirarle de verdad.
-Además ideó todo esto para ti- prosiguió N. "En serio, maldito N, ¿que estás tratando de conseguir?" HongBin fulminó a N con la mirada esquivando majestuosamente la cara de Leo.
-El pastel está dentro- masculló HongBin, haciendo que todos estallasen en carcajadas mientras comenzaban a dispersarse, yendo adentro a comer pastel.
HongBin cerró los ojos y se obligó a contar hasta 10 mentalmente dos veces para evitar ponerse a gritar de la rabia contra N. "¿Porque lo ha hecho?" Sabía que algo pasaba, "¿Que quiere conseguir?"
Con un suspiro, abrió los ojos y se encontró con Leo delante suyo. Estaban solos, los demás se habían ido. Solo habían animalitos alrededor suyo. Y Leo le estaba mirando. Le estaba mirando de verdad, no haciendo ver que le miraba o mirándole distántemente, como en los últimos meses. Le estaba mirando fija e intensamente con el ceño ligeramente fruncido. Parecía... preocupado.
Leo levantó la mano, la acercó a la cara de HongBin y dijo -Llevas la cara salpicada de barro.
-¿Que?- "Oh, si, que respuesta tan inteligente, HongBin. ¿Porque no te pones a dar grititos y saltitos, de paso?"
-Cojeas- prosiguió Leo- deberías tener mas cuidado e ir a que te mirasen el golpe- y entrecerró los ojos. Parecía realmente preocupado por él.
Por algún motivo, entre toda la confusión de la situación, a HongBin le llegó un rayo de sarcasmo que no dudó en usar contra Leo.
-Vaya, cuidado, no vaya a ser que acabe pensando que estás preocupado por mi- le dijo abriendo los ojos con horror fingido. "¡JA! ¿Esa no te la esperabas, no?"
Leo abrió los ojos de pura sorpresa, y acto seguido le miró con odio y apartó la mano.
-No- respondió rotundamente, negando también con la cabeza.
-¿Y entonces porqué...?- A HongBin le funcionaba la mente a toda velocidad, llena de posibilidades -¡Vaya, es eso! ¡Estás preocupado por mi DE VERDAD!- dijo tapándose la boca con la mano para que Leo no viese la sonrisa que se le había formado.
-He dicho que no- Leo puso todo el odio que pudo en su mirada pero la voz le tembló ligeramente. Le había pillado. HongBin levantó una ceja y puso su mejor cara de escepticismo, provocando que Leo diese media vuelta y le dejase ahí plantado.
Y HongBin se quedó ahí, con la cabeza hecha un lío y con el corazón que parecía que le fuese a estallar del esfuerzo que hacía por salir de su pecho.
No fue a comer pastel, no se veía con fuerzas de afrontar a Leo sin que le diese un chungo, le comenzase a gritar por ser tan raro o algo igual de extraño. En vez de ir con los demás se fue al lago a dar una vuelta, a que la brisa le calmase y pudiese pensar con un poco de claridad.
Repasó los últimos acontecimientos una y otra vez, porque básicamente no se creía que siguiese importándole a Leo. Pensaba que le trataba con indiferencia de verdad y después de tantos meses no parecía posible que hubiese algún tipo de sentimiento ahí dentro. No sabía porque Leo había estado actuando así, pero le seguía importando y Leo se empeñaba en hacer ver que no. Pues no se lo iba a permitir. Iba a conseguir volver a ser cercano a él. Iba a sacar a su Leo de dentro de ese imbécil y después le iba a decir un par de cosillas y se iba a enterar de lo que vale un peine.