Me gustan los regalos, pero su exceso no: me abruma y me produce cierta sensación de culpabilidad. Creo que la mía es de las últimas generaciones que asumía tácitamente que los Reyes, por muy Magos que fueran sólo traían una cosa (por parte de los padres; a lo mejor otras por parte de otros), y que había ciertas cosas que, sencillamente, no podían ser. No recuerdo a mis padres diciéndome nada explícito al respecto. La contención como un valor (creo que sigue siéndolo, hoy más que nunca), se mamaba.
Lo digo porque mi madre, a la hora de regalarme un libro, para no equivocarse, me pregunta directamente. Entonces yo le hago una lista de más de uno para que elija, y así se mantiene cierta sorpresa. Pues bien, esta vez para mi santo le dije tres y, por ninguna razón en especial, me ha regalado los tres. Me ha hecho mucha ilusión su voluntad de complacerme; pero me ha hecho sentir también un poco abrumado. Eso no quita, claro está, que los tres libros me gusten mucho.
El primer libro ha sido el capricho: Hannibal. El origen del mal. No creáis, después de la
entrada que hice (en la que me expresé mal pues casi todo el mundo entendió que ya lo había comprado), también me sentí culpable: es el típico producto inflado de precio por la novedad, con letra grande para hacerlo más grueso, que en un año sale en bolsillo. Pero bueno, justamente eso es un capricho.
El segundo ha sido otra novedad. Basta que diga que no leo o no me interesan las novedades para que salgan a pares. Resulta que a poco de hacer la entrada vi que había salido un libro de Umberto Eco: A paso de cangrejo (como curiosidad: ya existe
un libro de Gunter Grass que se titula así).
Se trata de una recopilación de artículos y ensayos de actualidad escritos entre 2000 y 2005. Trantan principalmente acerca del 11-S, la guerra de Iraq, el problema del terrorismo, el choque de culturas, el renacer de los integrismos religiosos... Babeando estoy. De hecho, ya lo había visto en Florencia (en Italia salió antes, como es lógico), y, en un rincón de mi cabeza, lo estaba esperando. No obstante, algunos trabajos no son estrictamente inéditos. Entre los artículos he reconocido algún título que publicó El País en su "Tribuna". La obra se llama así porque, según Eco, en ciertas cosas la historia parece marchar hacia atrás: del renacer de la intolerancia religiosa a la censura artística por motivos morales. No puedo estar más de acuerdo, como casi siempre. El complemento perfecto a este libro es otra obra de Eco, poco conocida, de bello título clásico, sencillo, sin falsa modestia:
Cinco escritos morales, donde abordaba ya cuestiones parecidas.
El tercer libro lo llevaba buscando mucho tiempo, antes de ir a Florencia, y más después. Resulta que lo tenía editado y agotado
Pre-textos, y el año pasado hicieron una reimpresión: Los diarios de viaje de Stendhal por Italia. Aquí se narra, por ejemplo, el famoso episodio que da lugar al famoso
"síndrome de Stendhal". En esta edición se titula:
Roma, Nápoles y Florencia. Es una edición preciosa. Hacia tiempo que no veía un libro moderno editado con tanto gusto, y de modo tan acorde a su contenido, romántico, dandysta.